Una familia peculiar II.
Y llegó el fin de semana en el cual Sandra me trajo a sus hijas, Mia y Lara, para llevar adelante juegos sexuales salvajes. .
El día viernes era el indicado para que viniera Sandra con sus hijas para llevar adelante juegos sexuales salvajes, estaba verdaderamente muy ansioso por eso, pero el jueves vino Sandra a limpiar mi casa, adelantó el día para dejar libre el fin de semana entero. Ella también estaba muy ansiosa, así me lo hizo saber, acerca de que yo tuviera contacto sexual con sus hijas.
-Sos entregadora de tus propias hijas, putita de mierda, le dije con una sonrisa.
-Como si a vos no te gustara la concha de tu madre, viejo puto.
Me encanta, quiero comerme a esas nenitas y sobre todo que vos me estés mirando, me caliente más.
-Sí, sos bien perverso, te gustan las cosas retorcidas.
– ¿Como si a vos no te gustaron?
-Me encantan, sabes que soy muy puta, vos ni siquiera te habías dado cuenta. No sabés las pajas que me hacía cuando vos venías a casa los fines de semana y te recogías a mi vieja.
– ¿En serio?, pregunté.
-Por supuesto.
Ella siguió limpiando y cuando calculé que estaba terminando le dije que si quería que le hiciera algunos mates y me dijo que sí. Ella estaba finalizando de asear mi habitación y yo me fui hacia la cocina a preparar la infusión. Estaba haciendo los preparativos cuando escucho su vos que me dice:
– ¿Y esto? ¿de qué se trata? ¿te gusta que te rompan el culo? Sos un viejo puto y traga leche.
Me di vuelta y la vi con un arnés y un consolador de 17 centímetros y casi cinco y medio de ancho.
-Eso lo usaba tu vieja conmigo, se lo ponía y venía con la verga puesta, era mitad mujer y mitad macho. Ella quería que yo fuera su puta y me daba verga por el ojete durante unos quince minutos cada vez que cogíamos. A ella se le ocurrió eso viendo una peli porno, al menos eso me dijo.
-Mirá mi vieja, la gran putona, le gustaba darte por el culo.
– Sí, y a mí me gusta, para que te voy a mentir.
– ¿Me vas a dejar a mí que te rompa el orto?
-Por supuesto, no te queda ninguna duda, vos y tus hijas pueden hacer lo que quieran conmigo. Mañana me podés coger delante de tus hijas y le vas contando, seguro que, si nos ven hacerlo a nosotros delante de ellas, va a resultarle normal y me lo van hacer ellas a mí.
– ¿Sí?, preguntó con ojos lujuriosos.
-Sí, Sandrita, y si querés me disfrazo de mujer, cosa que a tu madre le gustaba y mucho. Te diría que le encantaba, se ponía totalmente loca.
-No, mañana no, pero habrá un próxima entre vos y yo solos que si quiero que te disfraces de mujer.
-Bueno, traeme la ropa y ya vas a ver que “linda” me pongo para vos.
Después de la charla que tuve con Sandra, ella se fue. Me había quedado muy caliente por la conversación y estaba desesperado esperando que pasen las horas para que llegara al viernes. Y el viernes llegó. A eso de las seis de la tarde sonó el timbre de mi casa, fui a abrir y estaban las tres paradas en la puerta, hubo un saludo muy afectuoso entre los cuatro. Lo que me marcaba que Sandra ya había hablado y bastante con sus hijas acerca de lo que nos esperaba este loco fin de semana.
A eso de las 9 de la noche, Sandra les dijo a sus hijas que fueran para la habitación grande y que se sacaran la ropa y se quedaran en la cama que ya íbamos nosotros, las nenas fueron y cerraron la puerta. Yo me quedé en la cocina con la madre, Sandra me dio un hermoso beso de lengua mientras me acariciaba por arriba de los pantalones la pija y me dijo que había hablado con Mia y Lara y que ellas estaban muy entusiasmadas con la nueva experiencia, me dijo que les había contado que era agregar una persona de otro sexo a los juegos que ella hacían con la abuela y ahora con ella. Le dije a Sandra que empezara ella y que yo mientras me sacaba la ropa y miraba hasta que me dieran el okey para ingresar al juego. Iba a quedarme en una banqueta que tengo en la pieza mirando como ellas jugueteaban con sus partes pudendas.
Las nenas se sacaron toda la ropa, al igual que Sandra, Mía era pequeña, tenía una cara angelical, sus tetitas apenas sobresalían, es más solo tenía un poco puntudos los pezones y nada más, se podía ver con nitidez, desde el lugar en que yo estaba, la raja de su bella conchita, al igual que sus lindos glúteos. imaginaba lo que podía ser chupar ese agujero virgen.
Lara tenía más forma de mujercita, sus tetitas eran dos protuberancias hermosas que terminaban en bellos pezones de color marrón claro, apenas le había crecido un bello púbico que se notaba suave y dejaba entrever una vulva más carnosa que la de su hermana. Su culo era formidable, bastante grande por ser una niña de trece años.
Las tres están jugando entre ellas, la madre chupaba la concha de Lara, que estaba recostada sobre la cama, Sandra en cuatro patas lamía y lamía la concha que se mojaba cada vez más, mientras la pequeña gemía y se movía un poco como gozando de la lengua de su madre, por detrás de Sandra, Mía, le pasaba la lengua por la concha y el culo a su madre.
Era una escena que me tenía con la verga redura, la cabeza de mi pija parecía que iba a explotar, su color colorado furioso, era impactante, a tal punto que no pude contenme y saqué a Mía de donde estaba y le puse la verga en la concha a Sandra, para luego pasar también por el agujero de su ojete, a todo esto Mía, que estaba a mi lado, comenzó a besarme, nos dimos unos besos de lengua muy calientes, le dije que me calentaba que me acariciaran los pezones, ella comenzó a hacerlo, mientras yo seguía fornicando a su madre por los dos agujeros. En un determinado momento saque la pija del cuerpo de Sandra y le pedí a la pequeña Mía que me chupara la pija, cosa que hizo con bastante arte, aunque tuve que decirle que se cuidara de rasparme con los dientes.
La coloqué al borde de la cama, recostada, con los pies colgando, me bajé, me arrodillé abrí sus piernas y comencé a lamerle la concha, puse dura mi lengua y le la introduje dentro de su cuevita, estaba mojada, gemía y se movía para un lado y para el otro, la di vuelta y al abrir sus cantos le metí la lengua en el culo, el que lamí con mucho placer, ella pareció sentir lo mismo porque jadeaba como una zorra en celo, la puse de nuevo sobre su espalda e intenté colocarle la verga en la concha, entré con un poco de esfuerzo la cabeza solamente; me dijo que le molestaba un poco y entonces la saqué y seguí dándole placer con mi lengua golosa.
A todo esto, Sandra y Lara estaban haciendo un bello 69 al lado nuestro, me excitaba mucho ver como se comían la concha la una a la otra, escucharlas gritar o gemir y como se retorcían en la cama. Me dije a mi mismo, las tres son dignas hija y nietas de la puta de mi pareja.
Me quedaba por probar a Lara, tenía enormes ganas de hacerlo, pero tuve un momento de lucidez y le dije a Sandra que fuera a buscar el arnés con el consolador y que me penetrara y, al mismo tiempo, les fuera diciendo a las chicas que eso era muy placentero para mí, muy existente y que podían hacerlo cuando ellas quisieran. Así fue que Sandra fue hasta el placard, abrió el primer cajón y sacó el arnés que se colocó, se dio vuelta y sus hijas y yo vimos a una bella mujer con verga, yo les dije a las chicas mirándolas a los ojos esa pija es para mí culo, y agregué que miraran con atención lo que iba a hacer su madre conmigo. Y que ella les iba a ir contando paso a paso lo que veían.
Me puse en cuatro patas con el culo para arriba al borde de la cama, Sandra me embadurnó el culo con crema, agarrá el dildo y empezó a metérmelo dentro de mi agujero, gemí, un poco, Sandra les contaba a las nenas que después yo les iba a meter la pija en culo a ellas y que a mí me gustaba, por tanto, a ellas también les iba a gustar. Ella les agregó que también a ella le gustaba que se la metieran por el orto. Ella entraba y salía de mi culo, me abría bien el agujero, las hijas estaban una cada lado de ella que seguía y seguía con su juego y me decía que yo era un viejo puto, que me gustaba la verga y podría ser un buen traga leche.
Esto duró unos minutos más. Ella se sacó el arnés y comenzó a jugar con sus hijas, se daban hermosos besos de lenguas y se chupaban por todas partes. Todo eso era una delicia para mis ojos. Ya no pude esperar y tomé a Lara de un brazo y la puse boca abajo sobre la cama, le abrí los glúteos y comencé a chuparle el agujero del ojete, le latía un poco, puse crema en la punta de mi verga e intenté colocársela en el culo.
Consideré que era el momento justo, ya que estábamos todos muy calientes y se sabe que en esos instantes los agujeros se dilatan. Se la metí muy despacio por lel orto, esta vez no dijo nada, me dejó entrar con un leve gritito de dolor, pero luego quedó callada y quieta mientras yo jugaba muy despacio con mi verga en ese agujerito. Pero con mucho cuidado, no entré más que un pequeño pedazo de mi verga, para luego sacarla y metérsela en la concha, ahora sí, la tenía muy resbaladiza, estaba muy mojada la pendeja. Y se la metí hasta la mitad, ella se retorcía y gritaba. Sandra me dijo:
-Andá despacio viejo calentón me vas a romper a la nena.
-Callate puta y seguí con la putita chiquita y déjame cogerme a esta putarraca. Es tan puta como vos y como tu madre.
Entraba y salía de ese nena maravillosa mientras la madre y su hermana se pusieron a mi lado y me miraban, Sandra me acariciaba y a Mía le pedí que se su viera a la cama y me diera unos ricos besos de lengua, saque la verga de la concha de Lara y comenzó a chupármela Sandra, a todo esto también quiso hacer lo mismo Mía, lo hizo luego de su madre, después le dije a Sandra que se pusiera delante mío en la cama y me acariciara los pezones porque me caliente mucho y me hace acabar más rápido, mientas le ponía nuevamente la pija la concha a Lara. Hasta que en un momento de locura se me electrizó desde la nuca hasta las cintura, un frio me recorrió por toda la espalda y comencé a derramar mi semen en el interior de Lara. Fue fantástico, he tenido pocas acabadas de este tipo.
Luego nos pusimos los cuatro en la cama, yo estaba como en el cielo, Sandra es una mujer que me gusta mucho, y también me resultan muy excitantes Lara y Mía; pero lo que más me excita es el juego de sexo que plantea Sandra con sus hijas sin ningún tipo de pruritos.
-Nunca me contó nada acerca de sus correrías sexuales la putona de tu madre. Y menos esto con sus nietas.
-Bueno, ya está, me resulta extraño que no te lo haya contado porque ustedes tenían buena química, al menos eso se veía de afuera.
-Exactamente. con tu madre el sexo y la relación eran excelentes.
-Pero de todos modos saliste ganando, yo te conté y te traje a las nenas. Vamos a estar todo el fin de semana.
-Bueno habrá que aprovecharlo. Pero seguro que tendremos más fines de semana, ¿verdad?
-No te quepa ninguna duda. A mí me encantó, y por lo que vi a las nenas también.
-Al margen, que súper polvo te echaste viejo puto.
-Y… dije con un suspiro, con tres semejantes putas…
-Bien que te gusta traga leche.
-Me encanta. Ahora déjame dormir un rato, por favor. Estoy destruido.
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