Una Familia Feliz
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AlteregoTales.
Capítulo I: María
Me llamo Carlos. Debido a un secuestro sufrido por mí, hace unos años, mi familia y yo decidimos retirarnos a vivir en una zona rural, bastante alejada de los centros urbanos, donde mi familia tenía una finca bastante grande. Vendimos todo en la ciudad, a excepción de un apartamento que usamos cuando debemos ir a hacer alguna diligencia y que además nos servirá cuando los chicos vayan a la universidad. También vendimos toda la tierra y el ganado de la finca. Sólo conservamos la casa familiar donde vivimos actualmente. Mi esposa que es arquitecto y la rediseñó con un gusto impecable y con todas las comodidades de la civilización. La casa tiene capacidad para alojar unas 12 personas cómodamente. En caso de que la familia decida visitarnos, acondicionamos cada habitación como si se tratara de un hotel 5 estrellas: Dos camas Queen, TVLED de 32”, laptop con internet, closet de pared a pared, baño con tina, el aire acondicionado central tenía un termostato operado por control remoto y su propia línea de teléfono.
La población más cercana a la casa, está a 30 minutos de camino y más de la mitad de ese trayecto es por carretera de tierra. Es tan sólo un poblado pequeño, de no más de 1000 habitantes. La gente de estos lados se dedica a faenas del campo. Hay una escuela y un liceo, donde estudian los chicos. Hay un hospital, una pequeña clínica privada y un par de farmacias, así como comercios variados. Incluso hay un hotel con un restaurante aceptable pero fuera de eso, no hay mucho más que hacer en el pueblo. La principal diversión parece ser hacer reunirse a hacer parrilladas o sancochos en las casas de los amigos o en el río y beber. De vez en cuando celebran alguna fiesta local con toros coleados, ferias ambulantes y templetes en la calle. Los domingos la gente va a misa y apuesta a los caballos o a las cartas en juegos, no siempre tan amistosos como deberían. Pero definitivamente, la principal diversión de la gente era y tirar, a juzgar por la temprana edad a la que salían preñadas las carajitas por aquí. Es común ver embarazadas de 14, 15 y 16 años de edad. Una mujer que no haya tenido hijos a los 18 se la considera estéril. Los hombres se vanaglorian de la cantidad de hijos que tienen pero, lamentablemente, casi ninguno vela por ellos. Los matrimonios son escasos y se dan entre la clase más acomodada del pueblo: Dueños de fincas, comerciantes, maestros y los pocos profesionales que hacen vida en los alrededores. La mayoría de las parejas son concubinatos que se forman cuando un hombre “se lleva” a la novia de la casa materna, al amparo de la noche. Normalmente a vivir a un rancho y motivado a que la muchacha salió embarazada. A veces sólo duran un tiempo antes de que el hombre canse y se busque otra.
Mi familia está conformada por mi esposa Laura, mi hija Claudia, una adolescente de 16 años, mi hijo Pedro, de 15 y la pequeña Lucy, de 13 añitos.
Con nosotros vive, en la misma casa, María, una mujer de unos 37 años y su hija menor Yesica, una adolescente de 14 años. Ambas ayudan con los quehaceres domésticos, desde hace poco más de un año. María tiene otras dos hijas que no viven con ella: Mercedes de 23, que vive en el pueblo con un tipo. Mercedes acaba de quedar embarazada (creo que por eso fue que se casó, en primera instancia) y Yenifer, de 17 años, vive con ésta y ayuda a su hermana mayor en la casa. Nosotros le tomamos mucho aprecio a María, en especial los niños, por lo que, a excepción del hecho de que se encarga de los oficios de la casa, la tratamos como parte integral de la familia. Mi esposa y yo decidimos hacernos cargo de los gastos de educación de Yesica y de Yenifer, hasta que se gradúen de la Universidad. Yesica y María duermen en una de las habitaciones de la casa, que no se diferencian en nada de cualquiera de las otras.
Yo tengo 45 años; alto, moreno, ni gordo ni delgado. Soy ingeniero civil y hasta hace poco, era dueño de una prestigiosa empresa de construcción que dirigía junto con mi esposa que es arquitecto.
Mi mujer es muy atractiva, de 34 años, blanca, de ojos azules pero con el cabello largo y negro, lo cual hace un contraste muy exótico. Mide alrededor de 1,69m, tiene unas tetas grandes y firmes, con pezones igualmente grandes y areolas rosaditas, que provoca comérselas. Tiene un culo no muy grande pero paradito y bien proporcionado. Sus piernas son largas y terminan en unos pies delicados y siempre bien arreglados (ella sabe que soy medio fetichista con eso)
Mi hija Claudia se parece a su madre pero sus ojos son almendrados. Tiene el cabello castaño claro, ondulado. Claudia, si bien tiene las tetas grandes y las piernas largas y esbeltas de su madre, tiene más culo que la mamá. A veces me sorprendo admirándola de una manera que se acerca mucho a la de un hombre por una bella mujer. Trato de apartar esos pensamientos de mi mente, tan pronto se presentan.
Mi hijo Pedro, a decir de todo el mundo, es la fotocopia mía. Es callado pero muy vivaz.
Lucy es una niña preciosa. Es más bajita que su hermana, mide apenas 1,58m, y es delgadita pero con muy buenas curvas. Tiene un culito respingón y unas téticas pequeñas que se aprecian muy firmes y redonditas, rematadas con unos pezoncitos que se marcan debajo de las blusas y tops, con los cuales se viste a diario. Sus piernas son delgadas, largas y muy bien torneadas. Sus piecitos son hermosos, siempre bien cuidados, siguiendo el ejemplo de su madre.
El clima es muy caliente por esta parte del país y la gente anda en ropas bastante ligeras. En la casa es común andar en shorts y franelillas (yo casi nunca uso ropa interior) Laura y las niñas andan igual, en shortcitos, blusitas escotadas, falditas o vestiditos cortos y muy frescos, calzadas con sandalias ligeras que apenas les cubren el pie. Tampoco son muy amigas de usar ropa íntima. Es frecuente que anden sin sostén y sospecho que tampoco usan siempre pantaletas o, si las usan, deben ser tipo bikinis de los que usan muy poca tela.
Como dije antes, no hay mucho que hacer por estos lados. Así que cuando no estoy trabajando me dedico a cogerme a Laura. Una mañana que la había cogido ya dos veces, se quejó diciendo:
– Yaaa mi amor, conchale, tú no te cansas?
– Nunca mi amor…Me encanta hacerte el amor
– Tu no me haces el amor, mi amor, tú me coges despiadadamente … y me encanta pero voy a tener que buscarme alguien que me ayude contigo para poder descansar un poco
– Bueno, aquí el deporte nacional es tirar, así que no te va a costar trabajo encontrar quien te ayude con esa tarea … Pero eso si, te la buscas bonita y que esté bien buena…Jajaja
– Nooo!, con las mujeres de aquí, ni de vaina… Después te me vas con una zafia de esas del pueblo, que no pueden ver guevo porque se lo quieren comer…y de paso quedan preñadas sólo con oler un interior.
– No sé qué vamos a hacer pero justo ahora necesito que me dejes descansar un poquito…
Comencé a buscar pelea pero ella protestó.
– Nooo!, no me vas a volver a coger… aaanda, vale, no seas malito, déjame dormir un ratico, anda… Te doy permiso para que se la pidas a María…Si te la da, te la coges todas las veces que quieras que yo no me pongo brava…Pero eso sí. Nada de “comer” fuera de la casa… Ya sabes!
Aunque seguí metiéndole mano a ver si aflojaba, se hizo la pendeja y no me dio más cuca ese día.
Laura se durmió y yo bajé a la sala. Ya el transporte había pasado a recoger a los chicos y llevarlos al liceo por lo que encontré a María sola, limpiando la sala.
María es una morena muy voluptuosa, bonita, labios carnosos, un poquito de barriga, producto de sus embarazos pero igual está muy buena. Vestía un short de Lycra muy pegado. El short se le metía entre los labios vaginales y se le marcaba una cuca inmensa… muy provocativa y un culote, redondito que era como para amasarlo y pasar horas haciéndole maldades. Arriba vestía una blusa hecha de franela, escotada que dejaba apreciar dos generosas tetas, morenas, aprisionadas por el sostén de forma tal, que casi se le salían. Iba descalza, lo que me permitió ver sus pies, bien cuidados aunque no tan bonitos como los de Laura o Lucy
Al verme, me saludó:
– Buenos días Sr. Cómo amaneció? Qué raro usted levantado tan temprano.
– Buenos días María, si, a veces a uno lo corren de la cama y que para descansar…jajaja.
Con el espectáculo de ese montón de “carne de primera” y el hecho de haber quedado fallo de sexo en la mañana, mi guevo se paró firme enseguida, cosa que no le pasó desapercibida a María, que comentó
– Ya veo, que usted como que amaneció un poco “inquieto” y no quería dejar dormir a la Sra. Laura.
– Uno tiene sus necesidades. Y con ese paisaje que me recibió al bajar… pues ya ves…
– Ujumm…no me diga esas cosas que después alguien oye y piensa mal.
– O bien…María, tiene usted pareja? O sea, yo sé que no vive con nadie porque vive aquí con nosotros…pero no sé, algún pretendiente, un admirador secreto… alguien.
– Nooo, no tengo a nadie. Desde que me separé del papá de Yesica no he tenido nada con nadie. Los hombres de por aquí son unos brutos que no saben cómo tratar a una mujer.
– Pero me imagino que usted también debe tener sus necesidades… digo yo.
– Pues claro, tampoco es que una es de piedra.
– Y cómo hace una mujer tan bonita y sexy como usted para estar todo ese tiempo sin hacer el amor.
– Ella mira al suelo como con pena y contesta – Bueeeno, eso allá abajo es como un avispero, si uno no lo jurunga no se alborota.
– Ahh ya veo, pero las avispas están vivitas esperando a ver quién se atreve… Yo sería capaz de arriesgarme a que me piquen – Jajaja
– Ay Dios, usted si es tremeeendo…Mejor le traigo su cafecito a ver si se tranquiliza.
– Dale, te acompaño, así me sigo echando colirio jeje. – Dije mientras seguía mirando su hermoso culo.
– Ahh pues! Va a seguir?. Mire que no quiero problemas con la señora
Ella protestaba más por guardar las apariencias que por otra cosa porque la sonrisa que trataba infructuosamente de disimular para que yo no la viera me decía que le gustaba que le echara los perros.
– No te preocupes por eso…La señora duerme hasta tarde. Ella misma me pidió que la dejara tranquila porque quería dormir, tu hija y los míos están en el colegio y llegan después de las 12, así que todo queda entre tú y yo…
– Nuuuu, mejor pórtese bien, déjese de inventos…mire que la señora se puede despertar.
La casa era de estilo abierto, por lo que no había una separación física entre los espacios de la sala, la cocina o el comedor. Al llegar al área de la cocina, que quedaba, un escalón más bajo que el ambiente de la sala, al ir a poder la mesa para el desayuno en la barra de la cocina, con el nerviosismo que le provocaba nuestra conversación, nos tropezamos de frente, ella en el escalón de arriba y yo debajo de manera que pude sentir sus enormes tetas en mi pecho. Como mencioné antes, no uso ropa interior, así que ella también puso sentir mi verga totalmente erecta justo en su entrepierna, separada de su piel, sólo por la tela del short de mi pijama y su propia ropa. Contuvo la respiración por un segundo mientras mi palo quería perforar la tela para penetrar en su intimidad. Sólo fueron unos segundos acompañados de una mirada cómplice y un suspiro pero fue rico ver como respondía a mis avances con creciente excitación.
Ya en la cocina, se dispuso a preparar café mientras yo la observaba. Me le acerqué por detrás con la excusa de alcanzar algo en el gabinete superior de la cocina y aprovechando para volver a recostarle mi guevo, esta vez entre las nalgas. Para apoyarme pasé mi mano por delante de su cintura para hacerle más presión. Acerqué mi boca a su cuello, fue sólo un roce pero se estremeció toda. Inconscientemente echó su culo hacia atrás incrementando el contacto
– Ay señor, pórtese bien, mire que a mí esto me da mucho miedo…
Ya sin pudor, la agarré por las tetas mientras le besaba el cuello. Le saqué las tetas fuera de la blusa y el sostén. Eran enormes. Un poco caídas por el tamaño y os múltiples embarazos pero aún eran firmes. Las areolas eran oscuras y los pezones grandes y erectos invitaban a ser mordidos y pellizcados… y eso precisamente hice. Tomándola desde atrás me deleité jugando con sus enormes melones y lo mejor era sentir su excitación. Aparentemente esa era una zona erógena muy sensible. Su respiración agitada contribuía a mi propia excitación
– Te gusta? …Ya se alborotaron las avispas?
De su garganta escapaban pequeños gemidos entrecortados intercaladas con fútiles protestas proferidas sin la más mínima convicción
– Ahhhhh, no, por favor… no, por favor…no me haga eso…Ahhh, por favor señor… ohhhh mire que ya le dije que no soy de piedra… Ay Dios mío, este hombre me va a coger de verdad…Ahhh, ahhh, ahhhhh
Yo me saqué la verga y le bajé la lycra y las pantaletas, deslizandole mi guevo entre las piernas. La cabezota salía por delante entre sus labios, vaginales estimulando su clítoris. Su cuca estaba cada vez más húmeda, esperando a que se la terminara de meter…pero no, aún no quería hacerlo. Quería esperar un poco más y excitarla hasta el punto de que casi me rogara que me la coja
– La incliné sobre la mesa de la cocina y comencé a mamarle la cuca y el culo. Le apretaba las nalgas con ambas manos. Esto la volvió loca. Gemía con gran placer. Primero bajito y luego más alto
– Ahhhh … Siiii… ahhhh siiii ahí, ahí, ahí. Ohhh siiii, así, así, así. Cójame, métamela, por favor, métamela… ahhh siiii, siiii. No aguantoooo…AHHHH Sentí sus espasmos al sobrevenirle un gran orgasmo.
Se la puse en la entrada de su supermojada vagina, que esperaba ansiosa, la estocada que acabara con su largo y ardiente verano. Apenas sintió la cabeza de mi guevo en la entrada de su cuca, echó las caderas hacia atrás, clavándosela ella misma hasta el fondo de un golpe y comenzó a moverse como si bailara reggaetón
– AHHH… ay así, así…dele, dele duro, que rico su guevo…ahh, ahh, ahh…que rico me coge…Ay Dios mío estoy pasada de puta, esto está mal… pero no me importa, que rico …Ahhhhhhhh, me va a hacer acabar otra vez…Yaaaa…ohhh siiii … así, así, asíiii… ahhhh …Ya me ha hecho acabar dos veces
Yo bombeaba con fuerza dentro de su vagina mientras la cocina se llenaba de gemidos y suspiros. El sexo se sentía, se oía, se respiraba. Sus enormes tetas se bamboleaban con cada embestida. María, que divino es cogerte… si yo hubiera sabido que tirabas tan rico, te habría cogido desde hace tiempo… Diciendo esto Aumenté la fuerza de mi bombeo sentía ya cerca el momento de acabar. Al darse cuenta de que yo también me encontraba cerca del orgasmo, se asustó.
– No me vaya a acabar adentro, señor, por favor…mire que yo no me cuido
La idea de inundarle la cuca de leche logró lo que parecía imposible en ese momento… Aumentó más mi excitación…El orgasmo era inminente.
María que no paraba de gemir, dejó escapar un grito contenido, en el momento en que yo comencé a acabar dentro de su cuca. Ella no paraba de suplicarme, a la vez que su propia excitación aumentaba de manera exponencial.
– No me vaya a acabar adentro nuuuu!!! Ahhhhh… Ay, qué hizo…nooo me vaya a echar su leche dentro…AHHHH…AY DIOS ESTE HOMBRE ME VA A DEJAR PREÑADA AHHHHHHH.
Tuvo un tercer orgasmo descomunal en el mismo instante en que le llenaba la cuca de leche. Finalmente, María quedó desfallecida, jadeando boca abajo, con las tetas desnudas sobre el mesón de la cocina, las pantaletas y el short a nivel de los tobillos, mientras mi leche le chorreaba por las piernas desde su cuca, finalmente satisfecha.
– Vio lo que hizo…Y si me dejó preñada, con qué cara me le presento yo ahora a la señora?
– No te preocupes por eso. Si saliste preñada, ya tendremos chance de ver qué hacemos. Yo soy perfectamente capaz de hacerme cargo de él. Lo principal es… lo disfrutaste, si o no?
– Ya lo creo que si…claro que si…pero me da miedo ahora, lo que pueda ocurrir.
– Quiero cogerte muchas veces más. Volver a dejarte chorreando leche y no me importa si quedas preñada…Te gustaría repetirlo?
Bajando la cabeza con una sonrisa de complicidad, me contesta
– Bueno…S-si, claro que si…Pero no ahorita…Usted si es, mire como me puso. Usted va a pensar que soy una putica de esas del pueblo…
– Tranquila María, Yo se que usted es una mujer muy trabajadora y muy atractiva, con necesidades como las de todo el mundo…Eso no tiene nada de malo.
– Ay señor, yo mejor ahora me voy. La señora ya debe estar por despertar y tengo que terminar los oficios. Además, los niños, ya casi deben estar llegar y tengo que hacer el almuerzo.
– Bueno… dedícate a tus cosas y después seguimos “hablando”… no puedo esperar para volver a cogerte así de rico… Esta noche te doy una sorpresita. Estoy seguro de que te va a gustar
Diciendo esto le agarré una de sus nalgotas y se la apreté mientras le daba un beso con un mordisquito en los carnosos labios.
– Nooo!!!… Usted está loco, cómo se le ocurre! Mire que en mi cuarto también duerme mi hija Yésica.
– Ya veremos… ya veremos cómo hacer.<div><p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="margin-left:0cm;mso-add-space:auto; text-align:justify;text-indent:-18.0pt;mso-list:l4 level1 lfo3"><span style="font-size:14.0pt;line-height:115%"><o:p></o:p></span>
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