Una familia muy normal – XVI
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sayago19.
Le sirvo otro trago a Mariana, lo bebe con calma y una vez que termina, prosigue con su relación:
“Ahora les toca a ustedes, Ana acaríciame como lo hice contigo mientras Mariana se pone en cuclillas sobre mi rostro”
Obedecimos, yo estaba sorprendida: la primera vez que me daban sexo oral, lo hacía una mujer y no cualquiera: ¡era mi Madre!.
Cualquier lógica quedó sin validez al sentir como la experta lengua de María paladeaba mi cuevita, me excitaba escuchar como sorbía mis jugos, sus manos estrujando mis nalgas mientras se acercaban a mi ano: eran causa de escalofríos inolvidables.
Repentinamente el dedo de mi madre penetró rápidamente en mi ano, lo cual sumado a sus sabias caricias orales me hicieron alcanzar un nuevo orgasmo; Con un leve empujón me hiso acostarme a un lado de ella y llamó a Ana para que ocupara mi lugar.
Estaba impactada viendo como María devoraba con maestría la conchita de Ana, no perdía de vista como los dedos se aproximaban al ano de mi gemela, acariciando su contorno, estimulándolo con la yema del dedo medio, para después poco a poco introducirlo en ese pequeño lugar.
Ana gritó, al sentirse invadida, para evitar eso mis labios se prendieron de los suyos y comencé a besarla, a acariciar su lengua son la mía mientras mis manos jugaban con sus pechos y pezones.
Mi madre redobló sus caricias y en unos momentos, Ana se estremeció en un orgasmo que le permitió exclamar con placer un “siiiiiiiiiii”
María se sentó y comenzó a masturbarse “yo todavía no termino, mis dulces gemelitas, pero eso puede arreglarse” nos dijo mientras su diestra hurgaba en su cueva mojada y la izquierda estimulaba sus ya erectos pezones, solo la escuchaba murmurar “si.
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así.
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Javier papacito ¿dónde estás? .
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hmmmmm; yaaaaaaaa” explotó finalmente en su orgasmo.
Permanecimos acostadas casi una hora, mi Madre se levantó y fue al closet por una bata (para ella) y dos baby dolls (para vestirnos), se sentó en la cama y nos miro con seriedad:
“No es muy común lo que hicimos, así que será nuestro secreto; podemos repertirlo en alguna otra ocasión; no le comenten nada a su padre, yo se lo diré en su momento”.
Ambas asentimos, “por cierto, su padre llegará tarde, si quieren ver sexo en vivo bajen con sigilo a la cocina (cuando yo les avise) y podrán observarnos; igual y aprenden algo más” dicho eso salió hacia la cocina y preparó algo para comer, dejándome con ansiedad por que la noche cayera.
Por la tarde fui con Ana al centro comercial y compramos tangas para ambas, llegando a casa decidimos estrenarlas, era la primera vez que usaba una y solo logró mantenerme excitada; esa sensación de la breve tira de tela entre mis nalgas y sobre mi vagina era indescriptible.
Cerca de la media noche mi Madre va a nuestra habitación, “niñas, su padre se está estacionando; el show comienza dentro de poco en la sala” nos dice entreabriendo la puerta y se marcha, me levanto rápidamente (la ansiedad no me había dejado dormir) pero Ana continúa dormida, intento despertarla pero solo me responde con un manotazo y un murmullo ininteligible.
Salgo sigilosamente, vestida solo con una playera larga de algodón y mi tanga nueva, llego a la cocina y busco un lugar desde donde pueda observar cómodamente y sin ser vista.
Recién me instalo cuando entran mis padres, Ella luce lencería sensual: Baby Doll rojo, sin bra, tanga del mismo color y zapatos de tacón haciendo juego.
Mi padre deja su portafolio en la mesa de centro y se sienta en el sofá, enciende la pantalla y busca el canal 430 (donde transmiten películas porno en ese horario).
Mi madre le lleva un vaso con jugo de naranja y vodka (después supe que es un desarmador y creo que el gusto se hereda), mi padre toma la mitad de un solo trago y lo deja también en la mesa.
María se arrodilla ante Él, de forma que yo pueda ver lo que ella hace, y abre la cremallera de su pantalón; saca su miembro dormido y comienza a acariciarlo mientras dice: “despierta bebé, tu putita tiene hambre, ¿no quieres darle por el culo a esta zorrita caliente?”.
Poco a poco el miembro de mi padre comienza a erguirse, lo veo como se hincha y se marcan las venas en su tronco; mi madre se lo saca de la boca (creo que para que pueda admirarlo) y alcanza un tamaño como de 18 centímetros.
“¿qué se te antoja Papi?”
“hazme una rusa”
Por toda respuesta se despojó de su Baby Doll, quedando solo en tanga y zapatillas, y colocó el miembro rígido y enrojecido entre sus redondas y grandes tetas.
Las oprimió una contra otra y comenzó a subirlas y bajarlas acariciando con ellas el pene de mi padre, saber que frente a mi tenía a mis padres con sus juegos sexuales me excitaba a granel, mi tanga ya estaba mojada y mis pezones erectos así que decidí comenzar a jugar conmigo misma.
“detente” dijo mi padre, fue tal la sorpresa que instintivamente separé mis dedos de mi clítoris, tomó a mi madre por el cabello y la levantó, la arrodillo en el sofá apoyando sus senos contra el respaldo y procedió a arrodillarse para besar sus pantorrillas, bajando despacio, lamiendo y besando su piel, para llegar a los tobillos.
Tomo el pie de mi madre y chupó sus dedos, los recorrió con la lengua y procedió a hacer lo mismo con los tacones de las zapatillas (que por cierto era la primera vez que las veía).
Después se levantó, nunca antes sus 1.95 me habían parecido tan imponentes, y se desnudó con rapidez, (mi boca se abrió al contemplar su cuerpo maduro y fornido, con el pecho cubierto de vello el cual continuaba como un arroyo hasta su miembro rasurado hacía poco).
Poniendo su mano en la espalda de mi madre le arranca la tanga y le da una sonora nalgada, alcanzo a ver la marca enrojecida en su blanco y redondo trasero, Ella gime de placer y levanta la cadera quedando en una posición cómoda para que mi padre sentado en la mesa de centro comience a besarle el culete (como llaman los españoles a las pompas) y sorpresivamente su lengua juega con el ano de María.
Cada vez estoy más excitada, mis dedos de la diestra no dejan de moverse dentro de mi virginal vagina, me muerdo los labios para no gemir y la izquierda juega con mis rosados y erectos pezones.
Javier se pone de pie empujando la mesa hacia atrás toma a mi madre, de la cadera con la diestra y del cabello con la siniestra, penetrándola analmente de un solo impulso, Ella comienza a hablarle con la voz ronca de deseo:
“si papi, dale por el culo a tu perrita, lléname de tu leche; esta zorra es una sucia que necesita su castigo.
”
Tira de su cabello con fuerza, haciéndola separarse del respaldo del sofá, y con la diestra aprieta su seno a la par que le responde:
“claro que si, puta barata, te voy a dejar el culo rojo y lleno mis mecos, como lo hice con tu hermana en la fiesta de quince años de las niñas”
Una nalgada se escucha en la sala, por encima del rechinido del sillón, “hmmmmmm” brama mi madre desde lo profundo de su cuerpo anunciando su orgasmo.
Mi padre sale de Ella, lo cual María aprovecha para resbalar hasta el piso, Jorge empuña su miembro hinchado y rojo y comienza a masturbarse.
Yo estoy a punto del orgasmo, cuando el pene de mi padre escupe su semen sobre el rostro y pechos de mi mamá; en ese momento siento las contracciones de mis paredes vaginales anunciando ese placer gratamente esperado.
Después se sienta en la mesa y termina de beber su desarmador.
“que rico Papi, gracias” dice mi madre mientras comienza a recoger el semen con una mano y llevárselo a la boca.
“¿qué culito está más apretado: el mío o el de Inés?”
“El tuyo”
“¿por qué?”
“por que aún te hemos hecho una doble penetración anal Jorge y yo como a Ella, ¿ya se te olvidó que fue el “castigo” que le pusiste un día que estábamos jugando botella?”
“cambiando de tema” se levanta mi madre y lo abraza del cuello, besándoselo con deliberada lentitud, “las niñas ya están grandecitas y .
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tal vez.
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“ la mano de María acaricia el sexo semidormido de mi padre.
Pero Él, tomándole la mano, la separa de su miembro “¡no!, solo tienen quince años; deja que pasen al menos otros dos y ya veremos; ya habíamos hablado de que si lo deseas puedes enseñarlas a conocer su cuerpo pero nada más”.
¡No puedo creer lo que escucho! Mi madre quiere que mi Padre, ese semental de 1.
95 y 18 cm, sea el primer hombre en entrar en mi tierna panochita; el solo imaginarlo me enciende la sangre nuevamente.
Mi madre intenta insistir, pero Javier sube a la habitación así desnudo como está dando por concluida la discusión.
Ella desencantada comienza a levantar la ropa y el vaso, llega hasta la cocina y sonríe al mirarme desnuda en mi escondite:
“te gustó lo que viste”
“Si mamita, fue delicioso”
“¿jugaste con tu rajita y terminaste rico?”
“si mami”
“muy bien, voy a seguir insistiendo con tu Padre; me encantaría que Él te desflorara con mi ayuda ¿te gusta la idea?” me pregunta tomándome de la barbilla.
“Si mamá y mucho, pero.
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” no puedo terminar de hablar, sus labios se posan en los míos y creo percibir el sabor del semen de mi padre en ellos.
“shhh, yo me encargo” dice al separarse y subir a su habitación.
Con sigilo la imito y voy a mi cuarto, donde Ana duerme apaciblemente con una tranquilidad casi infantil.
“pero: ¿qué pasó?” interrumpe Lidia.
Varias veces los ví tener relaciones en la sala y una vez oculta en el closet de su cuarto; pero mi Padre estaba firme en no poseernos hasta los 17.
Cada vez que mi Madre mencionaba el tema, mi Papá se molestaba y en ocasiones hasta se retiraba erecto sin terminar ni Él, ni Mamá.
En mi cumpleaños 16, Ella nos prometió una sorpresa:
Nos acostó a Ana y a mi, desnudas, en su cama; y llevó a mi padre con los ojos cubiertos (desnudo y erecto) hasta allí, muy bíblico el asunto y por ello excitante, sin embargo al escuchar nuestras risas nerviosas se arrancó la venda.
Discutió con mi Madre como nunca antes lo había hecho y le pidió el divorcio, como seguramente recuerdas Ernesto, todo mundo pensó muchas cosas pero ninguno sabía la razón verdadera.
Nos dolió mucho mi hermana y a mí, pues nos sentimos despreciadas, eso causó que anduviéramos de novio en novio (pero con ninguno tuvimos relaciones), Cada semana veíamos a mi padre y le exigíamos volver a casa.
Él, todo un caballero, nunca nos habló mal de Mamá; al contrario nos dijo que era una mujer hermosa y apasionada, pero que a Él no le gustaba que Ella le diera órdenes y que después nos contaría el porqué.
Así fue que llegamos con ansía hasta nuestro cumpleaños 17.
Interrumpí su narración para rellenar los vasos, Lidia pasó al tocador, yo llamé por teléfono a casa para avisar que habíamos encontrado a unos amigos en el centro y que iríamos a la zona rosa a chelear un rato.
Mariana, le dio un trago a la bebida; se levantó y me besó con ternura (a pesar de nuestra mutua desnudez) “gracias, por ayudarme a sacar esto”
“de nada”
Ella se sentó nuevamente en la cama, tome una silla y Lidia ocupó una almohada para acomodarse en el suelo.
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