Valentina
Mi semestre acaba de terminar, tengo grandes planes para el verano, pero mi prima pequeña acaba de llegar a la ciudad, se quedará en mi casa y seguramente seré su niñero, espero encontrar el lado bueno a esta terrible situación….
-Desafortunadamente los tiempos no pudieron coordinarse y ya no hay forma de arreglarlo, acordamos esto hace meses y no podemos moverlo a última hora.
-Pero no es mi culpa, es culpa a mi hermana, ella decidió ir al campamento por ella misma, sin consultarte siquiera, y yo voy a ser quien pague las consecuencias mientras ella va a divertirse.
– ¡Pero si sólo serán 2 semanas! tampoco te va a costar tanto trabajo, es una niña tranquila, se pondrá a leer, jugar videojuegos, usará la computadora de tu hermana y en ocasiones me ayudará a hacer repostería, todo va a estar bien.
-Si tú lo dices…
-Ya ha crecido, es una niña distinta.
-Marisol también ha crecido y sigue siendo una molestia…
-Basta ya, sólo hay que aceptarlo y ya, estás exagerando las cosas.
Salí de la cocina y regresé a mi cuarto. Mi nombre es Luis, tengo 17 años y mis vacaciones de verano casi acaban de comenzar, casi 2 meses libres de obligaciones escolares y extra escolares. Hasta hace unos días tenía grandes expectativas para mi tiempo libre, sin embargo, la noticia de la inminente visita de un mes de mi pequeña prima empezó a tambalear mis planes de verano, pero la decisión de mi hermana de ir a un campamento de dos semanas al mismo tiempo que la llegada de mi prima terminaron de derrumbar muchos de mis planes.
Mi prima Valentina era una niña pequeña, llorona y algo molesta, al menos hasta la última vez que la vi, cuando tenía 8 años y yo 13. Actualmente vivía en otra ciudad y vendría de vacaciones a mi casa, principalmente porque ella y Marisol, mi hermana, siempre han sido buenas amigas. Ambas de la misma edad, ambas con gustos similares, ambas incluso con cierto parecido físico (al menos hasta la última vez que la vi). Pero mi hermana no pudo resistir la tentación y accedió a ir a un campamento de verano con sus mejores amigas a un lago cercano a la ciudad, se iría por dos semanas, justo al mismo tiempo que mi prima llegaría.
No estaba listo para hacer de niñero de una chiquilla molesta y llorona, no quería que anduviera por ahí viendo lo que hacía y preguntando por qué lo hacía, tampoco quería que estuviera pegada a mi todo el día en ausencia de mi hermana, especialmente ahora que mi mamá seguía trabajando por las mañanas y debía ir a cuidar a mi abuela algunas veces por semana todo el día, entonces me iba a quedar sólo en mi casa con ella a veces durante horas, a veces durante días.
Vaya idea de mierda. Siempre me había resultado incómodo tener invitados en mi casa, otros primos se habían quedado a dormir algún día, pero nada más eso, nunca una semana, ¡mucho menos un mes completo! No podría entender como mi mamá había accedido a ello.
Lunes.
El día anterior fuimos a dejar a mi hermana a su campamento, limpiamos la casa exhaustivamente y preparamos el cuarto de mi Marisol para que mi prima se instalara ahí y para que mi hermana lo hiciera dentro de dos semanas. Seguía sin estar de acuerdo con la idea, pero solo me quedaba resignarme y aceptar lo que pasaría, incluso intentar sacar lo mejor de la experiencia, al menos hasta que Marisol regresara y ahora se hiciera cargo ella de mi prima.
Fuimos hasta la central de autobuses para recoger a Valentina alrededor de las 3 de la tarde, una vez que mi mamá salió de trabajar. Mi tía había mandado a Valentina a las 8 de la mañana desde su ciudad en autobús, entonces en ese momento debería estar por llegar. Mi mamá le avisó que nos encontrará en una de las cafeterías que estaban alrededor de la central.
-Ya vio mi mensaje, dice que está por entrar a la central, en unos 10 minutos esta por aquí. Viene con un vestido naranja.
Y efectivamente, a los 10 minutos entró por la puerta de la cafetería una jovencita de vestido naranja, tenía el lacio cabello castaño suelto hasta sus blancos hombros, su pequeña boca de labios rosas sonrió al vernos y sus grandes ojos verde aceituna parecieron incluso más grandes debajo de sus lentes. Mi prima había llegado y ahora era distinta a la chiquilla que yo recordaba (al menos por fuera).
-Hola tía, hola Luis- se acercó y nos abrazó.
-Hola Vale, cuánto has crecido.
-Hola Vale- dije sin nada de ánimo.
Salimos de ahí y nos metimos en el auto, pasaríamos por comida en el camino de regreso a casa y luego Valentina podría instalarse.
Durante el trayecto de regreso siguieron las clásicas pláticas protocolarias, principalmente entre mi mamá y mi prima, preguntar por la familia, por la escuela, por el viaje, por la ciudad, todas aquellas conversaciones típicas cuando te reencuentras con alguien. Aparentemente mi prima había madurado, aunque fuera un poco en estos 4 años, no parecía tan molesta como antes ni tan llorona, eso era algo bueno.
Una vez que llegamos a la casa mi mamá la acompañó a dejar sus cosas a su habitación temporal, mientras yo acomodaba la mesa para comer. Mientras subía las escaleras pude notar que mi prima era más alta que mi hermana, igual de delgada y mucho más blanca. Sus hombros que el vestido dejaba libre y la parte de sus piernas que revelaba tenían una inmaculada piel blanca que combinaba perfectamente con el color anaranjado de ese vestido. De inmediato reaccioné y traté de alejar mis pensamientos, no quería que mi mente se enfocara en la piel o en los hombros o en las piernas de mi prima pequeña.
Finalmente estuvimos todos sentados en la mesa, y las pláticas casuales siguieron.
-Sí, Marisol me avisó unos días antes sobre el campamento, le dije que no se preocupara y que fuera, nosotras nos podríamos ver después muchas veces más, pero quizás la oportunidad de ir al campamento no volviera a repetirse.
-Gracias por tu comprensión Vale, y una disculpa por las decisiones tan apresuradas que tomó tu prima, como si ella misma se mandara.
– No te preocupes tía, igual nos vamos a ver en un par de semanas.
– Sí. Pero conmigo trabajando y luego cuidando a mi mamá, te vas a aburrir aquí en la casa.
– Eso es lo que menos importa día, muchas gracias por haberme dejado quedarme, voy a intentar no ser una molestia, además traje algunos libros, voy a tener la computadora y te voy a ayudar a hacer pasteles, además va a estar Luis siempre en la casa, no creo aburrirme.
“Claro, como tus vacaciones no se vieron interrumpidas por un extraño…” pensé para mí mismo.
-Claro, estaba pensando hacer un pastel de chocolate o un bizcocho de vainilla, pero me faltan algunos moldes e ingredientes. Quería ir mañana a conseguirlos, pero justo mañana debo quedarme en la noche a cuidar a mi mamá. ¿Será que ustedes puedan pasar en la tarde a comprar las cosas? Así no se quedan todo el día en la casa.
– Sí tía- Afirmó de inmediato mi prima.
– ¿Crees que sea buena idea? – Pregunté dubitativo, esperando a que mi mamá entendiera la pregunta completa “¿crees que sea buena idea que vaya con ella?”.
-No veo por qué no, cuidarás a tu prima de cualquier cosa, y así se conocerán mejor.
– ¿Por qué no vamos ahora mismo? Aprovechamos que tenemos el coche y no tenemos que tomar autobús al centro.
– Tengo cosas que terminar del trabajo y necesito terminarlas hoy mismo.
-No te preocupes primo, vamos mañana, yo te cuido. Además, así veo si hay cosas distintas en la ciudad.
Martes.
Toda la mañana transcurrió tranquila. Me fui a bañar temprano y preparé el desayuno para mi y para Valentina. Ella bajó de su cuarto despeinada y amodorrada, en una blusa vieja y larga que le llegaba hasta las rodillas. Platicamos un poco y luego le dije que se metiera a bañar mientras yo terminaba algunos quehaceres cualesquiera de la casa.
No estaba siendo incomoda la convivencia con ella, era como hablar con cualquier niño pequeño. Esperaba que tuviera un carácter tontuelo, rebelde y necio como el de mi hermana, pero al parecer no, era una niña agradable que empezaba a madurar hacia una adolescente normal.
Terminé los quehaceres y ella salió de bañarse, se puso una blusa delgada de carácter veraniego con mangas que llegaban a medio hombro y unos pantalones estilo jogger (no sé mucho de ropa). Le dije que iríamos al centro en autobús, después de comer, para evitar salir al abrazador sol de medio día, mientras tanto yo estaría en mi cuarto perdiendo el tiempo, ella dijo que estaría en su cuarto un rato.
Abrí mi computadora y vi el archivo que había dejado abierto, ese bloc de notas era una parte importantes de mis planes para esas vacaciones, había guardado links de decenas de los mejores videos porno que no había podido apreciar a conciencia durante el semestre y los explotaría como debía ser en ausencia de mi madre y cuando mi hermana no estuviera en casa (siempre solía entrar a cursos o clases extra durante el verano). Me mataría a pajas en las vacaciones durante día y noche.
Cuidadosamente le puse seguro a la puerta, me bajé los pantalones y abrí el primer link. Una rubia y una castaña delgadas y preciosas que eran “hermanastras” protagonizaban una escena lésbica perfecta frente a su “tío”. Esos títulos y tramas exageradas de sobre falsos incestos nunca me habían espantado, era obvio que todo era fingido, pero me gustaba seguir el juego y meterme en la trama de lleno para aumentar el morbo al ver porno. Empecé a tocarme el paquete sobre la ropa interior, pero algo no iba bien, mi miembro no reaccionaba, ni siquiera ante la tremenda escena que se llevaba a cabo en el monitor, ¿sería porque realmente no estaba suficientemente caliente? ¿sería porque mi pequeña prima estaba a unos metros de distancia? Nunca me había pasado algo así, no tenía problemas en pegarme una paja cuando estaban mi madre y mi hermana en casa, pero esto era diferente. Estaba ahí, seguramente sentada frente a la computadora de Marisol, probablemente en la misma posición que yo, con su cara de inocente, sus grandes ojos verdes, su sonrisa amigable, su blanca piel, su pecho incipiente en desarrollo que no necesitaba más que un corpiño para ocultarlo, sus piernas delgadas a penas rebeladas por su vestido naranja…
Mientras mi mente divagaba, mi entrepierna reaccionó, mi pene se levantó y adquirió el tono que buscaba hace unos minutos ¿esto había sido reacción de pensar en ella? Eso no estaba bien. Cerré la pornografía, apagué el computador y olvidé el asunto. No quería tener esa clase de pensamientos. Traté de distraer mi mente con un libro, luego con mi teléfono y luego salí de mi cuarto a jugar con la play en la sala de estar. Poco a poco iba dejando de pensar en lo que había pasado, pero entonces Valentina salió del cuarto y se sentó en el otro sillón mientras me veía jugar.
Actué como si nada sucediera, decidí que aquello había sido una reacción al porno y ya, todo era normal. Valentina preguntaba y platicaba cosas mientras yo jugaba, le respondía de forma normal, quizás algo cortante, pero nada fuera de lo común.
En cierto momento de la partida, despegué mis ojos de la pantalla y miré a mi prima, se había hecho una cola de caballo y estaba mirando a su celular. Sentí como me subía la sangre a la cara mientras seguía mirándola, Valentina era muy bonita, estaba justo en esa etapa en que se empieza a borrar la infancia y lo rasgos de la adolescencia empiezan a aparecer en su rostro.
– ¿Pasa algo? – Dijo al dejar de ver su teléfono de repente y atraparme mirándola.
-Eh… no… eh… me llamó la atención la funda de tu teléfono, creí que era otra cosa- Diablos, ¿qué me pasaba? Ahora me quedé embobado viéndola mientras pensaba que era… ¿bonita? ¡Qué estupidez!
– ¿Oh sí? Mira- se acercó a mi sillón y me enseñó su funda- la conseguí el año pasado…- Empezó a darme una platica sobre su funda y lo que era, me puso algo nervioso que se acercara a mi asiento, pero pude oler su sutil perfume a sandía.
– ¿Hueles a sandía? – Pregunté una vez que había terminado de hablar sobre su funda de celular.
-Sí, ¿te gusta?
-Sí.
Entonces empezó a hablar sobre su perfume. Era una niña alegre y parlanchina, me caía bien, eso era todo, me caía bien (al menos deseaba que eso fuera todo).
Después de un rato comimos las sobras del día anterior y le dije que en una hora iríamos a conseguir los encargos de mi madre.
Me fui a mi cuarto y despejé mi cabeza. Después de haberme sonrojado viéndola ya no había habido incidentes. Le atribuí todo a la pornografía, me había confundido y mi cuerpo había reaccionado raro después de haber tratado de ver porno, o algo así supuse para aliviarme aun más. Sus largas pláticas me distrajeron y me hicieron enfocarme nuevamente en la realidad, sólo era mi prima y sólo era una niña normal. Ahora estaba más tranquilo y me sentía bien. Conseguiríamos las cosas que mi mamá nos había encargado y luego volveríamos y seguiríamos con nuestras vidas.
Salimos de la casa en dirección a la parada de autobús. Eran las 4:30 de la tarde, el sol empezaba a menguar, pero el calor seguía siendo intenso. Estuvimos bajo el sol sin resguardo aproximadamente 10 minutos en lo que el autobús indicado llegaba. Afortunadamente iba casi vacío, por lo que nos sentamos en la ventana que no daba hacia el sol, ella en el asiento cercano a la ventana y yo a su lado. Era un trayecto de unos 30 minutos hasta el centro de la ciudad. Mi prima iba viendo todo y comentando las cosas que encontraba distintas a cuando ella había dejado la ciudad, yo intentaba ver lo que indicaba, pero la posición a veces no me lo permitía.
De tanto en tanto, ella estiraba el brazo y señalaba, en una de esas ocasiones pude ver como una pequeña mancha de sudor se iba formando en su blusa, debajo de su axila. Esa inocente imagen inundo violentamente mis ojos y mi pensamiento como un tsunami, no era nada necesariamente sexual, pero tenía un componente morboso que me hizo reaccionar de inmediato, pude sentir como mi miembro empezaba a tornarse rígido. Miré a Valentina, distraída, viendo la ciudad por la ventana, vi su cuello delgado y blanco, esos pequeños y delgados pelos imposibles de agarrar en una coleta justo al final del cuero cabelludo, donde el cuello empieza, miré la silueta de su mentón, sus pequeños pechos que empezaban a desarrollarse, la silueta de su corpiño marcada contra la delgada blusa… Me acerqué un poco más a ella, discretamente, y pude oler de nuevo su perfume de sandía, realmente me gustaba ese olor. Abrí un poco más mi pierna y pude rozar con mi rodilla su rodilla, la dejé ahí un rato, parecía no haberlo notado.
El contacto físico con ella, la imagen de su sudor, su olor, todo ello estaba estimulando mis sentidos y me estaban excitando brutalmente, miré alrededor y vi que nadie me observaba, entonces acomodé rápidamente mi miembro, que estaba apretando dolorosamente contra los jeans que llevaba ese día. Nunca he tenido un pene fuera de lo común, unos 15 centímetros, de un grosor normal, pero en ese momento su silueta era claramente visible contra la tela del pantalón, intenté disimularlo con mi camiseta, a penas era suficientemente larga.
Entre una distracción y otra, perdí de vista el trayecto del autobús, y nos pasamos por una parada de la zona a la que debíamos llegar. Le dije a Valentina que bajáramos de inmediato y salimos nuevamente al sol. El calor había disminuido un poco, pero ahora una caminata de 5 minutos se había convertido en una de media hora.
Afortunadamente el sol quedaba a nuestra espalda, seguimos hacia el centro mientras mi prima seguía platicando, seguía alegre a pesar de que teníamos que caminar. El trayecto fue rápido, llegamos a la tienda de repostaría y compramos todo lo que me había encargado mi mamá, pasamos a comprar unas bebidas a una tienda y nos sentamos en una banca a terminarlas. Me preocupaba que ahora eran las 6:10, la gente empezaba a salir del trabajo y los camiones empezarían a llenarse. Le dije a Valentina que fuéramos ya a la parada para alcanzar el autobús de regreso a casa.
Mis temores se hicieron realidad, el autobús indicado venía a reventar, como sea subimos y nos acomodamos entre todo un mundo de gente. Jamás me ha gustado tomar autobuses públicos, y menos cuando parece que ni un alma más entra en ellos. Poco a poco nos fuimos recorriendo a la parte trasera, pero el espacio no aumentaba, incluso parecía disminuir con cada parada a la que el autobús llegaba. A medio trayecto un accidente automovilístico sobre la avenida detuvo el tráfico, prácticamente el autobús dejó de moverse, miré hacia el frente para ver si alcanzaba a ver algo, pero no pude observar mas que otros autos detenidos.
Mi prima y yo veníamos agarrados de un tubo que se fijaba al techo, ella estiraba completamente los brazos para alcanzarlo. Miré rápidamente y vi que la mancha de sudor había crecido un poco, vi sus blancas axilas brillantes por el sudor y unos pequeños puntos oscuros sobre ella, pelitos que empezaban a brotar, quizás aún no estaba en la edad de rasurarse diario, y no hacía falta, era casi imperceptible.
Esa imagen fue incluso superior a la de hacía horas. Volvía reaccionar de inmediato, mi pene creció hacia abajo en mis pantalones en poco tiempo. Su perfume de sandía me llegó tenuemente entre todos los olores de la multitud, a pesar de todo, estaba disfrutando increíblemente de esa vista, era la inocencia de una chica tan bonita combinada con algo tan natural como el sudor.
De repente, un par de personas decidieron que querían bajar de inmediato del autobús, por alguna razón tenían demasiada prisa y querían abandonar el autobús a media avenida. Entre empujones se abrieron paso hasta la salida de atrás, muy cerca de nosotros. Su acción nos alcanzó indirectamente, la gente intentaba juntarse aun más para dejarles paso sin recibir un empujón, pero el chofer no podía dejarlos salir a una avenida, aunque el trafico estuviera detenido, entonces no había escape. Mi prima se intentó acomodarse frente a mí, entre el asiento de adelante y el pasillo, pegándose completamente a mí.
Quizás fue suerte, quizás predestinación, quizás algo más grande, pero fue el paso definitivo para lo que serían las mejores vacaciones de mi vida. Valentina quedó muy apretada entre el asiento y yo, su cabeza llegaba a mi pecho, su espalda se pegó a mi abdomen y su pequeño trasero quedó apretado entre mi pubis y mis piernas.
-Perdón Luis, pero ya no hay espacio-
-No te preocupes, quédate así hasta que bajen- Le dije cerca de su oído.
Sentía como si todo el mundo hubiera guardado silencio, podía sentir su espalda contra mí, sus muslos contra los míos, la suavidad de sus nalgas contra mi miembro completamente erecto, estaba sintiéndola, ella estaba ahí y estaba viva y era real y me gustaba lo que sentía. El olor a sandía de su perfume ahora era más intenso, podía oler también su shampoo y su sudor. Cerré mis ojos y me concentré en lo que estaba sintiendo. No me importaba que mi prima notara mi pene contra su culito, ya le diría más tarde que fue mi celular o algo así, en este momento no importaba.
Entonces, uno de los pasajeros que querían bajar volvió a empujar a la muchedumbre y provocó que nos moviéramos, mi prima se movió frente a mi y causó la reacción de inmediato al frotarse contra mi entrepierna. A pesar de que la tela de los jeans era gruesa, podía sentir a la perfección sus nalgas. Varias veces más, el iracundo pasajero volvió a empujar a las personas en su afán por bajar del autobús; varias veces más, movió a mi prima. El efecto del frotamiento era cada vez más intenso, moví mi mano del tubo donde me agarraba y la pegué a la de ella, estaba ávido de tocarla, de tocar su piel, de acercarme más a ella, en ese momento la deseaba. Acerqué mi rostro a su pelo, necesitaba sentirla, incluso más cerca… Sentía mi miembro palpitar, en su máximo esplendor, sentía que un frotamiento más, un poco más de contacto con el culo de mi prima me haría terminar sobre mis pantalones, ahí mismo, en un autobús rodeado de gente y gracias a una niña de 12 años… No importaba.
De repente el autobús avanzó de nuevo, todos dimos un tumbo por el desequilibrio, moví rápidamente mi mano libre (donde tenía los mandados de mi mamá) en un intento de agarrarme del asiento de pasajeros frente a nosotros, sin querer rocé una de las suaves nalgas de mi prima, quien al parecer no lo notó por su propio intento de mantener el equilibrio. En seguida el autobús se acercó a la banqueta y dejó salir a los iracundos pasajeros, junto con algunos más, liberando la presión de la gente y permitiendo que mi prima volviera a ponerse a mi lado y permitiéndome a mi volver a la realidad.
La erección no duró mucho más, llegamos a la casa y no hablamos durante un buen rato. La culpa me carcomió un rato durante el trayecto a pie, mi prima no preguntó ni comentó nada al respecto, yo tampoco. Tal vez ni siquiera se hubiera dado cuenta. Olvidaríamos este incidente y nuestra vida continuaría de forma normal.
Nos separamos y cada quien fue a entretenerse hasta la hora de cenar. Ambos estábamos cansados y fastidiados. Me fui a dar una ducha, sentía el sudor, el calor, la suciedad de la calle y la inmundicia de la humanidad sobre mí. Una vez desnudo y en el agua recordé cada instante, cada color, cada olor, cada sonido de lo que sucedió en el autobús y finalmente la pospuesta paja se llevó a cabo. Mientras el semen se iba por la coladera y mi pene regresaba a su tamaño normal, me di cuenta: La deseaba, la necesitaba, y no me importaba, vería durante este mes hasta qué punto podríamos llegar, no quería disfrutar yo solo, no quería lastimarla, quería disfrutarla y que ella disfrutara, quería que me deseara al igual que yo…
Deseaba a mi prima.
¡DESEABA A VALENTINA!
Espero les agrade el relato, definitivamente tiene una segunda parte (y más), cualquier comentario, duda o retroalimentación es bien recibida, agradezco de antemano que lo hayan leído. Saludos afectuosos.
Me encantó tu relato, espero la segunda parte.
Mil gracias, la segunda parte en camino.
Excelente historia amigo, espero con ansías la segunda parte! Me gusta mucho tu forma de escribir
Ya en camino la segunda parte, muchas gracias por tu comentario
Felicitaciones, son pocas las veces que se pueden encontrar relatos de esta calidad, con mucho detalle y no va mucho a lo ficticio, POR FAVOR, sube la segunda parte.
Aprecio mucho tu comentario, segunda parte ya en camino
Ufff amigo! No puedo esperar para seguir leyendo lo que sigue en la historia! 🔥
Ya casi está la segunda parte
Ugffd que rico, por favor continua con la 2da parte prontroooooooooooooooo 😋
Claro, ya casi está
Luis es un gran relato, espero pronto leer la continuación! felicitaciones!!
Mil gracias por tu comentario, en camino la segunda parte