VANESSA MI OTRA SOBRINA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Hola otra vez.
Ahora tratare de relatar cómo me cogí a mis otras dos sobrinas, pues recordaran que en mi anterior relato conté como de manera “inocente” termine en el baño con una de ellas. Una chiquitica de tan solo 13 que me regalo su virginidad y me hizo prometerle que también iniciaría a sus dos primas.
Bien eh acá la historia.
Pasaron varios días sin que yo pudiera cumplir mi promesa y no porque no quisiera, sino porque no se daba la oportunidad de quedarnos solos. Aunque ellas siempre estaban en casa yo por mi trabajo no coincidía en los momentos en que podíamos hacer nuestras travesuras.
Una noche en que yo había salido a la tienda del barrio llegaron mis sobrinas a comprar y alegremente me abrazaron. Me preguntaron si ya me iba pues según dijeron tenían miedo de irse aduciendo que el camino estaba oscuro. A coro me pidieron que las acompañara los 300 mts que había hacia el portón de la propiedad en que vivíamos.
Ya en el camino íbamos agarrados de la mano como familia formal, hablábamos cualquier cosa. Fue mi sobrina Rosa a quien ya me había cogido antes, quien me recordó que yo no había cumplido mi palabra jajaja.
Sonreí para mi explicándoles que no era mi culpa, pero que en el momento indicado serian testigo que yo siempre cumplo mis promesas. Rosa plantándose delante de nosotros con carita de enojo me dijo que era un mentiroso y que si de verdad quería hacerlo que lo hiciera de una vez ahí nomas. Estebábamos a la entrada de la propiedad y podíamos ver las luces de nuestra casa a unos 60 o 70 metros de nosotros, el lugar casi a oscuras.
Vanesa mi sobrina de 14 me apretaba la mano nerviosa, parecía esperar mi decisión y sonrió ampliamente cuando les indique que sí, pero que una de ellas tenía que quedarse viendo hacia el interior por si alguien de nuestra familia venia. Rosa se ofreció encantada.
Me pegue a la estructura que sostiene el portón tipo malla y me baje los pantalones hasta las rodillas, dejando ver mi polla a media erección ya. Les indique a Vanesa y su hermanita que se acercaran y les susurre al oído que mi cosita necesitaba que le dieran unos besitos. Ambas con sendas sonrisas en sus rostros se agacharon y casi de rodillas se dedicaron a acariciarme la verga con sus boquitas. Vanesa a sus 14 parecía estar mas consciente de lo que hacía, con sus manitas había tomado todo mi instrumento del tronco y hábilmente lo masturbaba mientras trataba de meterse la mayor cantidad de carne en su interior, luego se lo sacaba y deslizaba su lengua por la parte de abajo hasta llegar al pegue de mis huevos y se los metía en su boca ensalivándolos. La veía como había iniciado a tocarse sus tetitas, se apretaba y bajaba acariciando el estomago hasta llegar a su parte baja. Creí equivocarme pero un olor a sexo llego a mi nariz lo que me indico que su panochita estaba siendo presa de gran excitación y deseo de verga.
Con la verga totalmente parada y las bocas de mis sobrinas en ella yo trataba inútilmente de esconder mis gritos de satisfacción. Vanesa había tenido a bien desabrochar mi camisa y me besaba el estomago hasta subir a mis tetas, su lengua recorría eróticamente en busca de mi garganta para luego llegar a mi boca y estamparme un tierno beso que sin más se convirtió en salvaje, desenfrenado. Su lengua caliente parecía querer pelear con la mía y a cada contacto nuestros cuerpos parecían desearse más.
Su hermanita de 12 seguía pegada a mi verga y también parecía darle gusto tener mis 17 cm a su disposición. Algo torpemente mamaba y con gran esfuerzo se metía la cabeza de mi miembro a su boca.
– Mamita – le dije – ¿Qué te parece? Voy a hacerle cositas a tu hermana y después te lo hago a ti, pero acá solo puedo con una.
Si quieres a ayudarme – volví a decirle-. Súbete tu chochito sobre su boca mientras yo le doy besitos a la cuquita de tu hermana.
Les indique como colocarse, Vanesa de espaldas viendo al cielo con las piernas abiertas y su hermana casi sentada sobre su rostro. La idea mientras yo le mamaba el chocho, que ella se lo mamara a su hermana. Estábamos los tres completamente desnudos, aun con el riesgo de que saliera alguien de casa o que pasara algún vecino por la calle. Creo que estebábamos confiados en que la oscuridad era nuestro mejor aliado.
Al llegar mi lengua al chocho de mi sobrina pude sentir que estaba deseosa, llena de líquidos y caliente. Era de labios gruesos, clítoris pronunciado y muy dado a sufrir descargas eléctricas al contacto. A cada roce de mi lengua su cuerpo brincaba arqueando completamente la espalda de Vanesa, ella gemía ahogadamente como no queriendo delatarse. Su cuevita totalmente virgen.
Me pare y mezquinamente me dirigí a con mi verga en la mano hacia donde estaba Rosa vigilando, le pedí que me la mamara un ratito para luego indicarle que estuviera pendiente. Regrese a donde dos chiquillas se daban placer pues sin habérselos pedido estaban en un 69 perfectos, al verme llegar las vi separarse y como Vanesa estaba abajo abrió sus piernas y me pidió que de una vez la cogiera.
Me coloque sobre ella y nos besamos. A su hermana le pedí que nos esperara y indicándole como le ordene que se masturbara viéndonos a nosotros. Luego tome mi tronco en mi mano y lo encamine a la entrada de mi sobrina, sus gruesos labios vaginales estaban húmedos y al contacto de la cabeza de mi verga parecieron estarse quemando. A manera de calentamiento estuve así rosándole y como mi sobrina mas gemía de una buena vez empuje y pude sentir como algo se rompió dentro de ella y casi 10 cm de polla desparecieron a mis ojos (solo lo percibí pues estaba oscuro), lo que provoco que ella emitiera un apagado grito mientras cerraba sus ojos y me pidiera que le hiciera despacio.
– Que no querías – verga pensé -.
Nos quedamos inmóviles al menos de nuestras caderas, pues nuestras bocas se unieron para besarnos apasionadamente.
– Que grande la tiene – me susurro al oído. Y Que gruesa, casi sentí que me partió con esa gran tranca.
– ¿Quieres que me detenga?
– ¿No, como cree? Tanto que he deseado que me coja y ahora que por fin lo tengo adentro se me va escapar. No
Rio salvajemente colocando sus manitas en mis caderas. Me halo y aunque cerro sus ojitos nuevamente pude oír un suspiro de satisfacción a enterrarse ella misma todo mi miembro en su total extensión. Se tenso su cuerpo y se quedo quieto, luego me rodeo con las piernas y me dijo que quería ser mi mujer. Que la cogiera como si fuera una mujer hecha y derecha.
– A tus órdenes – pensé -.
Comencé el galope, lento como para percibir cada roce de su estrecha vagina. Podía sentir como las venas de mi verga se abrían paso, casi adivinaba cuando la cabeza de mi miembro se iba estrellar en el fondo de esa cuevita que jamás había sido visitada por otro. Era riquísimo.
Pasaron los minutos y aunque yo había incrementado mi galope haciendo chocar mis huevos en sus nalgas mi polla no daba señales de querer deslecharse todavía, mas Vanesa había caído en una serie de gemidos que solo me anunciaba que estaba próxima a derramarse de completo. Igual mi otra sobrina que estaba dándose dedo a indicaciones mías, casi gritaba al son del contacto en su vulvita, podía verla abierta a perfección y ligeramente tirada su cabecita hacia atrás. Ambas gemían como putitas en celo.
La sensación fue exquisita, el chocho de Vanesa pareció dilatarse y ponerse seco por dentro, sus caderas se endurecieron y sus piernas más se enroscaron a mí. La escuche resoplar y dejar escapar un prolongado gemido junto a mis oídos para luego repetirlo.
– Ahhhhhhhhh
– Ahhhhhhhhh
Sentí hervir sus líquidos en su vagina y pude percibir como mi verga salió completamente mojada sin haber echado yo mi leche.
– ¿Que sentiste? – le pregunte –
– No sé. Solo sé que es bien rico y siento algo raro en mi estomago. Me gusta tener su cosa adentro. Me hace feliz y quiero tenerlo todos los días, a todas horas y solo para nosotras.
Me beso y fue cuando nos dimos cuenta que su hermana estaba acabando o al menos eso creímos. Gemía y culeaba como si quisiera enterrarse algo en su panochita. Yo como buen tío me desenchufe de su hermana y me pare dirigiéndome a ella para besarla en la boca. Con mis manos termine de masturbarla y cuando finalmente pareció satisfecha baje mi boca y lamí sus líquidos. Ella estaba exhausta, se paro y tomando mí verga dijo con una voz de inocencia que aun hoy recuerdo.
– Tío, mañana me toca a mí.
– Si bebe – le asegure – mientras le besaba los cabellos.
– Bien – dije dirigiéndome a las tres -. Pongan sus boquitas cerca de mi “mejor amigo” que él les va regalar algo que les va gustar.
Untándome saliva con mis manos tome mi verga y ante la presencia de esas tres cabecitas me masturbe como loco, como salvaje. En cuestión de minutos varios chorros de semen salieron como tromba hasta acabar en el rostro de mis sobrinas, Rosa quien por ahora solo hizo su tarea de espía hasta se atrevió a llegarse a darme una pequeña mamada, saboreando mis líquidos y tragándose lo que pudo recoger en mi verga.
Ya listas las tres se dirigieron a casa donde escuche a mi hermana recibirlas a regañadientes.
– Eh y ustedes porque vienen tan tarde. Uff ¿Quién huele a sexo?, ah Picaras (Vanesa y la menor eran sus sobrinas). Vanesa, no me digas que por eso vienen tarde. Has de andar de novios, picarona.
Y Tú – le dijo a Rosa su hija -. No me digas que a los 13 ya quieres marido.
Chamacas – dijo mientras miraba hacia la calle -. Ah que juventud la de ahora.
– Hipócrita – dije para mi mismo -. ¿Cuántos años teníamos cuando empezamos a coger nosotros? Bueno, pero ese es nuestro secreto. Si supieras que fue tu hija quien promovió todo esto jajaja.
Las vi entrar a mi casa, mi hermana pareció no darle más importancia al asunto. Luego las chicas salieron al corredor y jugaron como si nada inusual hubiera ocurrido. Reían dándole alegría a nuestra familia.
Aprovechando el momento entre dando las buenas noches como si recién llegara, mis sobrinas me miraron de manera cómplice aunque nada aparentaron. Me encamine a mi cuarto que estaba separado de la casa, encendí la tv y empecé a soñar que tenia tarea que cumplir.
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