Una Familia Muy Normal – IX
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
Me levanto tarde, como algo de lo que encuentro en el refrigerador.
La casa parece estar sola, así que subo a bañarme.
Antes de entrar al baño escucho ruidos en el cuarto de mi Tía María, voy silenciosamente y me asomo por la puerta entreabierta.
Ella completamente desnuda está profundamente dormida, no me extraña por la borrachera y la gran noche de pasión que tuvo, sin embargo Ana y Mariana están allí chupando un seno cada una (quizá como la hacían de niñas, pero ahora con otra finalidad).
María se mueve un poco, seguramente cree que el placer que siente es producto de un sueño erótico, las gemelas se besan pero sus manos siguen jugando con los pechos de su madre, tiran de sus pezones, los estrujan con pasión.
Mariana toma a su hermana por el cuello y dirige su cabeza hacia su cueva depilada, Ana no se resiste; al contrario comienza a devorar ese manjar con singular placer.
La mano de Mariana juega con el clítoris de María, lo acaricia, y poco a poco introduce un par de dedos en la gruta materna.
Su otra mano explora las nalgas de Ana, y busca estimular su estrecho ano; para después introducir un dedo que mueve con lentitud para hacer que su gemela disfrute esa invasión.
Estoy a punto de retirarme cuando una mano me cubre la boca y otra, después de quitarme la toalla, me acaricia el miembro erecto por el candente espectáculo.
“tu semen sabe mejor que el de Beto y el de tu papá” dice Inés mientras me besa el cuello y el oído “como ya te diste cuenta tu papá y tu calzan igual, pero Betito es más grande que ustedes”
Sus pezones erectos se clavan en mi espalda, “me dijeron que ya estuviste con tus primas y con tu tía, eres un pícaro y muy malo por cierto, ¿qué tengo yo para que me discrimines?”
Ana ahora está bebiendo del triángulo materno, mientras Mariana prueba el suyo; María, con los ojos cerrados, lame con ternura el clítoris de Mariana.
Mi madre me empuja al interior del cuarto, haciendo que las gemelas dejen su labor para observarnos.
“¿podemos unirnos a la fiesta?” pegunta con una sonrisa enorme y sin dejar de masturbarme.
“claro, tía, adelante” respondieron las gemelas al unísono, Ana se dirigió hacia mi miembro erecto engulléndolo, mientras que Mariana me besaba el pecho, jugueteando con mis pezones.
Inés se retiró por unos momentos, mientras mis primas cambiaban de estrategia: Mariana me proporcionaba sexo oral mientras Ana me hacía disfrutar con un beso negro.
María abre los ojos, desperezándose, siente su entrepierna mojada (por sus jugos y por la boca de una de sus hijas) “ahora si, cabroncito, vas a saber lo que es bueno”.
Me toma del cabello mientras me guía a su vagina, la cual empiezo a explorar con la lengua; lamiendo su clítoris endurecido, probando su licor de hembra madura.
La lengua de Ana es substituida por dos dedos que ella misma inserta en mi ano, “Vamos a ver si también eres de ida y vuelta como Betito”.
Mariana pasa su lengua por mis testículos mientras me masturba con lentitud.
“tengan niñas” dice mi Madre, ambas suspenden lo que hacen y van a la puerta del cuarto, regresan después de unos instantes: cada una trae un arnés y le dan a su Mamá un consolador largo con glande de plástico en ambos extremos.
Inés se acuesta en la cama, junto su hermana, comienza a acariciar los pechos de María; “ven cachorrito, seguramente tienes sed”
Ana me dirige hacia el vientre de mi madre, comienzo a introducir mi lengua; ella gime un poco y me detiene: “espera, déjame acomodarme” dice mientras pone sus muslos sobre mis hombros y apoya su espalda en la cabecera.
Sigo chupando su clítoris, jugando con la lengua e introduciéndola en su cueva mojada, cuando una de las gemelas me penetra con el arnés.
“¿te está gustando, primo?; vamos a darle más ritmo, Marianita mi beba quiere comer”.
Intuyo que Ana está disfrutando ser el centro del trenecito, ya que los embates han aumentado en ritmo y fuerza.
María solo observa mientras juega con el consolador, un extremo lo tiene en la vagina mientras chupa el otro como si estuviera haciéndole una felación.
Ana sale dejando mi ano dilatado, sin embargo sigo exitado, “ven tia” le dice a mi madre.
Inés se coloca frente a mi, aprisiona mi pene entre su mano y poco a poco lo va introduciendo en su vagina, ya que está completamente penetrada me dice al oído “vamos a ver si te mueves más rico que tu papi o si duras tanto como Betito; ¿no te emociona que nuestra primera vez tenga un público tan selecto?” suelta una pequeña risa.
Mariana aprovecha para penetrarme analmente, “que ricas nalguitas tienes, primito” y Ana hace lo mismo con su hermana.
María sigue masturbándose, ahora utiliza su mano; los dedos entran y salen relucientes por sus líquidos; los cuales ocasionalmente chupa haciendo intencionalmente un fuerte ruido.
Baja de la cama y arrodillándose, entre mi madre y yo, procede a pasar su lengua por mis testículos y los labios vaginales de Inés.
; no sé si sus manos están en la vagina de sus hijas o dándose placer ella misma.
Lo que si sé es que estoy por terminar, “¿ya le vas a dar su lechita a Mami, bebé?”
“Si” le respondo, “Niñas, atrás por favor” mis primas obedecen rompiendo el trenecito que habían formado, Inés se arrodilla frente a mi y comienza a masturbarme con rapidez mientras murmura:
“dame tu leche, bebé, por favor; mami tiene hambre” su otra mano acaricia suavemente mis testículos “dámela por favor, si, no me castigues; me he portado bien”.
Sin previo aviso su dedo se inserta en mi ano coincidiendo con mi eyaculación, la cual le moja los pechos.
Me suelta y se acuesta junto a María, la cual va a limpiar los senos de mi madre con la avidez de una gatita hambrienta.
Mariana y su gemela ocupan el lugar de mi madre y mientras Ana devora mi pene, que va regresando a su tamaño original, Mariana introduce mis testículos en su boca, chupando y haciendo un ruido muy sensual.
Maria recoge un poco de semen con la punta de la lengua y se lo deja a Inés en un beso.
“como cuando estábamos en casa” dice mi madre; “si, Ernestito tiene un sabor parecido al de Javier”
“si, ¿quieres verlo?”
“me encantaría mejor tenerlo”
“antes de que terminen sus vacaciones, ¿te late?”
“bien, yo creo que las niñas también lo extrañan, ¿nenas quieren ver a Papá?”
“si” responden al mismo tiempo con un grito de alegría.
“vengan para acá, pero límpiense primero”
Aprovecho para sentarme a descansar, una vez que han limpiado con toallas húmedas los arneses; Mariana penetra vaginalmente a Inés, la cual besa a María quien a su vez (colocada en cuatro puntos) recibe a Ana por su culo.
Los pechos de las gemelas se bambolean sensualmente con los movimientos, después de unos minutos cambian de lugares.
Maria recibe entre sus piernas a Mariana, mientras sus pechos son besados por Inés (recibiendo el mismo trato de parte de su hermana) la cual recibe analmente a su sobrina Ana.
Me levanto con cansancio; voy al baño a ducharme y, por encima del ruido del agua, puedo escuchar los gritos de Inés y Maria anunciando su orgasmo.
Salgo de la regadera, y al pasar por el cuarto de María, puedo ver a las gemelas haciendo tijeras, moviendo con rapidez las caderas mientras le dan placer oral a sus mayores: Ana a María y Mariana a Inés.
Los arneses están en el suelo, pero no el consolador; imagino que las gemelas lo están usando.
Inés y María vuelven a explotar en otro orgasmo, mientras las gemelas se aproximan al suyo; Madre y Tía se separan de ellas y abrazadas las observan.
Las gemelas se separan y efectivamente están usando el consolador; Mariana se coloca sobre Ana (quien está en posición de misionero) y comienza a penetrarla; Ana se prende de las nalgas de su hermana, estrujándolas y haciendo más rápidos y fuertes los embates.
En un par de minutos mis primas culminan en un delicioso orgasmo.
Permaneciendo abrazadas, con los ojos cerrados y una amplia sonrisa en los labios.
María e Inés salen, tomadas de la cintura, hacia el baño del cuarto de mis padres; al pasar junto a mi me besan cada una en una mejilla y prosiguen su camino.
Yo voy a dormir un poco más, la salida con Mariana será por la tarde (si es que logro despertarme).
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