Una sobrina invitada a casa
La hija de mi cuñada con solo 12 añitos se fija en mi verga..
Hola de nuevo. Me perdí por mucho tiempo de esta página pero hoy he vuelto para narrarles una deliciosa historia que me pasó con mi sobrina.
Francisca, la hija de mi cuñada la conozco de toda la vida, la he visto crecer y convertirse en una hermosa señorita. Con 12 años es alta para su edad, genética del padre, aunque es delgada, tiene muy lindos rasgos heredados de la familia de mi esposa.
Todo, comienza con el nuevo novio de mi cuñada. Un tipo buena honda y de buena familia, pero se conocieron por internet. Y como pasa casi siempre, el vive en otra ciudad, aunque no lejana.
El asunto es que el muchacho cerró un muy buen negocio en su ciudad y quiso regalarse unas buenas vacaciones con su amada, mi cuñada, pero por ser aún temporada de colegio, no podían llevarse a mi sobrina.
Mi esposa como adora a la mocosa y teníamos una habitación disponible, sugirió se quedara con nosotros, a lo que mi cuñada accedió muy feliz.
Yo acostumbro a estar por casa muy ligero de ropas ya que por mi trabajo, siempre ando cargado de equipo de protección, así que unas de las sugerencias de mi esposa para la estadía de nuestra sobrina fue que me cuidara de andar en bolas o que no olvidará cerrar las puertas al ducharme o cambiarme de ropas.
Y así fue, mi cuñada se fue a sus vacaciones y Francisca llegó a quedarse a nuestra casa.
Los primeros días que fue un caluroso fin de semana, paso normal. Yo me duchaba y me vestía en el baño para no pasarme en toalla frente a la niña. Pero conforme fueron pasando los días y nos empezamos a familiarizar con la presencia de Fran en casa ya fui obviando un poco las reglas y poco a poco empecé a volver a mi rutina sin que mi esposa se diera cuenta y me regañara, por lo que cuando ella se encontraba en su trabajo, yo aprovechaba para andar más relajado.
Me duchaba y salía en toalla hacia mi recamara, a veces olvidaba cerrar la puerta al cambiarme, orinaba con la puerta abierta y obvio, usaba mis shorts olgados sin calzoncillos. Esto me encantaba porque todo se movía libre y claro está…fresco.
Mi sobrina estudiaba por la mañana y yo la llevaba al colegio de camino a mi trabajo. Se veía muy linda de uniforme. Falda tableada, blusa delgada y medias largas. Además que al ser delgadita, le daba una frescura su faldita que realsaba ese culito que ya empezaba a pintar para bueno y sus piernas largas la hacían verse muy elegante y estilizada.
También su blusa dejaba notar unos incipientes pechitos que, si ereda la fisonomia de la familia de mi esposa, en unos años más serán un manjar.
Siempre nos despedíamos con un beso en la mejilla al dejarla al colegio y yo ponía una mano sobre su piernitas al hacerlo y luego la veía bajar de la camioneta y alejarse contoneando su culito, pero no pasaba de eso. Después de la escuela ella tomaba un bus de regreso a nuestra casa y esa era la rutina.
Un día llego a la casa y apurado por orinar llegó y entro sin pasar el pestillo. Costumbre, ya me había pasado con mis hijas que más de una vez me vieron con la verga en la mano.
Bueno estaba yo descargando cuando abre la puerta mi sobrina enbuelta en una toalla dispuesta a bañarse y me ve toda la verga descapuchada soltando pis.
Al girarme para verla pude ver sus ojos clavados en mi pija y una carita de asombro y miedo por la situación.
Intentó irse corriendo pero tropezó y sentí el golpe que se dió. Salí rápidamente a verla media desnuda ya que se le salió su toalla al caer y llorando por haberse golpeado sus rodillas y su cabeza.
Con cuidado y olvidandonos de todo la levanto y la tomo en brazos para llevarla al sofá y verificar sus golpes.
Ella lloraba desconsolada desnuda en el sillón y yo aún con el pantalón abierto y mi pene de afuera. Me dice tío por favor la toalla y justo ahí reparo en la desnudes de su joven cuerpo. Cojo la toalla y se la hacerco para que se tape y comienzo a preguntar dónde se había golpeado y si le dolía mucho.
Busque sin pudor sus lesiones recorriendo su cuerpo tembloroso y preguntando torpemente – te duele ahí?
Mientras sobaba sus piernas y un incipiente chichón en su cabeza.
Depronto me dice tío tu cosa está fuera y me doy cuenta que si, estaba con mi verga fuera pero está no colgaba, sino que presentaba una gran erección. Le pedí perdón por el descuido e intenté guardarla con dificultad por lo dura que estaba y sin girarme mientras ella observaba mi pene en todo su esplendor.
Lo dejaré por aquí para continuarlo y aunque se que aún no es tan erótico, créanme que se pone mejor mientras transcurren los días.
Besos y hasta pronto.
Te la cojistee
Aún no, parece. Unas ganas tengo yo…