Una noche con mi prima
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nowhereman17.
Tuvimos una pequeña reunión donde estuvimos tomando por un buen rato, hasta el punto en que varios de nosotros estábamos algo borrachos.
Esa noche mis primas se quedarían a dormir y yo no pretendía nada más fuera de lo normal.
Sin embargo, estando algo ebrio me acerqué a mi prima mencionando su gran trasero y dándole una nalgada.
Ella no me dijo nada, tan sólo un leve quejido.
Y todo continúo normal, hasta que vi que ella entró al baño; fui detrás de ella, me acerqué por detrás y arrime mi pene a sus nalgas, ella reaccionó tallando sus nalgas sobre mi pene.
Sintiendo la confianza, la voltee y como tenía una blusa con un gran escote, se la bajé y le saqué una bubi del sostén intentando lamer su pezón.
Ella se enojó y me empujó.
Yo terminé saliendo del baño algo enojado.
Estuve platicando con otros amigos y tratando de evitar a mi prima.
Ella se acercó a mi preguntando donde dormiría y yo señalé una cama en una habitación, tomó un pantalón de su mochila y dijo que se cambiaría en el baño.
Pero el baño estaba ocupado y se cambió en un cuarto a lado del baño, donde yo me iba a dormir, entré al cuarto y me acosté bocabajo en la cama.
Miré hacia la puerta y ella estaba de espaldas ya se había puesto su pantalón, pero creo que estaba tan borracha que se bajó su pantalón con todo y su tanga, mostrando sus hermosas nalgas; bien paraditas y redonditas.
Y nuevamente se subió su tanga y se veía tan sexy, una tanga negra transparente y después el pantalón.
Se giró, me vio y se acostó a mi lado quedándose dormida, metí mi mano en su pantalón y toqué su tanga en busca de su vagina, metí mi mano y toqué su clítoris, sintiendo su vagina depilada algo que me volvió loco (pues era la primera vez que me tocaba una depilada) metí un dedo y después otro.
Saqué mi mano y comencé a tocar sus bubis, que si bien no eran grandes pero estaban redondas y era un deleite para mí.
Ella se giró dándome la espalda, yo le bajé su pantalón y su tanga, saqué mi pene y lo posicioné en la entrada de su vagina y se lo metí.
Apretadita, calientita estaba gozando; hasta que ella entre dormida me la sacó y se subió su tanga.
Yo comencé nuevamente a jugar con sus senos hasta que ella despertó.
– ¿Qué haces?
– Sólo toco tus chichis, quiero carne –respondí–.
– No me toques, cabrón –intuyó ella, girando a verme la cara–.
Si quieres te puedo dar placer.
Ella bajó su mano hasta mi pantalón, como ya tenía mi pene de fuera; ella lo tomó y comenzó a masturbarme mientras me contaba sus experiencias sexuales con todos sus novios.
Después ella me dio permiso, si están leyendo bien, tuve que esperar un buen rato para tocar sus chichis.
– Agarralas, cabrón –me dijo–.
Toca mi pezón, eso me excita, chupalas.
Hice caso en todo lo que me dijo, tocando sus tetas, apretando y lamiendo sus pezones.
Ella continuaba masturbándome y tocando mis testículos.
Al poco tiempo, bajó mis manos a sus nalgas y las acaricié.
– Pero aprietalas, cabrón.
Nuevamente hice caso, mientras ella gemía.
Y sugería que ya me tenía que venir.
– Llevamos un buen rato, no te has venido –mencionó–.
¿Te estás aguantando?
– No.
Es lo que yo quiero, venirme.
–le dije viéndola a los ojos–.
Pero no estoy tan excitado.
– ¿No te excito? –preguntó dejándome de masturbar–.
– No.
Se levantó, se terminó por quitar su pantalón y paró encima de mi.
Tenía sus nalgas casi encima de mi cara y comenzó hacer twerking.
Yo estaba mega excitado, pero no quería darle pura adulación a mi prima, quería mantenerme fuerte y no parecer urgido.
Ella continúo por minutos así.
– ¿Y ahora? –preguntó ella mientras bajaba y subía su tanga–.
– Lo siento.
Dejó de hacer twerking y se acostó a mi lado dándome la espalda, arrimando sus nalgas en busca de mi pene.
Yo me coloqué detrás de ella y podía sentir sus nalgas y mi pene bien duro.
No sabía que hacer, no quería hacerla sentir deseada, pero yo sí quería tener algo y echar mi leche en ella.
Al final me decidí.
Le bajé la tanga, ella estaba despierta y me dijo que el juego ya había acabado.
No le hice caso, acomodé mi pene y se la metí toda, ella se quedó callada.
– No creí que pasaría esto –inquirió–.
Salte.
– Es demasiado tarde –dije tomándola de la cintura–.
Me preguntaste si me excitabas, la respuesta es sí.
Y comencé a meter y sacar mi pene, primero demasiado rápido y después en tono más despacio.
Ella gemía y decía en voz baja.
– Sí, continúa.
La saqué y le dije que se pusiera en 4, ella me obedecía y lentamente fui metiendo mi pene.
Era maravilloso, ambos estábamos hirviendo, verla en esa posición, sus hermosas nalgas mientras le daba algunas nalgadas y ella gimiendo.
Se movía de manera colosal, dando un gran ritmo y cada vez que volteaba a verme con esos ojos suyos, esos ojos que decían todo.
– Me quiero venir –susurré–.
– Yo también –me dijo–.
Aceleré el ritmo, el sonido de mis testículos golpeando en su cuerpo me alocaba que terminé viniéndome en ella.
Gran cantidad de semen me salió, en meses no había tenido relaciones y por fin me sentía a gusto.
Ella también había terminado; después de decirme como lo había disfrutado comenzaron los regaños.
No me importó nada más, me acosté y ella también, Nos quedamos dormidos.
En la mañana lo volvimos hacer.
Pero esa es otra historia.
(Sí, la historia es real, no inventé nada.
Saludos).
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