Una familia muy normal – XIV
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
“¿quieres saber cuál fue el “regalo especial del viernes”?
“si” respondo con morbo y deseo.
Te cuento:
Ese viernes me arregle como si fuera a una fiesta: mi mejor camisa, pantalón de vestir y saco sport; mis padres estaban bien vestidos también; Jorge un Blazer azul marino, pantalones negros y camisa azul cielo, Inés se veía deslumbrante un vestido rojo a la rodilla, con abertura a un lado la cual le llegaba casi a la cadera, un escote generoso que casi hacia desbordar sus pechos.
Mi padre estaba llamando desde su celular, aún no sabía a dónde, y sostenía en su mano una tarjeta; confirmaba la asistencia de él, su esposa y un single, anotó una dirección en una hoja de papel y la leyó para confirmarla.
Subimos al auto y Jorge manejo con pericia hasta la zona del centro, la zona cercana a la Plaza de la República, busco donde dejar el auto en la calle de Edison y caminamos hacia una discreta puerta sobre Ponciano Arriaga.
Mi padre llama a la puerta, se abre una pequeña ventana, y menciona una contraseña; se nos permite el acceso, un hombre nos cachea a Jorge y a mi, mientras una mujer hace lo mismo con mi madre.
Subimos una escalera y llegamos a una habitación amplia, con varias mesas alrededor y un amplio circulo libre en la parte central; cubiertos con cortinas se encontraban los accesos a dos habitaciones (que más tarde sabría su función).
Nos sentamos en una mesa, había pocas personas en el lugar, hasta que para mi sorpresa apareció Javier (el ex esposo de mi tía María y padre de las gemelas) acompañado por ¡la hermana de mi Papá!, mi tía Lupita, una mujer muy atractiva (para sus 42 años, dos más que mis padres y casi no frecuentaba la casa más que en algunas celebraciones especiales) que llamaba la atención por su vestido blanco transparente que revelaba lo obscuro de sus pezones y lo rojo de su tanga.
Llegan a nuestra mesa, se saludan todos efusivamente, y mi madre comenta que hace una semana fue mi cumpleaños.
Javier me abraza y me da una nalgada, Lupita también me abraza y pone mi cabeza en sus senos “te vamos a dar un regalo muy especial, aquí la única regla es NO es NO; pero yo me voy a encargar de que tu primera vez en un club swinger sea memorable”.
Escucharla me excitó y ella lo notó al sentir mi erección en su muslo, me beso en los labios de manera tierna para después tomar asiento.
“En este lugar ya nos conocen, somos clientes regulares, Los eventos son exclusivos para las parejas, pero el segundo y tercer viernes de mes permiten la entrada de un reducido grupo de singles varones ya que las mujeres solas siempre pueden accesar (aunque en un número reducido), por ello es que valiéndonos de nuestra antigüedad te permitieron ingresar sin mayor problema”
“Las cortinas cubren los accesos a dos recámaras de tamaño medio, cada una con King Size, y la última es el cuarto obscuro donde todo puede suceder”.
Tomamos asiento y mi padre llamó al mesero, a quien le pidió de beber: whiskey para Inés y Él, un desarmador con Smirnoff para Javier, Medias de seda para Tía Lupita y un desarmador para mi.
La mesa donde estábamos era redonda, Yo quedé entre ambas mujeres (mi madre a la derecha y mi Tía a la izquierda) mi padres estaba a un lado de su hermana y mi ex tío junto a mi madre.
Comenzaron a charlar mientras bebían, así fue que me enteré que (a pesar del divorcio con María) Javier seguía en contacto cercano con sus hijas y que ocasionalmente tenía encuentros pasionales con su ex mujer; por otro lado mi Tía Lupita seguía soltera y lo disfrutaba, al igual que su bisexualidad, repentinamente el anfitrión anunció el inicio de la variedad y comenzó un show de striptease.
Durante el cual mi tía me acariciaba el muslo y mi madre me daba apretones en mi sexo erecto.
Aproximadamente 30 minutos después, con acompañamiento de música instrumental, las luces bajaron de intensidad.
Mi padre se levantó y dijo “vámonos a una de las habitaciones antes de que nos ganen”, lo imitamos y entramos a la más cercana; la luz era más tenue que la del exterior pero iluminaba lo suficiente para vernos.
“como este es tu regalo de cumpleaños Beto, tu tío y yo solo veremos por el momento” me dijo Jorge mientras Mi Madre y su cuñada se quitaban los vestidos y se recostaron en la cama.
Lupita solo vestía una tanga roja, mi Madre tanga negra y bra de un cuarto de copa en color carne; comenzaron a besarse y acariciarse mutuamente los pechos.
Javier bajándose el cierre del pantalón sacó su miembro erecto y comenzó a masturbarse, mi padre se colocó detrás de mi y sobando mi paquete por encima de la ropa me dijo: “este es tu primer regalo: un trío con dos hembras fogosas”
Lupita devoraba los pechos de su cuñada y mi madre me llamaba con la mano.
Jorge me quita el saco, la camisa y el pantalón; me descalzo y voy a la cama en playera y bóxer.
En cuanto subo a la cama Lupita me quita la playera y mi madre el bóxer; después ambas se quitan sus respectivas tangas y me colocan boca arriba, con mi erección apuntando al techo.
Mi madre se coloca sobre mi iniciando un delicioso 69, su cueva ya está mojada por las caricias y besos de mi Tía, Lupita aprovecha para darle un beso negro a Inés el cual veo asombrado y sintiendo sus tetas en mi cabeza.
La da una nalgada a Inés, la cual separa su vientre de mis labios y se acomoda girando la pelvis; Lupita aproxima su entrepierna a mi boca y sus labios y lengua comienzan a disfrutar el vértice del placer de mi madre.
Jorge y Javier, con los pantalones a las rodillas, se masturban el uno al otro.
Mi madre se dedica ahora a pasar su rosada lengua por mis testículos, mientras acaricia mi pene firme, mi lengua explora el interior de la gruta de Lupita y mis dedos juegan con el contorno de su ano y terminan introduciéndose por allí repentinamente coincidiendo con las contracciones de su estrecho hoyito un chorro de líquido entró en mi boca.
¡Lupita tiene squirt!, una mujer así solo la había visto en los videos porno de internet; pero nunca imagine estar con una en la cama, el líquido tenía un sabor un poco salino, pero era tibio y claro.
Sin poder evitarlo tragué un poco, la sorpresa y la excitación me hicieron terminar bañando el rostro de mi madre con mi leche.
Javier comenzó a besar y lamer el rostro de mi madre, limpiándole el semen que le había dejado en su faz; mientras tanto Lupita giró para comenzar a limpiarme con la boca los restos de mi eyaculación.
Su lengua rodeaba mi pene semierecto transmitiéndole una sensación de tibieza muy sensual, además sus manos acariciaban con delicadeza mi escroto, apretando un poco para aumentar mi excitación, pero lo más sorprendente y morboso fue a mi Padre acercarse e iniciar un beso negro en el trasero de Lupita, la cual al tener la boca ocupada solo pudo suspirar y poner los ojos en blanco.
Gracias a mi juventud mi miembro nuevamente cobró vigor, sentía que mi pene adquiría más fuerza y dureza que hacía unos minutos.
Lupita dejó de darme placer oral y con un silbido llamó la atención de mi Madre, la cual asintió con la cabeza y se acostó boca arriba a un lado de Ella, ambas con las piernas separadas; Jorge se aproximó hacia mi y tomándome por la nuca me dijo: “dales a estas dos zorritas lo que piden: una verga joven y gruesa como la tuya”.
Primero penetré a mi tía, era delicioso sentir como las paredes de su vagina (completamente mojada y caliente) estrechaban mi erecto pene, después de unos minutos salí de su dulce coño y procedía a entrar en el de mi madre (el cual aunque ya conocía me seguía pareciendo delicioso).
Mientras intercalaba mi estancia en una mujer y otra, mi ex tío y mi padre se habían desnudado permaneciendo de pie uno masturbaba al otro sin perder de vista lo que pasaba en la cama.
“¿Próximo ya a terminar?” pregunta mi Madre, respondo afirmativamente y entonces me pide detenerme; ambas mujeres se arrodillan sobre el colchón y se ocupan de mis genitales, Inés de mi miembro y Lupita de mis bolas; la tibieza de sus lenguas y lo sensual de sus labios me hacen terminar salpicándolas con mi licor seminal.
Para limpiarse el rostro, se besan y recogen en la boca mi leche; la cual intercambian después en un largo y pasional beso.
Mi padre me lleva un vaso, “solo es jugo de naranja” me dice; procedo a beberlo con ansiedad.
Mientras Javier sodomiza a mi Madre, mi padre hace un 69 con su hermana; después intercambian posiciones y Lupita es penetrada analmente por Javier y mi Madre da y recibe placer oral de mi padre.
Para mi sorpresa, nuevamente tengo una erección; sin embargo algo hay diferente: siento mi pulso más rápido y un leve zumbido en los oídos.
Mi padre al notarlo me instruye: ”ven acá y ponte en cuatro”, obedezco y una vez colocado en el centro del King Size escucho a mi padre decir: “ahora le toca la segunda parte de su regalo: va a sentir y gozar el fierro de dos cabrones”.
Javier, sin mayor protocolo, me penetra sosteniéndome fuertemente de las caderas; su pene grueso y venoso poco a poco va adentrándose en mi ano causándome un poco de dolor, “como seguramente ya notaste, bebé, la tengo más gruesa que la de tu Papi y voy a darte por atrás como castigo por ser malo, ¿okey?” me dice con su voz un poco enronquecida por el alcohol.
Mi padre, me toma del cabello y me introduce su lanza de carne en la boca y trato de darle una mejor mamada que la de hace una semana en la noche de mi cumpleaños.
Ahora las mujeres observan mientras sus manos juegan con sus clítoris y pechos, oigo los besos que se dan Jorge y Javier pero no puedo verlos por estar con poca luz y en una posición que me impide mirar hacia arriba.
Cambian de posición y es el miembro de mi padre quien entra en mi ano dilatado, el cual se ajusta para estrecharlo, mientras tanto (después de limpiarse con una toalla húmeda) Javier me introduce su potente instrumento en la boca, su grosor me dificulta un poco la respiración y la textura de su tronco lleno venas hinchadas se siente tan bien cuando lo recorro con la lengua.
Si bien es cierto que disfruto mucho estar dentro de una rica puchita, la sensación de estar invadido por una gruesa pieza de carne (ya sea por atrás o por la boca) es más grato.
No sé si soy bisexual o me esté volviendo gay, pero eso no importa; lo que quiero ahora es sentir como me llenan de leche estos dos garañones (no importa que uno de ellos sea mi padre).
Una mano femenina comienza a masturbarme, es mi Tía Lupita, quien al parecer le está dando un beso negro a su hermano al mismo tiempo que atiende mi erecto pene.
Mi madre también comenzó a lamer el culo de su ex – cuñado y me dio gracia pensar que el centro de este momento de pasión era yo.
Mi padre me inundó con su semen, un calor me recorrió las entrañas y me aproximó a las sensaciones del edén, menos de un minuto después Javier se descargó en mi; inundando mi boca, el sabor ligeramente salado de su leche me pareció delicioso.
Ambos se separaron de mi, mientras mis padres comenzaban a vestirse, Javier y Lupita se acariciaban y besaban con pasión.
Por imitación me vestí y a los pocos minutos los tres salíamos el local hacia el coche; Javier y Lupita se quedaron; al parecer ellos querían seguir disfrutando la noche.
Nos marchamos a casa, de no ser por un CD de lo mejor de Universal Estéreo el auto estaría en completo silencio, llegamos y cada quien fue su habitación: al despedirnos mi madre me beso en la boca y me abrazó diciendo “espero disfrutaras mucho esta noche”, mi padre me palmeó la espalda y exclamó “te abrimos las puertas al mundo bisexual, el camino que quieras tomar de ahora en adelante es tu responsabilidad; descansa cachorrito” y para mi sorpresa me besó en la boca, introduciendo su lengua para tocar la mía.
Me soltó y entramos a nuestras respectivos aposentos.
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