Una preciosidad de hijita (05)
Continuan las historias.
Una preciosidad de hijita (5)
Cap. V
-¿Y fue tu tía Rebe a tu cuarto esa noche, mami?…
-Sí, Rubicita…sí fue…y te diré la verdad…yo ya la estaba esperando ansiosa…no sé por qué, pero a mí me encantaba platicar de todo eso con ella…era como un pacto oculto, un pacto muy secreto; ¿algo muy parecido al que tenemos entre tú y yo…comprendes?
-Si…entiendo…eso es lindo, verdad mami?…entonces mucha gente hace eso?
-Si amor…mucha gente…sólo que a nadie le gusta hablar de ello….
-Por qué mami?…
-Porque es algo que la gente procura guardar ante los demás…
-¿Pero verdad que es rico hacerlo a escondidas, mamita?
-Sí, nena…es muy rico…pero te seguiré contando, ¿quieres? –dijo Elsa echando un vistazo hacia donde yo me hallaba con la verga bien parada, masturbándome tan delicioso que ya iba por la tercera paja de la noche.
-Sí mami…sígueme contando…
«-Cuando todos dormían tía Rebe llegó hasta mi habitación y cerró la puerta con mucho cuidado. Una vez adentro se sentó en el borde de mi cama y me hizo una señal para que no hablase nada. Ella se acercó a mi oído y me explicó en voz muy baja:
-Elsi…no hables…yo te diré lo que haremos está bien?
Yo asentí con la cabeza. Ella continuó cuchicheándome pegada a mi oreja:
-Tu dormitorio está junto al de tus papitos y no quiero que ellos escuchen nada. Pero el mío está separado por completo porque queda enfrente. Así que saldré y te dejaré la puerta abierta. Sin hacer ruido te bajas de la cama y vas hasta mi recámara, pero no tranques tu puerta sino déjala entreabierta. Allá me contarás todo lo que quiero saber…entendiste?
Yo moví la cabeza de nuevo asintiendo. Ella volvió a susurrarme:
-Muy bien, Elsi…entonces te esperaré allá….y por favor, linda…procura no hacer ruido cuando salgas.
Yo volví a mover mi cabeza afirmativamente. Tía Rebe salió de mi habitación dejando la puerta sin cerrar. Yo me bajé de la cama cuidadosamente y me salí del cuarto con sigilo. Caminé despacito el largo trecho del pasillo hasta llegar a su dormitorio, cuya puerta estaba abierta. Tía Rebe ya me estaba esperando tras la hoja de madera y la cerró con suavidad cuando entré. Nos fuimos hasta su cama y nos sentamos sobre el colchón. Enseguida ella me preguntó:
-Y bien, Elsi?…anda, amor, sígueme contando cómo se lo haces a mi hermana, si?…
-Sí tía…recuerdas que te dije que a mamita también le gusta que le enjabone su cosita?. pero fíjate que he notado algo raro en ella….
-Ah si?…y qué has notado, linda?
-Que ella no tiene tantos pelitos como tú allá abajo…
-No?…mmmm…qué extraño…estás segura de eso?
-Sí, tía…a la primera que veo que tiene vellitos allí es a ti…
-De verdad?..hummm….creo saber lo que pasa, Elsi…te explicaré…
-Qué, tía?
-Lo que sucede es que ella se debe rasurar su cosita…
-Oh, si?…quieres decir que ella se los quita?…
-Sí, linda…quiero decir que ella se afeita los pelitos de su cosita….se pasa una rasuradora y se depila su cuquita…por eso es que no le has visto nunca pelitos como a mí…a algunas mujeres les gusta quitarse los pelitos de su cosita…
-Oh…no lo sabía…y por qué hacen eso, tía?
-Oh, por nada…simplemente es un gusto de cada quien, linda.
-Y tú por qué no haces lo mismo, tía?…
-Porque no, linda…a mí sí me gusta tener pelitos allí abajo…dime, Elsi…acaso no te gusta que tenga vellitos?…
-Ay sí tía…sí me gusta…y qué bueno…porque te ves más linda así cómo tú tienes tu cosita que mi mami…sabes?…y cuando te vi los pelitos sentí muy bonito….
-En serio?…Mmmm…y por qué linda?…
-No lo sé..fue algo que sentí adentro cuando te agachaste a buscarme estando escondida bajo tu cama…
-Oh, que linda….en serio te gustó verme allí?…
-Sí tía…por eso te pido que tú nunca te los quites…quiero que siempre estés peludita de allí…siento muy bonito cuando te los veo, y más cuando te los toco…
-No lo haré…pero anda…sigue contándome lo que mi hermana te pide que le hagas en la bañera, si?
-Sí, tía…ella me dice…anda mi niña, ahora frótame tú la espuma del jabón en mi cosita…hazlo así como yo te lo hago. Y pues yo le empiezo a hacer igual como te hice hoy a ti, sólo que con la espumita, hasta que a ella se le pone duro el cuerpo y al final también se orina….
-De verdad?…ay qué rico…y a tí te gusta hacerle eso, Elsi?
-Sí tía…sí me gusta…me gusta porque se pone colorada y porque gime despacito, como para que no la oiga nadie.
-Ya lo creo….y dime, linda…ella nunca te ha chupado tu cosita así como yo te lo hice?
-No..eso no…
-En serio que no?…no quiero que me mientas, linda…
-No tía…en serio que no…si no sí te lo dijera.
-¿Está bien, te creo…pero dime otra cosa…nunca te ha metido su dedo allá atrás?
-Allá atrás?…
-Si, Elsi…quiero decir…en tu culito…
-Ahh…cuando nos bañamos no, tía…pero ahora que recuerdo, algunas veces sí lo ha hecho pero no en la bañera…
-No?…entonces donde?
-En mi cuarto.
-En tu dormitorio?…pero como ha sido eso?..anda, dímelo..
-Pues han sido varias veces, cuando me enfermo….ella va y lleva una cajita con unas cositas blancas muy suaves, como de algodón, que luego se deshacen y me voltea sobre la cama…
-No me digas….y te la mete?
-Si…me mete una o a veces dos en el culito…pero lo hace despacito..
-Y a ti te gusta?…
-Si. Pero como en esos días no me siento tan bien…pues no siento lo mismo cómo cuando nos bañamos juntas…
-Entiendo…mira linda, te explicaré…esos botoncitos como de algodón se llaman supositorios.
-Si, lo sé…. mi mami me ha dicho eso.
-Y una se los mete allí atrás para bajar la fiebre…pero eso sólo se hace cuando una está enferma con temperatura.
-Si…entiendo tía…
-Bueno…y qué más te ha pedido mi hermana que le hagas cuando se están bañando?
-No..nada más..
-De verdad, linda?
-Si, tía Rebe…de verdad.
-¿Muy bien, Elsi…y dime una cosa…tu papito no te ha hecho nunca nada?
-Mi papito?…
-Si…mi cuñado.
-Pues…es que…
-Anda Elsi…no tengas pena ni miedo de decírmelo…recuerdas nuestro pacto?
-Si, tía, Rebe.
-Pues entonces cuéntame…que yo no se lo diré jamás a nadie…¿confiarás en mi como yo confío en ti, linda?
-Si, tía…tú sabes que sí…
-Muy bien…pues ahora cuéntame todo, anda…
-Si…bueno. Algunas veces, cuando mi mami se va de compras y no me lleva, mi papito juega conmigo…
-¿No me digas…y a qué juegan, linda?
-Al caballito.
-Oh..es rico ese jueguito no?
-¿Lo has jugado tú, tia Rebe?…
-Ay pues claro, Elsi…lo jugué muchas veces cuando era niña como tú..
-Con tu papito?
-Sí…con él….pero dime qué te hace tu papito…
-Sólo lo hace cuando estamos solitos….cuando mi mami se va al mercado él entra a mi dormitorio, me despierta y me pregunta si quiero jugar al caballito. Yo le digo siempre que sí porque me gusta mucho ese juego. Entonces él se acuesta a mi lado y me pide que me suba sobre sus piernas. Cuando me monto sobre él comienza a moverse como si fuera un caballito y empuja sus piernas hacia arriba. Yo siento una sensación muy rica de su cosa muy dura debajo de mis nalguitas.
-Oh…has sentido eso?
-Si, tía Rebe…siempre lo siento duro duro…y mi papito lo mueve muy bonito debajo de mi culito…
-¿Si, ya veo…y qué más te hace?
-Cuando mi mami se demora en regresar, a veces él se saca su cosa esa y me la talla entre mis piernitas…y luego me pide que me mueva mucho sobre él como si montara un caballito. Yo siento su cosota durísima porque él se la saca de su calzón, pero nunca me lastima…sólo me siento encima y ya. En ocasiones he sentido una agüita tibia que me moja toda mi cuquita…creo que también se orina como nosotras…pero después él me limpia muy bien para que mamita no se de cuenta…ah, tía Rebe, y él siempre me pide que no le diga nada a ella…
-¿Sí…debe ser…y tú tienes que guardar siempre ese secreto, no es así?
-Si…nunca le he dicho nada a ella…
-Entiendo…y tienes que seguir haciéndolo, linda…si no ellos se pelearán por eso…
-Si, tía?
-Si, linda…es mejor que nunca se lo digas a ella, entiendes?
-Si..entiendo…
-Bueno..pero dime qué más te ha hecho tu papi…
-Pues creo que ese es el jueguito que más le gusta a él…aunque a veces me hace otra cosa..
-En serio?…qué cosa, linda?
-Como te dije, él siempre me lo hace cuando estamos solitos, porque cuando mi mami está en casa nunca lo intenta….entonces él entra a mi cuarto y se arrodilla a un costado de mi cama. Después me quita la cobija de encima y me mete la mano debajo de mi calzoncito. Allí comienza a tallarme su dedo sobre mi rajita…eso hace que yo me despierte.
-Oh..no me digas…y qué mas?
-Yo me dejo que me haga todo eso porque también me agrada mucho, tía….es malo que me deje hacer eso?
-No linda…para nada…al contrario…si te gusta, pues déjate…pero qué mas?
-Él sabe que me agrada porque siempre me pregunta si me gusta y yo le digo que sí. Me frota bastante mientras él se está agarrando su cosa esa y yo veo que la mueve para todos lados, como si la estuviera jalando con fuerza, hasta que le sale una cosa blanca de adentro. Entonces él se pone a limpiar el piso y después me dice que ya se orinó y se va a su cuarto.
-Humm…ya veo…y eso te gusta también, no?
-Si tía…me gusta mucho…por eso dejo que me lo haga.
-¿Oh, ya lo creo…es rico verdad?
-Si…es muy rico, tía.
-Oh, Elsi…con todo eso que me has contado ya me dieron ganas de orinarme…
-A mi también tía…tengo muchas ganas de hacer eso que hicimos…
-No me digas…te gustaría que hiciéramos lo mismo que hicimos hace rato en el desván?
-Ay sí, tía Rebe…yo quiero…tengo muchas ganas…
-Bien, linda…entonces ven aquí para que te quite primero tu bombachita…»
«-Me acerqué a ella con la respiración agitada sintiendo que el aire me faltaba. Tía Rebe era tan linda conmigo que a mi me encantaba tanto platicarle esas cosas y también orinarme junto con ella. Lentamente me quitó la pantaletita y me sacó la batita de dormir. Después vi que ella hizo lo mismo quedándose sin nada encima. Luego me indicó que me acostara en la cama y me abrió las piernitas. Se acomodó en medio de mi y me empezó a chupar mi conejito metiéndome suavemente la puntita de su lengua dentro de mi rajita. Yo me sentía tan excitada por todo lo que habíamos hablado que cerré mis ojitos abandonándome por completo a sus tiernas caricias. Tía Rebe chupó y chupó por largo tiempo mi chochito hasta que le dije:
-Tía…ya me voy a orinar…no dejes de meterme tu lenguita…
-Sí, linda…orínate dentro de mi boquita…anda, échame todo tu orincito…
Ya no pude soportar por más tiempo la presión de agua que enseguida comenzó a brotar con fuerza de mi orificio. Mi tía abrió su boca lo más que pudo para recibir el torrente amarillo que salió de mi bollito. Cuando acabé de orinar ella me dijo:
-Ahora Elsi, quiero que tú me chupes mi cosita porque necesito orinarme también…
-Sí tía…
Ella se puso boca arriba y abriéndose su peluda papayita con las dos manos me instó a que pegara mi boquita a su abertura. Me incliné sobre su pubis con la lengua de fuera y me di a relamer su delicioso tesoro abierto, lengüeteándole la hendidura una y otra vez. Tía Rebe estuvo gozando por largo rato de mis chupeteos hasta que me dijo con la voz entrecortada:
-Elsi…me voy a orinar…me voy orinar…ayyyyyyy…yaaaaaa….
Abrí mi boca para recibir los efluvios que salieron de las entrañas de mi tía, quien se retorcía de placer y gozo. Disfruté ampliamente del delicioso néctar pegajoso que le salía de adentro y que entraba dentro de mi garganta dejándome los labios con un sabor chicloso. Mas no por eso dejaba yo de seguirle metiendo la lengüita y saborear su dulce chochito, pues me gustaba tanto hacerle eso que no deseaba que aquello acabara. Cuando tía Rebe terminó de estremecerse me dijo:
-¿Ya, linda…ya acabé…sentiste cuando me oriné en tu boquita?
-Si, tía…lo sentí todo..
-Y te gustó, Elsi?
-Ay sí…me encanta chuparte tu cosita tía…la tienes muy linda..
-Qué bueno, amor…a mí también me gusta mucho chuparte la tuya…
-Ay tía…yo quiero seguir haciendo esto…
-¿Yo también, Elsi…pero entiende que tus papitos se pueden dar cuenta y no quiero que haya problemas…lo recuerdas?
-Si…
-Muy bien, Elsi..entonces bájate que te voy a poner tu pantaletita y tu bata.
Nos bajamos de la cama y elle me vistió. Enseguida tía Rebe me indicó:
-Ahora, Elsi, debes irte a tu cuarto despacito como llegaste. Recuerda que cuando entres no tienes que hacer ruido con la puerta. Anda, linda, haz las cosas tal y como te digo, si?
-Sí, tía..
-Y recuerda…si alguien te pregunta algo de esto no debes decirlo por nada del mundo, ¿entendido?
-Si.
-Muy bien…ahora vete.
Salí de su habitación silenciosamente y de la misma manera entré en mi dormitorio, cerrando la puerta con mucho cuidado. Después me tendí en mi cama y me dispuse a dormir.»
-Ay mami…qué ricas cositas hacías…entonces te gustaba tu tía Rebe?
-Si, linda…ella era una chica encantadora y además muy hermosa…yo siempre procuraba buscarla para hacer juntas y en secreto todas esas cosas que te he dicho.
-Oh…pero también lo hacías con tu mami y tu papi, no?
-Si, Rubí…también lo hacía con ellos…
-¿Así como lo hago yo contigo y con papito mami?
-Exactamente igual, linda….¿qué te parece?
-Muy lindo y rico…
-En verdad que sí. ¿Pero quieres que te siga contando?
-Si mamita…quiero que me cuentes más…
-Está bien….escucha.
Yo ya ni llevaba la cuenta de las venidas que había tenido hasta entonces, pues las confesiones que mi mujer le hacía a mi hija, aparte de desconocerlas me ponían tan caliente que la leche ya no me quería salir de mi parada verga. Pero no estaba dispuesto por ningún motivo a dejar de escuchar las excitantes confidencias de la vida infantil de Elsa, quien por lo visto había captado totalmente la atención de mi hijita Rubí, poniéndola tan cachonda como mi mujer y yo nos encontrábamos. Seguí oyendo lo que mi esposa le contaba a mi hija.
«-Después de aquella primera vez que hice cositas con mi tía en el desván, jugando a las escondidas, y luego por la noche, en la soledad de su cuarto, se despertó dentro de mí un ansia incomprensible por estar cerca de ella que no podía evitar buscarla a menudo para invitarla a que volviésemos a repetir todo eso. Y para ser sincera debo decir que tía Rebe cooperaba ampliamente conmigo por lo que deduje que a ella también le encantaba jugar conmigo. Cierto día en que nos volvimos a quedar solitas ella me dijo:
-Elsi…tus padres salieron..no te gustaría jugar otra vez?
Yo salté de júbilo y le respondí gozosa:
-Siii….a qué jugaremos esta vez, tía?…me enseñaras otros jueguitos?
-Si, linda…te enseñaré otras cositas.
-Pues ya…dime qué es….
-Jugaremos a algo diferente…quiero que aprendas todo lo que yo sé, linda.
-Si, tía…como tú digas..
-Esta vez jugaremos al papá y a la mamá…te gustaría?
-Si, tía…pero no sé como se juega….
-No te preocupes, Elsi, que yo te enseñaré…
-Está bien…cómo es, tía?
-Primero ven, subamos al desván para estar más seguras.
La seguí escaleras arriba hasta llegar al solitario cuarto de trebejos. Vi cuando mi tía se puso a quitar la vieja cortinilla de donde estaba colgada y la puso sobre el piso. Después me dijo:
-Para este jugo tenemos que quitarnos toda la ropa, linda…anda ven que te desvisto.
Mi tía comenzó a despojarme de mis vestiduras hasta que me quedé sin nada encima. Luego ella se puso a hacer lo mismo mientras yo observaba su bello cuerpo y la pelusa negra que sobresalía por encima de su pubis. Cuando estuvimos listas ella me indicó:
-Ven, Elsi…acostémos sobre el suelo.
Yo obedecí gustosa sintiendo una emocion dentro de mi pecho que me hacía temblar todita. Por lo visto a mi tía eso también le calentaba mucho, pues me di cuenta de que su respiración era demasiado agitada y su cara la tenía enrojecida. Ella comentó:
-Para este juego una tiene que ser la mamá y otra el papá….
-Ay sí, tía?…bueno…tú dime qué te gustaría ser…
-Para que aprendas bien, seré primero el papá y tú la mamá….después lo haremos al revés…quieres?
-Si…si…tía…
-Muy bien, Elsi…ahora recuéstate viendo hacia el techo.
-Así?…
-Si, así…quiero que te fijes muy bien todo lo que te voy a hacer, ¿para que después tú me lo hagas igual…de acuerdo?
-¿Si, tía…pero dime una cosa…así lo hacen los papitos cuando están solitos?
-Si, linda…así lo hacen ellos…por eso te dije que esta vez te enseñaría algo nuevo.
-Oh, qué lindo…
-Afloja tu cuerpecito y trata de abrir tus piernitas lo más que puedas…
Yo hice lo que ella me pedía y me relajé sobre la vieja tela con los brazos estirados y las piernas separadas. Mi tía comenzó a besarme mi cuerpo muy despacio, tan lentamente que su tibia lengua, al recorrer mi piel, me producía un intenso cosquilleo que me encantó. Yo cerré los ojitos para deleitarme con el gozo de sus caricias. Ella me besaba con su lengua de fuera desde la puntita de los pies hasta la entrada de mis orejitas causándome un extraño picor en la entradita de mi pequeña hendidura que me daba como comezón. Mientras ella me acariciaba de esa forma yo me estaba imaginando a mi papi y a mi mami haciendo todo eso en su recámara, suponiendo lo rico y delicioso que debía sentir mi madre al estar siendo tocada por la boca de mi papito.
«-Tía Rebe tardó mucho tiempo frotando su boca y su lengua por todo mi cuerpo hasta que me pidió que me pusiera de espaldas a ella. Yo me di vueltas y empecé a sentir ahora cómo me acariciaba mis piernas, mis nalguitas, mi espalda y mi nuca. Las sensaciones tan ricas que su lengua me producía hicieron que mi piel se me pusiera como carne de gallina, estremeciéndome por completo ante el exquisito contacto de su boca. Pero después ella se centró justamente en el hoyo de mi culito, pues me abrió las nalguitas con sus manos y me puso la puntita de su lengua en el esfínter trasero. Aquella fue una experiencia diferente ya que jamás nadie me había hecho antes eso. Mientras ella se mantenía concentrada en meter su lengua en mi breve resquicio yo trataba de ayudarla como podía abriendo mi culito al máximo, pero su lengua no pudo penetrar mi apretado anito de niña, por lo que tuvo que conformarse con mamarme allí atrás por varios minutos. Luego de regodearse a su antojo con las intimidades de mi culito, mi tía me pidió que de nuevo me pusiera boca arriba. Esta vez volvió a repetir las ardientes caricias por toda la parte frontal de mi cuerpo, yendo a abrevar justamente en el centro de mi papayita, la cual se vio una vez más sometida a la intrusión de su lengüita salivosa tallándomela en medio de mi rajita con una suavidad tan rica que ya estaba a punto de orinarme. Fue por eso que le dije:
-Tía…tía…tengo ganas de orinarme ya…
-Espera, linda…tienes que aguantar lo más que puedas porque aún no he terminado.
-Está bien…pero es que ya casi no puedo aguantar más…
-Bien, bien…ahora mismo acabaré…
Diciendo y haciendo abandonó primero su posición mamatoria para levantar su cuerpo y subirse encima del mío, poniendo especial interés en que su peludo pubis quedase pegado al mío. Enseguida comenzó a frotar su chochito contra el mío como su fuese un hombre que está cogiéndose a su mujer. Esta nueva y genial caricia me transportó a otro mundo, pues el contacto tan suave de sus vellos sobre mi vulvita pelona me causó un sentimiento tan profundo que cuando lo recuerdo me dan ganas de repetirlo. Ante los constantes empujones y frotamientos de su papaya peluda sobre mi cuquita sin vellos no pude soportar las terribles ansias de orinarme, por lo que le dije con voz temblorosa:
-Tía, tía…yaaaa….me voy a orinar ahora sí….yaaaaa…tía…
Ella despegó su bollito del mío y bajó su cara hasta mi conejito abierto, del cual comenzaron a brotar los chirritos de orín que mi caliente tía captó con su boca bebiéndose todo el caudal hasta que no quedó ni una gota. A pesar de que ya me había orinado, no por eso dejó ella de chuparme la rajita hasta que al fin me dijo:
-Te fijaste bien cómo lo hace el papá, linda?
-Sí, tía…pero no pude aguantar mucho….
-Oh, nena, no te preocupes…así es esto…yo lo sé…pero ahora dime…quieres ser tú el papá y yo la mamá?
-Sí, tía…sí quiero….
-Bueno…pues tienes que hacerme lo mismo que yo te hice…así irás aprendiendo poco a poco…
Sin decir más fue ella quien ahora se tendió boca arriba sobre la vieja cortina, diciéndome:
-Anda, Elsi…ahora tú eres el papá…házmelo igual que yo te lo hice…
Me puse a besarle todo el cuerpo empezando como ella, por la puntita de los pies, recorriendo con mi lengua toda su piel, subiéndome después hasta los hoyitos de sus orejas. Mi tía jadeaba con fuerza ante las sensaciones que mi lengüita le producía, en tanto veía como su piel se le cubría de bolitas como si tuviera mucho frío. Al cabo de varios minutos de estar disfrutando de esa forma ella se volteó, dejando ante mi vista la regia belleza de su trasero respingado. Las dos bolas de sus lindas y blancas nalgas llamaron en extremo mi atención, por lo que no pude evitar abrirlas con mis dos manos como ella había hecho con la mías para admirar a mis anchas el sonrosado tesoro que se escondía dentro de los preciosos glóbulos anacarados. Ante semejante visión no pude evitar llevar mi lengua hasta el rugoso esfínter que se mostraba ante mis ojos completamente abierto latiendo una y otra vez, de seguro a causa de la brama que ella sentía. Deposité la punta de mi lengüita en el epicentro de su ano y comencé a moverla y a chuparla con fruición. Los gemidos que salían de la boca de mi tía arreciaron hasta convertirse prácticamente en gritos de placer. Gocé hasta lo indecible de aquel acto mamatorio de su hermoso culo, hasta que ella hizo algunos movimientos que me indicaban que quería ponerse de frente. Yo saqué mi cabeza del escondido tesoro trasero en tanto ella se ponía con la cara viendo hacia el techo.
Eché un vistazo a su rostro dándome cuenta de que mantenía sus ojos cerrados y una leve sonrisa adornaba su linda cara. Alentada por su estado aletargado empecé a besarle la parte frontal de su cuerpo, pasando por las redondas tetas de mujer, de hermosura tan exquisita que me hacían recordar a las de mi mami cuando nos bañábamos juntas. Me mantuve un largo rato mamándole sus dos duras bolas pectorales que olían delicioso, dándome el mejor de los banquetes de mi vida. Después de estar un buen rato bebiendo y saboreando el olor delicioso de sus senos, me bajé hasta su entrepierna y me metí en medio de sus extremidades abiertas, pegando mi carita a la peluda gruta que me esperaba ansiosa para ser besada. Mi tía se abrió de piernas lo mejor que pudo con lo cual no tuve impedimentos para meter de lleno mi protuberancia lingual en aquella raja caliente y mojosa, la que comencé a chupetear con un deseo increíblemente lujurioso. Los gemidos y jadeos que salían de su garganta se fueron haciendo mucho más intensos hasta convertirse en profundos lamentos de lascivia. Mi tía me demostraba con ello lo ardiente de su sentir y la extrema pasión con que disfrutaba de mis íntimas caricias. Yo estaba segura que de no hallarnos solas en casa nos hubieran escuchado claramente en la planta baja, pues los sonidos tenían una altisonancia tal que tuve que decirle a mi tía que tratara de bajar el volumen no la fuera a escuchar alguien. Más pronto de lo que esperaba ella me instó:
-Yaaaa…yaaa….Elsi…por favor…ya súbete encima de mí….pon tu cuquita pegada a la mía y frótala ràpido….yaaaaa….
Ni tarda ni perezosa me subí sobre ella y coloqué mi bollito sobre su afelpado triángulo comenzando a repegarme con fuerza contra su lindo montecillo de venus frotándome una y otra vez, como ella lo había hecho, sobre la negra vellosidad de su conejito. Así me mantuve por un tiempo mientras veía la cara de mi tía, quien con los ojos cerrados movía la cabeza hacia los lados como un péndulo, gozando a profundidad la extraordinaria calentura del momento. En un momento dado su cuerpo comenzó a convulsionarse de tal forma que creí que se iba a desmayar, mas de pronto escuché su petición con voz anhelante:
-Elsi…me voy a orinar…yaaaa…anda, linda…métete en medio de mis piernas y mámame allá abajo….yaaaaa…
Sin responderle nada despegué mi cuquita de la suya y me fui a meter entre sus abiertas extremidades, volviendo a poner de nueva cuenta mi salivosa boquita en el centro de su pronunciado pubis, metiendo mi lengua lo más adentro que pude. Ella se estremeció en violentos espasmos de delirio y comenzó a orinarse dentro de mí. Al darme cuenta de lo que sucedía no quise dejar perder ni una gota de sus tibios elíxires, los cuales brotaban con fluidez del interior de sus calientes entrañas. Por varios segundos estuvo moviéndose con velocidad sobre mi boca mientras yo abrevaba las deliciosas mieles de su entrepierna. Aún cuando yo le había pedido que bajara el tono de sus gritos, esta vez mi tía hizo caso omiso de mi recomendación, y presa del más alto grado de brama gritó como una loca en tanto se derramaba totalmente sobre mi boca abierta. Al cabo de algunos segundos mi tía recobró la cordura y haciéndome una seña me indicó que le permitiera incorporarse.»
«-Yo me separé de su mojoso chochito y contemplé su rostro sudoroso y coloreteado a causa del esfuerzo que acababa de hacer. Ella me dijo:
-Elsi…gracias, linda…..lo hiciste de maravilla….
-Ay tía…de verdad te gustó?…
-Si, nena…me gustó mucho…tanto que hasta quisiera repetir…
-Y por qué no lo hacemos otra vez, tía?…
-No, Elsi…por ahora no…si regresan tus padres y nos descubren aquí ya sabes lo que pasará…
-Pues eso sí…
-Será mejor que nos arreglemos y bajemos a la sala…
-Sí.
De inmediato ella se dio a la tarea de recoger la cortina del suelo y volverla a poner en su lugar. Después comenzó a ponerme la ropa y también se vistió ella. Me arregló el cabello pidiéndome que yo le hiciera lo mismo y luego bajamos las escaleras apresuradamente. Al llegar a la sala advertimos que mis padres aún no regresaban, pero tía Rebe ya no quiso exponerse a que fuésemos descubiertas.»
-Oh mami…entonces esta vez aprendiste con ella el segundo jueguito, no?…
-Así es, Rubicita….el del papá y la mamá…así se llama el juego…
-Ay mami…será que algún día podremos jugarlo nosotras dos?
-Pero claro, linda…ya verás que también te lo enseñaré…
-Oh…que rico…
-Sí…será algo delicioso, Rubí…ya me dirás si no.
-Qué bien…siempre me ha gustado aprender cosas nuevas, mami…
-Si..lo sé…y todo lo que sé yo te lo enseñaré…lo prometo, nena…
-Ay gracias, mami….por eso te quiero tanto…
-Yo también te amo mucho, linda..
Al ver que ya no me quedaba leche en los huevos tuve que hacerle una seña a mi esposa indicándole que por esta noche era suficiente. Elsa, comprendiendo de inmediato mi solicitud, le dijo a Rubí.
-Linda…creo que ya s hora de que nos vayamos a descansar…ya es un poco tarde…
-Ya mami?…pero me seguirás contando más de lo que hiciste con tu tía Rebeca?
-Claro, niña..te prometo que lo haré..pero anda…ya es tiempo de que te acuestes.
Cuando escuché las palabras de mi mujer me apresuré a bajar hasta la sala para que Rubí no me viera. Minutos después bajó Elsa y me dijo:
-Cariño…que tal estuvo la noche?
-Oh amor –le contesté abrazándola y dándole un beso- Estuviste genial…simplemente genial…no me esperaba una cosa así…
-¿Por qué, Aldo?
-Por todo lo que le revelaste a la niña…es algo exquisitamente caliente…me tuve que pajear varias veces…
-Oh, qué bien…lo único que lamento es que esa leche no me la echaras adentro.
-No te preocupes que ya te daré tu ración…jajajajajaja…
-Jajajajaja…vas a ver, bribón…
-Gracias, amor…gracias por proporcionarme tanta calentura…
-Jamás me imaginé que mis secretos te pusieran así, Aldo.
-Pues ya ves que sí…y quiero que le sigas contando a la nena hasta que acabes tu historial infantil…
-¿De verdad eso quieres, mi amor?
-Si, Elsa…eso quiero.
-Está bien…así lo haremos.
-Bueno, ya es hora de irnos a descansar…mañana me espera la pinche oficina.
-Ay amor, no pienses ahora en eso…mejor ven, subamos para que te de un masaje en la espalda.
-Si, subamos.
CONTINUARÁ.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!