UNA MADRE MUY CALIENTE
Mi madre tiene cuarenta y ocho años, pero se nota aún joven y muy apetecible, viste de forma sexy, escotes generosos, insinuando su precioso canalillo de unos pechos duros que son un regalo a la vista para cualquier hombre. Utiliza poco maquillaje para arreglarse, no lo necesita, es presumida y se .
Mi madre tiene cuarenta y ocho años, pero se nota aún joven y muy apetecible, viste de forma sexy, escotes generosos, insinuando su precioso canalillo de unos pechos duros que son un regalo a la vista para cualquier hombre. Utiliza poco maquillaje para arreglarse, no lo necesita, es presumida y se pinta las uñas de las manos. Aunque es de buena estatura, 1.68 m, suele utilizar muy a menudo zapatos de tacón aguja. Siempre me ha fascinado contemplar su hermoso culo, con sus faldas cortas que a veces deja ver bastante cuando está sentada y descruza las piernas. Yo creo que le gusta que la miren…
En verano y ya desde hace algunos años ella ha venido tomando el sol en top-less en la terraza de la casa. Furtivamente yo la estuve espiando, camuflándome entre las cortinas de la ventana del piso superior, procurando no ser visto.
Mi padre es un hombre de negocios, algo mayor que ella, que por su trabajo se ausenta muy a menudo de casa.
Lo que voy a relatar, lo viví este pasado verano y desde entonces no he podido dejar de pensar en las imágenes que se grabaron en mi mente…vi cómo mi madre le ponía los cuernos a mi padre…y en honor a la verdad debo decir, que me hubiera gustado ser yo quien la follara, cuando vi que lo hizo.
Mi padre, como siempre está de viaje… Ese fin de semana, me ausenté de casa al irme de excursión con unos amigos, pero el paseo se nos torció debido a una tormenta veraniega y volví a casa el sábado al atardecer en lugar del domingo como en principio estaba previsto.
Al llegar a casa, me extrañó ver el coche de mi madre aparcado en la puerta, ya que normalmente, los sábados a esa hora ella va al gimnasio.
Abrí la puerta de la casa sin pensar más en ello…vivimos en un dúplex…y al entrar encontré en el mueble del recibidor, dos copas de vino medio llenas y una bolsa de deporte, que no había visto antes por casa …
Algún instinto se despertó en mí, y sin saber muy bien porque, cerré la puerta sigilosamente. Rápidamente, el silencio de la casa, se vio interrumpido por ruidos confusos que provenían del piso superior, ¡eran gemidos!
Subí las escaleras con cuidado, la puerta de la habitación de mis padres estaba entreabierta, supe con claridad, que los gemidos provenían de allí …
A partir de ahí no pensé demasiado, solo quería ver lo que ocurría ahí dentro y me asomé discretamente …
Creo que en principio esperaba encontrar a mis padres follando, pero lo que vi fue radicalmente distinto … mi madre estaba completamente desnuda a cuatro patas encima de la cama, detrás suyo estaba un desconocido, ¡¡¡un hombre joven y musculoso (posiblemente lo conoció en el gimnasio) y se la estaba follando salvajemente!!! El hombre le daba fuertes y rápidas embestidas, a las que mi madre respondía con sonoros gemidos, pude ver como sus hermosas tetas se zarandeaban con violencia, y también pude ver como el hombre se abalanzaba sobre ella y la sujetaba por las caderas, ¡mientras la seguía follando! Mi madre gemía y gritaba cada vez con más energía.
A esas alturas yo ya me había empalmado completamente … desde mi posición y gracias a un espejo que hay en el armario de la habitación, podía observar el espectáculo sin ser visto …
Entonces saque mi celular y comencé a grabarlos, al comienzo me temblaba la mano, pero luego me estabilice, porque comencé a excitarme tremendamente al escuchar como mi madre le pedía a ese hombre, a quien le dijo…Checho:
– Más, más, no pares, ¡¡¡¡por favor!!!! Sigue, sigue, eso, eso, así, así, hummmm que rico, fòllame con fuerza.
– Si, si
– Fóllame, fóllame…
Escuché y contemplé como finalmente mi madre tuvo un orgasmo tremendamente escandaloso, pero el tipo no se corría, era incansable, y sin parar le dio la vuelta, le separó las piernas, y de un golpe la volvió a ensartar con mucha facilidad, mi madre se volvió loca, gritaba y le arañaba la espalda mientras él no paraba de follarla con energía …
A estas alturas, yo ya me estaba pajeando con la otra mano, mientras continuaba grabando…
Después le empezó a decir:
– Te voy a follar por el culo,
– No por el culo no … dijo ella con debilidad…
Pero no se resistió demasiado y sin más el tipo sacó su verga de la concha de ella y pude ver como ella se sujetó las nalgas, para que el tipo la enculara…
¡¡¡Y vaya si la enculó!!!
¡¡¡Le metió bien despacio su verga, pero pronto sus zarandeos volvieron a hacerse fuertes y rápidos … y mi madre disfrutaba de lo lindo!!!
– ¡¡¡Que morbo, que morbo!!!
Pude escuchar como ella gemía…
Y yo ¡¡¡No pude aguantar más y me corrí!!! Y creo que el tipo también…
Me retiré, sigilosamente … y decidí volver más tarde a casa…
¡Desde ese día comencé a soñar con follarme a mi madre!
Y se presentó una oportunidad en que fuimos a una fiesta sin mi padre, porque como siempre estaba viajando. Ese día mi madre estaba muy alegre se había arreglado de forma especial incluso se puso un vestido con algún escote que dejaba ver el canalillo de sus senos y la falda arriba de la rodilla, la verdad cuando se quitó la chaqueta en la fiesta pude observar totalmente su cuerpo, estaba preciosa, noté como parientes y amigos la observaban de arriba abajo y un invitado de la fiesta que no conocía, le dijo a su vecino de asiento, mientras observaba a mi madre, que mujeronón tan hermosa, ¿quién es?, el otro desconocido le respondió debe ser familiar del homenajeado.
La fiesta estaba muy alegre porque habían contratado un grupo musical que animaba hasta al más aburrido. El licor, en ningún momento falto y para las mujeres constantemente pasaban cocteles, que son muy apetecidos por ellas, pero que a la larga pasan su factura y mi madre fue una de sus víctimas. Ella se controlaba pero yo que la conozco sabía que estaba mareada y como no tenía pareja fija para el baile el tipo que hizo el comentario sobre lo buena que estaba mi madre la invito a bailar y se adueñó de ella, de manera que a la madrugada cuando alguien decidió bajar la intensidad de las luces y pusieron música suave durante el descanso del grupo musical, el tipo en mención comenzó a cortejar a mi madre y la apretaba contra su cuerpo, pero en medio de tanta gente bailando, solo yo notaba lo que estaba pasando con ella y su parejo.
Pero llegó la hora de regresar a casa y salimos en dirección a nuestro auto, mi madre continuaba mareada se pegó a mi cuerpo y cuando llegamos al auto yo le abrí la puerta para que subiera, y por su estado al sentarse me dejo ver sus hermosas piernas y su panty blanco y después por el camino no hizo nada por bajar su falda, entonces me atreví a poner mi mano sobre su muslo y espere su reacción, pero no paso nada, al contrario ella puso su mano sobre la mía, y en la medida que avanzamos como la vía era una recta, decidí deslizar mi mano hacia arriba de su pierna y ella quitando su mano me dio vía libre, con lo cual entendí estaba aceptando mis caricias.
Adicionalmente echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos, como si se estuviera entregando. En ese momento y en un arranque de osadía subí mi mano hasta rozar su panty y no hubo reacción, entonces comencé a darle caricias en su sexo por encima de su panty y un par de minutos después escuché como su respiración se aceleró, además separó sus piernas lo que me permitió deslizar mis dedos por debajo del panty percibiendo una incipiente lubricación que se fue incrementado como reacción a mis caricias.
El tiempo pasó rapidísimo y tuve que tomar el timón con las dos manos para hacer los giros y llegar a nuestra casa. Al estacionar mi madre estaba semidormida. Descendí del auto, di la vuelta, abrí la puerta para que ella se bajara y más se subió su falda, ahora estaba alrededor de su cintura. Esta situación me excito tanto que decidí ayudarla a bajar para entrar a la casa. La rodeé por la cintura y caminamos hasta entrar a la casa y cuando cerré la puerta ella me dijo… Quiero que continues acariciándome como lo hacías en el auto. Entonces la llevé a su habitación, la acosté, le quité los zapatos y el panty y su vestido quedó enroscado en la cintura. A continuación, comencé a acariciar su concha que ya estaba empapada de su lubricación y en la medida que mi mano motivaba su concha, sus gemidos comenzaron a aflorar y a pedirme como aquella vez que la vi con su amigo Checho… más y más y en la medida que pasaban los minutos mi excitación crecía, ya no aguantaba la presión en mi verga, bajo mi pantalón, así que la saqué de su encierro y la guie hasta la mano de mi madre. Ella semidormida comenzó a frotarla y yo a corresponderle en su concha.
Poco a poco nuestras respiraciones se fueron escuchando más fuertes y de pronto ella me dijo… Súbete sobre mí, quiero que me folles, y desde luego que obedecí de inmediato. Ella separó sus piernas y cuando estuve encima tomó mi verga y después de lubricarla en sus flujos la dejo donde yo tanto deseaba y gracias a su lubricación se fue adentro sin mucho esfuerzo.
A continuación, comencé a meterla y sacarla y en cada entrada escuchaba gemidos, los cuales fueron aumentando su volumen y esto me fue excitando tanto que comencé a follarla como sabía que a ella le gustaba, con más y más fuerza, escuchando el choque de nuestros cuerpos. En un momento me preocupo que ella no llegara a su orgasmo y yo ya estaba que explotaba, trate de desviar mis pensamientos, pero afortunadamente de pronto la comencé escuchar gemir con fortaleza, gemidos fuertes y prolongados lo que me indicó que ya podía seguir adelante con mis deseos y correrme dentro, mientras disfrutaba su orgasmo.
Al terminar los dos me quede dentro de ella hasta cuando mi verga se recogió y en ese momento la escuche decir… gracias mi amor lo necesitaba, tu padre me tiene olvidada y yo aun siento muchos deseos de sexo. Desde ese día y hasta la fecha cuando estamos solos, la busco y con unas cuantas caricias ella entiende y vamos directo a su habitación. Cada vez nos entendemos mejor y yo constantemente me actualizo en internet para sorprenderla.
Me encanta, quiero hablar con alguien que desee a su madre