una familia muy normal 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
Pensando descubrir a mi Tía, la sorpresa me la llevé yo.
Al abrir la puerta me encontré con Mariana hermana gemela de Ana (la forma de reconocerlas era el tipo de corte de cabello: Mariana lo llevaba a los hombros y Ana hasta media espalda) arrodillada frente a mi vistiendo una larga playera de algodón donde se marcaban sus pezones erectos.
“¿qué haces?” pregunté
“déjame entrar y charlamos, no quiero que tu Mamá o la mía nos vean así, yo con mi playera de dormir y tú desnudo y con el arma lista para disparar” respondió sonriendo
Entró y cerré la puerta, cerciorándome de que nadie nos había visto.
Tome un cobertor para cubrirme pero Mariana me detuvo “no te cubras, vamos a hablar con la verdad desnuda” dijo con picardía y se despojó de su playera quedando tan desnuda como yo; tomó asiento en mi cama y me preguntó:
“¿qué le hiciste a mi hermana?”
“yo nada”
“No mientas; la vi entrar al cuarto desnuda, borracha y seguramente penetrada por las tres vías”
“Se la pasó de lujo, pero no conmigo”
“¿entonces”?
Por toda respuesta tome mi celular y le mostré el video que había tomado, Ella estaba completamente absorta mirándolo; por lo que tuve tiempo de observarla con calma:
Sus senos eran un poco más redondos y grandes que los de Ana, además Mariana tenía un lunar junto al pezón derecho, las caderas y piernas eran casi idénticas.
La respiración de Ella se aceleraba, sus pezones estaban durísimos (por lo que se veía) y abrió un poco los muslos colocando su diestra entre ellas; cuando vio salir a su Mamá sus ojos se abrieron aún más.
Al concluir la grabación me entregó el teléfono.
Su mano temblaba, me senté a su lado y la abracé.
“Tranquila, Ana y Alberto querían tener relaciones; además nadie los obligó”
“Ana es una zorra y ya le traía ganas a Beto pero no sabía cómo tirárselo; pero mi Mamá”
“Ella es adulta y seguramente tiene deseos atrasados desde que se separó de tu Papá”
Coloqué su mano en mi pierna y la apreté contra mi pecho, levantó un poco el rostro cosa que aproveché para besarla en los labios.
Sin darle tiempo a reaccionar me acosté en la cama sin soltarla, atrayéndola junto conmigo, de tal forma que quedó sobre mi.
Mi erección se apoyaba en uno de sus muslos, “¿puedo?” me preguntó y sin esperar respuesta tomo mi miembro con su mano iniciando un suave masaje por el tronco del miembro y acariciando suavemente el glande.
Mi boca chupa su pezón, después de tocar su lunar con la punta de la lengua, y mi diestra busca la entrada a su mojada y cálida cuevita.
La detengo y giro para que ambos probemos nuestros jugos, debo reconocer que era una experta usando su lengua y dando pequeñas mordidas en la cabeza del pene, mi lengua por su parte no dejaba de jugar con su clítoris caliente y endurecido.
“dale de comer a mi bebita, papi, por favor” me dijo con su voz plena de deseo.
Prontamente obedecí, penetrándola con suavidad en la posición del misionero, sin embargo Ella me tomó de las nalgas y procedió a marcarme un ritmo fuerte y rápido para embestirla (tal como Ana lo había hecho con Alberto).
“ponte de perrita” le indico; con un movimiento de cabeza muestra estar de acuerdo y se coloca en la postura solicitada.
Procedo a darle un beso negro, paladeando con mi lengua su estrecho ano lubricándolo, mientras que mis dedos atendían su conchita mojada y depilada.
“Papi, soy una niña mala; dame mi castigo, por favor”
Oírla hablar así, me enardecía más; me acomodé para penetrar su vagina pero escuche su voz murmurar:
“No, por ahí no, como a mi hermanita; si papá por favor, me lo merezco”
Entonces caí en la cuenta de que ese era el motivo del rápido divorcio de sus padres, seguramente Javier tenía sexo con sus dos hijas y por ello mi Tía María se había separado.
Eso en lugar de detenerme me excitó aún más, por lo que atendiendo a su petición comencé a darle una sesión de sexo anal.
“Dame tu leche Papi, por favor, castígame por ser mala” mientras decía eso, tomó mi mano derecha separándola de su cadera para ayudarme a estimular su clítoris.
Oírla era un ingrediente extra, que me llevó rápidamente a vaciarme dentro de Ella, unos segundos después el trabajo conjunto que habíamos hecho en su triángulo íntimo rindió frutos y estallo en un orgasmo acompañado de un grito similar al de su hermana.
Se derrumbó sobre la cama y yo encima de ella, le pedí que se retirara a su cuarto, ya eran casi las seis de la mañana y (a pesar de ser domingo ya) en casa esa era la hora de levantarse.
Con sigilo tomó su playera y entró al cuarto que compartía con su hermana; sin embargo me pareció que la puerta del cuarto donde se quedaba mi tía estaba entreabierto.
Cerré la puerta y traté de dormir algunos minutos.
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