Vacaciones en el Paraíso 1
Recuerdos de mi niñez, cuando me llevaron de vacaciones a un lugar que nunca olvidaré.
Esta vez voy a contaros alguno de esos recuerdos de la niñez que tanto os gustan.
Dos de mis tías, habían emigrado a Suiza siendo casi unas niñas, en donde llevaban trabajando muchos años y se habían casado, volviendo a España en algunas vacaciones, que fue cuando las conocí siendo yo pequeña.
En una de esas ocasiones que vinieron, cuando yo tenía cerca de los 11 años, una de esas tías, Maríe, quiso llevarme con ellos unos días para que conociera aquello, y como no tenían hijos, les hacía una ilusión especial tenerme allí, así que mis padres me dieron permiso.
Por sus experiencias y forma de vida en ese país, eran muy liberales, practicaban el nudismo y allí tenían otras costumbres, por lo que todo eso iba a ser nuevo para mí.
Mi familia creo que desconocía gran parte de todo eso, porque ellos tampoco lo comentaban mucho ya que no querrían escandalizarles y durante los días que estuve con mis tíos fue como poco a poco fui enterándome de todos esos detalles que me iban sorprendiendo y atrayendo, a la vez.
Ellos eran socios de una especie de Club nudista, a las afueras de Ginebra, y como era verano, me llevaban allí para que me bañara en la piscina y pasara el día entretenida disfrutando de todo aquello, en donde mis tíos tenían una especie de cabaña de madera de las que había en ese lugar.
Mis tías y sus maridos eran ya mayores, como sus mejores amigos en ese Club, pero también había familias más jóvenes con niños de mi edad, aunque no podía relacionarme mucho con ellos a causa del idioma, por lo que me pasaba casi todo el tiempo con mis tíos y sus amigos.
Como era un Club nudista, lógicamente estaban todos desnudos y yo también tuve que acostumbrarme a estarlo viendo a los demás, porque me daba más vergüenza todavía quedarme con el bikini puesto y que todos me miraran, por lo que estando allí, aunque fuera disimuladamente, yo no podía evitar quedarme mirando a sus pollas, de todos los tamaños y formas, aunque a veces ellos se daban cuenta de mis miradas y me sonreían, sintiendo una especial vergüenza las primeras veces que vi cómo se reunían los amigos de mis tíos en el porche de la cabaña sentándose allí desnudos, juntándose también con sus hijos o nietos, y otras familias que conocían.
Pronto me di cuenta de que actuaban como si no le dieran importancia a esa desnudez, pero a la vez, se aprovechaban de ella, porque eso facilitaba las cosas que sucedían, no sé si me explico.
Lo que quiero decir, es que por ejemplo, cuando estábamos allí todos desnudos, como había poco sitio, los mayores sentaban encima de ellos a los niños, normalmente, los hombres se ponían encima a las niñas y las mujeres a los niños, indistintamente de que fueran sus hijos o nietos, o no, así que yo a veces solía sentarme encima de alguno de los amigos de mis tíos, mientras ellos se ponían a hablar a la vez que yo sentía como me acariciaban y tocaban por todos lados, delante de los demás, como si eso fuera algo normal y aceptado por todos, ya que todos lo hacían con los niños y niñas que tenían encima.
Al estar desnudos, yo notaba como las pollas de los señores se ponían duras y rozaban mi culo, estando sentada encima. Eso me ponía un poco nerviosa, porque no encontraba la posición para ponerme y cuando sucedía eso, ellos me movían hasta que su polla quedaba encajada entre mis piernas, sintiendo como rozaba mi vagina, lo que hacía que yo me moviera también instintivamente, muy excitada por ese contacto y por sus caricias, que no paraban.
Al final, todos acababan con la polla empalmada y los niños también, porque las señoras se las agarraban con los dedos, jugando con ellas, mientras seguían hablando sin que yo entendiera nada, salvo alguna palabra que me decían en español.
Pero uno de los amigos de mis tíos, si sabía hablarlo bien, porque pasaba sus vacaciones en España, siendo el que más hablaba conmigo y cuando estaba sentada encima de él, me preguntaba si estaba a gusto, colocándose la polla tan larga que tenía, para que no me molestara mucho, lo que también aprovechaba para toquetearme, poniéndomela finalmente entre mi culo y vagina, donde quedaba encajada, pero a la vez, en contacto con mi zona más sensible, y a veces me hacía moverme sobre ella para que yo la sintiera rica, lo que él notaba por algún gemido que me salía, haciéndole sonreír y a los demás que se daban cuenta de mi turbación.
Todo eso lo hacía mientras me hablaba de cualquier cosa, y en una de esas ocasiones, en la que mi tía también se dio cuenta, algo le dijo en francés, como reprendiéndole por lo que me hacía, pasándome él un dedo por mi vagina, que estaba empapada y enseñándoselo todo mojado a mi tía, reprochándole a mi tía sus reticencias conmigo:
—No te preocupes tanto por ella, mira como lo está disfrutando. (Ne t’inquiète pas trop pour elle, regarde comme elle apprécie ça).
—Ya lo sé que lo disfrutará, pero ten cuidado, porque ella no es de aquí y no sé lo que va a pensar de nosotros. (Je sais que ça va lui plaire, mais attention, car elle n’est pas d’ici et je ne sais pas ce qu’elle pensera de nous).
La verdad es que con tanto toqueteo y roce, yo estaba sumida como en un estado de relajación, dejándome hacer, al igual que las demás niñas que estaban allí, que se quedaban tumbadas sobre el pecho de los hombres que acariciaban sus vaginas a la vista de todos.
Al estar empalmados los hombres, su glande aparecía rosado y brillante, por lo que instintivamente a mí se me hacía la boca agua, al igual que a las demás niñas, que pasaban sus lenguas por los labios, mordiéndoselos de ganas, y alguna de ellas hasta se agachaban para chuparles las pollas, pero estaba claro que mi tía no quería que yo me enterase de lo que hacían allí, y no se sentía muy cómoda con todo eso, por lo que cuando veía a alguno de los hombres muy excitados, les decía:
—Será mejor que te metas dentro con la niña. (Tu ferais mieux de rentrer avec la fille).
Y entonces, ellos con la niña en brazos, se metían dentro de la cabaña y al cabo de un rato, volvían a salir, con cara de satisfechos los dos, sonriendo. Alguna de las señoras también se metía con los niños con los que estaban, pasando lo mismo, pero supongo que lo harían porque se lo pediría mi tía para que yo no viera lo que hacían con ellos, porque si no, seguro que lo harían allí, a la vista de todos.
De todas formas, al ver eso, por mi edad y falta de costumbre en esas cosas, no era muy consciente de todo lo que sucedía allí, aunque con el paso de los años, sí que fui deduciendo todo eso que no llegaba a comprender y asimilar en aquel momento.
En otra ocasión en la que estaba sola en la cabaña, pasó por allí el amigo de mi tía, que se llamaba Pierre, diciéndome:
—¿Qué hace aquí esta niña tan bonita?
—Esperar a mi tía, que fue a ducharse.
—¡Ah!, que bien, te haré un poco de compañía.
Se sentó a mi lado y a la vez que me hablaba, empezó a tocarme, como hacía otras veces, pero en esta ocasión, como no estaba mí tía, al acariciarme empezó a meterme los dedos dentro del coño:
—¿Te gusta, eh, cariño?
—Sí, si….
Y así estuvo masturbándome un rato, mientras yo tenía su polla en la mano, dándome muchas ganas de chuparla, pero antes de poder llegar a hacerlo, vimos como mi tía estaba llegando por el camino, y dejamos de tocarnos:
—¿Qué, ya estás con la cría? Recuerda lo que te dije….
—Que sí, Maríe, tranquila.
Cuando me bañaba en la piscina, también se acercaban a mí para jugar conmigo, me abrazaban y me tocaban, haciéndome sentir sus pollas, al igual que hacían con las demás, produciéndose situaciones muy excitantes y morbosas, que no dejaban de ser un juego para mí, aunque para los mayores fuera algo distinto más intencionado, como una vez que un señor me puso su polla en la boca, pero como fue muy poco tiempo, fue raro para mí, porque no sabía si eso me había gustado o no.
Todo lo que sucedía allí estaba envuelto en esa sensualidad morbosa que te hacía sentir como fuera de la realidad que conocía hasta ese momento y cuando paseaba por allí, veía otras muchas cosas que me llamaban la atención, como ver a niñas sentadas encima de sus padres y aunque en aquel momento no me daba cuenta, ahora sé que por la postura y sus movimientos, las estaban follando o frotándose con ellas, viendo también a otras, como le chupaban las pollas a sus papás, tumbados en las hamacas.
También me llamó la atención, en una de esas ocasiones, que al pasar por delante de una de las cabañas, una señora tenía a un niño sentado encima de ella, pero de espaldas a ella, por lo que pude ver como ella le agarraba el pene y se lo movía, poniéndoselo duro, lo que hizo que yo me quedara mirando, mientras la señora me hacía una señal para que me acercara a ellos.
En ese momento, no me atreví y seguí caminando mirando para atrás mientras la señora seguía llamándome sonriendo. A la vuelta, volví a verlos, y como la señora volvió a insistir para que me acercara, esta vez sí lo hice, y al ver ella como miraba yo la pollita de ese crío que era de mi edad o algo mayor, me preguntó:
—¿Te gusta? Es bonita…. (Tu aimes? Elle est Jolie).
Yo le contesté afirmativamente, moviendo la cabeza, y ella, en una mezcla de francés y español, me dijo:
—Jouez, touchez-le avec vos doigts … (Tócala, tócasela con los dedos….)
Yo, un poco dubitativa, lo hice y agarré con mi mano el pene del niño, haciendo la señora que se lo moviera:
—Bouge-le comme ça. Aimez-vous la façon dont elle devient dure? (Muévela así. ¿Te gusta cómo se pone de durita?)
—Sí, si….
—Voulez-vous le lécher? (¿Quieres lamerla?
Como yo no me atrevía a hacerlo, la señora me dijo:
—Je suppose que tu l’as déjà fait quelque temps, mais si tu es gêné, on peut entrer. (Supongo que lo habrás hecho alguna vez ya, pero si te da vergüenza, podemos pasar dentro).
Yo sólo acerté a decir que sí con la cabeza, y la señora, agarrándome la mano, me llevó dentro de la cabaña con el crío, diciéndome:
—Maintenant, vous pouvez le faire tranquillement, en profiter avec votre langue, vous verrez à quel point il est délicieux ….. (Ahora puedes hacérselo tranquilamente, disfrútala con tu lengua, verás que rico…..).
Yo nunca había hecho eso con ningún niño del Colegio, pero se la veía tan apetitosa, que me la metí en la boca, pasando mi lengua por el glande, dándome ganas de metérmela toda entera en la boca y saboreando aquello que en verdad me sabía tan rico, como decía la señora, que aprovechaba la ocasión, para acariciarme, pasando sus dedos por mi vagina, y llevándole la mano al niño para que hiciera lo mismo, lo que me excitó más todavía, haciendo que se la chupara más rápido, sintiendo un sabor distinto, cuando él me echó un líquido transparente y pegajoso en la boca, pero que me supo muy bien, siguiendo chupando con ganas hasta el final, lo que hizo reír a la señora:
—Jaja, quel peu vous êtes vicieux. (Qué pequeña viciosilla estás hecha).
Aprovechando mi excitación, la señora me besó en la boca, metiéndome la lengua dentro, mientras sus dedos entraban también en mi vagina, muriéndome de placer, permitiendo que ella y el crío hicieran lo que quisieran conmigo, preguntándole a él:
—Tu veux la baiser? (¿Quieres follarla?)
—Oui, si la fille veut … . (Sí, si la niña quiere…..)
La señora me tumbó en el colchón e hizo que se pusiera el niño encima de mí, abriéndome las piernas para que su pollita entrara dentro. Yo nunca había hecho eso, pero el miedo que pudiera tener fue menor que la gran excitación que me provocaba esa situación y quizás la señora tuviera razón, en que yo era una pequeña viciosilla por descubrir.
Con la ayuda de la señora, metió el pene dentro de mi vagina y empezó a moverse follándome y aunque su pollita era pequeña, sentí un poco de dolor al desvirgarme, pero después lo sentí muy rico y cada vez me producía más placer su polla, abrazándole con mis piernas alrededor de su cintura, para no dejarle salir de mí, hasta que hizo que me corriera, y él también, echando esta vez el semen más blanco que caía entre mis piernas:
—lTrès bons, très bons gars! (¡Muy bien, muy bien, chicos….!)
Después de eso, estaba como mareada, supongo que por los efectos de mi primer polvo, con un chico que desconocía y con el que ni siquiera había hablado algo, pero eso siempre lo recordaré como una de las experiencias más morbosas de mi vida y volviendo camino de la cabaña de mis tíos, todavía iba como en una nube, sonriendo como una tonta, por lo que mi tía debió de notarme algo raro y me preguntó:
—¿Dónde estabas? ¿Qué estuviste haciendo….?
Y yo sólo acerté a contestar:
—Por ahí, paseando…..
—¿No estuviste con nadie?
Ella supondría que alguno de los hombres, al verme sola, podría haber estado conmigo y me habría podido follar, porque me miraba la vagina y al abrirme un poco las piernas, me miró sorprendida y un poco asustada:
—Si la tienes toda roja. ¿Te han follado? ¿Por qué la tienes así….?
Como yo no contestaba, ella se quedó pensando, diciéndome después:
—Será por los toqueteos de Pierre. Seguro que te ha metido los dedos y todo…
No sé por qué, quise seguir negándolo, supongo que porque mi tía se disgustaría, ya que ella no quería que me pasara eso, pero no se quedó muy convencida, aunque al verme tan contenta, se debió de quedar más tranquila y solo me dijo:
—Tienes que tener cuidado cuando estés sola, aunque ya sé que aquí nadie te va a hacer nada malo.
—Está bien, tía.
Mis otros tíos tenían una hija dos años mayor que yo, que estaba de campamento y no llegó allí hasta unos días después, pero cuando estuvimos juntas, empezó a contármelo todo y a preguntarme:
—¿Ya has chupado muchas pollas, prima?
—Dos.
—¿Sólo?, jaja.
—Es que mi tía no me deja mucho.
—Pues yo se la chupo a mi padre y a mi tío cuando quiero y no me dicen nada.
—Pero tú vives aquí y ya estoy viendo que eso lo hacen muchas niñas.
—Claro, a todas las ponen a mamar.
—¿Y has follado también?
—Sí, ya lo hice muchas veces.
—Es que yo lo hice ayer con un niño, porque su madre me llamó.
—Jaja, que bueno, y ¿quién era?
—No sé cómo se llama, es uno que tienen la cabaña por allá.
—¡Ah!, si, FranÇois. Yo también follé con él en una fiesta. Tendrías que ir a alguna, prima. Se pasa genial.
—No sé si querrán llevarme los tíos……
—¿Y nunca fuiste a las duchas?
—Sí, claro, con mi tía, a ducharme.
—Jaja, ¿solo a eso? ¿Y no viste nada?
—¿Nada de qué….?
—Ven, vamos ahora, ya lo verás…..
Al llegar, mi prima me llevó por dentro de los vestuarios y en una de las cabinas, vimos a una señora mayor, que estaba sentada, chupándoles la polla a un niño de nuestra edad y a otro mayor, que estaban de pie frente a ella.
Aunque nosotras nos quedamos mirando, ella siguió haciéndolo sin importarle nada, disfrutando del momento.
Luego, como yo me había quedado paralizada viendo eso, mi prima me arrastró de la mano, por el pasillo hasta que vimos dentro de otro vestuario, a un hombre que estaba follando a una niña, que al vernos mirando, nos dijo:
— Est-ce que tu veux aussi? (¿Queréis vosotras también?).
Pero nos fuimos y yo le pregunté a mi prima:
—¿Quién es, su hija?
—No, es una que siempre está por aquí para que la follen.
Al salir, en las duchas, otra señora estaba haciendo una paja a un chico adolescente y no paró hasta que le hizo sacar la leche, mientras otras dos se duchaban al lado, mirando y riéndose nerviosas……
También pudimos ver a otra señora masturbando a un chico delante de otra niña, que ponía la boca para que le echara el semen que le salía.
Yo no salía de mi asombro mientras mi prima iba enseñándome todos los secretos de ese lugar, que a mí me parecía como una especie de paraíso donde cada uno hacía lo que quería y todos disfrutaban de una forma libre y consentida.
En otra ocasión, en la que volvía a la cabaña después de bañarme en la piscina, por la ventana vi que estaban dentro mi tía y su amigo Pierre, el que veraneaba en España, pero me fijé bien y me di cuenta de que ella estaba sentada en una especie de meseta que había dentro, con las piernas levantadas y Pierre la estaba follando. Me quedé muy sorprendida porque no me imaginaba que mi tía le pusiera los cuernos a mi tío, pero bueno, supongo que allí todo sería posible.
El hombre le sacó la polla toda llena de semen, que mi tía recogía con los dedos para chuparlo, pudiendo escuchar lo que hablaban, porque la ventana no tenía cristal, diciéndole mi tía:
—¡Caray! Que pronto te has corrido hoy, casi no me das tiempo ni a llegar…..
—Lo siento Maríe, es que últimamente ando muy excitado.
—Ya sé yo porque estás así, desde que vino mi sobrina, te veo muy interesado en ella.
—Es que la nena está muy rica. ¿De verdad no me vas a dejar hacer nada con ella?
—Ya te dije que no, sus padres me dejaron traerla con toda confianza, y no va a volver la cría a casa diciéndoles que aquí se la follaban todos.
—Bueno, no serían todos, mujer. ¿Ni tú marido siquiera le ha metido mano alguna vez?
—Que ni se le ocurra. No quiero que ni se le ponga encima, para que no tenga tentaciones….
—Pues el otro día si la tuvo y se le puso bien gorda, jaja.
—Sí, por eso le dije a mi marido que la cambiara por Sofie. Imagínate que le dice a su madre, que su tío se empalmaba con ella.
—Yo creo que lo mejor es que le digas a ella, que vea lo que vea aquí, no le diga nada a sus padres, que no lo iban a entender.
—Sí, voy a tener que decírselo, porque creo que ya ha visto demasiadas cosas la cría, la habéis toqueteado más de la cuenta y ya ha tenido alguna polla en la mano.
—Ya lo creo, en la piscina, todos andan detrás de ella con la polla tiesa, jaja. Mira, Marie, este es un sitio nudista y son normales esas cosas. Deberías dejarla disfrutar y que haga lo que quiera. Llega a algún pacto con ella para que no cuente nada y ya está. Será mejor para todos.
—Pues sí, tendré que hablar con ella.
Yo me quedé afuera hasta que ellos salieron, preguntándome mi tía:
—¿Ya estás aquí? ¿Llevas mucho tiempo aquí fuera?
—No, llegué ahora –mintiendo a mi tía.
—Está bien, cariño. ¿Te lo estás pasando bien aquí?
—Sí tía, muy bien.
—Verás, a lo mejor a veces ves cosas que te sorprenden, pero aquí tenemos otras costumbres y será mejor que no cuentes nada en casa de todo esto.
—No voy a contar nada, tía, estate tranquila.
—Es que esta noche van a hacer una fiesta aquí a la que estamos invitados y me han pedido que te lleve a ti.
—Sí, tía, yo también quiero ir.
—Pero a lo mejor pasan cosas que no sé si te asustarás.
—Sí, ya lo sé, que acaba todo el mundo follando, jaja.
—¿Quién te contó eso?
—Mi prima.
—¡Ay!, que diablilla de cría.
En ese momento, pasó la señora con la que había estado con el niño, delante de la cabaña de mi tía, saludándola:
—Comment vas-tu, Marie? Allez vous à la fête? (¿Qué tal, Maríe? ¿Vais a ir a la fiesta?).
—Oui nous espérons y aller (Sí, esperamos ir)
Y al verme a mí, le dijo a mi tía:
—Je connais déjà cette belle fille (A esta niña tan guapa ya la conozco yo).
—C’est ma nièce, d’Espagne. Puisqu’il est nouveau ici, tout le monde le remarque. (Es mi sobrina, de España. Como es nueva aquí, todos se fijan en ella).
—Je pense que oui, tu l’emmènes à la fête? Ils vont adorer. Il était avec nous avant, dans la cabine et il s’est très bien comporté? Ils vont adorer. Il était avec nous avant, dans la cabine et s’est très bien comporté (Ya lo creo, ¿La vas a llevar a la fiesta? Les va a encantar. Ya estuvo antes con nosotros, en la cabaña y se ha portado muy bien).
Mi tía puso un gesto contrariado, llevándose las manos a la cabeza, diciéndome a mí:
—No te pudiste aguantar, ¿eh? Ya me había hecho sospechar cuando te vi antes con el coño abierto.
Riéndose la señora, mientras yo bajaba la cabeza avergonzada:
—Pauvre bébé. Ne la réprimandez pas, Marie. Vous savez comment les choses se passent ici et maintenant, à la fête, vous apprécierez beaucoup plus. (Pobre nena. No la reprendas, Maríe. Ya sabes cómo son las cosas aquí y así ahora, en la fiesta va a disfrutar mucho más).
Yo creo que por un lado, mi tía se quedó más tranquila al ver como yo iba asimilando todo lo que me iba sucediendo, ya que supongo que sería inevitable que pasara, por mucho que me lo quisiera ocultar.
Así que ella pensaría que yo tenía que prepararme para esa fiesta en la que iba a conocer realmente todo lo que se hacía en ese lugar tan maravilloso y novedoso para mí, por lo que lo habló con su marido, que puso una cara de felicidad al decírselo, comentándole él:
—¿Entonces ya puedo darme le gusto con tú sobrina?
—Sí, pero sin pasarte, ¡eh! Puedes prepararla pero no le metas la polla todavía, ya se lo harán en la fiesta.
—Pero ella ya estuvo haciendo cosas por ahí, que me lo comentaron. Además, tu amigo Pierre está todo el día sobándola y con unas ganas de meterle la polla que no ve….
—Ya lo sé, pero él tampoco la ha follado. Sólo se lo hizo FranÇois.
—Eso me dijeron. Menuda viciosa está hecha su madre. Seguro que fue ella la que le echó encima a su hijo.
—Bueno, ya sabemos cómo es. Disfruta como las demás y quiere que su hijo pruebe de todo.
—Está todo el día pajeándole y se lo pone encima desde que apenas podría follarla siquiera.
—Eso es cosa de ellos y no tenemos que meternos en su vida. Si nosotros hubiéramos tenido hijos, estaríamos igual que los demás.
Mientras mis tíos seguían hablando entre ellos, yo seguía pensando pensando en la fiesta a la que me iban a llevar, lo que os contaré en la 2ª parte de este relato.
Excelente historia, no despegue la mano de la entrepierna de principio a fin. 👍
Uffff
Señoras dele chupar y cojer con los niños 🤩 mas asi, nos encanta