Una hija calienta plancha, una suegra ganosa (2da. Parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La posición es perfecta, Marga completamente abierta sobre una mesa, sus piernas sobre mis hombros. Veo sus nalgas al borde del mueble, su vulva está mojada y el cliptoris algo enrojecido producto de mi sesión de sexo oral.
Cada gemido que emite provoca que mi verga termine de excitarse, un ligero dolor en los huevos me indica la proximidad de un orgasmo. Ella también sufre una serie de espasmos vaginales, y al sentir el contacto de mi "cosita" inicia un rico movimiento circular con su culo. Mi suegra sí que ha adelatntado su conocimiento sobre coger en estos tres meses que llevamos como amantes.
Hoy es un día más que tenemos sexo, con la excusa de llegar a esperar a mi novia casi a diario terminó dándole verga a la señora, la he cogido de las más variadas maneras, también ha experimentado algo desconocido para ella: EL MAMARME MI TRANCA y beberse mi leche. Marga ha vivido conmigo cosas que nunca experimentó con el padre de sus hijos, su único marido antes que yo.
Le cabalgo con un frenetico mete y saca que provoca el choque de mis testículos en su ano, a cada embestida veo como mi miembro se sambulle llevándose consigo parte de los labios vaginales, chorros de jugo se desplazan por toda mi estaca. Mi suegra puja mientras mantiene cerrados los ojos, se magreaba las tetas y se acaricia su cuello, sus nalguitas blancas se desplazan hacia mi como buscando una mayor penetración, su boca ligeramente abierta en actitud suplicante, parece próxima a entrar en shock.
La satisfacción en mi ego varonil de adolescente me exige darle placer hasta el cansancio, ella con sus 45 pone un máximo esfuerzo a fin de complacerme, aunque a cada cogida le va tomando al gusto. Llevamos cogiendo varios minutos en la misma posición, más por mi deseo pues me permite sentir cada entrada a su vulva, así también visualizo su raja desde el frente hasta donde se une a su ano. Se por ella, que ese ojete no ha sido perforado por nadie y me llena el morbo de ser el primero, ese motivo me hace sacarle la verga y suavemente restregarsela sobre su agujero, la veo contorsionarse mientras emite una serie de gemidos que me indican el gusto que está sintiendo. Mi palo esta inflamado y las venas parecen haberse dilatado más de lo normal quizás por las ganas de acabar, mis huevos se han achiquitado y escondido en su bolsa para pegarse firmemente al pegue de mi miembro, juraría que los 17 centímetros de pene que poseo se han multiplicado hasta casi duplicarse, al menos es la sensación que me da la posición en que tengo a Marga.
Para no acabar he sacado mi pinga, y aprovecho lamer la raja de mi suegra, aunque descaradamente bajo mi lengua hasta su culo y acaricio su ojete. Veo sus contracciones y palpo la estreches de su entrada, con uno de mis dedos acaricio el pegue de su cliptoris y con mi otra mano trato de dilatarle su orificio rectal. Mis dedos hacen su trabajo, con sus mismo jugos y mi saliva he logrado ubicarla, me coloco en posición y sin avisarle empujo tan fuerte que logro meterle casi la mitad de mi instrumento, veo sus ojos deshorbitados y su mueca de desaprobación y dolor, definitivamente Marga no estaba preparada para el sexo anal. Las lágrimas resbalan en sus mejillas, su boca torcida me indican que no le provoca satisfacción mi pedazo de carne en sus extremidades, aunque eso no me detiene y mantengo mi miembro dentro suyo mientras le acaricio su abdomen, pechos y cara. La beso de manera apasionada mientras le susurro lo rico que me provoca el hacer mío su culito. Gime, suspira para luego sonreirme al decir:
-Malo, porque tiene que ser usted quién me rompa el culo.
Luego agregó – Se lo voy a dar, aunque se que nunca será mío.
Deje de moverme y pude sentir como aflojó para facilitar la penetración, tiempo que aproveché para enterrarla de una buena vez, ella suspiro profundo y cerrando sus ojos me acompañó en mis movimientos, sintiendo la sensación de gozo que le provocaba con el correr del tiempo. Gemia de manera exagerada, arqueaba su espalda, sus movimientos se descontrolaron hasta llegar a gritar que no aguantaba. Su voz agonica me impactó: – Ayyyyy que ricooooo , empujeeeee , metamela todaaaa. Papasito quiero me cojaaaaaaa todos los diasssss.
Bruscamente se paró de menear, sentí como chorros de humedad salieron de su vulva, que al contacto con mi verga me electrificaron y empecé a tirar grandes cantidades de leche dentro de sus tripas, mis huevos experimentaron tal desahogo que casi experimente la sensación que penetraran mi ano. De verdad era mi mejor polvo, mi verga seguía dura, la saqué viendo restos de mierda de mi suegra, sin consultarle la agaché a ella y casi la obligue a mamarmela hasta dejarla limpia.
Marga siguió regalandome sexo por años, aunque se dió cuenta que finalmente cogí a su hija, sólo me pidió discreción pues no quería ser competencia de su misma sangre.
Mi verga gozó cojiendo a mi suegrita, lastima que terminé con su hija y deje de frecuentar aquella casa. TOTAL TODO TERMINA
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