una madre y su hija
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
la primera vez que sucedió, fue hace 2 años, ella regresaba a la madrugada de una fiesta con sus amigas, claramente noté que estaba embriagada y la mandé castigada a su cuarto, después de un corto rato, sentí pena por ella y fui a buscarla.
Abrí un poco la puerta y a vi desnuda sobre su cama acariciando su vagina, me quedé petrificada sin saber como actuar, entré a la habitación muy molesta.
Ella me miró fijamente con ojos de lujuria y continuó masturbándose, me acerqué a la cama y vi claramente su vagina rasurada, su clítoris y su enorme abertura que a estas alturas estaba muy húmeda, ella agarró mi mano y la puso sobre uno de sus senos, la quieté de inmediato pero no puedo negar que me excité, levanto su mano y la llevó hasta mi vagina, estaba con bata de dormir así que sentí directamente como su dedo medio intentaba abrirse paso por mis labios vaginales, fue algo muy incómodo pero a la vez muy excitante
Ella sin el menor pudor, por el licor que había consumido, me quitó el interior, yo estaba ya tan excitada que decidí seguirle el juego y se lo permití, me haló suavemente hasta recostarme en la cama, levantó mi camisón y abrió mis piernas, se acercó a mi vagina que al contrario de la de ella estaba llena de vellos tupidos, utilizó sus dos manos para separar mis labios vaginales y tener contacto con mi vulva, empezó a lamerme muy despacio pero con determinación, metía su lengua lo más que podía y le daba unos pequeños mordiscos a mi clítoris.
Entonces dejé de ser solo una apática y decidí actuar, me quité el camisón dejando a la vista mis enormes senos, empecé a apretármelos y a gemir, eso le gustó a mi hija, que lamía más intensamente.
De pronto se puso de pie sobre la cama y caminó hasta mi cabeza, donde se sentó, poniendo su vagina y ano sobre mi cara, estaba tan tersa su piel, sin rastro de vellos que no dudé en chuparla y meter mis dedos por su orificio frontal, sin quitar por completo su cuerpo de mi, se inclinó hacia debajo de la cama y saco un vibrador, lo encendió y volvió a su posición sobre mi boca, se puso en posición de 69 pero ya no solo metía en mi su lengua y su dedo sino el enorme vibrador que me hacía sentir mucho goce.
Luego de largo rato del mismo juego me lo entregó y yo sabía perfectamente que hacer, la acosté y chupé sus senos, puse mi vagina sobre estos y bajé hasta su abertura donde introduje fuertemente el aparato, ella gritó sin censura alguna y yo me excité más.
Estábamos en tal punto que solo queríamos más y más placer… nos separamos y trajimos juntas el gran espejo de mi hija, lo pusimos frente a la cama y continuamos con lo nuestro, no se imaginan lo rico que fue ver como me lamía el ano y el momento en que uníamos nuestras vaginas y las frotábamos mmmm en realidad un gusto!!!
La emoción nos llevó a utilizar varios objetos, el mango del cepillo, el frasco largo y delgado del perfume, los marcadores gruesos de mi hija, llegamos al punto de meter en un condón una banana, con todas esas cosas nos penetramos por la vagina, por el ano y lo vimos en el espejo.
Fuimos a la ducha y continuamos, tocándonos, chupándonos, penetrándonos, lamiéndonos, masturbándonos la una a la otra o cada una…
Pasamos así por varias horas hasta que mi hija me pidió que utilice mi lengua para ayudarla a venirse y lo hice rápidamente, le daba cada lengüetazo que ella gemía de placer, de pronto sentí que se estremecía y me lanzó en la cara una gran cantidad de fluido… mmmm ver a mi hija tener un orgasmo tan placentero me hizo ansiar lo mismo para mi.
Ella estaba cansada pero no quería dejarme con las ganas, así que me puso en cuatro y empezó a chuparme el ano, a meterme su lengua dentro de él, me metió luego el vibrador y lamía mi clítoris, fue en ese momento cuando me vine y no solo una ves, jamás me había pasado eso antes, con ningún hombre había mojado así.
Luego de tanto placer nos quedamos dormidas, desnudas, llenas del fluido de nuestra lujuria.
Al día siguiente cuando despertamos y nos vimos así, decidimos que se volvería una práctica frecuente y excitante, ahora lo hacemos una o dos veces a la semana.
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