UNA MARAVILLOSA NOCHE DE PASION
Mi esposa y mi hermano de siempre han mantenido una buena relación y los abrazos y roces se presentaban con frecuencia y esa noche no fue la excepción, porque se intensificaron y como yo no decía nada, él se fue tomando más confianza..
Mi historia es la siguiente, actualmente tengo veintinueve años, mi esposa veinticuatro, y tenemos un hijo de 4 años, causante de nuestro matrimonio y efecto de nuestras hormonas alborotadas hace ya cinco años. Por otra parte, tengo un hermano menor que actualmente tiene veintidós años, algo menor que mi esposa.
Hace un año estábamos una tarde en casa de mi madre, mientras ella se encontraba ocupada con los oficios de la casa, mi esposa, mi hermano y yo compartíamos unos tequilas, hablábamos de todo y hacíamos bromas, en esos momentos nuestro hijo pasaba el tiempo con sus juguetes en la habitación de huéspedes.
Cuando llego la noche, mi madre se fue a dormir y mi hijo con ella.
Así que continuamos nuestra pequeña fiesta, mi esposa, mi hermano y yo. La botella que habíamos destapado en la tarde se agotó y mi hermano trajo del bar una nueva y para no molestar a mi madre y a mi hijo cerré la puerta que separa la zona social de las habitaciones, y bajé el volumen a la música pasándonos al estudio, este es un espacio más pequeño y con poca iluminación lo cual genera un ambiente muy íntimo.
Seguimos hablando de mil cosas, por momentos llegaban temas sexuales y venían las consecuentes bromas a veces bastante atrevidas.
Teniendo en cuenta que mi hermano está en esa edad por la que yo también pase, con las hormonas alborotadas, esa noche acompañados por el licor no faltaron las miradas de él hacia mi esposa, especialmente a sus piernas, cuando ella descuidadamente no acomodaba bien su falda, dejando a la vista su intimidad.
Mi esposa y mi hermano de siempre han mantenido una buena relación y los abrazos y roces se presentaban con frecuencia y esa noche no fue la excepción, porque se intensificaron y como yo no decía nada, él se fue tomando más confianza.
Se me ocurrió invitar a bailar a mi esposa y mientras lo hacíamos mi hermano nos miraba, especialmente a ella, escaneándola de arriba abajo con ojos innegables de deseo.
Desde siempre con mi esposa fuimos muy liberales en el sexo y habíamos disfrutado de todas las opciones, primero sexo vaginal, luego sexo oral, más adelante sexo anal, todo esto acompañado de juguetes y videos para adultos que nos llevaban al éxtasis sexual deseado.
Cuando incluíamos en nuestras relaciones íntimas juguetes sexuales, algunas veces le decía a mi esposa que imaginara que estábamos con otro hombre y ella experimentaba estruendosos orgasmos. Por eso el imaginar que otro se follara a mi esposa era algo que había experimentado como una fantasía.
Sentí sed y me fui a la cocina a conseguir un vaso con agua y le encargue a mi hermano mi esposa, para que continuaran bailando mientras yo regresaba y estando solo en la cocina recordé la fantasía de ver a mi esposa follada por otro e imagine instantáneamente que ese otro podría ser mi hermano ya que de él tendría su discreción, además la buena empatía existente entre ellos dos facilitaría las cosas y me propuse crear la oportunidad esa noche.
Al regresar al estudio encontré que mi esposa y mi hermano bailaban muy pegaditos, yo diría que, rozando permanentemente sus sexos, al tiempo que sus mejillas estaban pegadas. La posibilidad que se dieran un beso en la boca no era lejana y pensé que eso rompería el hielo entre ellos.
Así que entre al estudio, me ubique a espaldas de mi esposa, quedando ella en medio de los dos y mientras mi hermano rozaba su sexo, yo hacía lo propio con mi miembro erecto en sus nalgas. A los tres nos agradaba lo que hacíamos y por un momento me separe para llenar las copas con tequila, lo bebimos y volvimos a lo mismo, pero ahora se me ocurrió la genial idea de apagar la escasa iluminación del estudio y solo quedo la luz de la calle que nos permitía movernos sin tropezar con los muebles.
En esos instantes, mi excitación se había alborotado e imagine que ellos también estarían igual, así que comencé a acariciar el cuerpo de mi esposa, primero sus caderas y luego subí a sus senos y cuando lo hice escuche acelerarse su respiración.
Mi hermano muy tímido no se atrevía a acariciarla, pero yo le tome las manos y se las lleve a las nalgas de ella, así la pudo atraer más hacia él. Pensé que, si los dejaba unos minutos solos, ellos iban a permitir que su excitación y atracción aflorara con mayor intensidad, y así fue.
Me retire del estudio, y me ubique en un lugar que pudiera observarlos en medio de la oscuridad y sucedió lo que deseaba, las caricias que él le prodigaba hicieron que ella le ofreciera sus labios para que comenzaran a besarse desenfrenadamente.
Mi verga estaba que explotaba al ver la escena que alguna vez imaginé y esperaba que progresara la intimidad, pero ninguno de los dos iba mas allá, así que decidí unirme nuevamente a ellos y estando detrás de mi esposa comencé a subir la bata que cubría su cuerpo y se la saque por arriba de su cabeza quedando solo con sujetador, tanga y las medias de liguero que la hacían ver muy sensual y atractiva.
En este punto mi hermano estaba que volaba de excitación y ya se atrevió a aflojarle el sujetador a mi esposa, quedando a la vista sus hermosos senos paraditos y con las puntas duras como una piedra. Yo desde atrás comencé a acariciárselos y mi hermano se decidió a bajar su mano para meterla bajo la tanga y acariciar la concha de mi esposa, de inmediato ella empezó a gemir y estando en su punto, bajé mi pantalón dejando mi verga al aire para más tarde acomodarla en medio de las piernas de ella.
Mientras yo la motivaba con caricias, mi hermano hizo lo mismo que yo, se bajó los pantalones y apareció su miembro erguido sorprendiéndome por su tamaño, de largo y grueso.
Al ubicar mi verga entre las piernas de mi esposa sentí la formidable lubricación de su concha, superior a lo acostumbrado.
Minutos después el miembro de mi hermano chocaba contra el mío, buscando lugar en la intimidad de mi esposa. Deje que los minutos avanzaran para que existiera mayor excitación de parte de ellos y cuando lo considere oportuno le hice señas a él para que se la follara acostándola sobre la alfombra.
Ella lo deseaba tanto como él, de manera que colaboró y se acostó boca arriba y separando sus piernas recibió a mi hermano y su verga que pronto estaba buscando la entrada a la concha de mi esposa. Por varios minutos sus caderas de movieron incesantemente al tiempo que ella gemía… aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh, aghhh y finalmente un uhmmmmm que anunciaba el disfrute de su orgasmo.
Pero mi hermano no se detuvo y continuo un par de minutos mas metiendo y sacando su verga hasta que en un esfuerzo final soltó todo su semen dentro de ella al tiempo que se dejaba caer sobre el cuerpo de mi esposa. Estuvieron pegados los minutos que duro la recuperación del esfuerzo y normalización de respiraciones.
Cuando se levantaron, les pregunte como se habían sentido y los dos aseveraron que había sido maravilloso. Mi esposa se fue al baño a borrar las huellas que le había dejado mi hermano y mientras tanto él me dio las gracias por haberle permitido estar con ella, además me dijo que yo era muy favorecido al tener una mujer con ese maravilloso cuerpo.
Cuando ella regreso comenzó a besarme y a acariciar mi verga hasta que la puso en forma, luego se acostó sobre la alfombra y separando las piernas me invito a que la follara, y no me hice esperar porque deseaba explotar como lo acababa de hacer mi hermano. Me acomode en medio de sus piernas y deslice mi verga dentro de su concha maravillosamente lubricada y a continuación empecé un mete y saca que me fue excitando más y más y ella quizás por motivarme me decía, que rico, sigue, sigue, métemela hasta el fondo, eso, eso, así, así, mas, mas, uhmmm, aghhh, aghhh y cuando no aguante mas me dio la impresión que ella había logrado un segundo orgasmo.
Después de aquellos excitantes momento tomamos una ultima copa de tequila, todos quedamos contentos y mi hermano se fue a su habitación y nosotros a la habitación de huéspedes donde a veces nos quedábamos en los fines de semana.
Después de aquella maravillosa noche hemos invitado a mi hermano a nuestro departamento y dejamos a nuestro hijo con la abuela y disfrutamos de excitantes noches de pasión, la última vez mi esposa disfruto de la doble penetración quedando inmensamente satisfecha.
En todo este tiempo la relación de mi esposa y mi hermano sigue siendo como en los viejos tiempos y solo cuando yo lo invito a participar con nosotros es cuando existe intimidad, de lo contrario él es muy discreto y respetuoso de nuestro espacio de pareja.
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