UNA TÍA COMO HAY MUCHAS (1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por quiquemando.
Temía que él alcanzara a oír el ruido que hacia al golpear dentro de su pecho, que se inflaba y bajaba cada vez mas rápido, no le gustaba sentir ese tipo de descontrol en ella, pero la cercanía del robusto joven, la desequilibraba completamente, ya sentía en su espalda la proximidad y el calor del cuerpo del hijo de su hermana, también escuchaba fácilmente la agitada y nerviosa respiración de él, por detrás de su nuca, erizándole el pelo de esa parte de la cabeza hasta el cuello y los hombros. A su nariz llegaba el peculiar olor del joven hombre, muy parecido al del padre de este, el esposo de su hermana.
Su cabeza estaba como entre nubes, se sentía aturdida y nerviosa pero no obstante esa incomodidad, tampoco deseaba que ese momento terminara nunca, era una sensación que muy pocas veces había sentido en su vida, y ya hacia tanto tiempo que había ocurrido la última vez, que casi había olvidado como era. Sus manos las sentía temblar ligeramente y sus palmas estaban húmedas por el sudor, producto del nerviosismo y el calor que ellos sentían, a pesar de estar encendido el aire acondicionado. Su vestido de tirantes de cordón delgado, dejaba ver los otros tirantes mas anchos del brasiere de color blanco. La delgada tela de algodón de la prenda se pegaba a su cuerpo delatando las formas de la mujer, revelando su leve exceso de peso, pero también la firmeza de sus carnes, solo llevaba bajo el vestido un pequeño y delgado brasier y pantaletas pequeñas.
Los dos fingían ver a través de la ventana del segundo piso, el juego de unos niños en la calle, los vidrios eran polarizados para aislar un poco los rayos del sol en esa temporada, así que durante el día la visibilidad desde la calle hacia el interior de la casa era nula, y eso hacia mas excitante el momento para ella, sabia que nadie veía lo que estaba ocurriendo dentro de su casa.
La respiración de Germán era mas rápida y ruidosa, sentía que el cuerpo de su tía casi rozaba ya el suyo, la olía y recordaba ese olor desde aquella única vez que había sucedido ese perturbador e inolvidable encuentro entre ellos, cuando él era todavía un adolescente que se sentía atraído por la sensual hermana de su madre, después de que descubriera sin querer a su padre y a ella cogiendo una noche.
Por fin ella sintió el contacto en su espalda, el algo prominente abdomen de Germán, que tocó levemente su espalda por debajo del broche de su brasier, su cabello aun estaba húmedo por el reciente baño que había tomado para refrescarse, así que se sentía limpia y perfumada con la fragante loción de cuerpo que siempre había usado.
A pesar de estar ansiando el contacto del joven, su cuerpo tuvo un sobresalto involuntario al sentirlo, que asustó ligeramente a los dos, pero ya la cercanía era tal y el momento tan tenso que pasó casi desapercibido para ellos, no obstante tampoco se precipitaron, el sumió un poco el abdomen para permitir un mayor contacto con la mujer. Desde por detrás y por arriba del hombro de ella veía como sus senos subían y bajaban con el compás de su acelerada respiración, en ese instante se dio cuenta de que su verga estaba totalmente erecta, la tenía parada al máximo, y supo que la delgada tela del short que llevaba puesto sin trusa, permitiría que su pene se levantara sin obstáculo alguno, y que con unos pocos centímetros que se acercara mas a la mujer, esta sentiría el inconfundible y duro bulto del macho en su cadera. Respirando mas acelerado, Germán fue cerrando más el espacio entre ellos milímetro a milímetro, pareciéndole a los dos que el espacio que los separaba, aun era enorme, ella respiraba mas profundo y rápido desesperándose por no lograr todavía hacer de nuevo contacto con su sobrino. Y Germán tenía el nerviosismo propio de la inseguridad y el miedo de que su tía fuera a reaccionar enojada contra él, como le había sucedido con otra hermana de ellas.
Los dos sintieron cuando las ropas hicieron contacto y aguantaron la respiración en espera de la siguiente reacción de ambos, ella empujó suavemente su cuerpo hacia atrás buscando el de él, el movimiento fue casi imperceptible, pero para Germán no pasó desapercibido, pues todo su cuerpo estaba tenso y mucho mas sensible que nunca, sentía incluso cómo el aire que exhalaba por su nariz rebotaba en su tía y llegaba a su pecho, que estaba cubierto con una delgada camiseta de básquetbol. Los dos reían y comentaban nerviosos y con voces temblorosas las acciones que desarrollaban los niños en su jugueteo infantil, pero mas que nada era un pretexto de ambos para disfrazar sus emociones y tratar de disimular sin éxito lo candente que era para ellos ese momento.
Penélope echó un poco para atrás el cuerpo como celebrando con risas y aplausos una graciosa jugada de los pequeños, su espalda por fin chocó firmemente con el pecho de su sobrino, quien no hizo nada por evitar el contacto con su tía, a quien tomó suavemente por los brazos como si la sostuviera, pero no la soltó, al contrario hizo una leve presión para atraerla aun mas contra su pecho, ella sintió que la piel se le erizaba bajo las masculinas y jóvenes manos del hijo de su hermana y se dejó jalar hacia él, recargando paulatinamente mas y mas su peso contra el corpulento muchacho. Pero eso todavía no bastaba, ambos querían sentir más que eso, y sabían perfectamente qué era lo que faltaba.
Nerviosa a mas no poder Penélope sintió un vuelco en su corazón al apoyarse en Germán, su mente se cubría mas de bruma por la fuerte tensión, sabía que sudaba y eso la apenó un poco ante él, sentía como las grandes manos la jalaban con suavidad apoyándola en su pecho tratando de acercarla todavía mas, pero los pies de ella aun estaban algo separados de su sobrino, y mantenían separa su cadera de su firme objetivo, por lo que dio un pequeño pasito hacia atrás lo que acercó su cadera lentamente hacia al hombre, en eso sintió su dureza, y detuvo su respirar, decidida a continuar empujó con mas fuerza sus nalgas contra la dura barra que la buscaba ansiosa, como si esa fuera la señal esperada los dos empujaron el uno contra la otra con mas descaro y fuerza, para sentirse sus atributos.
Germán sintió contra su pene la suave firmeza del culo de su tía, que presionaba contra él hasta no poder mas, él apretaba ya los gruesos brazos de la mujer excitado por su cercanía y su olor. Pero aun no se decían nada, tal pareciera que aparentaban una naturalidad que estaban muy lejos de sentir. Decidido Germán se aventuró un poco más y empujó con firmeza su pelvis contra el apetecible culo de la hermana de su madre, y aun mas todavía inició un lento movimiento de vaivén con su pelvis bien presionada apretando más y más y más su tiesa barra que ya palpitaba sola, buscando su alivio.
Penélope al sentir el movimiento cada vez mas abierto del joven también inició el suyo acompañándolo en su mismo ritmo y cadencia, añadiéndole ella un movimiento de círculo a sus caderas para frotarse mas contra la enhiesta verga. Enardecida volteó su rostro sobre su hombro derecho para ver la cara de su sobrino mientras sentía sobre ese lado la fuerte respiración del muchacho, se miraron fijamente a los ojos y ella ofreció sus labios con un leve acercamiento que él entendió de inmediato y acercó sin pensarlo su boca a la de su tía que ya lo esperaba entreabierta para recibir sus labios y su lengua encontrando la de la mujer, quedaron las dos lenguas acariciándose dentro de las bocas por todos los lados, dejándose chupar una y otra saboreando sus salivas que les sabían frescas, el pasó sus manos a los senos de su tía sobándolos y meneándolos hacia todos lados, ante el disfrute y aceptación de Penélope, ella se dejó manosear por Germán, ávida de caricias excitantes que desde hacia mucho no sentía, ella fue girando hasta quedar frente a Germán subiendo sus brazos tomándolo entre ellos por el cuello, levantándose ligeramente de puntas para alcanzar al muchacho y repegar su cuerpo al de él, Germán desplazaba sus manos por la espalda de su tía sintiendo su firmeza de mujer madura a la mitad de la treintena, él ya estaba por cumplir los veinte años.
Sus manos fueron bajando hasta tomar con firmeza y bastante fuerza las nalgas de la mujer haciendo que exhalara un largo suspiro de aceptación al sentir la presión del hombre apropiándose de su intimidad, regalándole lo que bien sabía, era la admiración de él. Ella apretaba los músculos de sus grandes y redondos glúteos para que él sintiera su dureza, lo sintió hurgar en su culo metiendo los dedos entre sus nalgas por encima de la tela, y aflojó la tensión que hacía en su culo, para permitirle el acceso mas libre a su canal y a su ano, sintiendo como presionaba sus dedos queriendo penetrarlos dentro de su prometedor orificio. El ya desbordado le besaba y mordisqueaba el cuello con la desesperación natural de los jóvenes en lo referente al sexo, ella lo dejaba hacer complacida por la ansiedad que despertaba en un hombre mas joven sintiéndose deseada, pero lo mejor para ella era haber conseguido al hombre que ella deseaba con vehemencia y que se había adueñado de sus sueños.
Germán levantaba el vestido para meter sus manos por debajo de la pantaleta, y sentir en sus palmas la húmeda piel de Penélope que en ese momento le chupaba el cuello dándole pequeños y deliciosos lancetazos con la lengua, que le provocaban un cachondo cosquilleo que repercutía en poderosos cabeceos de su verga que ya estaba oprimida entre la pelvis y el abdomen de su tía. Él tiro más hacia arriba el vestido para sacárselo y ella dócilmente levantó sus brazos para permitirle desnudarla.
– Mejor vamos a tu recámara mi amor… propuso Penélope, con la voz temblorosa.
– No, mejor vamos a la tuya… pidió germán… está mas cerca.
– No mi amor… dijo Penélope con firmeza, sujetándole la verga con las dos manos, acariciándosela por encima del short… porque si llega tu tío o tus primos, nos van a ver, y a tu cuarto no van a estas horas y si no nos encuentran aquí van a pensar que salimos. Ándale amorcito vámonos ya ¿Si?
– Si tía lo que tú quieras… aceptó Germán sobándole los senos… vamos.
Penélope se volvió a vestir y dándole un seductor besó a Germán mientras apretaba su verga con la mano lo llevó a su habitación.
– Espérate tantito… pidió Germán antes de entrar, mientras cargaba a Penélope en sus brazos… ahorita vas a ser mi mujer y para mi eres ya como una esposa, así que como esta vez si vamos a coger, te voy a cargar para entrar a nuestro cuarto.
– Pues me parece muy buena idea… dijo Penélope sonriendo divertida… ahora si vas a ser mío.
Se besaron suavemente mientras Germán entraba con su valiosa carga, en tanto que su beso aumentaba en intensidad por la excitación de los dos. El sin bajarla todavía se paró en el centro del cuarto.
– Dame chiche tía… pidió casi en un susurro.
– Si mi amor lo que tú me pidas… Contestó ella y lo miró con lujuria, lentamente bajó en borde de su vestido hasta exponer el delgado brasier y con desesperante lentitud separó la copa del brasier con una mano y metió la otra entre la tela para sacar el fruto de su firme seno que presentaba unas casi imperceptibles estrías por haber amamantado a sus dos hijos y a alguien mas.
Él la miraba ansioso y excitado su verga se meneaba por si sola, mientras miraba como su tía se sacaba la deliciosa chiche con sus suaves líneas estriadas, la areola era normal ni grande ni chica, de color café muy claro rematada por un pezón del tamaño de un garbanzo, ella de manera seductora tomó el seno con su mano del mismo lado y ofreció el pezón a su sobrino mirándolo a los ojos mientras el veía extasiado la sensualidad de su tía, al ofrecerle su chiche para que él la mamara.
Al ver ella la excitación en él, sintió que en ella también aumentaba el deseo y eso se reflejo en su seno al erizarse la areola adoptando una forma ovalada y el pezón se puso duro y erecto en espera de una tibia y húmeda boca que lo mamara y lo chupara como queriendo extraer de él los ríos de leche materna que ya no existían en esos apetecibles senos. Penélope movió su hombro hacia delante acercando el seno a la cara de Germán, y él muchacho ya no espero mas y con avidez atrapó el pezón entre sus labios y mamó con fuerza la generosa chiche de su tía, recordando que cuando era casi bebé ella lo había amamantado algunas veces después de que hubiera nacido su prima, él no lo recordaba bien pero las dos hermanas se divertían dando de mamar a los chiquillos comprobando entre ellas las diferentas formas de mamar de cada uno.
Mientras mamaba a su tía, Germán se acercaba a la cama para acostar en ella a la mujer, en tanto ella lo dejaba mamar todo lo que quisiera, en ese momento seria suya y estaba dispuesta a entregarse a su sobrino sin ninguna reserva complaciéndolo en todo lo que el quisiera hacer con ella. Ella se percató del rechinido que hacia la cama con ellos arriba.
– Oye Ger… así le decía ella de cariño, en tanto él seguía con los labios pegados a la chiche de la mujer mamando y mamando… mejor vamos a bajar el colchón al piso porque tu cama rechina mucho y si llega alguien nos puede oír.
– Bueno déjame bajarlo… dijo Germán, soltando por un momento el alargado pezón de su tía dándole un fuerte y sonoro chupetón al soltarlo.
Se levantaron de la cama y Penélope se iba a guardar el seno dentro de la ropa, pero Germán le pidió que no lo hiciera, y que “dejara la chiche afuera” ella rió divertida y obedeció a su sobrino pareciéndole un detalle sensual. Entre los dos jalaron el colchón al piso y lo colocaron en el centro del cuarto entre risa y bromas, Germán observaba como la falda del corto vestido subía por los gruesos y torneados muslos de la mujer dándole una apariencia de lujuriosa sensualidad que repercutía en su verga. Ella se descalzó y se subió al colchón, invitando a Germán a seguirla, el se sacó las chancletas y se paró frente a ella atrayéndola con violencia hacia él, ese desplante de fuerza le sorprendió a ella pero le agradó, y rió seductora ofreciendo su boca al hombre, él la apretó contra si por la cintura haciéndola gemir extrañada, pero complaciente, abrió su boca para que él la besara con fuerza metiendo en ella toda su lengua mientras ella se la chupaba dócilmente, la besaba y le chupeteaba con fuerza los labios jalándoselos con los suyos incluso se los mamaba hasta casi lastimarla pero eso a ella lejos de asustarla la estaba excitando cada vez mas, pues sabia que la intención de su sobrino no era lastimarla, si no que era una reacción propia de la ansiedad que el joven sentía al estar próximo a coger con ella.
– Desnúdame Ger… pidió Penélope en cuanto pudo hablar, sabiendo que eso le permitiría tomarse un respiro y se calmaría un poco la ansiedad de su sobrino.
– Si tía… dijo Germán obediente.
Ella levantó los brazos para que él le quitara de nuevo el vestido, y Germán ansioso lo sacó rápidamente por arriba de su cabeza arrojándolo sobre el piso. La volvió a besar desesperado mientras pasaba las manos por atrás de la espalda de ella para desabrochar el brasier, dejando los pesados globos femeninos a la vista de él. Quien los tomó entre sus manos casi con veneración fascinado pues eran pocos los senos que había podido ver en vivo, y todavía mas pocos los que había podido tomar entre sus manos. Los acarició tiernamente, pasando sus dedos por los pezones, pellizcándolos con suavidad hasta ponerlos duros y con las areolas contraídas. Estas caricias arrancaban hondos suspiros del pecho de Penélope, quien acariciaba las manos de él mientras la tocaba mirando hacia el techo de vez en vez y moviendo su cabeza hacia los lados lentamente, disfrutando el manoseo acariciante de su sobrino.
Para ella el saber que se estaba entregando a su sobrino preferido la llenaba de lujuria, y más aun porque Germán tenía un parecido asombroso con su padre, quien había dejado honda huella en la memoria de Penélope. Ella lo atrajo a su pecho ofreciéndole el otro seno que aun no había sido mamado.
– ¿Quieres mamarme la otra chichita mi amorcito?… dijo Penélope al momento que apuntaba el pezón hacia su boca.
– Claro que si tía… dijo Germán… ven dámela así.
Germán tomó a Penélope por las nalgas y la montó con facilidad sobre su prominente abdomen mientras ella se abrazaba de su cuello para sostenerse, hasta que se estabilizaron.
– Ahora si tía dame tu chichita… dijo Germán.
Penélope de nuevo tomó su seno izquierdo y dirigió su pezón a la boca del muchacho quien dio un fuerte chupetón de inicio llegando a lastimar un poco a su tía.
– Ay amorcito mámamela mas suavecito porque me duele mi vida… pidió Penélope con voz tierna.
– ¿Así está bien tía?… preguntó Germán mamando con menos fuerza.
– Si mi amor así está perfecto… dijo Penélope suspirando de placer.
– Ven mi cielo vamos a acostarnos… propuso Penélope después de un rato de mamadas y besos.
– Si tía… respondió complaciente Germán… ahora tú encuérame a mí.
– Claro mi rey, lo que pidas papito… dijo Penélope, mientras ponía los pies en el lecho, jalando hacia arriba de Germán la camiseta pidiéndole que levantara los brazos… pero ahora tu quítame los calzones papacito.
– Seguro que si te los voy a quitar mamacita linda… dijo Germán lleno de lujuria, ansioso de verle por primera vez la panocha a su tía Penélope.
Germán se hincó frente a Penélope y metió los dedos entre el resorte de la pantaleta y la deslizó hacia los tobillos descubriendo la peluda vulva de su tía, color castaño oscuro igual que el cabello de ella. La miró sorprendido pues era la primera vez que veía una vulva en su vida, antes había visto algunas en fotos y películas y aun cuando había cogido con dos muchachita y algunas prostitutas ninguna se había dejado admirar como lo estaba permitiendo su deseada tía Penélope.
– Ya me tienes aquí para ti mi amor… dijo Penélope excitada sintiendo la humedad de su vagina… quiero decirte que puedes hacerme lo que quieras, y pedirme también lo que quieras que te haga, desde este momento y si quieres que sigamos haciéndolo voy a ser tuya completamente. Pero quiero pedirte que cuando cojamos tu y yo no me digas tía solamente, puedes decirme por mi nombre o como quieras, pero yo también quiero sentirme tuya.
– Te voy a decir Penny como te dicen todos ¿Está bien?… propuso Germán.
– Me encanta mi amor… dijo Penélope emocionada.
– ¿Me dejas verte la panochita para saber cómo es?… pidió Germán con timidez.
– Claro mi rey… dijo Penélope… déjame acostar para que me revises mejor.
Penélope se acostó de espaldas y dobló sus rodillas separando sus piernas para permitir que su vagina se abriera y Germán pudiera ver a sus anchas su vulva por primera vez.
– Puedes tocarla y hacer lo que quieras. mi amor… ofreció Penélope… es tuya.
– Si Penny gracias… dijo Germán ansioso.
Penélope sintió como la tocaba Germán curioso abriendo y cerrando los labios vaginales tocando el clítoris haciendo que Penélope reparara sus caderas involuntariamente por la intensa sensación del excitado botoncito color de rosa. Sintió como introducía en ella sus dedos hasta tratar de meterle cuatro dedos al mismo tiempo, lastimándola un poco por la brusquedad y por lo grueso de sus dedos.
– Mi amor así me lastimas un poquito… dijo Penélope… Mejor luego te enseño como meterme todos tus dedos, ¿Si mi vida? Ahorita solo méteme uno o dos nada más y te enseño como me gusta que me masturbes. ¿Si quieres mi cielo?
– Claro que si Penny… dijo Germán un poco apenado… no quise lastimarte.
– Ya lo sé mi rey… dijo sonriente Penélope… ahora méteme dos deditos, así mi amor ahora siente esa parte durita.
– ¿Cuál, esta?… preguntó Germán metiendo sus dedos y localizando la parte que le decía Penélope… ¿Así está bien?
– Ándale ahí merito mi vida… exclamó Penélope gimiendo de placer… ¿Ahora sientes esas rayitas como lavadero?
– Si Penny… respondió Germán… ¿son estas?
– Si Ger, ahí mismo… gimió Penélope, y añadió… ¿Sientes el colchoncito que esta en medio de las dos? Ese exactamente, ahora haz como si lo rascaras pero solo con la yema de tus deditos y hazlo fuertecito, así mi amos así, sigue mas mi amor. Ahora mámame las chiches mi amor.
Germán obedeció a Penélope en sus indicaciones mamándola y masturbándole su punto G, cada vez con mas fuerza tal y como se lo pedía Penélope, quien gritaba y se retorcía de placer ante la inaguantable caricia, sentía que ardía por dentro en sus entrañas, los dedos de Germán escurrían de los fluidos femeninos que bañaban todo su interior humedeciendo las paredes para soportar el intenso frote a que era sometida la intimidad de Penélope, quien no cesaba de mover sus caderas con fuerza mientras su sobrino metía y sacaba sus dedos de ella rascando con deleite esa ansiada vagina con la que soñaba desde hacia varios años, Penélope trataba inútilmente de no hacer ruido pero el placer era tan intenso que no podía reprimir los gritos y gemidos que le provocaban los dedos dentro de su vagina hasta que no pudo mas y sintió explotar todo su interior en contracciones y espasmos que le arrancaban la respiración, que ya de por si era agitadísima, sintió como reventó una fuente dentro de ella bañando sus piernas y parte del brazo de su sobrino con un poderoso y fuerte chorro de su eyaculación, hacia miles de años que no sentía nada igual. Sentía como descargas eléctricas dentro de su vagina contrayéndose y aprisionando los dedos del muchacho que aun continuaba masturbándola, con energía enardecido por la inesperada reacción de su tía.
– Ya mi amor, ya por favor… decía Penélope susurrándole a Germán que continuaba mamando y masturbando a la mujer… ya mi cielo saca tus deditos y súbete. Ven méteme tu verga mi rey, cógeme hazme ya tuya por favor.
Germán no necesitó de mas suplicas, su verga ya no resistía mas, se montó con seguridad entre las piernas de la hermana de su madre y apuntó la punta de su grueso pene un poco mas grande que el promedio y también bastante largo, mucho mas grande que el de su tío el esposo de Penélope, y aun mas grande que el de su padre Ramsés. Antes de que lo metiera en su tía ella le pidió algo.
– Espérate mi amor primero déjame vértela antes de que me la metas… pidió Penélope, entonces Germán se irguió hincado entre las piernas de su tía, mostrándole orgulloso su verga a la mujer, que sonriente dio el visto bueno al miembro de su sobrino… que bonita verga tienes mi amor, y como te creció me va a encantar que me la metas toda, ya mi amor no te voy a interrumpir mas, méteme tu vergota mi cielo cógeme y hazme tuya.
Penélope sabia que Germán no iba a durar mucho cogiendo antes de venirse por primera vez en su vagina, pero lo iba a dejar hacer lo que su instinto le mandara, para que él hiciera también realidad su fantasía con ella, pues Penélope bien se había dado cuenta de las miradas de Germán a su cuerpo cuando la creía distraída, y de los roces “accidentales” en su culo y en sus senos.
Sabia que la verga era tal vez mas grande de las que le habían metido antes, y se dispuso a abrirse bien para que Germán la penetrara con facilidad, volvió a recargar su espalda en el colchón en tanto sentía como Germán se acomodaba entre sus gruesas y largas piernas, separadas al máximo y con las rodillas flexionadas, para dar mas amplitud. Germán se acomodó sobre ella apoyándose en una mano mientras que con la otra guiaba el glande al ansioso túnel de su tía que lo aguardaba paciente para recibirlo dentro de ella. Germán acercó su cadera contra la mujer y en la punta de su verga sintió la vulva húmeda, con su mano pasó su pene de arriba abajo por toda la vulva sin precipitarse como lo había imaginado Penélope, sorprendiéndola con esa maniobra.
Germán sintió en su glande la entrada a las profundidades de su tía, y presionó un poco la cabezota del pene, en cuanto sintió que había penetrado el glande colocó el otro brazo al costado de su tía y sin mas le dio tremenda embestida que la hizo exhalar el aire de sus pulmones ante la fuerza del envite, sintiéndose ella que había sido llenada por completo como nunca antes lo había sido, ella era de la idea de que el tamaño del pene no importaba y estaba convencida de ello, pues aunque no habían sido muchos los hombres con los que había cogido si tuvo oportunidad de conocer diferentes tamaños y grosores, así como también diversas técnicas al coger, y a veces quien menos pensaba que la fuera a satisfacer era quien mas la había hecho gozar, ahora faltaba ver como se comportaba su sobrino y que era lo que el sabia hacer con una mujer.
De inicio le pareció perfecta la penetración la hizo reanimarse y despertar de nuevo su líbido, ya dentro de ella Germán comenzó a moverse lento metiendo y sacando la verga aumentando cada vez rápido el ritmo limitándose solo a sacarle y meterle la verga lo mas profundo posible hasta llegar a un ritmo casi frenético llevado por la enorme excitación del muchacho y la deliciosa sensación de saber que estaba por fin cogiendo con su deseada tía, por fin su verga estaba dentro de ella y se la estaba cogiendo a placer, veía rebotar sus chiches por todos lados y eso lo excitaba mas, también observaba como su tía de vez en vez entrecerraba los ojos disfrutando de su verga y su movimiento. Esa excitación hizo que ya no pudiera resistir mas y sintió como dentro de él iba naciendo el orgasmo para su tía, iba a ser la segunda vez que depositara su semen dentro de ella, la primera vez había sido años antes y fue en la boca de ella, pero ahora era en donde debía ser por naturaleza, no pudo aguantar mas y desde el fondo de su ser explotó un río de semen que salió a gran presión recorriendo todo el trayecto interno de la larga verga hasta inundar con fuertes y largos chorros de vida el ardiente y sediento útero de la que ahora era su mujer por entrega propia. Siguió bombeando por unos instantes mas hasta vaciarse por completo dentro de ella, que recibió feliz el más intimo de los regalos que un hombre le brinda a su mujer.
Permaneció algunos minutos sobre ella aplastándola con su peso, pero eso a ella no le incomodo nada, antes al contrario se sentía eufórica de felicidad por fin el amado pene que había probado años antes la había hecho suya y la había bañado con su semilla que ya estaba dentro de ella, aun con la poderosa verga incrustada en sus entrañas.
Ella estaba abrazada a él, acariciando su amplia espalda, su nuca y su cuello, besándole parte del pecho y del cuello frotando con sus muslos desnudos los costados de su sobrino, sintiendo como la verga de él palpitaba aun dentro de ella encogiéndose y perdiendo un poco su sorprendente dureza.
Aun era muy temprano y la familia llegaría de sus labores mucho después del medio día así que Penélope no sentía prisa de nada podía disfrutar todo ese tiempo a su nuevo amante. Fue cerrando lentamente los ojos cayendo en un sopor placentero y relajante con el gran cuerpo de su sobrino cubriéndola toda y conservando aun dentro de ella su imponente verga que se negaba a salir de esa apetecible mujer, hermana menor de su madre.
CONTINUARÁ…..
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