Una acampada entre primos que resultó genial – Parte III
Habiendo disfrutado una buena descarga de semen gracias a Julieta y a Mariela en nuestro primer día de acampe, las cosas pintaban como que todo el fin de semana sería igual. Y no que equivoqué. .
No, no me equivoqué. Al contrario, las cosas fueron tomando intensidad también en otros actores. Nada había pasado desapercibido para Julián(13) ni cuando me masturbó Julieta(12) ni cuando fuimos con Mariela(12) al bosque.
Como comenté, Julián es un ser bello. Tanto físicamente como espiritualmente. Es lo que se dice una persona dulce, cariñosa, siempre dispuesto a brindarse por el prójimo. Como dije anteriormente, tiene un cuerpo de bailarina mujer a pesar de ser de sexo masculino. En sus modales es muy afeminado, pero suele dar buenas muestras de tener su carácter. Pero tanto cotorreo de mi parte con las chicas despertó en mi primo sus ansias femeniles y de experimentar en lo sexual. Por lo que yo sabía nunca había tenido ni novia ni novio. Está en esa etapa de indefinición, pero en la cual las hormonas son generadoras de muchas de nuestras acciones. Y por lo que pude apreciar, mi otro primo Ernesto no le era indiferente. Y para mi sorpresa, creo que confirmé que a Ernesto tampoco le era indiferente. Es más, se de buena fuente que Ernesto encuentra un pedazo de esponja y se la lleva a la cama. La verdad es que me puse contento, ya que si ambos congeniaban y se entretenían entre ellos, a mi me quedarían las tres chicas para disfrutar con ellas. Por el momento no era Julián alguien que me interesara sexualmente. Pero uno nunca sabe donde el diablo mete la colaaaa!!!!!!
A la que notaba algo apagada y triste era a mi hermana Gaby(13). Un par de veces la encontré sentada sola en un costado, al lado del fogón con la mirada perdida y muy pensativa. La primera vez me le acerqué y al notar que yo llegaba a su lado, me sonrió tristemente, se levantó y se fue a la carpa. Me extrañó, ya que con mi hermana somos muy unidos. Pero también a su edad las cosas pesan más que a los 20 años. La segunda vez, me le acerqué por la espalda sin que se diera cuenta con una cerveza en la mano. Desde atrás se la puse en la mano y no le dejé lugar por donde escapar, por lo que se tuvo que quedar sentada y bancarse mi presencia. Durante un rato estuvimos bebiendo en silencio, hasta que el mismo se hizo insoportable, principalmente para ella. Un par de veces le pregunté que le pasaba, y no me contestó. Luego de beberse toda la cerveza al fin se abrió la puerta de sus sentimientos y con algunas lágrimas en los ojos me cuenta que está triste por que sus amigas me acapararon, me dieron sexo y en eso ella no puede competir, ya que somos hermanos. Y que ella está enamorada de mí y yo no la miro como mujer si no como hermana. GUAUUUUUU!!!!!!1 Tremenda declaración de Gaby. Sin pensarlo mucho la abracé, la atraje hacia mí y levantando su barbilla con mi mano le di un beso de amor interminable. Sentí a mi hermana reaccionar dentro de mi abrazo, sentía sus fibras renacer, y pronto sentí su desesperación por el contacto físico conmigo. Luego de ese beso interminable, quedamos abrazados un ratito más. Ninguno habló más pero ya había una puerta abierta y pronto la disfrutaríamos. Simplemente le dije cariñosamente, pero con mucha intensidad en mi voz: hermanita yo te amo. Y esta noche te lo voy a demostrar. Y se le transformó la cara, pasó de la más profunda tristeza a una tremenda juguetería, brillaban y resaltaban en la oscuridad del bosque el esmalte de sus blancos y perfectos dientes. Hasta pude notar que sus pezones estaban erectos y tan duros que estiraban la tela del sujetador de su bikini.
Le pedí ayuda y nos pusimos a cocinar para el grupo, yo hice el asado y entre las primas prepararon ensalada y pusieron la mesa. Los que no aparecían por ningún lado eran Ernesto y Julián. Los llamamos por un rato largo a viva voz hasta que aparecieron arreglándose la ropa, ambos con los ojos brillosos y una gran sonrisa en la cara, obviamente se pusieron de acuerdo en algo más que donde dormirían.
Cenamos, y jugamos un poco a las cartas, bebimos algunas cervezas y gaseosas, luego ya entrada la noche se puso fresco y encaramos las carpas. Teóricamente estaban distribuidas las plazas de la siguiente manera: Ernesto y Julián en una carpa para cuatro personas, las tres chicas en la carpa más grande, que era para seis personas y yo por ser el que debía cuidar y rondar por la noche solo en mi carpa para tres personas. Cada quien se fue a acostar a su lugar y yo me quedé dando vueltas, avivando el fuego para que no se apague, saqué mi tablet y me puse a leer un libro. La verdad es que todavía no tenía sueño, además le había prometido a mi hermana que tendríamos nuestro gran momento. Había que ver si ella finalmente se animaba a tomar la decisión.
Se hicieron las dos de la mañana y todo estaba en calma. Luego de leer un rato y beberme otra cerveza, pegué una última mirada y en ved de acostarme se me ocurrió llevarme la caña y la carnada al río y ver si podía pescar algo poniendo el sol de noche cerca de la orilla. Así que me llevé mi silloncito, bastante repelente de insectos, y me puse a pescar. Enseguida nomás pude pescar un pequeño cachorro de Surubí, que vendría muy bien para el almuerzo del día siguiente. Encarné con morena y realicé el lance hacia el medio del río para dejar correr la carnada y siento un tremendo pique que me estremeció la muñeca. Clavado que era un Dorado, pez agresivo y brioso si los hay. Comencé a luchar para sacarlo. luego de unos 10 minutos apenas si había conseguido arrimarlo unos pocos metros a la orilla. Cuando creía que lo tenía, otra vez el tipo carreteaba y me sacaba tanza. En medio de esa lucha siento un par de manos desde atrás que me abrazan por la cintura, y la voz de mi hermana que me dice muy zalameramente: Necesitas ayuda con el pescadito? Nos reímos a las carcajadas, y con ella a mi lado reconozco que se completó la escena de felicidad, así que retomé bríos y finalmente pude sacar ese pez Dorado de 5Kgs. Fue puro festejo. Una vez que lo maté y limpié me metí al agua para lavarme el olor y la sangre del pez y detrás mío entró mi hermana, delante mío se quitó la remera, ya no traía sujetador, sus hermosos y voluptuosos pechos blanquecinos resaltaron a la luz de la luna, con toda parsimonia se sacó la bombacha y se me presentó como Dios la trajo al mundo aunque un poco más crecidita. Su monte de venus depilado, sus pezones duros apuntándome como diciendo, ¡sos culpable!. Y no pude resistir más sus encantos, simplemente me saqué el short y puse a disposición de mi hermana mi herramienta de 18×6.5cms de carne vigorosa que ya estaba dura como un palo. Nos abrazamos y nos acariciamos con dulzura, no había apuro, toda la noche era nuestra. Nos tendimos en la blanca arena a la orilla del río para amarnos con intensidad. Devasté y mordí sus pechos, apretaba sus nalgas con furia. Ella solo se dejaba hacer, me hinqué entre sus bellas y largas piernas juveniles y me adueñe de virginal cueva, le propiné un extensa mamada de concha al extremo de casi hacerla acabar, cuando estaba al límite, yo paraba y ella bajaba su intensidad, hasta que en determinado momento con ansiedad y un par de rasguñones en la espalda me pide, por favor hermanito no pares. Y haciendo caso a su pedido la llevé a lo más alto de su climax arrancándole un tremendo orgasmo. Quedó desarmada luego, me hice a un costado y le comuniqué al oído que ahora le tocaba a Ella hacer lo mismo por mí. Y allí fue. Se acomodó entre mis piernas y con mucho esmero y pasión me dio una tremenda y excitante mamada de verga a la que no pude resistirme y terminé llenándole la boca y sus pechos de semen con potentes chorros. Luego ya un poco más calmados, nos metimos al agua y nos lavamos uno al otro como dos verdaderos amantes Y cogidos por los hombros nos encaminamos hacia las carpas donde finalmente reposamos con nuestra interna felicidad intacta.
Sigue parte IV
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