VACACIONES (LA VISITA DE MIS PRIMOS)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por XCITANTDLC.
Aquellas situaciones cachondas que ahora perturbaban nuestra sexualidad, nos llevaría aventurarnos, desde hacía meses, mis hermanos habían hecho sin fin de propuestas algunas de ellas demasiadas intensas, pero al final disfrutando el placer y lujuria de nuestro incesto.
La culminación de las clases había llegado y con ello el periodo vacacional; el caluroso verano invitaba a vacacionar.
Los planes que teníamos se desplomo cuando mis padres mencionaron que asistirían a su actualización, momento en el que el tiempo quedo suspendido, nuestras mentes paralizadas en el abismo de nuestros pensamientos, cual terrible noticia era, habrían pasado unos segundos cuando, mi hermano juan Carlos hablo ¿y por qué no, nos vamos nosotros a vacacionar mientras ustedes están preparándose? La voz de mi padre hizo que nuestra mente regresara al mencionar que así sería nos iríamos los 4 siempre y cuando ninguno se opusiera, nos miramos a los ojos y unísonos mencionamos que sí.
El primer viernes de julio nos encontrábamos empacando pues iríamos a la vieja casona de los abuelos pues por acuerdo de familia solo se ocuparía siempre y cuando fuera para vacacionar u alguna festividad.
Sábado por la mañana, estaba en la cocina para preparar el desayuno, eran las 9:00 am y aun mis hermanos acostados disfrutando de sus vacaciones, en mis pensamientos mirando al jardín y recordando aquellos viajes en familia cuando mis abuelos, tíos, tías, primos nos reuníamos para celebrar a los viejos, no sentí ni en qué momento había llegado mi hermano Toño hasta la cocina poso su mano en mi hombro y yo lo agarraba con la mano izquierda a la altura de la cintura, ahí su mano resbaló lentamente hasta mis nalgas, las apretó con fuerza, me agache un poco, echando el culo hacia atrás, Antonio aprovechó y pasó su mano dedicándose a sobar frenéticamente este hermoso culito que tengo, abrí un poco mis piernas para facilitarle las caricias.
Toño, intentaba bajarme el short y la tanga, pero mantenía la sensatez y lidiaba por volvérmelo a subir ¡Antonio, haz el favor! ¿Te quieres estar quieto? Juan Carlos podría despertarse y descubrirnos.
Ya lo sé, Valery, pero hoy necesito metértela un poquito.
¡Sólo un poquito! y volvió a bajarme el short con la tanga hasta los muslos.
Te he dicho que cuando esté Juan o nuestros padres debemos ser muy discretos, ahora confórmate con que te la jale ¿de acuerdo? Recuerda que estamos de vacaciones y todo el tiempo estaremos juntos, lo se hermanita, pero es que ya sabes que tu culo me vuelve loco, con Juan Carlos todo este tiempo tengo que reprimirme, tú lo sabes.
Además me encanta tu cuerpo y porque me excita este tipo de situaciones llenas de ventura ¡Ya lo sé, tonto! Sabes lo cachonda que me pongo.
La lujuria me poseía flaqueando ante mi resistencia, apoyándome en el pretil de la ventana ofreciendo mi trasero, el short y la tanga las tenía por las rodillas, Toño escupió sus dedos dirigiendo a mi ano, apuntó su verga a la entrada de aquel agujero que consiguió entrar sin problemas, pareciera que mi ano estaba relajado o más bien acostumbrado a recibir la verga de mi hermano, gemía calladamente y empecé a mover las caderas para ceñir aquella verga con mi esfínter hasta notar sus huevos golpeaban en miss nalgas y volver a soltarlo, repitiendo rítmicamente un movimiento que me hipnotizaba.
Al cabo de unos minutos, estaba, mordiendo un paño de cocina para ahogar mis gemidos, ya calmada Antonio sacó su verga, se la limpió y me secó el trasero y las piernas, poco a poco mi agitada respiración se fue calmando mientras mi hermano amorosamente me daba besos tiernos y caricias; ya estando tranquila me sentó en un banco, Toño se acercó poniendo su verga en mis mejillas, dejando mi boca libre para que besara y lamiera sus huevos.
Empecé mamando su verga con evidente deleite, acariciando las nalgas por detrás, acercando su cuerpo para que me cogiera por la boca, cogí los huevos con la otra mano y emprendí a mamar con mucha intensidad hasta que él se deshizo eyaculando semen en la boca, mantuve la verga en mi boca, tragándome toda la leche, mirándole a los ojos, hasta que su miembro empezó a menguar con rapidez, lo limpie con cuidado con el mismo paño y le di un par de sonoros besos al prepucio descapullado.
A la mañana siguiente Antonio parecía un adolescente, pues al ver que estábamos solos me magreaba a su antojo, con la verga totalmente erecta abultando en su pijama, mientras yo haciéndome la digna apartando sus manos y acomodándome la ropa.
¡Antonio, por Dios! ¡Pareces un niño! ¡Déjame! Hoy no tengo muchas ganas.
¡Pero nenita, por favor, me tienes muy caliente! ¡Eres muy puta, hermanita! Tú también necesitas tu ración diaria de sexo y aventura, ¿o me equivoco? me agache y empecé a tirar del pantalón hasta que la verga saltó como un resorte, goteante de líquido preseminal, ¿Qué te apetece hoy? Y sacando la lengua lascivamente y le lamí los huevos unos segundos y me levante para desnudarse también.
Hoy sólo quiero oral y quiero tu lechita en la boca.
Acuéstate en el suelo le dije a mi hermano, una vez en el suelo, me acosté sobre él acercando el culo a la boca y cogiendo su verga con una mano y los huevos con la otra, empecé a trabajarle el miembro, lamía y chupaba, Toño a su vez, me abría las nalgas para que tuviera su lengua se hundiera en mi rajita, además de masajearme las nalgas, amasándolas y cacheteándolas, yo enfrascada mamándole la verga, jugaba con sus huevos hasta que se corrió en mi boca.
Por la mañana siguiente Juan Carlos y Toño se encontraban muy hacendosos con el quehacer de la casona, yo solo con una bata pues en mente tenía que nuevamente me cogiera mi hermano mayor, sabes Valery, dijo Juan, iremos hacer unas compras para la semana, entendió.
Minutos después Jesús me alcanzo en la cocina, por descuido se me subió la bata por la parte de atrás, vaya, hermanita, cada día estás más buena.
¡Gracias, hermanito! ¿Te gusta lo que ves? y le dedique un par de posturitas, muy sexys, ¡ya veo que sí que te gustan! Señalándole la erección que se veía; me acerque y le baje su pijama lo justo para sacarle su hermosa verga, con una mano, le masajee los huevos con la otra.
Alargó su mano para acariciarme los pechos, mientras yo bajándole los calzoncillos hasta el suelo.
Comencé a chupárselos, lamerlos con gemidos que delataban su creciente excitación.
Mi hermano acercaba mi cabeza, apretando desde la nuca, pero sólo podía mamarla hasta la mitad del tronco, no le importo pues comenzó a mover su cadera cuidando de no metérmela hasta el fondo para no lastimarme.
Mis lágrimas rodaban por mis mejillas, y de vez en cuando me la sacaba para respirar profundamente, escupir un montón de saliva y de líquido preseminal para volver a metérmela.
Me levante para dirigirme a mi habitación, me acosté en la cama, me tome de las piernas por debajo de las rodillas y las abrió, ofreciéndoselas se a chuy.
¡Ven aquí, no te quedes ahí! ¡Cógeme! ¡Méteme tu palo ya, hermanito, por favor! Se acercó, se subió sobre mi y me ensartó lentamente, arrancando gritos de lujuria.
Me abrazaba y acariciaba, abriendo las piernas para recibir todo el miembro cómodamente, sus huevos golpeaban rítmicamente mis nalgas.
Chuy esperó a que me corriera para dejarse venir y soltar todo su esperma en mi interior de su hermana, Jesús dejó caer su cuerpo sobre mí, lo abrace con brazos y piernas sin dejarle sacar su palo de mi interior, notando como ésta se iba haciendo pequeña lentamente.
La primera semana de vacaciones había sido intensa pues el ser precavidos no fue lo fuerte en nosotros, exponiéndonos a unos metros y ser encontrados por mi hermano Juan Carlos fornicando, sin duda disfrutábamos nuestra estancia, lo cierto que era tan excitante y lujuriosos, sabía que si no teníamos cuidado esto podría terminar demasiado mal, aunque el placer nos regocijaba en cada momento.
Los encuentros con Toño y Chuy tratamos de que fueran cuando salieran con mi hermano Juan, sabiendo que el otro seria la coartada.
En la segunda semana mi prima Miriam y su hermano Andrés llegaron a la casa de los abuelos pues había ido de entra por salida a tramitar su acta de nacimiento, ahí platicamos de cómo estaban entre otras cosas, con tanto calor Toño le ofreció una cerveza a Andrés que son de la misma edad, comimos y Miriam y yo platicábamos de nuestra cosas mientras los hombres seguían tomando, no sé cuánto habrán tomado pero justo cuando bajábamos a la cocina llevaban mi primo y Chuy a Juan Carlos totalmente ebrio.
Toño al vernos nos ofreció una cerveza, al regreso de mi hermano y mi primo comenzamos a hablar de trivialidades y con eso cerveza tras cerveza.
Ya entonados comenzamos a jugar cartas, con sus respectivos castigos, que cada vez iban subiendo de tono.
Alguien empezó a poner castigos cachondos, como besar al de la derecha o sobarle los huevos por encima del pantalón, yo era la más castigada, y más de uno me manoseaba cada vez que perdía pero con el alcohol todo era divertido.
Antonio castigó a Miriam y le dijo que le diera unas mamadas y mi prima muy valiente, más bien borracha, empezó a bajar el zipper lentamente y todos estábamos mudos y a la expectativa.
Lentamente salió a relucir el sexo de mi hermano quien miraba a mi prima con ojos desorbitados y aquella tomó entre sus manos su miembro flácido y empezó a lamerlo con los ojos cerrados.
Todos nos quedaron viendo muy atentos Andrés se excitó tanto que sacó su pene y empezó a masturbarse mientras Chuy tomaba por la cintura a Miriam y empezó a acariciarla.
Me quede sentada viendo a todos lados con la mirada perdida.
Estábamos realmente borrachos.
Empezaron a desvestir a mi prima y entre caricias y cachondeos, tropiezos con las sillas y música grupera de fondo, se fueron acomodando de manera que Antonio seguía con la cabeza de mi prima entre sus manos y ésta mamaba una muy gustosamente, Chuy había bajado el pantalón y lamía su sexo de una manera muy precisa.
Luego Toño llevo hasta la recámara y se encerraron.
Mi primo que quedó excitado empezó a acariciarme por encima de la blusa, me tomó de la cintura y empezó a besarme.
Me dije a mí misma bueno, qué más da, empezó a morderme le dije despacio y me dijo no te gusta le dije si pero suave y me quitó la ropa de un tirón y empezó a masajearme los senos con frenesí, hundió sus manos en mi sexo cuando me desabrochó el pantalón, mi piel era recorrida centímetro a centímetro por su lengua y me daba mordidas, sus dientes clavándose en mi piel se hunden como se hundían sus dedos en mi sexo, uno primero luego el otro tocándome lo más profundo de mi cavidad y sus manos me estrujaban los senos y chupaba mis pezones y me apretaba a su cuerpo y su miembro se sentía caliente y babeante sobre mis piernas, sobre mis muslos, sobre mi piel y me daba manasos en mis nalgas y me decía te voy a coger vas a ver primita sin dejar de manosearme.
Estaba ya semidesnuda sobre el sillón mi primo no dejaba de acariciarme las piernas de manera lujuriosa, me besaba mordiéndome, estaba tan ebria que ya no podía.
Sus manos recorrían mi cuerpo otra vez acariciándolo lujuriosamente, hundía sus dedos en mi sexo y su boca se pegó a mi sexo y empezó a hundir su lengua y jugaba con mi clítoris, ya me estaba prendiendo cuando sin decir palabra alguna me volteó, tomó mi cintura entres sus manos y empezó a lamer mi panochita.
Escupió sobre mi hoyo y la saliva se confundió con los líquidos propios del sexo y su lengua se acercó suave y lenta en círculos que me hacían retorcerme de placer y su dedo largo se introdujo y me retorcí y me tomó de los cabellos obligándome a ver al techo, me jalaba muy duro y mi cabeza daba vueltas por el mareo, por las sensaciones que me llenaban y su lengua seguía entretenida y rondaba a la entrada de mi ser mientras los dedos esperaban su turno y entraban y salían, primero uno luego otro y todos fueron invitados y se retorcían en círculos por dentro y su lengua se pegó y me exploró llenándome de placer.
Se levantó y pude sentir sus manos que recorrían mis carnes muslos piernas senos pellizcando mis pezones y al soltarme mi cabeza cayó pesadamente y todo daba vueltas en el cuarto y podía sentir su vaso que rozaba mi piel y pude ver su sombra cuando se levantó del sillón.
De un empujón clavó su verga en mi hoyo y lancé un grito de dolor, no esperaba que me doliera tanto.
Estaba grande y caliente y empezó a moverse y yo estaba en cuatro patas jadeando no de placer sino de dolor.
Se hundía y se movía sin ritmo alguno deteniéndose a veces y empujando con fuerza dentro y yo apretaba pero ya no tenía fuerzas y tomándome de la cadera subiendo sus manos por mis senos me recorría y me clavaba hasta el fondo y sentía la piel que se pegaba con el sudor y sus huevos golpeaban en mi cada vez que se hundía hasta el fondo y giraba por dentro haciéndome vibrar de placer por la irrealidad del momento.
Al levantar la vista estaba Chuy miembro apuntando al cielo.
La imagen se movía y todo daba vuelta en mi cabeza y de un tirón me tomó de los cabellos y me obligó a tragar su estaca.
Sus movimientos eran rítmicos y yo ni siquiera tenía que moverme porque el de atrás se balanceaba salvajemente.
Empezaron las cuatro manos a recorrer mi cuerpo otra vez y se hundían en mi sexo una y otra vez haciéndome venir y sentía que me ahogaba, que no podía respirar por tragar ese tronco y por ratos abría la boca para tomar aire y otra vez me hundían mientras el dolor que me tenían tomada del cabello se acrecentaba y me daban nalgadas muy fuertes que me dejaron roja la piel y de golpe, y mi hermano ocupó su lugar y antes de meterla me lamió el coño, hundió uno, dos, tres dedos y su miembro se hundió en mis entrañas, pero estaba tan borracho que cada rato se salía y el otro me sujetaba de las muñecas y me voltearon, Rogelio se sentó sobre mí dándome a comer su tronco y el otro seguía hundiendo su estaca en mi culo.
Estas bien buena mi hermana, si Chuy, que buen culo tienes prima, te gusta verdad te estamos cogiendo te gusta verdad puta decían con la torpeza que tienen los borrachos al hablar y sus palabras retumbaban en mi mente y desaparecían cuando regresaba a la realidad y sentía como era penetrada por atrás una y otra vez y cerré los ojos y apreté lo más que pude y sus manos me aprisionaron y me jalaban muy fuerte de los cabellos y me sentía de trapo en medio de ese par de ebrios calientes.
Tenía uno con la estaca clavada en la boca y el otro se hundía en mi culo y no dejaba de mamar solo quería que aquello no terminara y a la vez deseaba que se acabara todo y se fuera el dolor de cabeza y la embriaguez y mi hoyo se sentí adolorido ya.
El dolor y el placer aparecieron como invitados a la fiesta cuando mi primo eyaculó mientras hundía su pene hinchado y caliente entre mi boca y creí ahogarme, tragué el semen salado y caliente que me escurría babeante por la barbilla y chuy me la seguía metiendo dolorosamente y abriéndome las piernas con sus manos, me puso de lado y sentí como bombeaba al tiempo que Rogelio hundía su lengua entre mi sexo y recorría mis labios entrando y saliendo cuando una explosión interna me llenó mi culo y aquél eyaculó larga y abundantemente dentro de mí en el momento en que un orgasmo marca diablo caía sobre el otro que tragó mis líquidos y ese momento fue como un flashazo en mi mente.
Al siguiente día iríamos de compras mi prima y yo.
Alguien llamaba a la puerta pues el timbre no dejaba de sonar, y vaya sorpresa un señora de nos 40 años que se llamaba Milagros y que iba de parte de don Melquiades el señor que cuidaba la casa cuando no se hacía uso, sorprendida la deje pasar y de inmediato hizo el aseo, pero yo ya lo había hecho, me senté en la sala mientras ella según barría el patio y áreas verdes.
Al poco tiempo apareció mi primo Andrés, se sentó junto a mí y luego de besarnos en los labios a manera de saludo, colocó una de sus manos en mis muslos que la corta minifalda dejaba descubierta a más de la mitad, me los acariciaba mientras con la otra mano palpaba mis senos por encima de la playera que tenía puesta.
Yo me resistía un poco temerosa que doña Milagros nos fuera a descubrir, pero mi cachondez fue mayor que la prudencia y le permitía que me manoseara todas las piernas hasta llegar a mi tanguita y con la otra mano metida bajo mi blusa y el brassiere masajeaba mis chichis, para eso yo ya le agarraba la verga bien parada por encima del pantalón, besándonos en la boca chupando de nuestras lenguas entre jadeos producto de la excitación que ya nos poseía.
Mi primo no conforme con hacerme a un lado la tanga para dedearme la vulva me pedía que me las quitara para facilitar el cachondeo, yo ya le había bajado el cierre del pantalón y metía mi mano para agarrarle el pito directamente.
Le propuse que fuéramos a su recamara para evitar que la señora nos fuera a descubrir.
Fuimos rumbo a un cuarto y mientras subíamos la escalera ya llevaba metida la mano de Andrés bajo la minifalda manoseándome las nalgas, yo no sacaba la mano de su bragueta aferrándome a su verga.
No llegamos a la habitación, en cuanto estuvimos en la planta alta mi primo se agachó y me bajó la tanguita por completo, se sacó la verga para que se la chaqueteara, luego me levantó la blusa y me sacó las tetas de las copas del brassiere besándomelas y mamándolas, su mano acariciaba con la palma mi vello púbico y con la punta de los dedos me sobaba el clítoris y por momentos metía su dedo a mi sexo.
Estábamos en el paroxismo de la cachondez, cógeme primo, cógeme rico, le decía con voz temblorosa, obediente me puso empinada contra la pared apoyándome con las manos, me separó las piernas y poco a poco metió su endurecida verga en mi mojada vulva hasta que su vientre contactaba con mis nalgas.
La tenia bien metida y el mete y saca dio inicio mientras él se agarraba de mis chichis y yo movía la cadera siguiendo el ritmo de las embestidas de su pito en mi sexo.
Así estuvimos durante varios minutos, me vino el orgasmo entre jadeos y ahogados gritos de placer, bañando la verga de mi primo con mis flujos vaginales, éste considero que era oportuno meterme la verga por el culito, sacó su palo y lo encaminó a mi recto, apenas habría penetrado la cabeza de su verga en mi ano cuando sintió que se venía, me lo hizo saber pidiéndome que me dejara bañar las tetas con su semen.
Rápidamente gire arrodillándome dispuesta a recibir su leche en mis tetas, sin embargo metí su verga entre mis labios para darle las ultimas mamadas, Rogelio no resistió más y empezó a eyacular dentro de mi boca, ya no pude sacarlo y chupaba tragando su esperma que brotaba a borbotones, saboreé hasta la última gota de leche.
Nos incorporamos poniéndome la tanguita y arreglando nuestras ropas.
Justo a tiempo, en que Miriam salía de su habitación.
Andrés se fue a su recamara y yo bajé la escalera como si nada hubiera pasado, aun con el agradable sabor del semen de mi primo nos fuimos al centro comercial como lo teníamos planeado.
Por la noche ya todos descansando por la intensa actividad del día anterior y en total silencio, salí de mi habitación con dirección a la de mi hermano mayor, iba ataviada con un conjunto de lencería que él mismo me había regalado y que me pidió que me pusiera para esa noche.
Consistía en un Baby-doll rojo transparente que solo tenía la base del sostén para levantar los senos y dejaba prácticamente al descubierto mis tetas y cubría solo la pelvis y por atrás las nalgas, las pantaletitas tipo tanga que le hacían juego que se metían entre mis glúteos y que por el frente solo se obscurecían con el manchón negro de mi abundante vellosidad pélvica, calzaba las sandalias destalonadas con tacón alto de plástico transparente que mi mismo hermano me habría obsequiado.
Cuando entré a su recamara tenía la luz al más bajo nivel de intensidad lo que le daba un toque intimo a la habitación, Roberto estaba totalmente desnudo tendido en la cama y su colosal verga estaba como un asta sin bandera, era una ricura de verga que de tan solo vérsela así me humedecía la vulva mojando levemente los calzoncitos.
Sin levantarse de la cama me pidió que modelara para él sensualmente el conjunto de lencería que me había obsequiado.
Así lo hice exhibiéndome dando giros en todos sentidos para que me pudiera disfrutar en todos los ángulos y en las poses más candentes que se me ocurrían y las que mi hermano me indicaba mostrándole mis "rinconcitos" más íntimos, como si estuviera en un table dance.
Con una señal de su dedo me acerqué a él, con una mano le tomé la verga friccionándosela mientras me inclinaba para besarnos en la boca, sus manos recorrían mis muslos, una mano fue subiendo por mi entrepierna hasta llegar a mi vulva que acariciaba sobre la delgada tela de las minúsculas pantaletas y con la otra me manoseaba las nalgas hurgando entre ellas en busca de mi apretado culito.
Dejamos de besarnos solo para que yo acercara mi rostro a su ricura sexual y colmarla de besos y chupetes en la cabeza e írsela lamiendo desde los huevos hasta el glande, mamándoselo poco a poco, ahora la mano que tenía en mi vulva pasó a mis tetas y la otra continuaba en mis nalgas y entre ellas.
Ya le mamaba abiertamente metiendo lo más que podía su palo en mi boca y garganta y él mojando su dedo en mi vulva para lubricarlo lo empezada a meter en mi culito dedeando mi ano sin dejar de frotarme las chichis.
A los pocos minutos me pidió que me montara en él de manera inversa para poder gozarme con su boca, así lo hice, solo me hizo a un lado las pantaletitas y me chupaba la raja, el culo y las nalgas, se notaba como tragaba mi flujo vaginal que escurría de mi candente hendidura sexual en tanto yo seguía mamándole su sabroso caramelo.
Poco después me hizo desmontar solo para quitarme las pantaletas, me puso de espaldas a la cama, con ambas manos me separó las piernas levantándomelas y puso su pene en mis labios vaginales y lentamente me fue penetrando hasta alojar toda su verga en mi sexo e iniciar el vaivén de su mástil en mi "cosita" mientras yo movía mi cadera y frotaba mis senos.
Puso mis piernas en sus hombros y se echó sobre mí sin dejar de bombear mi papaya con su verga y masajear mis tetas.
Que rico me coges Toño, cógeme más, soy tuya ¡Cógeme!, no cesaba de repetirle mientras me venía un orgasmo tras otro bañando mis nalgas y culo con el néctar que me brotaba del sexo.
En esa misma pose sacó su verga y la puso en mi culito empujando levemente, mi ano se empezó a abrir para dar paso a su delicia sexual que pronto estuvo alojada en mi recto e intestino y no cesaba de entrar y salir de mi chiquito que forzadamente se ajustaba a la perfección al tremendo grosor de su colosal y deliciosa verga que sin piedad metía en mi culito.
Tiempo después cambiamos de pose una y otra vez, seguramente había decidido que ese día exclusivamente me encularia y yo encantada disfrutaba de la tremenda y deliciosa enculada que me estaba dando mi hermano mayor.
Cuando estaba de "perrita", me tomó por los muslos y me levantó, sin desencularme me llevó ante el espejo para que viera como entraba y salía su verga de mi culito, en ocasiones la sacaba de mi ano y podía ver como tenia descomunalmente abierto mi ano y podía ver hacia adentro la obscuridad de mis entrañas, para luego volver a meterla enculandome de un solo golpe con la totalidad de su ricura y solo quedaban fuera sus huevos, llevándome al orgasmo que disfrutaba tanto como el primero.
El tiempo había pasado sin sentirlo y mi hermano estaba a punto de eyacular, pensé que lo haría dentro de mi culo, pero decidió darme su esperma en la boca, me depositó en la cama sentada en la orilla y él parado frente a mí, metió su carame entre mis labios para que se lo mamara, con sus manos me masajeaba las chichis, en breve mi boca se vio inundada por enorme chorros de semen que brotaban del sabroso palo de mi hermano mayor, yo los tragaba a riesgo de ahogarme por la cantidad de leche que le estaba saliendo de su rico garrote.
Tragué hasta la última gota de esperma y le seguí chupando hasta que su enormidad empezó a ponerse flácida.
Mi hermano se recostó en la cama y nos besamos en la boca a manera de despedida.
Tomé el baby-doll y las pantaletitas y me fui a mi recamara llevándolas en la mano.
Apenas abrían pasado cinco minutos y luego de limpiarme me disponía a acostarme, cuando la puerta de mi habitación se abrió, me sorprendí, no sabía si Antonio quería darme una segunda cogida.
Pero no, era Jesús, que había despertado de ese sueño de letargo y evidentemente muy caliente y dispuesto a cogerme.
Solo estaba sobre las sandalias, tal como había regresado de la habitación de Toño, sin más trámite empezó a manosearme las piernas, la vulva y las chichis, me besaba en la boca, que aún me sabia al esperma de mi hermano, yo me dejaba cachondear complaciente sin salir aun de la sorpresa, me puso la mano en su palo que estaba bien endurecido y me decía chaquetéamelo, obediente se lo saqué del pantalón y empecé a frotárselo y él continuaba manoseándome por todas partes, te voy a coger, me decía repetidamente sin interrumpir el cachondeo que por todo mi cuerpo me daba, parecía increíble que después de la gran enculada que me había dado Toño, Chuy me quisiera coger.
Mi hermano se notaba extremadamente caliente, buscaba urgentemente desahogarse conmigo, me chupaba las tetas con desesperación, yo seguía frotándole la verga, me hinqué frente a él para chuparle su verga, se la besuqueé y le pasaba mi lengua por todo el tronco y los huevos para luego meterla en mi boca mamándosela.
Acercó su ricura a mis tetas y colocó su verga entre ellas, yo, con mis manos, las apretaba por los costados para aprisionar su palo entre ellas, mi hermano hacía movimientos de vaivén entre mis tetas.
Agaché el rostro para que en cada embate de su verga, el glande entrara en mi boca dándole un chupete.
Mi hermano estaba frenético y así duramos entre 10 y 15 minutos, creí que en cualquier momento me pediría que cambiara de pose para cogerme, pero inesperadamente ceso el vaivén dejando su mástil en mi boca, lo que aproveché para meterla aún más, para mi sorpresa grandes chorros de esperma brotaban del pito de mi hermano bañando mi garganta y la totalidad de mi boca, apenas podía tragar su leche cuando ya la tenía llena nuevamente, no deje escapar ni una gota de esperma hasta que la gran eyaculación cesó.
Ya satisfecho me puso en pie y besándome en la boca me agradeció que le hubiera ayudado con la gran cachondez con la que se había despertado, disculpándose por no haberme hecho gozar a mí, me vi comprensiva, pero la verdad es que ya estaba satisfecha por esa noche con la gran enculada que me había dado apenas hacía unos minutos nuestro hermano mayor.
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