Unos sueños muy reales
Muchos de vosotros habréis tenido sueños como estos, sueños delirantes, caóticos, incoherentes, que como una especie de película veis en vuestra mente queriendo darle algún sentido..
Aunque la mayoría de mis relatos están basados en algún hecho real, con el que muchos de vosotros os podréis identificar, porque os resultan familiares y perfectamente posibles, también es verdad que para otros serán como un sueño que esperáis algún día hacer realidad.
Este relato trata precisamente sobre el sueño de un amigo llamado Leo, o en realidad, de varios sueños que sucedieron en su mente como una especie de capítulos de una serie que él debía de recomponer, para lo cual me pidió ayuda, resultando al final la elaboración de este relato que intenta dar coherencia a unos sueños que todos podemos tener y que a duras penas recordamos al despertarnos.
Cuando se escribe sobre nuestros sueños, se necesita una libertad total para poder transmitir todas esas imágenes y situaciones que van desfilando por nuestra mente, a veces de una forma delirante, por lo que este relato, puede parecerlo en algún momento.
El caso es que este amigo me confesó que la lectura de mis relatos podría haber causado en él el efecto de tener esa sucesión de sueños que alteró toda su vida y que ahora os voy a contar.
En nuestras conversaciones me solía hablar sobre su gusto por las niñas y su deseo de encontrar a una mujer que fuera su pareja, que aceptara el incesto, que fuera promiscua y que viera normal que la prostitución estuviera presente en sus vidas, incluso la de sus hijos e hijas y una libertad total para el intercambio familiar, llegando a formar parte de una sociedad utópica en la que las normas de convivencia fueran muy distintas a las actuales.
En ese mundo soñado, los embarazos incestuosos serían buscados, a la vez que se permitiría que tu mujer y tus hijas fueran preñadas por otros hombres, desconociendo siempre las paternidades de esas caóticas familias que se formarían.
Me contó como dentro de uno de esos sueños, había conocido a una chica joven que cumplía esas características buscadas por él, durante una noche de copas, como tantas otras, en las que nunca se sabe que efecto ha tenido el alcohol en todo lo que sucede en ellas, aunque a veces suele ser un detonante de conversaciones como la que se produjo entre ellos, cuando mi amigo le comentó:
—Tienes algo que me atrae de ti. Todo tu cuerpo y forma de hablar desprende una sensualidad que me ha atrapado y creo que tienes que ser una mujer muy especial.
—Ni te lo imaginas….. —contestó ella, misteriosa.
—A mí me gustan las mujeres liberales, que saben disfrutar de su cuerpo y de la sexualidad.
—Pues si no pones límites a esa liberalidad, yo soy lo que buscas.
—No me digas…. En efecto, no tengo límites, pero tampoco quiero asustarte, jaja.
—Puede que el que te asustes seas tú, jaja —comentó ella, misteriosa.
—¡Uuuhhh! No me digas, cuenta, cuenta….
—Te diré que mi familia es muy liberal. Tenemos una forma de vida ajena a las normas establecidas. Y conocemos y solemos relacionarnos con más familias así, como nosotros…..
—¿Sois una familia incestuosa? —le preguntó mi amigo, un poco aventurado.
—Sí, y así me educaron.
—¡Ooohhh! Nunca había conocido a alguien como tú, que lo dijera abiertamente, pero ahora ya no puedo parar hasta que me lo cuentes todo.
—Es una historia muy larga, jaja. Necesitaríamos mucho tiempo para hablar y que tú lo entiendas o me comprendas.
—Seguro que te voy a entender. Llevo años deseando conocer a alguien como tú.
—¿Por qué? ¿Por morbo o porque en realidad te gustaría tener una relación conmigo, como pareja, quiero decir?, aunque seríamos una pareja extraña, ya te lo imaginarás.
—Por las dos cosas, por morbo y porque me encantaría compartir mi vida contigo.
—Bueno, pues empezaré diciéndote que tengo dos hijos, una niña y un niño.
—¡Vaya! Si tú eres muy joven, ¿a qué edad los tuviste?
—De la niña me quedé embarazada con 14 años y al niño lo tuve un año después de ella.
—¡Buufff! Sí que te diste prisa. Siendo una familia incestuosa, me imagino quien será el padre.
—Pues yo ni lo sé. Es verdad que podría ser mi padre, pero también cualquiera de mis hermanos o alguno de los hombres que venían a follarme a casa.
—¡Woo! Tremendo. Ya tengo la polla dura solo de escucharte y de imaginarlo….. Y supongo que ahora con tus hijos, seguirá la tradición…
—Sí, claro y ellos felices. Les encanta el sexo.
—Qué bueno. Como me gustaría ser parte de tu familia……
—¿Eso es una declaración, jaja?
—Tómatelo como quieras, pero ahora que te he conocido, ya no te quiero perder.
En otros de los sueños de mi amigo, ya aparece como pareja de esta chica que ha conocido, a la que llamaba Mónica, integrado totalmente en su familia, explicándome como en su sueño había tenido que adaptarse a esa forma de vida, durante las primeras visitas que hacía a la casa de esa mujer, con sus dos hijos de corta edad, los hermanos de ella y sus padres que la visitaban regularmente o se quedaban a dormir en la casa, produciéndose las siguientes conversaciones familiares entre ellos:
—¿Tus hijos están siempre desnudos en casa? —le preguntó mi amigo con curiosidad, al verlos así.
—Sí, es lo más cómodo para ellos. Ya ves cómo se ponen a jugar en cualquier momento, sin importarles quien esté delante.
—Ya veo, sí, pero no me acostumbro a ver a la niña con las piernas abiertas mostrándose de esa manera. No puedo evitar mirarla y cuando veo a su hermano como le come la vagina, ¡uuuffff!, imagínate como me pongo.
—Claro, oye, que tú también puedes, si quieres, ¡eh! —invitándole a participar.
—Lo sé, ya me lo dijiste, pero solo me he atrevido a hacer algo con tu hija cuando viene ella a mí.
—¿Y te ha gustado?
—Sí, ¡buuuffff! Es delicioso. No me extraña que tu padre cuando viene a casa, se la lleve a dormir con él.
—En esta casa nadie duerme solo, jaja.
—Ya me he dado cuenta. A veces hasta la cama se queda pequeña, jaja. Hasta tu hijo se me ha apetecido también, y eso nunca me lo hubiera imaginado.
—Con esa pollita tan rica que tiene, está muy solicitado y el muy pícaro lo sabe.
—Ya te digo. Entre tu madre y esa amiga que viene con ella se lo devoran….
—¡Anda!, que a ti también te gusta metértela en la boca.
—Es verdad, que cosa más rica….. Pero a él le gusta mamar también.
—Hace lo que ve en casa. Aquí nadie se corta. Mis hermanos, aparte de estar conmigo, se la mamaban entre ellos también.
—No me extraña. Estamos llenos de prejuicios y en realidad, podemos disfrutar de todo cuando nos liberamos de ellos.
—Está claro, así me han educado a mí. ¿Has visto como mi padre se la mete por el culito? ¿Te gustaría probarlo a ti también?
—Sí, claro. Si a él le gusta, me gustaría tener esa sensación.
—Mira como tiene de abierto el culo, métesela…..
—¡Síiii, que gusto….!, se siente diferente, me gusta pajearlo mientras le follo y después de unas cuantas metidas, siento que me voy a correr ya…… ¡Aaaahhh! Me corro….. —decía mi amigo, entusiasmado.
Durante otro de sus sueños, se encontraba viviendo ya con esa chica y sus hijos, y Mónica le comentó que iban a organizar una de esas reuniones con familiares y amigos que solían tener de vez en cuando, diciéndole luego a su padre:
—Van a venir Rafa y Nuria con las niñas.
—¡Mmmm, que bueno!, que ganas tengo de volver a ver a esas crías para ver cómo han crecido.
—Sí, hace ya tiempo que no las vemos. La última vez a la pequeña no la dejaban participar mucho.
—Pero tocar las pollas y jugar con ellas sí que le gustaba y hasta les daba algún lametón —le recordaba con vicio el padre..
—Bueno, ya sabes, criándose en este ambiente, se animan más a estas cosas y al ver a su hermana mayor, pues ella hacía lo mismo.
Mi amigo escuchaba con curiosidad esta conversación, preguntándose cómo serían esas crías que tanto deseaba el padre de Mónica, por lo que ella le contó más detalles:
—Son preciosas y como mi padre ya tiene 70 años, las que se la ponen más dura son las nenas de estas edades. A mi madre ya casi ni la folla.
—Sí, ya noté como se pone con ellas, aunque a ti todavía le gusta follarte.
—Es que yo sé cómo ponerle, son muchos años ya, jaja…..
En otra parte de ese mismo sueño, mi amigo comprobó cómo eran las hijas de Rafa y Nuria, sin poder evitar fijarse en esas niñas que tanto esperaba su suegro. En efecto, la mayor resultaba muy atractiva en su estrenada adolescencia, destacando en ella las hermosas piernas que dejaba a la vista con una escueta minifalda, que por detrás apenas le tapaba las nalgas, mientras a la pequeña ya se le notaban sus formas e incipientes pechos en los que resaltaban sus pezones en el fino top que los cubría:
—Se llaman Blanca y Alicia —se las presentó su madre ante la insistente mirada de mi amigo.
—Sí que son hermosas, como me habían dicho.
—Están creciendo y tienen una actividad que su padre ya no puede con ellas. A ver si aquí se desahogan un poco y se quedan más tranquilas.
—Seguro, aquí están esperándolas con ganas…..
—Ya me dijo Mónica que su padre quiere ser el primero en estar con ellas.
Y enseguida las llamó la pareja de mí amigo:
—Venir, niñas, que mi padre está en su habitación esperando a que llegarais.
Cuando entraron en la habitación, estaba también la madre de Mónica en la cama con su nieto encima, que la estaba follando mientras su marido les miraba masturbándose, algo que dejó de hacer en cuanto vio a las niñas, que al verlo con la polla empalmada, se pusieron a chupársela, dejando a mi amigo muy sorprendido, por lo que le dijo la madre de las niñas:
—Éstas en cuanto ven una polla, se lanzan a por ella, son tremendas.
—Se nota que les gusta, no me extraña que tengan a su padre agotado.
—Bueno, tenemos un vecino muy mayor que le ayuda un poco, jeje. Él siempre nos dice que con estas crías ha entrado ya en el cielo antes de morirse, jaja.
—Ya lo creo, como se lo pasará el pobre hombre.
—El caso es que yo se las dejaba en su casa para que me las cuidara mientras no estábamos, pero luego me enteré que lo que hacía era encamarse con ellas y así pasaban la tarde. Alguna vez se la metió a la mayor, pero lo que más le gusta es que se la chupen, mientras él se lo come todo.
—Bueno, si me dices que está cerca de los 80, ya no podrá mucho, pero disfrutará con tus hijas como nunca en su vida.
Mientras Nuria le contaba todo eso a mi amigo, el padre de Mónica ya había empezado a follar a la mayor, Blanca, mientras preguntaba a su madre si la pequeña ya follaba:
—Sí, sin problema, como para hacerla esperar más, si estaba que no se aguantaba.
—¡Wooaahh! Que delicia, estoy deseando metérsela ya. Ya veo que tiene el coño que se le abre todo, apenas le meto los dedos. Las veces que se habrá corrido su padre con ella…..
—Unas cuantas, imagínate, desde la última que vez que las traje…..
Era tal el morbo de la escena, que hasta la madre de Mónica había dejado de follar con su nieto y todos mirábamos absortos como el maduro hombre disfrutaba con esas niñas, que sorprendentemente llevaban el ritmo de la relación, comportándose como unas verdaderas expertas en el sexo grupal turnándose para chupar su polla y permitiendo que él jugara con sus coños, y después de que Blanca se montase sobre él para darle sus primeras cabalgadas, dejó su sitio a su hermana pequeña Alicia, deseosa de meterse esa polla con la que tanto recordaba haber jugado, pero esta vez iba a hacerla correrse de placer dentro de ella.
El padre de Mónica sujetó con cuidado a la niña, temeroso de hacerla daño, al sentir su frágil cuerpo sobre él siendo penetrado por su polla, algo que los dos experimentaron con un placer infinito al plegarse totalmente el interior de la vagina de Alicia rodeando su polla con esa presión que con pequeñas contraciones parecía querer exprimir toda la leche que saliera de aquella polla.
Al poco rato de tenerla encima, el viejo se corrió echándole todo ese semen que todavía tenía a su edad, muy espeso y blanco, quedando pegado a la piel de Alicia, que con sus dedos lo recogía para llevárselo a la boca y saborearlo como una auténtica viciosa, lo que sorprendió a todos los que mirábamos.
Como os decía, para hacer este relato, tuve varias conversaciones con mi amigo Leo, en las que me iba contando todos esos sueños que iba teniendo, y que le tenían tan alterado, casi obsesionado. Y en uno de ellos, se encontraba en una de esas reuniones a las que acudía gente de todo tipo, porque aparte de las familias amigas de Mónica, lo que más había eran hombres y mujeres mayores que buscaban las delicatesen que se les ofrecían allí con total libertad.
Uno de estos hombres le fue presentado a Leo y se puso a hablar con él, contándole su filosofía de vida, o su forma de ver el sexo y este tipo de relaciones:
—El adulto siempre será el que controle todo. Es quien va determinando de qué manera desea desarrollar la sexualidad del niño que tiene a su alcance. En este caso, si fuera una niña, el hombre que este con ella le hará saber de qué manera debe disfrutar su sexualidad. Por eso es que las mujeres que pasan por esas experiencias basan sus gustos y placeres recordando las experiencias vividas durante la niñez. Los olores, los sabores, las imágenes, algunas escenas en concreto, todo esto le hará recordar lo que vivió durante la niñez y esto la excitara, ya que, en un momento dado, querrá volver a esos momentos, deseando ser de nuevo la niña que fue sexualizada y usada por ese hombre, el hombre que la inicio, debido a que ese hombre la marco como mujer desde pequeña, determinado su sexualidad y convirtiéndola en una niña que se excitaba cuando la polla de ese hombre estaba delante de su carita, ya que en ese momento, ella sabía lo que iba a pasar.
Mi amigo estaba impresionado con las palabras de este hombre, de gran cultura y que había vivido todo tipo de experiencias a lo largo de su vida, durante sus viajes por el mundo, con un gran magnetismo personal que te atrapaba mientras él seguía hablándole:
—Yo pienso que la mujer debería desinhibirse, sexualizarse, ser promiscua, salir a follar, montar y disfrutar todas las pollas que pueda, y, si lo desea, también debería prostituirse. Yo pienso que todo esto lo podría ser con pareja o sin pareja. En el caso de quedar preñada, si alguna de esas pollas la preña, su pareja debería aceptar esa barriguita, ya que su premio lo tendrá después, cuando ese niño crezca, así que, a partir de aquí, después de la barriguita y luego que el hombre haya aceptado su rol como cornudo, empezaría el circulo de perversidades, incesto, iniciación y sexualización de los niños hasta que la perversidad de los padres los lleve a compartirlos y prostituirlos.
—¿En tu familia has puesto en práctica toda esa teoría? —Le preguntó Leo, sorprendido ante tanta verborrea:
—Claro. He tenido una mujer maravillosa que estaba de acuerdo con todo esto. Ella siempre ha sido muy puta, desde jovencita, y siempre me contaba los polvos que echaba con otros hombres, pero cuando me casé con ella, le dije que si me iba a poner los cuernos, prefería verlo yo a que me lo contara. Así empezamos a llevar a casa a los hombres que se le antojaban a ella y la follaban en nuestra cama matrimonial. Imagínate, allí, con nuestras fotos familiares y nuestras cosas, esos tíos metiéndole la polla y ella gritando de placer mientras yo me pajeaba o acababa interviniendo también para hacerle dobles, chuparle la polla al tío o lo que fuera. ¡Buaahh!, que morbo recordarlo……
—Mónica tiene esa visión sobre el sexo también y hasta yo me he aficionado a chupar pollas.
—Qué suerte tienes con esa chica, amigo, pero ya sabes cómo es ella, no la defraudes y disfrutarás mucho. Como tantas otras mujeres, ya saben que tienen que poner los cuernos cuando sienten la necesidad de estar con muchas pollas. Por lo tanto, el hombre que esté con una mujer a la que dice amar, tendrá que acostumbrarse al sabor de las pollas de otros hombres cuando bese a su chica, así que tendrá que compartirla, tendrá que admitir que su chica se folla a otros hombres y la tendrá que dejar, ya que cuando su chica regrese a casa, tendrá que limpiarle el coñito, cuando este venga lleno de semen de otros hombres. Mónica tiene dos hijos ya, pero deberías preñarla otra vez si no quieres que te venga con una barriga a casa, jaja, aunque da igual, serán tus hijos igualmente y tendrás que criarlos y sexualizarlos como toda la familia.
—Sí, bueno, eso lo sé, pero me ibas a hablar de cómo lo hiciste en tu caso, con los tuyos.
—¡Ah!, sí, es verdad….. Mira, yo pienso que una de las cosas que más se disfruta es la iniciación, la desnudez del cuerpo, su sexualización, ver como la niña cae en el juego sexual, donde ella aprenderá sobre el sexo con el adulto que la sexualiza, cediendo a los caprichos del adulto a medida que la sexualiza más y más, convirtiéndola en un objeto sexual que el adulto usa para su placer, pero siempre debe ser así, consentido, sin violencia y sin forzar, aunque siempre sexualizando, enseñando, seduciendo, besando, acariciando, mimando, llevando poco a poco el juego hasta el despertar sexual, hasta que el deseo busque el sexo. Si quieres, te sigo explicando…..
—Sí, claro, por favor…..
—Con esos juegos sexuales empieza la diversión. A la niña la dedeábamos mientras le dábamos a chupar la polla para que se acostumbrara a la lechita, esperando a su desarrollo hasta que llegó el momento indicado después de haber dilatado sus pequeños agujeros, el ano y el coñito. Después se suele empezar, así en general, con el primer anal, y luego, cuando se pueda, el sexo que le hará perder la virginidad, la polla entrara en su almejita hasta donde se pueda, buscando entrar para tocar el útero con la punta, rozando, hasta que esa polla inunde con su leche el coñito apretado de esa niña, que para ese entonces, la anatomía de su cuerpo dirá cuándo será desvirgada, en su niñez o durante el comienzo de su adolescencia.
Unas palabras que pareciera que sólo podrían escucharse durante la ensoñación de algo irreal, pero como os decía, los sueños de mi amigo eran deslavazados, sin una coherencia concreta y con la distorsión de la realidad típica de todos esos sueños que seguía contándome.
En otra ocasión, se encontraba viajando en un automóvil cuando estaba ya oscureciendo. Al principio no sabía quien conducía, pero su pareja iba en el asiento delantero mientras él iba atrás con otros dos hombres, llevando encima de ellos a una niña, que en este caso no identificaba como la hija de la chica cuya imagen se repetía en todos estos sueños. Sus acompañantes iban jugando con la ella, toqueteándola y haciéndole cosquillas mientras ella se reía divertida, cuando la mujer les dijo:
—Podéis quitarle las bragas a la cría, si así estáis más cómodos —en una de esas frases sin sentido en la vida real, pero que cuando soñamos pueden sonar naturales.
—Sí será mejor, yo voy a sacarme la polla también —le contestó uno de ellos.
Mi amigo veía estupefacto como el que la tenía encima puso su polla entre las piernas de la niña, moviéndola sobre él buscando el roce con su culo desnudo, mientras el que estaba a su lado le preguntó en voz baja:
—¿Se la vas a meter?
—Sí, cuando se moje lo suficiente para que le entre bien.
—Ten cuidado, que su padre no se dé cuenta —suponiendo mi amigo que su padre era el que conducía y que no iba a estar muy de acuerdo con aquello.
—Ya, espero que no grite mucho o que no oigan sus gemidos…..—añadiendo luego— Me gusta esta canción. ¿Podéis poner la música más alta? —solicitándoselo a los que iban delante.
El que tenía a la niña encima de él era un señor mayor de más de 60 años, gordo, con poco pelo y una buena barriga en la que se recostaba la cría, y el que estaba a su lado, más joven que él, y con el cuerpo musculado de ir al gimnasio, que le seguía hablando al oído al otro:
—¡Cuánto hace que no te calzas a una de estas?
—Hace tiempo ya, desde que mi nieta se dejaba. Como tengo la polla pequeña, les entra bien, jaja.
—Que rica estaba tu nieta. Qué pena que ahora sea mayor, esté con ese chico y se haya formalizado, jaja.
—Bueno, que sea feliz con él. Tú también te aprovechaste dándole unas ricas sobadas y te echabas buenas corridas con ella.
—Es verdad, que bien nos lo pasábamos.
Aprovechando el volumen de la música, ese hombre empezó a penetrar a la niña, mientras le tapaba la boca para que no se la escuchara mucho, follándola cada vez más rápido hasta que acabó corriéndose dentro de ella.
El que estaba a su lado se la pidió para ponérsela él encima también y se puso a penetrarla igualmente pudiendo hacerlo más fácilmente por la lubricación del semen del otro hombre en su coño y agarrándola por el culo, la movió enérgicamente sobre él hasta que no aguantó más y se corrió dentro de ella.
Después de hacerlo se la ofreció a mi amigo, que un poco sorprendido por todo eso, pero a la vez muy excitado, se la puso encima también y se puso a follarla como había visto hacer a sus acompañantes, mientras la niña seguía con sus gemidos de placer ahogados por el volumen de la música y después de que él se acabara corriendo también con ella, escucharon al hombre que conducía, como les decía:
—Si os molesta la niña, pasársela a su madre, que ya veo que se está moviendo mucho ahí atrás.
—No, no pasa nada, es que ella se cansa y se va cambiando para ver con quien está más cómoda.
—¡Ah!, bueno, pero ya sabéis, a veces es muy cansina y no para quieta.
—La vamos a tumbar sobre nosotros para ver si duerme un poco.
Pero aprovechando esa posición, lo que hicieron fue ponerle la polla en la boca a la niña para que se la fuera chupando a todos ellos hasta que conseguía sacarles el semen de nuevo, mientras seguían masturbándola metiéndole los dedos en la vagina, sin que pudiera verlo el que conducía.
En otro de esos sueños que me contó Leo, estaba sentado en el banco de un parque junto a la que supuso que era su hija encima de él. En un momento determinado empezó a sobarla, acariciándola entre las piernas, mientras ella se retorcía de gusto y buscaba la boca de él para darle besos, a lo que respondió dándole la lengua a la niña para entrelazarla con la suya.
Mientras, en el banco de al lado, otro hombre observaba la escena visiblemente excitado, llegando a decir a Leo:
—¡Qué ricura! Cómo goza la cría. ¿Me la dejas un poco?
Leo le mandó acercarse y cuando se sentó a su lado, puso a su hija encima del desconocido que se la había pedido, poniéndose él igualmente a tocarla por todos lados, buscando especialmente su vagina para meterle los dedos, haciendo estremecer a la niña, abandonada totalmente al placer de esas caricias.
El hombre sacó los dedos visiblemente mojados del coño de la cría y se puso a chuparlos, exclamando:
—Mmmmm, delicioso, un auténtico elixir. Ya veo que la tienes bien enseñada, se me ha corrido en la mano. Mañana vendré con mi hija para que nos las cambiemos.
Al día siguiente, ese hombre volvió con una niña de parecida edad a la hija de Leo, sentándose juntos, con sus hijas, primero cada uno con la suya para ponerlas calientes y preparadas para ser degustadas por el otro padre, para después intercambiarlas, momento en el que cada uno de los dos puso más empeño en aprovechar al máximo el tiempo que podría estar con la hija del otro, besándolas, acariciándolas y dejándolas sin bragas para tener más fácil acceso a sus vaginas ya chorreantes de excitación.
La diferencia entre las dos niñas, una de pelo negro, morena, delgadita y con los ojos rasgados, le daban un exotismo que contrastaba con la blanca piel de la otra, con melena rubia y larga, más regordeta y tonos rosados en su cara, que se acentuaban en la zona vaginal cuando quedó al descubierto, excitaban a los dos hombres de manera especial, como cuando pruebas un plato diferente al que estás acostumbrado.
En otro banco cercano, estaban dos mujeres viendo la escena y comentaban entre ellas:
—Mira esos pervertidos como soban a esas crías.
—Serán sus hijas, supongo. Se juntan entre ellos para disfrutar de ellas. Eso les da morbo.
—Pero ellas lo disfrutan también, fíjate como se retuercen de gusto cuando les meten los dedos. Éstas están deseando que les metan polla ya, si es que no la han probado todavía.
—Aquí en el parque no se atreverán a tanto. Deberían irse a su casa, aunque no sé si sus esposas les permitirían lo que están haciendo.
—Yo a mi marido no se lo permito, pero él se las arregla para hacerlo igual. No puedo estar todo el día vigilándoles.
—Como yo, a veces hago que no veo nada para no tener bronca, pero yo entiendo que a estas crías les guste la polla y no le puedo reprochar a la mía que la busque donde pueda, y mejor que se la de su padre que otro, o al menos que él esté delante cuando lo hagan, como esos dos.
Mientras tanto, Leo y su nuevo amigo, ajenos a esta conversación, seguían a lo suyo, preguntándose entre ellos:
—¿La puedo follar? ¿Ya se lo haces tú?
—Sí, claro, yo también se lo haré a la tuya……..
Los dos se pusieron a follar a esas crías, mientras esas mujeres en el parque seguían mirando lo que hacían:
—Lo que hay que ver. Ya ni disimulan. Se las follan aquí mismo.
—Y nosotras mirándolo. Y pensar que mi marido está en casa con nuestra hija y que pueda estar haciendo lo mismo…..
—¿Pero ya se la deja meter?
—Lleva tiempo metiéndose de todo en el coño, ya la vi con bolígrafos y rotuladores, así que soñará con que su padre se le ponga encima.
—Sobre todo cuando os escuche follar por la noche, jaja.
Una vez que cada uno de los hombres acabaron de follar a la hija del otro, siguieron con su delirante conversación:
—¡Oye! ¿Tú a la tuya la prostituyes?
—Sí, aquí en el parque empecé a hacerlo.
—Te la empezarían a pedir, supongo.
—Como la veían tan rica, me ofrecían dinero por dejar que la sobaran un poco.
—Serían los viejos, sobre todo, estas nenas les vuelven locos.
—Sí. Lo sé bien, son los más viciosos con las crías de estas edades. ¿Es que la tuya también se prostituye?
—En mi caso, es que su madre es prostituta. Ya lo era cuando la conocí, y cuando me casé con ella, ya sabía que iba a ser un cornudo. Ahora lleva los clientes a casa y algunos, cuando veían a la cría, la pedían, y así empezó. Si te digo la verdad, no sé siquiera si es hija mía, pero yo la he criado como si lo fuera.
Entre los sueños que mi amigo me contó, también estaba uno de esos en los que algunos de los participantes en esa lúbricas reuniones, no estaba muy acostumbrado a ese tipo de relaciones liberales en familia, lo que provocaba un morbo especial entre los presentes, como lo sucedido en una de esas reuniones en la casa de Mónica a las que solían invitar a algún amigo, en este caso, a un hombre que nada más entrar ya se quedó maravillado con lo que veía allí.
Unas niñas desnudas correteando por el pasillo, ya llamaron su atención, pero evitó mirarlas demasiado para no causar la incomodidad de sus anfitriones, desconociendo que a ellos eso les daba igual, e incluso, lo aprobarían gustosamente.
Todavía, un poco azorado, pidió permiso para ir al baño, indicándole que fuera al final del pasillo, pero de camino pasó por una de las habitaciones que tenía la puerta abierta, en la que pudo ver como un hombre le estaba haciendo fotos a una niña desnuda que posaba en su cama, junto a sus osos de peluche y demás decoración infantil.
La niña adoptaba varias posiciones, dirigida por el que la fotografiaba, ajeno a la mirada de este hombre que se había quedado paralizado en la puerta de la habitación, que veía como ella abría las piernas con impudicia mostrando una vagina en la que destacaban unos labios vaginales más oscuros y ligeramente entreabiertos, lo que parecía extraño para una niña de esa edad, a pesar de estar exenta de todo vello púbico, que realzaba más su belleza.
El fotógrafo, finalmente pareció darse cuenta de su presencia y le invitó a pasar, indicándole que cerrara la puerta, para decirle:
—Menuda hermosura, ¡eh!
El invitado seguía incapaz de articular palabra, mientras seguía mirando como ese hombre continuaba haciéndole fotos sin parar ante la complacencia de la cría, que combinaba inocencia y picardía en sus miradas.
La excitación del invitado a la casa era evidente sin que pudiera disimularlo, por lo que el fotógrafo le inquirió de nuevo:
—¿Puedo hacer unas fotos con la cría chupándote la polla?
—¿Quueee? —contestó incrédulo.
—No te preocupes, que no se te a ver la cara. ¡Anda, anímate!, que te veo con ganas.
—Bueno, está bien —sin saber muy bien por qué aceptaba aquella locura.
Se sacó la polla y se la ofreció a la niña desnuda, que con decisión, se la agarró con la mano y se la metió en la boca, ante su incredulidad, pero enseguida empezó a disfrutar de la lengua de aquella cría que presionaba su glande con los labios, como si lo succionara, proporcionándole un placer que le tenía a punto de la eyaculación, mientras el otro hombre seguía haciéndoles fotos desde todos los ángulos, centrándose en la cara de esa niña con la polla en la boca, comentándole:
—Como chupa, ¡eh! Es maravillosa.
—¿Pero cómo ha aprendido a hacer esto?
—¡Hombre!, es la hija de Mónica, que preguntas tienes……
—¿Es su hija? ¿Ella te dio permiso para esto?
—Pareces nuevo, jaja. Aquí no hacen falta permisos.
La sorpresa del nuevo invitado no parecía tener fin, pero seguía encantado con la maestría de esa niña chupándole la polla, mientras con la otra mano masajeaba sus huevos para hacerle venir, por lo que incapaz de aguantar más y se corrió en su boca, llenándole toda la cara de semen:
—Jaja, vaya, en un momento te ha hecho correrte como un adolescente….. Bueno, dejemos a la cría ya tranquila, que hemos terminado y tienes que recuperarte; vayamos al salón.
Al llegar a la sala donde estaban todos los demás, lo que vio allí ya no le fue sorprendiendo tanto, aunque seguía un poco preocupado por las consecuencias de lo que había pasado en la habitación, pero esas dudas se fueron disipando cuando la propia Mónica le preguntó por sus gustos sobre las nenas que se encontraban allí, pero a él, en ese momento ya le daba igual, por lo que ella llamó a una de las niñas para que hiciera compañía a su nuevo invitado, presentándose con un beso en la boca que a él, encelado como estaba por el anterior suceso, quiso alargar, agarrándola por la cintura y subiéndosela encima, saboreó la lengua de esa niña mientras le sobaba el culo, animándoles la anfitriona:
—¡Eehhyyy! Así me gusta, con ganas, a disfrutar……
A su alrededor, ya empezaban las primeras folladas en las que se mezclaban todo tipo de situaciones, como las de maduras señoras que ya no estaban para dar mucha leche, pero amantaban a varios críos que tampoco estaban en edad de mamar los pechos de una mujer, así como los gemidos de todas esas crías que estaban siendo gozadas y penetradas por los maridos de esas señoras posiblemente, así que él no iba a ser menos, aunque cuando llegó allí, nunca se imaginó que pasaran esas cosas y que él sería un protagonista más.
Puede que muchos de vosotros hayáis tenido sueños parecidos en alguna ocasión y os sintáis identificados con ellos, por lo que este relato no está dedicado solo a este amigo que me los contó, sino a todos vosotros que los disfrutáis.
No existen mas de media docena de escritores, en las páginas de relatos, que redacten con el estilo y la perfección con que tu lo haces. Por otra parte, no conozco a nadie que escriba sobre intercambios familiares…, tema este que me pone muy burro, por cierto. Me asombra que en esta web tus historias no tengan la relevancia que merecen. No dejes nunca de contar historias… te sigo leyendo, amiga. Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras… Lo de la relevancia de mis relatos en parte me da igual, aunque a todo el mundo le gusta que valoren su trabajo. Disfruto escribiendo y haciendo disfrutar a los que me leen. Esa es mi mayor satisfacción y hacerlo del mejor modo posible para dotar a este tipo de relatos de esa calidad que normalmente no suelen tener.