UNA TARDE BAJO LA LLUVIA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por CATXXXONDA.
Es justo que sepan que cuando llueve en Toluca no es lo mismo que si lloviera en cualquier parte del país. Aquí son gotas frías, fuertes y grandes. Y si la suerte hace de las suyas, hasta granizo puedes sentir en tu cabeza.
Pero esa mañana amaneció despejada y hasta podría decirse que tibia.
La noche anterior me quede asombrada por el deseo. Mis piernas temblando y mi mente volando hacia ese pecho fuerte y tibio. Con las ganas apenas aguantadas de otro abrazo, de otra mirada. Su cercanía le pone ritmo ardiente al corazón y la imaginación desborda el deseo…me quedo con la sensación de sus manos, otrora de niño inquieto, tomando mis caderas y acercándome hasta la locura a ese enorme mástil que se erige buscando pero con la discreción de la espera.
Las noches a veces son cómplices de las más grandes verdades. De la mujer madura con sueños y una piel demasiado sensitiva. De él; corazón joven con la piel en constante espera. En constante recepción de sonidos, de sueños de deseos tan míos…de él que aprendió ante mis ojos, de repente, a ser un hombre nuevo y lleno de virilidad.
La noche te aconseja…escucha y prepara el camino. Tus pasos son fieles obedientes de su plan. El cuerpo solo se deja llevar.
Por eso, culpo a la noche de haber sentido como entraba en su cama y con un beso sellaba el asombro de sus ojos abiertos. Y el no ver pero sentir su piel junto a la mia, sus manos descubriendo nuevos senderos y regocijándose en la humedad de su nueva hembra. Y de las bocas llenas de saliva ardiente intercambiando palabras sin sentido y orientando los cuerpos convulsos de emociones profundas hacia el mas perfecto de los acoplamientos….sintiendonos dentro el uno del otro…yo con mi lengua dentro de su boca, el, buscando los antecedentes del vientre tibio que en otro tiempo lo anidó. Y de repente, la fuerza descomunal de su pene, sintiendo las paredes de mi humeda vagina haciendo olvidar detalles y mereciéndonos el cielo de la embestida una y otra vez. De mis manos desgarrando apenas su espalda y aguantando hasta mas no poder el alarido delicioso de tan rico orgasmo. Una y otra vez hasta hacerse miles. En su cama que apenas unos ayeres limpiaba de sudores de niño travieso que nunca se cansaba de correr. Y su pene regando en mi vientre nuevos rocios esteriles pero llenos de vida que mas tarde, en el amanecer, escurren por mis piernas y humedecen toda mi tanga y el colchon cómplice de flujos ardientes en los que yo siempre participo.
Aquí estoy esperándolo…con la lluvia resbalando por mi piel y haciendo a mis pezones zona de dureza que, al recordar ayer, se erigen con mucha fuerza queriendo reventar. Mis piernas sienten también la lluvia. La falda roja apenas cubre la mitad de mis muslos pero las miradas de hombres y sombras de mi alrededor me cobijan sin quererlo. Sus deseos son ahora mi piel y aminoran el frio del momento. Verifico Y aún el carmesí de mis labios está intacto. Cierro los ojos y siento una vez mas el chorro blancuzco y espeso que quiere hundirse en mi garganta y mis labios saborean tan agridulce recuerdo. Espero. Vendra para abrazarme…tomarme de la mano y cobijar mi cintura. Vendrá y quizás aún diga: “Buenas noches Mamá”
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!