Una Familia Feliz II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por AlteregoTales.
Capítulo II: Laura
Ya María se había vuelto a subir las pantaletas y el short y se estaba acomodando las tetas dentro del sostén cuando se sintieron los pasos de mi mujer bajando del dormitorio.
– Buenos días gente.
– Buenos días señora, descansó?
– Sí. Finalmente logré descansar.
– Buenos días amor – La saludé con un beso de piquito en la boca
– Cómo estuvo tu mañana?
– Bien mi cielo, un poco agitada, haciendo ejercicio pero se siente muy bien ejercitarse
– Uhmm… qué bien, mi amor…
– Ahora voy a trabajar un rato en el estudio.
Me despedí con otro beso pero, Laura, me besó más apasionadamente de lo que era su costumbre cuando estábamos en público. Estaba “marcando territorio” Qué sexto sentido tan arrecho, tenían las mujeres para saber cuándo uno había tenido sexo con otra. Sin embargo, sabía que no iba a haber ningún reclamo, ya que, después de todo, había sido su idea.
Los chicos llegaron del colegio, almorzaron y se dispusieron a tomar la siesta, antes de la hora de las tareas. Hasta María aprovechaba esa hora para ver sus novelas en su cuarto. De tal modo que Laura y yo tuvimos chance de conversar a solas.
Ella decidió hacerse la brava en un comienzo…
– Tú eres un caso, no?… Apenas te dan un chance y ya te andas cogiendo a la primera ofrecida que te la da. – Se cruza de brazos, monta su trompa y se voltea dándome parcialmente la espalda.
– Qué pasó amor?
– No te hagas que te vi, te vi cogiéndote a María en la cocina. La muy perra gemía como una burra en celo.
– Ahh ok… Te recuerdo que fuiste tú la de la sugerencia…lo olvidas?
Ya establecida su posición de esposa agraviada, bajó la guardia
– Si papi pero cónchale, no perdiste el tiempo…Debo reconocer que María tiene un atractivo casi animal y muy buen cuerpo
– Amor, sabes que tú eres la única pero también sabes que me gusta mucho el sexo y tú misma reconociste que era mejor que buscáramos “ayuda”.
– Si mi amor, tienes razón, fue mi idea, en principio. Cuéntame, cómo fue?
A continuación le relaté pormenorizadamente lo ocurrido
– Cómo es eso que tú nos viste?
– Bueno, desperté y bajé a buscarte. Escuché ruidos en la cocina, me asomé con cuidado y pude ver a María con las pantaletas en los tobillos y a ti dándole guevo del bueno. Debo reconocer que María tiene un culo muy bueno. La escena me excitó pero no los quise interrumpir. Me preocupó un poco que le acabaras adentro, en especial cuando ella decía que podía quedar embarazada.
– Bueno, mi amor, a ambos nos gustan los niños pero a ti te aterra parirlos. Económicamente no tendríamos problemas para mantener una docena de muchachos o más, no parece una mala idea dejarla embarazada. Lo criaríamos entre los 3. Tendría dos mamás y un papá.
– Ujum….Bueno, será. Si viene en camino, no podemos devolverlo…
– Entonces cómo está eso que te gustó María?…Nunca has pensado en hacer un trío con otra mujer? Una que nos guste a los dos, así como ella? Te gustaría que invitáramos a María a nuestro cuarto?
– Míralo a él pues! Qué zángano!… – Me agarró el pene, diciendo- Ya hasta lo tienes parado, nada más que de pensarlo…Jajaja. Eres terrible mi amor…La verdad es que no se…Nunca he estado con otra mujer. Ahora con todo esto que hemos conversado… Si, creo que me están dando como ganitas de probar. Pero déjame a mí. Voy a aprovechar de vengarme un poquito de ella por ser tan puta, jajaja.
Así pues, llamamos a María a nuestro cuarto.
Ella apareció, ya vuelta a vestir, esta vez con una bata de algodón azul celeste, abotonada adelante, que con muy pocas variaciones, es el uniforme casi universal para las muchachas de servicio doméstico. En su caso, la llevaba muy corta, ajustada y escotada, como casi toda su indumentaria. Sus senos parecía que se iban a escapar en cualquier momento.
Laura, de inmediato asumió una actitud severa.
– María, supongo que sabrá por qué la hice venir…
María se puso muy nerviosa y tartamudeando, respondió
– Noo, no, se-señora, que ocurre, que hice?
– Que hiciste! De verdad no sabes qué hiciste?
Más nerviosa aún y a punto de llorar, respondió, moviendo las manos como si le quemaran.
– Ay señora, perdóneme, de verdad, le juro que yo no quería. Pero el señor insistió y no pude resistirme…No me vaya a echar, por favor…
– Tranquila, María, no te voy a echar…Pero quiero hay cosas que quiero que me respondas…Con toda sinceridad. Te gustó?
– Ay no señora, no me pregunta esas cosas que me da mucha pena…
– Contesta!!! No tenías pena cuando vi que te tenían el guevo metido hasta los ovarios. Lo que si vi es que parecías gozar mucho…
– Bueno…s-s-si, si me gustó. Señora yo llevo aaaños sin marido y bueno, el cuerpo es débil… el señor tiene lo suyo y una no es de piedra pero yo le juro que no lo vuelvo a hacer…
– Si, así supe. Que llevas un verano ardiente por dentro… Mi marido me contó que también tienes lo tuyo. Me comentó que tus tetas son grandes y bonitas…Vamos a ver si es verdad…Muéstrame las tetas, a ver qué es lo que tienes…
– Ay señora, nooo, mire que de verdad me da pena…
– Muéstramelas! Si me montó los cachos contigo, al menos quiero saber si valió la pena.
María, de pie frente a mi esposa, se desabotonó los primeros botones de la bata, mostrando sus dos imponentes tetas, aún enfundadas dentro de un sostén de encaje blanco.
– Muy bien pero no es suficiente. Quítate la bata y el sostén para verlos bien.
– Ay Dios…eso me da mucha pena señora…
– Laura la miraba y con un gesto de la mano le urgía a que cumpliera con lo que le había solicitado. María se terminó de sacar la bata y el sostén dejando, libres, al fin, sus deliciosos melones. María quedó de pie, frente a Laura, cubierta apenas por un hilo dental blanco que hacía juego con el sostén que se acababa de quitar. Laura se acercó a ella y tomó entre sus manos el delicioso par de tetas que tenía ante sí, apretándolos y jugando con sus pezones que ya estaba erectos… mi guevo también tan erecto que explotaba, con el espectáculo de Laura jugando a ser dominatrix de María y de ésta, debatiéndose entre el temor, el pudor y la excitación, que se notaba que iba haciendo presa de ella.
– Ummm, si son firmes y mira como se le pusieron duritos los pezones…Vamos a compararlos con los míos a ver cuáles son más grandes
Diciendo esto se deshizo de la blusa (no llevaba sostén) dejando al descubierto sus dos fantásticas tetas. Laura tomó las suyas, entre sus manos, las apretó y las acercó a las de María.
– Qué opinas, Carlos,
– Que ambas son muy bellas y me tienen muy excitado
– Vamos a ponerlas más juntas – y a continuación pegó sus tetas a las de María, restregando los pezones de ambas. María respiraba de manera entrecortada – Puedo ver por qué a Carlos le gustaron tanto, él se vuelve loco por unas tetas grandes y las tuyas se ven y se sienten muy bien…Ahora quítate las pantaletas, mi marido me conté que tenías una cuca espectacular…grande y carnosa. Vamos a verla para comprobar si de verdad valió la pena el cacho…Tu culo es muy firme, redondo y sin marcas ni celulitis – Le apretaba las nalgas con ambas manos y luego le dio una sonora palmada.
– Ay! – se quejó María que se cubría los senos con las manos y se paraba cruzando las piernas con pudor.
– Vamos, vamos, fuera la pantaleta. – Al tiempo que le daba otra nalgada – Vamos a ver lo que tienes entre las piernas.
María, poco a poco se fue bajando las pantaletas y se las sacó dejándolas en el suelo, al lado de la bata del uniforme y el sostén. Así, desnuda y en adoptando aún la misma postura pudorosa que hace un rato, ofrecía un espectáculo muy sexy.
Laura le agarró los labios vaginales entre sus dedos pulgares y medio, estrujándolos, mientras colocaba su dedo índice sobre su clítoris, frotándolo. Esto provocó un profundo gemido de parte de María que perdió momentáneamente el equilibrio y para sostenerse, de manera involuntaria agarró un seno de Laura quien también contuvo un suspiro.
– Uhmmm, te gusta…Tiene esa cuca empapada… – dijo, llevándose a la boca, el dedo mojado con los jugos de María.
– Ay señora, no siga, por favor…
– Shhh! usted callada. Mira como tienes a Carlos – Señalaba el bulto que se formaba debajo de mi short. Mi amor, ven acá, acércate. María, anda, muéstrame como le mamas el guevo a mí esposito. No ves que se muere de ganas?…
– P-p-pero señora, yo nunca se lo mamé… se lo juro…
– Es igual, quero ver cómo se lo mamas…Laura hizo que María se arrodillara – Bájale el short y mámaselo, total, ya tú lo conoces y sé que te gusta, lo confesaste…Vamos!
María ya de rodillas, haló la prenda de vestir. Mi guevo brincó como si hubiera sido impulsado por un resorte, apenas se vio liberado de su prisión. María se echó levemente hacia atrás al quedar mi erección a pocos milímetros de su cara. A instancias de mi esposa, finalmente tomó mi guevo entre sus manos y se lo llevó a los labios. Comenzó a mamármelo. Tímidamente al principio. Luego fue tomándole el gusto y comenzó a hacerlo con más entusiasmo. Era muy buena en eso. Con una mano me agarraba las bolas, mientras que con la otra me sostenía la verga. Creo que previniendo que se la fuera a meter demasiado adentro en la garganta. Mi esposa, de rodillas a su lado, le besaba el cuello y le acariciaba las tetas con una mano, mientras le metía los dedos en la cuca con la otra y le frotaba el clítoris. María Gemía. Gemía como una poseída, con gemidos apagados por el guevo que tenía en la boca…
– UUUGGGMM, UUUHMM, UUUUUGGGGMM, AHHHH UUUHMM.
María llevaba me apretaba las nalgas para meterse mi verga más adentro de su garganta. Laura dejó a María y se dedicó a compartir mi verga con ella. Colocadas, una de cada lado, sus lenguas se entrelazaban mientras me mamaban el guevo. Laura y María se besaban profundamente y luego volvía a devorar mi verga.
– Señora, yo nunca he hecho esto, no sé qué me pasa…Ahhh, ahhhhh
– Yo tampoco… ahhh, pero me gusta, me gusta mucho…ohhh… Siiii…
– Ahora, mámame la cuca, María. Mámame la cuca, tan rico como le mamaste el guevo a mí marido.
Diciendo esto, se acostó sobre la cama con las piernas abiertas y la cuca chorreante, esperando sentir los labios de María. María, acercó su boca a la vagina de Laura y comenzó a mamarle la cuca, con mucha más habilidad de la que se hubiera supuesto para alguien que asegura, jamás haberlo hecho. Supongo que por ser mujer, sabía intuitivamente qué hacer. Mientras María arrancaba gemidos de la garganta de Laura, yo los arrancaba de la suya, colocándome detrás de ella y penetrando su cuca. Con cada bombeo, María intensificaba su labor en la cuca de mi esposa, que la tomaba por la cabeza, empujándola hacia su cuca y abría más las piernas para que la lengua de María la penetrara más profundamente. Los gemidos de María eran ahogados por la cuca de Laura pero los de Laura eran claros y sonoros y se sumaban a los míos para inundar la habitación en una sinfonía de sexo desenfrenado.
– Uhhh… Uhhh… UHHHH…UHHHHH…Si, así, así señor, dele duro, AHHHH
– AHHHH… SIIIII….Así María, SIIII, Que rico me la mamas…AHHHH.
– AHHH, María, Que cuca tan rica.- Apretaba sus nalgas, mientras me la cogía con fuerza.
Laura, tomó a María y la tumbó en la cama, le separó las piernas y comenzó ella a mamarle la cuca a María. María, al sentir la lengua de mi esposa, penetrándola, lamiendo su clítoris, sus labios vaginales gimió con fuerza y abrió aún más sus piernas permitiendo que la lengua de Laura llegara los rincones más íntimos de su vagina. Yo penetraba ahora a Laura y la tomaba por las nalgas. Introduje mi dedo pulgar en su ano y gimió con fuerza. Esto le dio una idea. Lamió el ano y la zona perianal de María. María reaccionó levantando sus piernas y separándolas aún más. Halaba la cabeza de Laura para que continuara. Laura introdujo uno de sus dedos en el ano de María que gemía y se estremecía como una loca persa de un orgasmo descomunal.
Yo bombeaba con fuerza dentro de la vagina de Laura que se contorsionaba presa de continuos orgasmos
– Ahhhhhh, siiii mi amor, qué rico tu guevo…Dale, dale, así, así dale duro a tu cuca…. AHHHH… me estás haciendo acabar demasiado rico…
Diciendo esto, hacía algo con su vagina que me volvía loco. No sé cómo, cuando ella llegaba al orgasmo, me apretaba y me soltaba el guevo, me lo aspiraba, me lo exprimía… Era como un vibrador humano que siempre me dejaba con ganas de más… Aquí llamaban eso lo “Cangrejera” y era lo máximo.
– Quiero que acabes dentro la cuca de María como hiciste en la mañana.
Así abandoné mi posición para colocarme entre las piernas abiertas de María que me recibió con ansia.
– Ay señor, métamelo, métamelo hasta el fondo…Así, así…dele, así duro ahhhh…ahhhh… siiiiii, que rico, señor, que rico su guevo. María se movía intensificando nuestro placer. Mientras bombeaba con fuerza en interior de su vagina, llevé mis manos a su hermoso trasero y le introduje un dedo en el culito. Ella emitió un fuerte gemido AHHHH…SIIII…AHHHHHH…NO aguantooo. CÓJAME ASIII, FUERTE.
Yo también era presa de mi propio orgasmo, el cual venía aguantando desde hace varios minutos.
– Yaaaa…No aguanto, voy a acabar…
– Si señor, Hágame suya. Quiero que acabe dentro de mi cuca. Quiero que me llene la cuca de leche Yaaaaa…
Así quedamos los tres tendidos en la cama, exhaustos en un abrazo compartido. María con mi guevo aún dentro de su vagina y ésta con sus piernas entrelazadas con las de Laura que estaba detrás de ella con sus manos sobre sus tetas. Los tres, recuperábamos nuestra respiración normal. María, aun jadeando, no cesaba de repetir…
– Ay Dios mío que hice, qué hice…Qué irán a pensar ahora ustedes de mí
– Hicimos, María, hicimos…aunque fue mi primera vez, a mí me gustó. A ti no?
– Pues sí, señora, s-s-si me gustó…pero, es que no sé, es algo nuevo, además yo soy su empleada…y primero voy me dejo coger por el señor Carlos y ahora voy y hago el amor con los dos señores de la casa… van a pensar que soy puta…qué vergüenza!
Laura, se acercó a ella para tranquilizarla y acariciándole el cabello, le dijo.
– Tonterías María. Tener sexo es lo más natural del mundo. Lo importante es que a uno le guste lo que hace. Desde cuándo no echabas uno?
– Uuuufff. Yesica va a cumplir 14, o sea que más o menos ese tiempo. Un poco más porque su papá se desapareció apenas supo que yo estaba embarazada.
– Ya veo. Y por qué no has buscado a nadie, aunque sea para divertirte de vez en cuando.
– Nuuuu señora, yo ya me dejé de eso. Aquí en el pueblo lo único que hay son patanes que no saben tratar a una mujer como se merece. Sólo saben desahogar sus ganas y ni les importa si uno le gustó o no. De resto es beber aguardiente y jugar cuanta cosa hay donde se pueda apostar: cartas, caballos, billar, lo que sea. Luego si por casualidad una llega a quedar preñada, se van corriendo más rápido que el ratoncito ese de las comiquitas.
– Speedy González
– Ese mismo. Los que se van a vivir con una mujer, es para ponerla de cachifa pero sin paga y les encanta pegarle a las mujeres. Ahí anda la hija mía pasando roncha con el buenoparanada ese que se buscó. El otro día le dije que si me enteraba que le había puesto la mano encima otra vez, iba a buscarla para llevarla a donde sea pero que yo no había parido hijas para que ningún zángano me la maltrate
– Bueno María, por adónde llevarla no te preocupes. Cualquier cosa te traes a tus muchachas para acá. Aquí hay mucho espacio y tú eres como de la familia. Ahí vemos que hacer.
– Ay gracias, señor. De verdad le agradezco que me abra esa posibilidad porque yo sé que en cualquier momento llega borracho y le da por ahí y ella está embarazada de 5 meses
– Bueno, no se hable más. Cuándo quieras, nos dices y te las traes – dije zanjando el tema y salí de la habitación a darme una ducha y para dejar a las dos mujeres, hablando en confianza.
Laura prosiguió con su sondeo.
– Ajá María y a ti te parece justo que pases tu vida alejada del sexo sólo porque los hombres de aquí, en su mayoría son machistas y desobligados? O peor, que en una de esas, sólo para sacarte las ganas, caigas de nuevo en manos de un bicho de esos?
– Bueno, nooo pero, qué hace una?
– María, aquí tú y tu familia pueden sentirse seguras y protegidas. Ya oíste a Carlos, te consideramos como un miembro más de la familia. Tienen techo, comida, educación, un buen salario, sin gastos, lo que te permite ahorrar.
– Si señora, eso es verdad. Me siento afortunada de estar con ustedes.
– Y nosotros también por tenerte a ti. Por eso me atrevo a comentarte esto. Si no quieres, sólo dilo y no ha pasado nada
– Ok
– Mira, el señor, es muy buen esposo y ya viste que es muy buen amante también pero es demasiado caliente y quiere vivir tirando todo el día. A veces me cuesta seguirle el paso y me preocupa que un día cualquiera me lo sonsaque una de las carajitas tironas del pueblo, salga con una barriga y nos deje con los ojos claros y sin vista.
– Jajaja, señora, usted si tiene cosas
– Sí? Tú dices? Tú crees que a ese carajo, con lo tirón que es, viene una carajita de 15 años, también tirona, con esos cuerpitos que se gastan y la va a pelar? Sí, yo te aviso. Bueno, lo he pensado y para evitar eso, la respuesta es buscar ayuda pero dentro de la casa. Que si él se va a coger a alguien que sea de la casa, así no se va a ir con cualquiera. Por eso es que no me molesté cuando te cogió en la cocina. Yo misma le sugerí que te sedujera ver si querías y por eso tuvimos esta sesión de sexo divina que acabamos de tener. La idea es que me ayudes a mantener contento al señor, eso te sirve a ti también porque ya que podrás disfrutar del sexo sin las complicaciones que me comentabas. Puedes cogértelo todas las veces que quieras, con mi consentimiento y podemos repetir lo de hace un rato, a veces solas, a veces los tres…qué te parece?
María miraba al suelo y jugaba con sus dedos, apenada, a la vez que su mente jugaba con la idea de lo que a todas luces era una situación nueva y excitante a la vez.
– AY señora, me da vergüenza… esto para mí es nuevo, algo que nunca hubiera imaginado hacer…Le confieso que yo había visto al señor Carlos y había fantaseado con estar con él así como hicimos en la cocina…Pero nunca pensé en que fuera de verdad, sólo en mi imaginación.
– Ajá, te excitabas…
– Pues, sí. Yo me daba cuenta de que él me miraba y luego lo veía con su cosota parada y saber que era por mí, me mojaba toda…Ay señora, no se va a poner brava, verdad?
– No María, no me voy a poner brava… Entonces, qué dices, quieres o no quieres, te gustó lo que pasó hoy?
– Si, si quiero, y si, si me gustó mucho… demasiado. Sólo pensar en tener sexo con ustedes, me da como un calorcito allá abajo.
– Bueno te cuento que Carlos, quiere tener mínimo 12 carajitos…Yo le dije que yo no iba a parir como un acure para complacerlo a él. Ponerme fea y fofa para que después me bote y se busque un virguito que esté bien buena. NO! Máximo otro y ya. Ese va a querer montarte una barriga. Quiero que sepas que no me importa. Lo criamos aquí como otro hijo, sin distinciones.
– No le digo yo, que quizás ya me la haya montado. Yo no me cuido y el señor me acabó adentro cuando me cogió en la cocina y otra vez aquí con usted. Yo no puedo usar pastillas y él no usa condón.
– Tranquila María. Ya sabía eso también y ya Carlos y yo acordamos que si viene un bebé en camino lo vamos a criar los tres, tu él y yo… Pero sabes, eso que me dices acerca de ti y lo que te ha pasado con los hombres, lo he pensado también respecto a las niñas, desde hace un tiempo para acá. Vivimos aislados y ellas deben sentir necesidades, como todas y lo que ven a su alrededor es que las mujeres tienen relaciones y se embarazan desde muy niñas.
– Lo mismo pienso yo de mis hijas. En cualquier momentico se la van a dar a un carajo por ahí, para que las preñe y les dé coñazos y mala vida…Yo no digo que vaya a ser ya, peeero uno nunca sabe.
– A qué edad comenzaste a tirar tú?
– Como a los 13, con un primo que venía de visita en las vacaciones. Es el papá de Mercedes, la mayor. Cuando me dejó preñada, no vino más.
– Entonces, el papá de Yesi no es el de tu primera hija…Mercedes, no?
– Noooo. Después de qué el papá de Mercedes se desapareció, entré a trabajar en una finca, apenas ella cumplió los 2 añitos y pude dejarla sola con mi mamá, en el pueblo. No me aceptaban con muchachos dizque porque me distraería de mis labores.
– Ah pero tu mamá vive en el pueblo?
– Nuuu, Yo no soy de aquí. Pero soy de un pueblo igualitico a este, sólo que más lejos. Así que sé bien cómo son las cosa acá… Trabajé varios años, sin inconvenientes. El capataz de la finca era un señor mayor, muy dulce que me trataba como a una hija. Los dueños no vivían aquí. A veces venían en vacaciones, cuando no viajaban al exterior. Un día, El señor José, así se llamaba el capataz, me dio que lo habían botado y que vendría un nuevo capataz. El Sr. Juan era más joven y bien parecido pero era un sinvergüenza. Un día, José, así se llamaba, llegó rascado del pueblo. Entró a mi habitación y me cogió. No puedo decir que me violara…La verdad es que yo llevaba ya más de 5 años sin hacer nada de nada y cuando comenzó a besarme y meterme mano, le abrí las piernas de buen grado. Así estuvimos unos meses hasta que me preñó. Un buen día se desapareció, llevándose un dinero y un ganado de los patrones.
Ellos se presentaron unas semanas después y me despidieron. Yo estaba en la calle, sola y con un “cuadro” de muchachos: Mercedes de casi 6 años y preñada de Yenifer. Regresé a casa de mi mamá. No me recibió de buen grado pero al menos no me corrió. Mi mamá tenía un marido nuevo y de inmediato comenzó a echarme los perros. Yo no sabía qué hacer. Si le decía, me arriesgaba a que me corriera. Así que lo toree hasta que pude. Un día se presentó en mi cuarto y comenzó meterme mano. No sé si a usted le pasa pero cuando estoy embarazada, me pongo muy caliente. En lo que ese señor dijo a besarme el cuello, a acariciarme las tetas y a tocarme la cuca…listo. Se me olvidó toda vaina. Le abrí las piernas y dale que no viene carro. Me cogió durante todo el embarazo… Yo no sé si fue que mi mamá nunca supo o se hizo la pendeja para que el tipo no se fuera. El caso es que luego de que parí, decidí cortar por lo sano. Si seguía allí le iba a terminar pariéndole un carajito a ese tipo y no me pareció. Me fui a la capital a trabajar en una casa de familia y allí conocí al papá de Yesi, un motorizado amigo de otra de las empleadas de la casa. Me embaracé y nos fuimos a vivir juntos. Pero el tipo era medio malandro y lo mataron. Luego los conseguí a ustedes y aquí estoy.
– Yo también comencé a tirar a los 13 años y también fue con un primo pero él no me dejó preñada, gracias a Dios…
– Bueno, a Yesica, ya le debe estar en esa época porque el otro día le revisé el celular y estuvo chateando con un una amiguita y lo que hablaban era de puro sexo. Que si fulanito está bueno, que si el otro día, el otro lo tenía parado en el recreo. Una de las amiguitas le escribió que mamar guevo era divino y le preguntaba si ya lo había hecho…Yesi le contestó que todavía no. La amiguita le dijo que si es que ella era boba, que qué estaba esperando. Seguro que eso ya viene y me tiene muy mortificada. No quiero para ellas lo mismo que me pasó a mí. Ya bastante sufrimiento es, saber que mi Mercedita está pasando roncha con el vagabundo ese, del marido que se buscó.
– Entonces… qué vamos a hacer? Les mandamos a comprar anticonceptivos a todas para que no vayan a salir con una barriga?
– Ay señora, eso no sirve en estos casos. No van a confiar en nosotras para decirnos cuando lo vayan a hacer. Para niñas como ellas, las pastillas se les olvidan o no las toman porque les dan dolor de cabeza u otras cosas. Yo por ejemplo, no puedo tomarlas. Me dan unos dolores de cabeza insoportables. Y además, suponga que no salen embarazadas pero igual se enamoran de un bruto de esos. Se van a querer escapar con él y les va a desgraciar la vida igualito.
– No lo había visto así… A mí no sólo me preocupan las niñas. Pedrito está en la edad en que se alborotan las hormonas y sólo piensan en sexo…Yo hice algo que nunca pensé que sería capaz…Te voy a contar un secreto. Pero no se lo vayas a repetir a nadie, por favor… Bueno…El otro día, estaba durmiendo la siesta y siento que alguien se acuesta a mi lado por detrás de mí. Me acaricia las tetas y me levanta el vestidito que llevaba puesto. Luego, la sensación inconfundible de que me recuestan un guevo entre las nalgas (tú sabes que yo me la paso sin ropa interior) Siento que el intruso pasa su aparato entre mis muslos y su cabeza alcanza la entrada de mí cuca, sin penetrarla, sólo la pasa entre mis labios vaginales, estimulando mi clítoris…Yo comienzo a gemir, cuando de pronto me doy cuenta de que no es un sueño.
Pienso que es Carlos y trato de voltearme para besarlo pero no me dejan. Le digo con voz melosa paaapiiii nooo, que estoy durmiendo, más taaardeee, aaandaa, no seas maaalooo. Pero nada, me besan el cuello, me siguen acariciando las tetas y el guevo sigue con su mete y saca, cada vez me excito más y más. Me volteo y…No era Carlos. Era Pedrito tratando de cogerme. Le grité, qué te pasa?, te volviste loco, tu no respetas!!! Soy tu mamá!!!… Pedro se asusta y me dice que lo disculpe, que ya no aguanta más, mami, déjame hacerlo, por favor. Quiero perder mi virginidad contigo. Eres demasiado bella. Siempre que te veo en la casa, paseando sin pantaletas, a veces he visto picones y adivino cómo debe ser tu vagina, nunca he visto una, sólo en fotos y algunos videos. Anda mami, no seas mala.
Al verlo así y ver el tamaño de machete que se gasta. Igual al de su padre…Y si había salido tan tirón como su padre…probablemente más porque está en plena efervescencia de hormonal…Yo también estaba excitada, así que le dije…Ven aquí. Lo senté a mi lado, le recosté la cabeza de mí pecho y enseguida volvió a la tarea de acariciarme las tetas…Estate quieto un ratico, escucha. Soy tu madre, las madres no se cogen a los hijos…Pero maaaamiii. No dejaba las manos quietas. Intentaba meter sus manos entre mis muslos para agarrarme la cuchara, me agarraba las tetas, sacándomelas fuera del vestidito que llevaba, me mamaba los pezones…Uhhh, gemí por lo bajo, que bien lo hacía. Poco a poco, casi sin darme cuenta había separado las piernas y le permitía alcanzar, eso que tanto buscaba en mí entrepierna…Ahhh hijo, noo.. ohhh, ohhh, por favor…ahhh…Está bien, está bien, si te a voy a dar pero espera un poco…vamos a hacerlo bien.
Lo puse de pie y me arrodillé ante el enorme bulto que se formaba bajo su short. Se lo quité y dejé al descubierto una enorme erección, se veía hermosa. Debo reconocer que me sorprendió su tamaño y me excitó aún más, el saber que yo se la había provocado y era yo la encargada de bajársela. Me la llevé a la boca. Primero la cabecita, roja y brillante, con unas gotas de líquido preseminal en la punta. Lo saboree. Luego la fui engullendo poco a poco
Mientras desarrollaba mi relato, María se agitaba inquieta, se había vuelto a excitar. Ya había soltado los primeros botones de su bata y acariciaba sus pezones, erectos. Frotaba sus muslos, uno contra el otro para autoestimular su clítoris. Yo para seguir el juego y aliviar mi propia excitación liberé una mis tetas y la atraje hacia ella para que jugara con mis pezones mientras separaba sus piernas para que mis dedos jugaran con su clítoris. La besé brevemente en los labios, antes de continuar con mi relato.
– Ya me había tragado casi toda su verga cuando mi hijo tomó mi cabeza entre sus manos y empujó todavía más su pene dentro de mí garganta. Comenzó a bombear en mi boca cogiéndome literal mente por la boca. Lo dejé hacerlo un rato y luego me separé de él y me tendí sobra la cama con las piernas abiertas y las rodillas dobladas, dejando mi cuca abierta, expuesta para que me la mamara, quería ver qué era capaz de hacer con su poca o ninguna experiencia. Supuse que su conocimiento derivaba de los videos porno que seguro había visto en internet. – Ven, mámale la cuca a mami – No se hizo de rogar, se abalanzó sobre mi húmeda vagina y comenzó a mamarme la cuca. Para mi sorpresa, no lo hacía nada mal…Primero pasó su lengua por los labios externos e internos de mi cuca, de forma vertical y de abajo hacia arriba terminando con su lengua en mi clítoris que quedaba ansioso y esperando más.
Luego introdujo su lengua dentro de mi vagina. La movía en círculos. Chupaba mi clítoris, lo mordía, lo frotaba con su lengua…Oh Dios, estaba en todos lados a la vez…Era maravilloso cómo lo hacía…Ahhhhhh… siiiii hijo… haces tan feliz a mamá. Sentía la oleada de un orgasmo invadiendo todo mí cuerpo. Perdí todo control de mí. Cuando accedí a dejar que mi propio hijo me cogiera, fue en parte por curiosidad y el morbo, porque ya me encontraba excitada y porque sabía que si lo dejaba ir así, en el estado en que se encontraba, saldría a buscar a la primera putica que se le atravesara…y en este pueblo, sobran… Ni siquiera hubiera tenido que hacer el camino hasta allá. Cualquiera de las carajitas birriondas que viven camino al pueblo, se la habría “donado” con gusto y hay algunas bastante boniticas. Mi hijo es muy apuesto y de buena familia. Seguro que ya, más de una le puso el ojo para pescarlo. Pero ahora que me encontraba disfrutando de él, invadiendo mí intimidad con esa destreza ingenua, perdí toda razón y todo freno. Era una puta salvaje, hambrienta de guevo. Quería sentir dentro de mi cuca, el guevo grande, fogoso y pecaminoso de mi propio hijo. Y así reaccioné. Se lo pedí como la puta que, en ese momento era
Anda bebé, siiii, penetra a mamá. Llena la cuca de mami con ese guevo duro y caliente…AHHHHH SIIIII mi amor… Quiero sentirte adentro de mí. Mi hijo, colocó la cabeza de su guevo en la entrada de mi vagina y me penetró de un golpe. Mi vagina se encontraba perfectamente lubricada y lo alojo en su cálido interior sin ninguna dificultad. Mi hijo bombeaba en mi interior con fuerza. Mi cuerpo se contorsionaba presa de múltiples orgasmos. Gemía, no, gritaba como una loca. Mis piernas levantadas y abiertas lo recibían y sentía su guevo llegando al cuello de mi útero, mismo por donde él había salido, hace apenas 15 años – OHHHH…SIIIII CÓGETE A TU MADRE ASSSIIIII AHH, AHHH. AHHHHHH DALE DURO MI AMOR MÉTEME TU GUEVO HASTA EL FONDO…ASIIIII AHHHH – Él seguía bombeando con más y más energía, haciendo que mis pies y mis tetas se bambolearan, bailando al son de sus embestidas. Nuevas oleadas de orgasmos se dejaban sentir. Los músculos de mi vagina apretaban y aflojaban su guevo, intensificando así, su placer y el mío. Mi hijo estaba conociendo de primera mano y en su estreno como macho, lo que era cogerse a una hembra con cangrejera. Me hacía muy feliz saber que yo le había dado esa experiencia. Sentí próximo su orgasmo y en un último vestigio de lucidez y cordura, recordé que yo no me cuidaba y le dije…No vayas a acabar adentro, sácalo, sácalo. Él me contestó – Mami, no quiero sacarlo…quiero acabar dentro de ti.
Quiero hacerlo, si mami, por favor, por favor…AHHHHHH SIIIII… – NO VAYAS A ACABAR DENTRO, POR FAVOR BEBÉ, ME VAS A DEJAR EMBARAZADA…- Pero era tarde, sentí su leche llenándome toda. Eso despertó aún más mi morbo y disparó un último orgasmo. Nuevas contracciones en mi vagina exprimieron el pene de mí hijo…OHHHH DIOSSSS QUE RICO…Estoy loca…-Acababa de cogerme mi propio hijo. Me había acabado adentro. Su leche me escurría de la vagina. Eso me hacía sentir, sucia pero muuyyy satisfecha. Después de todo, si no se la daba yo, se la iba a pedir a una bichita de esas del pueblo. No sé si es que soy sobreprotectora o demasiado puta pero prefiero darle cuca yo, todas las veces que él quiera a que me lo vayan a embaucar por ahí… No sé si tú quieras dársela. Estoy segura de que no te va decepcionar.
– Ay señora, no se ofenda, yo sí puedo dársela más adelante, pero quisiera esperar a saber si estoy embarazada. Así puedo estar segura de quien es el padre del bebé, si es que viene alguno
– Si, te entiendo, si estuviese embarazada, no sabría si es de Carlos o de Pedrito. Bueno, más adelante nos lo cogemos entre las dos jajaja…Ese se va a volver loco de gusto. Así si es verdad que no va a haber nadie que se lo pueda llevar de a casa, de mala manera. Cuando vaya a la universidad y se gradúe, ya tendrá tiempo de enamorarse y casarse con una buena muchacha…Mientras, aquí está la cuca de su mamá para satisfacerlo.
A medida que el relato se desarrollaba, María se había ido excitando. Su bata totalmente abierta, dejaba su cuerpo expuesto. Yo, por mi parte, había sacado las mías fuera del corpiño del vestido y había levantado la falda hasta la cintura. Ninguna de las dos llevaba pantaletas, por lo que técnicamente estábamos desnudas, abrazadas y buscando posición para incrementar el contacto entre nuestros cuerpos. María restregaba sus tetas con las mías. Me gustaba el perfecto contraste que hacían sus grandes tetas morenas, de areolas oscuras y grandes pezones con las mías, blancas y de areolas rosadas. Nuestros pezones se daban placer mutuamente. Nuestras vaginas buscaban alivio al calor que sentían, mediante el contacto con la piel de la otra. Nuestras lenguas fusionadas en un beso que sólo se interrumpía para dar paso a un gemido, seguido de otro beso… Buscaba sus carnosos labios con ansiedad. Los chupaba y los mordía una y otra vez. María apretaba mis nalgas y devoraba los míos mientras se estremecía de placer.
– Ay señora, qué me hace…qué me hace… Nunca antes había hecho algo así…no sé qué me pasa con usted.
– María…Yo tampoco había hecho esto con una mujer y menos aún pensé que podía sentirse algo tan rico con una…María me vuelves loca…Puedes cogerte a mi marido todos los días, todas las veces que quieras, hacerlo como quieras y por dónde quieras. Dale los hijos que quieras, no me importa… pero luego quiero que vengas a mí. Quiero saborear y acariciar cada parte de tu cuerpo, quiero sentir tu boca y tus manos en cada parte del mío mientras me cuentas todo lo que hagas con él.
Nuestras vaginas entraron en íntimo contacto frotando nuestros clítoris uno contra el otro, buscando saciedad. Nuestros ritmos de incrementaron, acompasando una exquisita danza, acompañada con una melodía de gemidos que finalmente acabaron en un gran orgasmo simultáneo que nos dejó nuevamente exhaustas, una en brazos de la otra.
Luego de recobrar el aliento, María comentó.
– Ay señora, si quisiera que le dijera al Sr. Carlos para que “hable” – esta última palabra la enfatizó haciendo un gesto con los dedos índice y medio de ambas manos – con Yesica lo antes posible porque estoy segura que después de esa conversación con la amiguita, ya debe estar planeando dársela a alguno de los muchachitos del liceo… o peor, quien sabe, a uno no tan muchachito. Es normal ver tipos que vienen al pueblo, viajeros que se quedan unos días cada mes para vender sus cosas a los comerciantes y rondan los liceos, para buscar a las muchachitas que salen de clase. Las deslumbran con cuentos, les dan regalitos y ellas caen redonditas…
– Bueno, piénsalo bien. Si quieres, yo puedo arreglar algo para esta tarde. No sé si vas a dejar que Yesica también quede preñada de Carlos… después de todo es bastante joven…
– No me importa! Si como usted dice, vamos a criar a los bebes entre nosotras, prefiero que la deje preñada el Sr Carlos y no que la deje barrigona un pelafustán por ahí.
– Guao, lo que me dices me hace pensar en Claudia. Para mí que esa ya comenzó de alguna manera, a tener sexo. Ya tiene 16 años y llevamos casi 2 años aquí, casi sin salir más allá del pueblo. Con lo calientes que somos en esta familia, algo debe estar haciendo…Ya averiguaremos. Por lo menos no ha salido preñada todavía.
– Lo mismo pienso yo de mi Yenifer. Ya casi cumple 17 y también me extraña mucho que no haya salido preñada.
– Lucy tiene casi la misma edad de Yesica, o sea que corre el mismo riesgo… No sé…Tal vez deberíamos quitarnos de pendejadas y hacer como hacían, y hacen todavía, en algunas partes de Estados Unidos, donde que hay un esposo y todas las mujeres de la casa son esposas del tipo… En este caso serían dos esposos porque habría que incluir a Pedrito… Se me ocurre una locura… Y si salimos todas preñadas. Todas de una vez… digo, no sólo tú y yo, sino Yesica, Yenifer, Claudia y Lucy también. Así no se las llevarían de la casa y por lo menos sabemos que el padre no va a salir corriendo. Estaríamos bien atendidas… sexual, emocional y económicamente y… Te imaginas, todas las mujeres de esta casa preñadas y más tironas que nunca, porque a mí me pasa lo que a ti. Cuando me embarazo me pongo peor que Carlos, que ya es mucho…jajaja.
Laura despidió a María con un gran beso y le pidió permiso para invitar a Yesica a la piscina, a compartir un rato con nosotros. Eso era parte de su plan. Un plan donde yo estaría involucrado, sin saberlo aún.
María se fue con mucho en que pensar..
Excelente relato
Cómo puedo encontrar la siguiente parte.??