Una tarde con mi madre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vampiromolon.
El inicial disgusto por fallecimiento de la anciana señora se fue tornando en un tranquilo pesar, su edad avanzada pudo con esa tozuda insistencia en vivir, cuando cuerpo y espíritu ya habían mostrado la bandera de la rendición y se apagó.
Mi madre, mujer normal entrada ya en los cincuenta y tantos estaba muy atractiva me atrevería a decir dado el momento claro. Lucia falda hasta la rodilla y un poco más y blusa negra abotonada hasta la mitad del pecho sin mostrar nada por supuesto, medias y zapatos con tacón moderado negros también y chaqueta del mismo color, todo como manda el luto. Mi madre aunque no siempre, la tradición es importante para ella.
Nos subimos en el tren de las 16:00 h., la tarde era bastante calurosa pese a ser noviembre. Llegamos al pueblo media hora más tarde y solamente debíamos recoger y embalar en cajas sus pertenencias personales, ropa, menaje, mantas y vajillas etc, para que el resto de la familia se entregaran a una orgía de cuervos sobre los artículos.
Mi madre y yo tan solo nos quedamos un cuadernos de fotos y una cajita con recuerdos muy valiosos sentimentalmente hablando, pero nada más. Mientras ella entregaba montones y montones de ropa y sábanas para guardar en las cajas que habíamos abierto muy pacientemente, me iban asaltando algunos recuerdos que pase de niño y joven en esa casa. Largas vacaciones de verano, pesadas y calurosas tardes esperando a poder salir a la calle. Nos moríamos de ganas por salir, abandonar la penumbra de esas habitaciones y adentrarnos en ese infierno de agosto. Los niños no saben de calores y fríos.
Y ahí estaba yo, con la mirada perdida cuando mi madre interrumpe mis pensamientos,
.- Siempre me ha gustado la luz de esta casa, sobre todo así con las persianas cerradas. Aunque en verano a esta hora es más bonita, con esa luz tan intensa!
.- Sí, es verdad mamá, aunque si te soy sincero me gusta ahora, de pequeño solo veía la hora de salir a jugar con los primos, ¿te acuerdas mamá?, dije yo riendo un poco tímidamente.
.- Ja ja ja!!!, Mi madre rió menos disimuladamente y me dice, vaya si me acuerdo hijo. ¿Y recuerdas que te decía yo?,
.- Primero la siesta juanjito que afuera hace mucho calor, interrumpí yo, mientras plegábamos entre los dos una sábana blanca inmensa.
.- Y lo que tenía que hacer para que te quedases quieto!!! dijo mi madre riendo pícara.
.- ¿Que tenías que hacer?, pregunte yo intrigado.
.- Ja! y no se acuerda el tio!!!, pues dormir contigo. Tan solo si dormías conmigo estabas tranquilo, sino porculeando a todos a esa hora de la tarde.
.- Y papá! dije yo acercándome con mi parte de sábana a su contraria en manos de mi madre,
.- Tu padre se quedaba dormido en el sofá. (Y me muestra el vetusto sofa de sky marrón que había en el salón casi en penumbra).
.- Ah! Pues no sabía yo. ¿Y que hacíamos?, pregunte yo sin pensar.
.- ¿Como que hacíamos? mi madre me mira como incrédula, dormir!!!!
.- Ya, yo no me refería a si…, bueno, no quería insinua…, joer!!! mamá. No se porque he dicho esto!!!, pero lo que quería decir es que si lográbamos dormir!!!
.- Ja ja ja!! mi madre se reía de forma ruidosa y alegre a la vez que sujetaba mi parte de la tela blanca.
Yahí estábamos los dos juntos, separados por una sábana blanca doblaba a escasos centímetros, riendo animadamente.
.- De todas maneras, estuvimos haciéndolo hasta que tuviste 12 años, ¿no te acuerdas?, ¿como es posible?… Mi madre estaba realmente graciosa!
.- ¿Hacer el que, mamá? dije yo de pronto, ya con una sonrisilla maliciosa en los labios y mirándola fijamente a los ojos
.- ¿Como?, ¿que?, Pues la siesta que va a ser!, es que tienes cada cosa hijo mío!!!. Dijo ella aparentemente molesta, pero con el mismo tipo de sonrisa en su mirada.
Y ahí la deje, doblando y metiendo sábanas en cajas de cartón. Yo por mi parte empecé a deambular por la casona. Era grande y espaciosa, con muros anchos de piedra. El pasillo conducía hasta las habitaciones en el piso de arriba y, una vez en ellas, contemplándolas comencé a recordar, ¡claro, era en está habitación!. Era la estancia más amplia de la casa, con dos enormes ventanales que daban al patio de atrás.
Y mirando la gran cama, en medio del cuarto recordé, y era una pasada esos recuerdos, me gustaba mirar a mi madre cuando se cambiaba de ropa, se ponía un camisón de estar por casa, cómodo y vaporoso para dormir la siesta. El ventilador giraba y giraba con un ritmo cadencioso. Hacía calor, ummm ese olor, el olor de mi madre mezclado con el olor a verano, pegajoso, sudoroso. La miraba al contra luz para ver sus curvas y sus pechos y esa curiosidad me atormentaba toda vez que sucedía. Mi madre se acostaba conmigo si, pero maternalmente. Me acariciaba el rostro, los brazos y así, caía en un profundo sueño.
.- Te pegabas a mí. En cuanto te quedabas dormido. Me sobresaltó mi madre con ese comentario, me giré-
.- Parece que me has leído el pensamiento, ¿y como me pegaba a ti?, hacía calor, ¿no? contesté-
.- Supongo que te relajaría, digo yo.
.- Mamá,
.- ¿Dime?
.- ¿Lo hacemos?
Como podía haber dicho esto. Por supuesto deseaba desde siempre a mi madre, me pajeaba pensando en ella y en otras mujeres más claro, pero era ella la que más me ponía. Nunca pensé en atreverme a insinuarle nada
.- Hacer que!!!!!
.- La siesta que va a ser, dije yo un poco desilusionado, pero sonriendo. Como continuando la broma de antes, ahí en la sala.
.- Venga hijo, que tu no sabes parar cuando toca parar.
A todo eso, nos quedaba más de 2 horas para coger el siguiente tren para Palma. Entonces ocurrió algo inesperado. Mi madre se sentó en la cama, diciéndome ven, anda. no me lo podía creer. Yo con casi 30 años acostado en una cama con mi madre, en una casa completamente vacía y en medio del campo.
.- Esto, mamá, dije yo, ¿tu tienes sueño?,
.- No, dijo ella.
.- Yo tampoco, y ¿sabes una cosa?, si recordaba esas tardes de verano como también recordaba como te cambiabas de ropa y como te….
Ella me observaba con una mirada cálida, complice incluso y tumbada muy junta a mi.
.- Ah si!!! dijo ella mostrándome sus dientes al abrir la boca para reírse. Ya!!!, eso ya lo sabía, que te crees, ¿que las mujeres no nos damos cuenta de esa miradas, de esas cosas?, ¿Porque crees que a los 12 ya no subíamos a dormir juntos?
.- ¿Porque? dijo yo haciéndome el tonto
.- Tu lo sabes nene. No me hagas decirte una barbaridad
.- Una pregunta mamá. Y a tí te gustaba que te mirase?
.- Si me gustaba, dijo ella. Pero no estaba bien. No es normal que una madre se muestre a su hijo.
.- Ya!, pero te gustaba. ¿Y te gustaría ahora? Ya está, lo dije!!!! ufff que peso me quite de encima al soltarlo.
.- Que bruto eres me dijo ella.
.- Si bruto, ¿pero te mostrarías ahora?, sin dejarla pensar mucho insistía yo
.- No se, supongo, siempre me ha gustado gustar. Aunque seas…. Hala!!! mira lo que me haces decir
.- Ja ja ja , reía yo para disimular mi excitación. Venga mamá!, cambiaté de ropa y….
Mi madre se incorporó sobre la cama, como para no continuar con la broma, diciéndome:
.- Venga hijo mío que se hace tarde y…
.- Jo! Mamá, ¿porqué no?, si el tren no sale hasta dentro de una hora por lo menos, interrumpí yo.
Me miró con cara de asombro, miró también a su alrededor y dijo
.- Y con que ropa me cambio, ¿con la ropa de la Tía?
Mi madre estaba entrando al trapo, ya que se acercó al armario grande que había en la instancia.
.- Mira esto, pretendes que me ponga algo así.
Mostrándome algunas prendas bastante pasadas de moda, casi apolilladas, pero de repente, casi sin querer…
.- Anda!, pero si es mi camisa de dormir, ¿que hace aquí? ya podía yo buscarla por casa!
No me lo podía creer. Alguna confabulación infernal estaba propiciando un encuentro sexual con mi madre, porque si no, ¿que hacia esa camisa vaporosa delante nuestro?
.- Je je, ahora no tienes excusa dije yo maliciosamente.
.- Si, si que te crees tu eso.
.- Mamá! venga, si solo será un momento, como para recordar viejos tiempo,.
.- ¿un momento, esperas que sea un momento?
Mi madre sin querer o queriendo, se estaba metiendo en el papel. En el ambiente se mascaba el morbo. Mi madre y yo solos, con una conversación nada normal entre una madre y su hijo.
.- Bueno, un momento será si tu quieres, dije yo de manera inocente.
.- Ya, serás granuja, sin vergüenza, ¿pero serás descarado? Soy tu madre!!!
.- Si mamá ya lo se, pero si realmente estuvieses incomoda con esta situación ya lo habrías cortado hace rato, ¿o no?
Se quedó sin palabras, mirándome a mi y al camisón que sostenía con sus manos.
.- De acuerdo, hazte el dormido
La hice caso y cerré los ojos, aunque debo decir que me costaba. Los mantuve entreabiertos. Ella se desabotonó la blusa, dejándola caer sobre sus hombros, rodando por sus brazos carnosos hasta sus manos. Por fin la colgó en la silla que había a su lado. Se giró hacía la pared, dándome la espalda para quitarse el sostén, yo estaba excitadísimo, me costaba respirar.
Mirándome de reojo se desabrochó la falda quitándosela después con un suave movimiento de vientre primero y caderas después, Uauuu!!! dijo yo
.- Hijo!, aun no debes mirar
Mi madre estaba estaba realmente bella, no veía yo por ningún lado rastro de preocupación en su mirada y gestos. Ella parecía tranquila y diría yo que hasta excitada. Su hijo la contemplaba en todo su esplendor. Su ropa íntima era muy sexy sin ser provocativa, sus bragas eran de esas que se ajustan al muslo, con un ribete de encaje al borde, marcando culo y caderas de forma rotunda.
Se quitó las medias negras dejando a la vista sus hermosas carnes. Vaya vientre!, algo fláccido a causa de la edad y sucesivos partos y evidente relieve pero que me causava una enorme excitación desde siempre, y que piernas!, torneada y voluptuosas, con algunas varices propias de la edad. y casi sin darme tregua se puso el camisón y, una vez puesto se quitó el sujetador como jugando a ser tímida pero no, yo sabía que tal recatamiento era parte de su juego.
Y bueno!, ¿que te parece?
Mi madre se puso frente a una de las ventanas. La tarde se estaba despidiendo, aunque aun atravesaban algunos rayos de sol por entre la persiana típicamente mallorquina que estaba a su espalda.
.- Que magnífica estampa!!!! dije yo. Henchido de alegría y excitación.
.- Mamá, ¿sabes que la luz del exterior transparenta tu silueta, no? a mi me parece bien.
.- lo se, dijo resuelta, y que opinas de mi silueta?
.- Eres muy hermosa madre querida, ven aquí!
Se acercó hasta la cama, se acostó a mi lado, dejándome a un palmo sus enormes tetas, a mi alcance. Nos abrazamos fuertemente. Rodeándola con mis brazos y ella con los suyos, nos miramos, acercándonos cada vez más. La besa en la mejilla, sus ojos cerrados, ahora en su nariz, su cuello, mis labios tímidamente prueba, un beso en un ojo luego, el otro. Suspira, noto su pulso acelerándose, me acerco al cuello, subo al lóbulo de la oreja, mordiéndolo y sigo subiendo, meto mi lengua en su oreja, jadea!!
.- Hijo, mmmm, ¿que estamos haciendo? susurra ella
.- Ufff!! hijo mío, ¿que estás haciendo?
.- Mamá, uau, que bien hueles, mmmmm no pienses, la dije yo atrayéndola hacia mi.
Mis labios buscaban los suyos, que estaban resistiéndose todavía a ir al encuentro. Al fín se encontraron. Nos fundimos en un solo beso, mi lengua y la suya estaban atrapadas. Jadeando cada vez más, frenéticamente nos besábamos, nos comíamos a besos literalmente. Cayeron abajo las últimas reticencias. Mis manos buscaban su cintura, la medía. Subieron a su cuello, tocándolo y sobándolo.
Ella me quitó la camiseta, me palpó mis pechos, se dejo enredar en mis pelos, mientras, yo iba desabrochándola los botones del blusón. Ohh!!!! las tetas de mi madre, que pechos, turgentes ansiosos de ser tocados por mi. Cuando por fin me atreví fue una cascada de sensaciones increíble, nunca vivida. Chupe y palpe sus pezones, duros como piedras, bajando por su vientre, hundiendo mi nariz en su ombligo.
.- Ahhhh!!!! Hijo, siiii!!! offff!!!! que sensación, no puede ser, no puede ser. Soy tu madre, esto no está bien, esto no est…
Antes de que se diese cuenta metí mi cara en su bajo vientre. Con las piernas abiertas, para mi. Arranque como pude la braga aferrada a ella como clavo ardiendo. Casi la rompo!!!!
.- Bestía, noooo!!!! Para hijo mío, para…
mMamá, mamá gemía yo, con mis labios en su vagina con mi lengua friccionando su clítoris. Ella abierta a mi, yo con mi cabeza entre sus piernas. Oliendo ese coño como nunca un hombre lo ha olido
.- para, para, susurraba ella, no no pares, uff! que Dios me perdone, no no pares
Me agarraba la nuca con su manos, atrayendo hacía su coño mi cara. Que lamía y lamía todo lo que veía. Mis manos tocaban descaradamente su culo, levantándolo, quedándose en una posición bastante ridícula pero excitante. Y lamí su culo!!!!, mi lengua iba y venía, cada vez más rápido, más rítmico, sus agujeros cada vez más abiertos. Mi pene estaba más tieso que una roca. Mi madre se estaba pellizcando los pezones, cuando mi mano derecha llegó hasta sus pechos. ¡Que maravilla!, estaba tocando el cielo sintiéndome en el infierno. Pero es que ese infierno era el lugar más placentero del mundo!!!!
Me incorporé sobre la cama. Me baje a toda prisa los pantalones. Mi polla casi explota en mis calzoncillos si no llega a se por ella. Que en un momento rápidamente la engulló hasta la garganta. Me corrí salvajemente en su boca y, lejos de relajarme la sí por los hombros y la obligué a darse la vuelta. Con la cabeza hundida en la cama y el culo en pompa, abierto para mi. ¡Como la disfrute! y ella como disfrutó. Se corrió casi inmediatamente en mi cara. ¡que sensación!
Me empujó hacia atrás y se subió encima de mi y follamos, follamos y follamos como locos, mordiéndonos, lamiéndonos y jadeantes dimos vueltas sobre nosotros mismos. No podía parar de besarla, palparla, manosearla incluso. Compartimos posturas cada vez más soeces, sucios y depravados nos entregamos a todos los vicios habidos y por haber.
Aquella tarde no se cuanto tiempo estuvimos así, pero llegamos tarde a casa.
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