una familia muy normal 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
La fiesta terminó, solo quedamos en la sala de la casa mi hermano menor, mi prima y yo.
Aunque él es menor de edad (17 años), ella tiene dos años más que Alberto y uno menos que mi edad; traíamos algunos tragos entre pecho y espalda.
Ana había llegado de Michoacán por las vacaciones y había terminado hacía poco con su novio; estábamos jugando baraja y al notar que estábamos solos les propuse jugar botella.
“Pero los castigos van a ser medio jacarandosos, les late?”
Después de pensarlo un momento y con el valor que da el alcohol aceptaron.
Me tocó ponerle castigo a Ana:
“Enséñanos las tetas” ella trató de negarse, pero al ver la mirada de interés de Alberto aceptó.
Se abrió la blusa y se subió el sostén, mostrándonos unos senos blancos y redondos coronados con unos pezones rosados.
Se colocó el brasier en su lugar, pero no cerró la blusa, le tocó girar la botella y nuevamente perdió pero el castigo se lo puso Alberto:
“regálame tus calzones”, con una sonrisa se levantó un poco la falda y sin enseñar más se quitó una tanga blanca con rastros de humedad en el puente de la entrepierna la cual entregó sin protestas.
Alberto la tomó y se la guardo en la bolsa del pantalón.
Nuevamente giró Ana y le tocó castigar a Alberto.
“ya que tienes mi tanga, encuérate y póntela”, Alberto se levantó para ir a cambiarse al baño pero lo detuve:
“No, tiene que ser aquí mismo” y les entregué a ambos un desarmador bastante cargado, al cual le dieron un sorbo.
“antes de que te cambies, chin chin el que no se acabé su vaso” y levanté el mío (el cual solo tenía jugo de naranja) vaciándolo de un trago; después de pensarlo un momento me imitaron.
Sabía que el alcohol terminaría con las inhibiciones que aún les quedaran.
Alberto se puso de espaldas a nosotros y se desnudó, para mi no era novedad puesto que en ocasiones habíamos compartido la ducha juntos, causando una mirada de agrado y un poco de rubor en Ana quien se deleitó al verlo agacharse para ponerse la tanga.
Al girarse la breve prenda apenas cubría una erección y sus testículos se asomaban por abajo.
Alberto giró y le tocó nuevamente a Ana ser castigada por mi.
“te toca encuerarte por completo”, apretando los labios para guardarse una queja, se levantó y se despojó de sus prendas; mostrando un pequeño triángulo obscuro entre sus muslos.
Se sentó sobre sus piernas cerradas y cubriendo sus senos con un brazo giró la botella.
“ponle su castigo a Alberto” le dije.
Ana inmediatamente le pidió que le devolviera la tanga, lo cual hizo Alberto mostrando su fuerte erección.
Rápidamente giro la botella y me tocó castigar a la prima otra vez.
“Acuéstate boca arriba, separa brazos y piernas, voy a apagar la luz y Beto tendrá cinco minutos para hacerte lo que quiera”.
Obediente, tomó sus posición, Alberto se acercó; apagué la luz y los dejé que tuvieran su noche de pasión.
Entro al baño, me masturbo recordando el cuerpo fresco de Ana y el encuentro sexual que tuve ayer con una vecina.
Lo que no sabían es que la luz del pasillo daba la suficiente claridad para grabarlos en el celular.
Pasados quince minutos enciendo la luz; Alberto yace sobre Ana y se incorpora sorprendido; Ella se cubre los ojos.
“A Dormir, que ya son las 3:30 de la mañana” les digo.
Ana toma su ropa y sale caminando, con los muslos juntos, a paso apresurado.
El alcohol ya está afectando a Alberto, lo ayudo a levantarse; puedo ver su miembro aún semi-erecto a pesar de haber terminado dentro de Ana.
(Hay restos de semen en sus vellos públicos).
Lo llevo a su cuarto, lo acomodo en la cama, humedezco una toalla con agua caliente en el baño y le limpio el miembro y los testículos.
Él emite un quejido y su pene se endurece, no es la primera vez que lo veo desnudo (ni erecto) pero no había tocado sus partes privadas antes, había tenido encuentros con transexuales pero eso fue muy diferente; su miembro es un poco más largo y grueso que el mío y su tacto no me resultó desagradable.
Salgo de la habitación y bajo a la sala por mi celular posteriormente subo a mi habitación, me desnudo acostándome en la cama; conecto el celular a la corriente y empiezo a revisar el video de Alberto y Ana.
Ella tendida en el suelo recibe los labios de Alberto en sus pechos, El además comienza a acariciarle las piernas, el estómago y finalmente su vientre.
Baja su cabeza por el abdomen femenino y comienza a beber del triángulo de Ella.
Ana se mueve, seguramente lo está gozando, su mano se estira buscando y capturando el miembro de Alberto.
Al parecer lo está masturbando, El se mueve un poco para que ambos hagan un delicioso 69.
Ana le dice algo, se separan y Ella se pone en cuatro puntos.
Alberto la penetra, moviéndose con fuerza y rapidez, Ana parece disfrutar eso sin embargo nuevamente le da instrucciones, por respuesta recibe un par de nalgadas y posteriormente mi hermano sale de Ella.
Ahora Beto se acuesta en el suelo, mientras Ana se coloca en cuclillas sobre Él; insertándose el miembro erecto su vagina comienza a montarlo como un amazona experta.
Se aprecia la forma tan sensual en que rebotan sus senos, ella se apoya casi tocándose los tobillos mientras tanto Alberto acaricia los pechos bamboleantes y le pellizca los pezones.
Ahora es él quien comenta algo, Ella se niega pero Él insiste; Ana desmonta y espera que Alberto sea quien se ponga de perrito.
Ana chupa los dedos de su mano de derecha y, para mi sorpresa, comienza a jugar con el culo de Él; con la derecha se ocupa del ano, con la izquierda juega con su miembro.
Eso me excita enormemente, por lo que me masturbo mientras sigo viendo el video.
Nuevamente se detienen y Ana se pone como al inicio, Alberto la penetra en la clásica posición del misionero, ella le aprieta las nalgas con fuerza y parece musitar algo.
Por los movimientos de Él noto que terminó dentro de ella, Ana se agita y grita (recuerdo que pensé que despertaría a alguien pero no fue así por fortuna).
Se quedan uno sobre la otra hasta que enciendo la luz.
El celular siguió grabando mientras llevaba a Alberto a su cuarto, después de unos instantes sin nada que ver aparece una mujer en el lugar:
Mi Tía María (la Mamá de Ana) luciendo un camisón corto y transparente aparece, se agacha a recoger la tanga de su hija; la huele y después la prueba con la punta de la lengua.
Observa con detenimiento el piso y poniéndose a gatas (lo cual me permite ver su delicioso trasero cubierto apenas por una tanga roja) busca hasta encontrar los rastros de semen de Alberto.
Como una gatita los bebe a lengüetazos, se levanta rápidamente y sale de cuadro (sin haber notado que estaba un equipo grabando su actividad).
Se ve mi mano tomando el celular y apagándolo.
Debido a que contamos con luz de cortesía en los pasillos me percato que hay alguien observando por la cerradura, su sombra se percibe por debajo de la puerta, imagino que es María.
Me levanto, apago la lámpara de mi buró y enciendo la luz de la habitación, avanzo hacia mi escritorio y poniéndome de perfil (para que la espía pueda ver mi erección) simulo buscar un libro; lo que hago en realidad es abrir una revista porno y continuar masturbándome con lentitud.
Cuando siento que estoy por terminar, camino hacia el closet (para salir del campo visual de mi observadora) y abro la puerta sorpresivamente.
Imagino que María se sorprenderá al caer de bruces y toparse cara a cara con mi lanza lista para el combate.
Sin embargo pensando en descubrir a mi Tía, la sorpresa me la llevé yo.
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