Una vida entera con Pamelita
Esta es la historia que he vivido con mi hija desde que era muy pequeña y como desde muy pequeña hasta la actualidad es adicta a mi verga.
Me llamo Javier y tuve a mi primera y única hija cuando tuve 28 años, conocí a mi esposa en la universidad mientras estudiaba ingeniería eléctrica en la UNAM, tuvimos un lindo noviazgo y después de acabar ambos nuestras respectivas carreras decidimos convivir en independizarnos de nuestros padres.
Esperamos un tiempo y nos casamos, la boda aunque no fue espectacular hicimos que todos se llevaran un lindo recuerdo de nuestro compromiso y lo que ahorramos de dinero en la boda lo usamos en la luna de miel y terminamos procreando a nuestra primera y única hija en ese viaje, la niña salió hermosa y con los ojos cafés. Mi esposa tuvo la idea de llamarla Pamela, éramos padres primerizos y siempre buscábamos ayuda y pedíamos consejos a parejas ya experimentadas. Nuestra vida iba bien hasta que llegó el día que lo cambió todo, fue una mañana del martes y estaba en la empresa donde trabajo cuando recibo una llamada y me habla un policía que me dice que lo lamentaba mucho y que mi esposa había muerto en un accidente de auto de triple choque, mi reacción fue inmediatamente dirigirme al hospital y terminé de confirmar lo que ya me habían dicho, el vacío que eso me dejó fue inmenso, total que de la noche a la mañana termine quedándome yo solo con la custodia de mi hija. A mi esposa la velamos y enterramos junto a su padre que también había fallecido algunos años atrás.
Yo a esa edad no tenía ningún tipo de fetiches extraños ni nada por el estilo, total que ahora a mí me tocaba hacer los deberes de las que antes no tenía ni idea. Me tocaba hacer cosas como hacer la comida, limpiar la casa, llevarla a dormir a mi hija que todavía era muy pequeña de apenas un año. Como ya no quedaba nadie que se hiciera cargo de mi hija aparte de mi y puesto que yo no podía dejar mi trabajo menos ahora que era padre soltero, tuve que llevar a mi hija a una guardería. Mi vida era muy atareada pero siempre trataba de estar allí para mi hija, viví esas experiencias bonitas que todo padre pasa cuando tiene a su primer hij@, como cuando empezó a dar sus primeros pasos, como cuando dió sus primeras palabras. Mi vida se había vuelto monótona hasta que un día cuando fui a recoger a mi hija de la guardería conocí a la nueva chica que trabajaba allí, su nombre era Luz, una morena de 25 años de nariz respingada, con los pechos firmes y un culo redondo, inmediatamente me dirigí hacia ella y tuvimos química desde nuestra primera interacción, la invité a salir después de unas semanas y en nuestra primera cita la llevé a un restaurante chino, nuestro feeling fué incluso mayor aquella noche, parecía una mujer fácil tanto que terminó abalanzándose hacia mi y me pidió que la llevase a un motel para hacerla mía, yo que tenía que pensar siempre en la economía de mi hogar y más porque soy padre soltero le propuse que vayamos a mi casa porque para mi era lo más cómodo. Ella terminó aceptando y la llevé a casa.
Cuando la metí en mi cuarto la empecé a desvestir y meterle la mano en sus bragas y de repente ella recibe una llamada y la muy pendeja decide responder y terminó siendo su madre asmática que estaba teniendo un ataque y que en el hospital necesitaban su identificación para registrarla ya que por las prisas su hijo la había llevado rápido y no llevaron su cédula. Ella que estaba preocupada me cortó de golpe y me dijo que se tenía que ir, yo me ofrecí a llevarla pero ella se negó y me dió un beso, yo que estaba con la calentura la acompaño a la puerta y veo que se acerca mi vecina del lado, era una señorita de 19 años que estudiaba en la universidad y que por razones económicas aceptó cuidar a mi hija por esa noche. Yo no quería cuidar a mi hija en ese momento pero la vecina al ver mi auto llegar me devolvió a mi pequeña que en principio era parte del trato. Cuando llegó a mi puerta me saludó y me devolvío a mi princesa, yo le pedí que esperara porque iba a buscar su paga por el cuidado, después de pagarle me despedí amablemente. Dentro en la sala me fijé que mi hija tenía la ropita sucia por la comida, me enoje un poco con su cuidadora porque no fue capaz de alimentarla sin que se ensucie, inmediatamente le quité la ropa y la llevé a la ducha porque tengo la costumbre de bañarla antes de ponerla a dormir, aunque Pamelita era lo suficientemente grande como para bañarse ella sola, por las noches siempre tenía que bañarla yo porque ella no era buena lavándose en algunas partes, a veces se olvidaba de lavarse las patas, a veces no se enjabonaba bien las axilas etc, por eso siempre era yo él que tenía que bañarla por las noches. No era la primera vez que bañaba a mi hija pero en aquella ocasión fue diferente, yo aún traía la calentura que me había dejado Luz en mi cuarto, normalmente me baño desnudo junto a mi hija y jamás lo ví como algo raro, pero en ese momento fue extraño, mientras empezaba a enjabonarla llegué hasta su conchita, siempre que la bañaba le limpiaba esa parte con normalidad y como me había enseñado mi madre cuando se quedó en casa las primeras semanas después de la muerte de mi esposa, al tocar su conchita esa noche sentí como la sangre iba directo hacia mi verga e hizo que lentamente se me parara, en esta ocasión pasé mis dedos suavemente por la línea que separaba sus aún poco desarrollados labios vaginales y en un ataque de excitación llevé mis dedos a mi boca y probé por primera vez ese elixir prohibido que provenía directamente desde la parte más pura de mi retoño, aquel sabor tan intenso inundó mi mente de pensamientos lujuriosos y que jamás en mi vida habría imaginado sentir eso por mi pequeña princesita. Inmediatamente mi corazón se aceleró y empezé a sentir una sensación entre miedo y excitación, esa sensación que uno siente cuando sabes que estás haciendo algo prohibido pero hacerlo te hace sentir vivo.
No sabía que hacer o pensar o si debía seguir degustando de las delicias que tenía mi pequeña entre sus piernas, intenté controlar mis impulsos y continúe enjabonando a mi princesa, llegué a la parte de sus nalgas y ella que estaba absorta en sus pensamientos mirando hacia la pared y jugando con sus dedos, no notaba como su padre trataba de no disfrutar de su infantil cuerpo, le dije que tenía una pequeña mancha en sus nalgas que claramente no tenía, con la excusa ya dicha puse mi mano en una de sus nalgas, me excitó sentir como una sola nalga de mi angelita no era lo suficientemente grande como para llenar la anchura de mi mano, estuve manipulando cada centímetro de esa nalga que era tan suave y firme como una tierna almohada, sin despegar mi mano fuí directo a la otra nalga e hize el mismo procedimiento pero en esta ocasión puse mi pulgar a frotar una punto de su nalga como cuando estás limpiando alguna mancha que no existía, hacía todo esto porque sentía que tenía que aparentar para que mi hija no sospechara nada, algo completamente absurdo porque una niña tan pequeña no sabe ni lo que está pasando. Para hacer que el ambiente no esa tan raro le pregunté a mi hija.
_ Linda, ¿Cómo te trató la vecina?.
_ Bien papi, nos pusimos a ver la tele y después me dió de comer.
Continuando con mi mentira se me ocurrió algo más atrevido.
_ A ver hija, creo que tu mancha no quiere salir.
Puse una de mis manos en su abdomen y la otra en su cabeza para poder inclinarla hacia la pared, después le pedí que abriese sus piernas y para rematarla puse mi mano derecha en su espalda baja y le hice levantar las nalgas y ella no dijo nada.
_ hija creo que tú mancha estaba más abajo.
_ perdón por esuciarme papi.
Agarré un poco más de jabón y lo puse en mi dedo índice, me senté en el suelo y empecé a lavar solamente la entrada de su culito, pasé mi dedo de arriba a abajo mientras que con la otra mano tenía mi verga palpitando de la exitación. No me quedé mucho tiempo haciendo eso, aunque dentro de mí podría quedarme haciendo eso toda la noche.
_Ya limpié tu mancha linda.
_ Gracias papi.
Me levanté y empezé a enjuagarla, cosa que aproveché para pasarle la mano por todo su cuerpo y para terminar agarré su cepillo de dientes y ahí vino a mi una idea bastante perversa que en ese momento no tenía el valor de realizarla porque para mí tantas cosas en una sola noche era demasiado. Terminé de cepillarla y le di su toalla y le ordené que fuera a su cuarto. Yo terminé la paja cuando me quedé solo porque traía una calentura que nunca antes había sentido.
Salí de la ducha y me sequé, entré a su cuarto y estaba mi pequeña todavía desnuda esperando a que le diese la pijama para dormir, fuí a su ropero y saqué unas braguitas de Dora la exploradora y le pasé un pijama de corazones. Ella tomó su braguita y empezó a ponérsela, yo la detuve y le dije que yo la vestiría, le di la vuelta y le pedí que se inclinara hacia la cama y tuve un primer plano de ese hermoso culito, le puse la braguita y la pijama. La cargué en brazos y la acomodé en la cama, le di su cobija y me despedí con un beso en la frente.
Aquella noche no pude dormir por el sentimiento de culpa y preocupación.
Pregunta … La niñera se unira en esta historia o ya tuvo algo que ver con la niña ?
Muy buen relato.
wow ke rica historia ehh amigo, ccuenta mas
espero la continuación¡¡
Sigue con tu historia men da curiosidad
muy bueno va desarrollandose bien como va aprender poco a poco a ser una adicta ala lechita de su papi