Una mano para Lali
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Ella iba de aquí para allá por toda la casa con una camiseta cortita de argentina como única prenda, sin nada abajo, ni siquiera bombacha. Era una chica de 17 años, rubia, carita de bebota con ojos azules y un cuerpo muy atractivo. Sus curvas llamaban la atención y su sonrisa era un ensueño. Ese día su madre había viajado a ver a su familia y no volvería hasta dentro de dos días. Lali se acercó a su papá que miraba la televisión en el sillón del living y se quedó parada al lado suyo un rato. Luego de pensarlo, le dijo:
– Puedo? – Y sin esperar la respuesta se sentó en sus piernas.
Pasó sus brazos alrededor de su cuello y lo comenzó a besar, luego su cara y el mentón. Casi lo estaba mordiendo. Su padre la tenía agarrada de un brazo, casi abrazándola y ella le corrió la mano para que le acaricie el vientre. Agarró la cabeza de su padre con las dos manos y estirándose hizo que la apoye en sus senos, duros, hinchados, gigantes. Los pezones se pararon al instante y suspiró. Su padre no terminaba de salir de su asombro y dijo:
– Pero, que te pasa?
Ella lo miró con su mejor cara de nena buena y le contestó. – Me pasa, que no doy más. Por favor tócame, papá – Y llevó la mano de él hacia sus pechos.
El padre la acarició, al principio dudando, luego con vigor. Se estaba excitando. Lali se levantó la camiseta y quedó totalmente desnuda encima de su padre. Le ofreció el pezón derecho y él se lo chupó como desesperado mientras una mano empezaba a bajar hacia su entrepierna. Cuando llegó se dio cuenta que su hija, su hijita, estaba empapada y caliente. Metió un dedo y después otro y luego un tercero. Se asombró que entren tan fácilmente. Lali se deslizó de espaldas sobre el sillón y abrió las piernas y le dijo con un suspiro.
– Meteme toda la mano adentro por favor.
Su padre no podía creer lo que escuchaba. Observó detenidamente y se dio cuenta que ella tenía una vagina de grandes dimensiones, muy roja y carnosa. De pronto se acordó de la crema que tenía en el baño y se fue a buscarla. Se embadurnó la mano inmensa y dura, ante la mirada atónita de Lali. Volvió a repetir la operación. Primero uno, después otro, luego tres y siguió otro dedo y el pulgar. Parecía que la vagina de su hija le tragaba la mano. Un vez que entró toda, empezó a meter y sacar despacio. Lali solo gemía. Su padre sentía como su mano y la muñeca se perdían adentro de su raja empapada. Ella gozaba como nunca. Hubiese querido poder abrirse más para que él entre entero en ella. Le acarició el útero con la punta de los dedos y ella se agarró del respaldo del sillón y levantó la pelvis con las rodillas flexionadas. Su padre, se dio cuenta que su pantalón estaba manchado pero siguió. Acercó su boca al clítoris y la chupó mientras Lali gritaba sin parar.
– Cojeme así, paaaaaaa. Agggg Deme sin asco….ahhhhhhh. Soy tu puta, haceme lo que quierassss ahhhhh.
El sintió el agujero del útero en su dedo mayor y decidió empujar un poco más. El útero de Lali se expandió y la punta del dedo empezó abrirse camino. Ella deliraba y pedía más. Se quedaron así un buen rato. El dedo abriendo el útero de Lali y ella moviendo la pelvis para que siga entrando. Luego empezó el mete y saca.
A su padre le dolía el brazo pero seguía taladrándola sin parar. Se acabó en seco en los pantalones y Lali se mojó como si fuera un rio que vertía desde su interior.
– Así papi, que acabo. Asiiii ahhhhhh. Más adentro… ahhh Rompeme toda. Ahhhh
Ella acabó con un grito desgarrador, su cuerpo se tensionó y luego comenzó a relajarse. Su padre sacó lentamente la mano de adentro de su vagina, que hizo un sonido a sopapa, y quedó extasiado mirando a su hijita. Tardó un rato en volver a la normalidad y su padre todavía estaba allí, en la misma posición observándola. Lali hizo que se pare, se arrodilló y le bajó la bragueta. Sacó su miembro semi rígido afuera, lleno de lelche y se lo metió entero en la boca. Más que chuparlo, lo tragó junto con todo el esperma que tenía. Se le volvió a poner rígida y acariciando la cabeza de Lali le dijo:
– Así mi amor. Asi… toda… toda ahhhhh – Mientras respiraba muy agitado.
Pasados unos minutos, ante su propio asombro, volvió a eyacular. Lali, tragó hasta la última gota de semen de su papá.
Los dos se tiraron de espaldas en el sillón, uno al lado del otro.
– Que fue lo que pasó hija. Está mal lo que hicimos.
– No digas nada pa, yo te busqué. Es que estaba muy excitada y necesitaba un hombre. Te amo pa.
– Pero no puede volver a suce… – Y Lali le tapo la boca con sus labios.
– Por favor, no te enojes con migo. No me digas que no lo vamos hacer más. Me gustó mucho. No hay cosa más hermosa que ser penetrada por la persona que más amo en el mundo.
Su padre se quedó pensando y luego preguntó curioso:
– Como puede ser que te entró toda la mano? Ya lo habías hecho antes?
– Si, con un chico que salí. El me lo hacía siempre y ahora gozo como loca siendo penetrada con las manos.
Su padre no sabía que decir, ni que hacer. Lali, lo invitó al bañarse juntos. En la ducha, jugaron y se abrazaron y besaron.
– Ahora podemos completar lo que nos falta, pa.
– A que te referís?
– Que lo hagamos por atrás.
Su padre se quedó sin mirada, estático.
– Es que la tenés muy grande y me gusta tener cosas así adentro de la cola. Por favor culiame.
Le embadurnó con jabón el ano, la puso contra la pared de la ducha y empezó a penetrarla. Lali gritaba como loca, como poseída.
– Abrime toda pa. La tenés redura.ahhhhhhhh
– Asi putita, asi ufff
– Siiii, por favorrrr toda adentro. – Decía Lali, mientras giraba la cabeza para mirarlo – Rompeme bien. Agggggggg, que no pueda caminar en una semana.. paiiiiii aiiii
La penetró por completo con sus 28 centímetros y empezó a bombear como loco. La sacaba por completo y volvía a entrar hasta el fondo. La verga era como un hierro caliente en los esfínteres de LAli que estaban totalmente abiertos y dispuesta a sufrir toda la embestida de su padre. Hasta que con un resoplido fuerte, acabó adentro de su hijita.
– Ahhhhhhhhhhh Te amo bebé.
– Así papitooooo, toda, la quiero toda adentro ahhhhhh
Sacó el miembro flácido de su ano y se quedó bajo la ducha, y mientras besaba la espalda de su hijita escuchó:
– Voy a querer que me lo hagas siempre. La tenés enorme. Como te voy a coger de ahora en más.
Porque esa era la verdad, Lali se lo cogía a él.
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