Una acampada entre primos que resultó genial – Parte II
Apenas llevábamos unas cuatro horas de acampe en la isla con mis primos y primas y ya había tenido la suerte de que mi prima Julieta de 12 años que posee un par de tetas descomunal me masturbara y me hiciera acabar justo cuando llegaba a nuestro lado mi otra prima, Mariela también de 12 años..
Así como les conté en la primer parte de esta real historia, en apenas cuatro horas ya me habían masturbado, y lo cual me tenía muy excitado es que Julieta y Mariela ambas de 12 años, estaban dispuestas a consentirme respecto al sexo, ya que si bien Mariela no intervino en la tremenda paja que me hizo Julieta, aprobó y disfrutó con grandes ojos y apretando las piernas el echo. Una vez que pasó el momento de sexo al que me sometió mi prima, yo ya estaba más que impulsado a poseer a todas mis primas. Mi verga es bastante sólida con sus 18X6.5cms como para brindarles una buena cogida a cada una. Nos acomodamos las mallas y nos fuimos al agua, en el camino noté que Mariela goza de un buen par de nalgas, las que movía con mucho fervor delante mío, como para hacérmelas notar. Como buen calentón con solo pensar que podría llegar a poseer ese culito, ya la pija se me volvió a poner dura. Cuando volvimos a entrar al agua, me fui arrimando a Mariela y cuando estuve a su lado la abracé desde atrás, pasando mis brazos por sobre sus hombros y así pude tomar sus pechos en mis manos mientras le ponía la verga entre esos prominentes cachetes. Mi prima medio se turbó. Pero se nota que no estaba muy descontenta con la situación ya que disimuladamente estiró su manita hacia atrás y metiéndola entre ambos cuerpos se adueña del tronco de mi verga, lo aprieta, lo calibra en todo lo largo. Luego simplemente le da apretoncitos arriba y abajo mientras le puerteo sus cachetes. Noto como se endurecen sus pezones y se agita su respiración. Eso me confirma que también ella quiere disfrutar de un poco de sexo. Me acerco a su oído y la invito a que se haga la tonta y con el pretexto de que va al baño, vaya para las carpas que luego iré yo y podremos estar juntos un rato sin que nos vean. Afirmó enfáticamente con la cabeza, y dando media vuelta salió corriendo del agua hacia el campamento. Pude apreciar que mi primita ya está para echarle un buen polvo. Hay que ser paciente y no lastimarla.
Obviamente que en mi calentura, olvidé que había otras personas alrededor. Una de ellas era mi primo Ernesto (14 años) el que de tonto tiene poco. Es deportista y tiene buen físico para su edad. Luego pudimos comprobar que también goza de una buena herramienta para su edad. Capaz que el tema de ser pijudos es de familia. El estaba bastante entretenido con mi hermana Gaby(13), la que por cierto está cada día más buena, ella lo sabe y se pavonea por ahí mostrando sus pechos y sus nalgas. No hace mucho casi estuvimos a punto caramelo de embarcarnos en una sesión de sexo incestuoso, pero justo llegó mi madre y debimos desertar, pero faltó poquito. Y junto a ellos estaba mi otro primo, de la otra rama de la familia. Julián (13) hermano de Mariela. A quien luego dedicaré una buena parte de este relato, es muy prolijo, estudioso, atildado, siempre bien arregladito, es muy afeminado y delicado. Y para colmo practica danzas, por lo que su cuerpecito longilíneo es firme, armonioso, sus nalgas son menudas, pero redonditas, sus piernas se notan musculosas pero no gruesas. Toda una ninfa. Y eso sumado a su carácter bondadoso, cariñoso, afectuoso y muy jovial, hace que uno le preste atención y quiera disfrutar de buenos momentos junto a El. Yo de a ratos quería hacerlo disfrutar a el pero no tanto hablar. jajaja. Se entiende no? Bueno eso estará plasmado más adelante.
El echo en cuestión es que al irse Mariela para las carpas, Julieta se unió al grupo de los otros primos liberándome así para que yo pudiera ir tras la anatomía de Marielita que me estaba esperando. Entonces les comento que iré hasta el campamento para verificar que todo esté bien y cuidar a la niña que fue al baño por los bichos que pudiera haber. Todos se quedaron con esa versión, menos quién? Julián. Si, el no se tragó esa historia, y con una simple y pícara sonrisa, me guiña el ojo y me dice, si Julio, cuida a mi hermana, no se le vaya a aparecer una serpiente por el camino. Y dando media vuelta siguió charlando con los demás. Yo ya tenía claro que Julián sabía que pasaría.
Fui tras los pasos de Mariela, mi primita de 12 años, que está muy rica. Y por sobre todo muy predispuesta. Vieron que las mujeres son tan complicadas, ya desde pequeñas viven celando a sus amigas y a sus amigos. Si una se tira al río, las otras esperan que no aparezca para tirarse ellas y así sentirse más importantes. Y creo que el que Mariela descubriera a Julieta haciéndome terrible paja la alentó para que ella tome la decisión de hacer si no lo mismo, algo parecido para no ser menos luego cuando a la noche se juntaran en la carpa y contaran sus historias. Al llegar a las carpas veo a Mariela sentadita sobre un tronco de bracitos cruzados esperando algo molesta, seguro por mi tardanza. Pero cuando me vio llegar se sonrió dejándome ver una tira de blancos dientes, de oreja a oreja y pronto se paró, salió a mi encuentro y me da la mano, yo paso por mi carpa y tomo mi bolsa de dormir, y nos encaminamos hacia el bosque adentrándonos en él hasta encontrar un claro con pasto limpio y parejito a pleno sol. Estiré la bolsa de dormir y me acosté sobre ella. Mariela no sabe como actuar por lo que entiendo debo dirigirla hasta que aprenda o se suelta y pierda la timidez. Por señas le indico que se tienda a mi lado. Duda un poquito pero al final lo hace. La encierro en mis brazos y le doy un beso en la boca, luego profundizo con la lengua, ella acepta e intenta retribuirlo, me adueño de una de sus tetas, puedo apreciar que no son tan pequeñas y que si son bien duras, de pezones grandes que ya están endureciéndose. Sigo masajeando sus pechos mientras la beso con pasión, pronto estoy con la pija dura y ella está muy excitada, la atraigo sobre mi poniendo sus piernas a cada lado de las mías, lo que hace que su conchita quede sobre el lomo de mi verga, la tomo por las caderas y la froto con ganas contra mi tronco, ella gime y colabora. Aprovecho esa calentura y le saco el corpiño de la bikini liberando sus hermosos y núbiles senos. Seguimos el faje, ya la cabeza de mi pija asoma por el cordón del short de baño, la aparto y me bajo el pantaloncito. Que a la vista de Mariela mi tranca, 18×6.5 de carne venosa y dura. La cabeza parece una ciruela de lo hinchada que está. Hago que la niña se arrodille entre mis piernas, le pido que me mame la poronga, Marielita al principio duda, la presiono diciéndole que fue ella la que aceptó venir, ahora no podía echarse atrás. Con su mejor voz aniñada me dice que mi palo es muy grueso y que no le va a entrar en la boca, por lo que simplemente la tomé por los costados de la cabeza y ala arrimé a la punta de mi chota y le ordené que chupe. Abrió grande la boca y se metió un pedazo de tripa, luego con sus manos se adueñó del tronco y solita comenzó a masturbarme con su caliente boca, no lo hacía mal. Para mientras yo me adueñé de sus nalgas, le desaté los lazos de su bikini y quedó desnuda. Allí realmente pude apreciar que tan hermoso era el cuerpo de mi prima. Precioso. Comencé por acariciar sus nalgas y cada tanto le ponía la puntita del dedo en su oyito trasero, notaba que eso la ponía más excitada. Metí un par de dedos en su virginal vagina, pude apreciar que es algo estrecha, pero resistió el embate de mis dedos, Finalmente le metí dos dedos por el culito y dos dedos en su vagina, la masturbé con ganas y logré que tuviera un gran orgasmo. Mientras seguís mamando devotamente mi palo. Luego de lograr su orgasmo llegó mi momento, la tendí de espalda, puse sus tobillos sobre mis hombros, y procedí a darle una tremenda mamada de concha que la llevó al séptimo cielo, gemía, suspiraba, me tironeaba el pelo y tuvo otro orgasmo que llenó mi boca de sus fluídos. Ya estaba lista, tomé mi badajo por el tronco, se lo apoyé en la entrada de su estrecha cueva e inicié una suave pero persistente penetración que llevó mi palo a entrar una tercera parte en su conchita antes de chocar con su virgo. Mi prima se quejaba del dolor, que era muy gruesa, que le dolía mucho. Yo ya estaba con la mitad de la verga adentro no iba ahora a renunciar, por lo que sin avisarle de una le enterré gran parte de la pija que tenía afuera y eso hizo que la cabeza de mi verga chocara con su útero arrancándole un grito de dolor. Comenzó a llorar y yo a darle verga, matraca y matraca. Su concha me apretaba la verga como una mano, pero lubricaba tanto que se deslizaba suavemente. Pronto Mariela dejó de llorar y me di cuenta que comenzaba a gozar la pija, me entusiasmé y más fuerte la cogí hasta que le saqué un tercer orgasmo y eso fue mucho para mí, comencé a escupirle chorro tras chorro el semen que llevaba en mis cojones. Finalmente al sacarle la verga, mi semen, sus fluidos y un poco de sangre fueron a parar a la bolsa de dormir como pruebas de su virginidad. Nos calmamos, nos vestimos y ella todavía lloraba un poco. Finalmente se calmó y tomando mi mano volvimos caminando hasta el campamento, ella lo hacía con cierta dificultad, pero con la cabeza alta y una gran sonrisa. Haciéndose la tonta se aproximó al río a meterse al agua y así lavarse, yo en el campamento me puse a hacer fuego para comenzar a cocinar. No me podía quejar. Primer día y ya tenía más sexo que el que podía manejar, al menos por ahora. Continúa en parte III
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