Vannessa, me hace soñar
Una joven y divertida chica de 17 años, un cuerpo de ensueño.
Hola, soy Fidel, la siguiente historia es de cuando mi prima de 10 años menor decidió compartir conmigo un viaje.
Todo inicia cuando a mis 30 años decidí realizar un viaje de vacaciones dentro del país; soy hijo único así que no hay mayor problema cuando decido hacer algo. En esta ocasión mi inexperta prima Vannessa, una morena de 20 años con un cuerpo muy atlético debido a su afición a la natación pero con unos senos ligeramente más grandes al promedio, con un hermoso y redondo culo decide que quiere viajar conmigo.
Cómo no me pareció mala la idea, le consulté a mi tía si no habría problema; a lo cual me respondió que encantada ya que su hija nunca ha salido ni con amigos ni con nadie más. Manos a la obra primera parada la playa. Viajamos durante la noche en el autobus durante 8 horas, ella buscaba estar cerca mío y mientras el bus se movía de un lado a otro, su bellos senos rozaban mi brazo, luego se acomodó y puso su cabeza en mis piernas; no fuen un buen viaje, llegamos a las 5 a.m. a buscar un hotel, cuando lo encontramos lo primero que decidimos es que saldríamos a buscar un lugar para desayunar. Ya que el viaje no fue muy cómodo nos quedamos dormidos en la misma cama, abrí los ojos y me encontré abrazándola era cómo la una de la tarde, la desperté y salimos a comer, ella se cambió de ropa; una blusa larga blanca semitransparente que dejaba a la imaginación el tipo de traje de baño que se había colocado debajo de aquella blusa.
Encontramos un lugar y entre conversación y comida, me confiesa que nunca ha tenido novio, ni siquiera le habían robado un beso. No lo podía creer, si tiene una cara preciosa, unos labios rojos muy carnosos; mientras la disfrutaba visualmente empiezo a tener una erección, recuerdo en el viaje su cabeza tan cerca de mi ahora duro y firme pene. Trato de no concentrarme en eso, terminamos de comer y salimos a la playa, caminamos y hablamos de todo un poco, cómo es aficionada a la natación decide retirarse la blusa, me embeleso en el traje color naranja chillón que se había colocado, marcando su firme y deseable cuerpo; entra corriendo al mar y me llama, yo trato de disimular mi erección entro torpemente en medio de las olas cerca de ella, se pone a jugar y mi verga empieza a querer mostrarse sin miedo, irrespetando el hecho de que es un lugar público; juego con ella, entre ola y ola entre empujones, en ocasiones mi duro pene roza su deliciosas y redondas nalgas. Sé que ella se dió cuenta de eso, sé que se sonroja, empieza a disminuir el juego, ya no se acerca tanto. Terminamos el juego, pierdo el poder de mi erección y decidimos salir del agua, nos dirigimos al hotel sin decir palabra alguna.
Una vez allí ella entra a bañarse, yo me quedo en la habitación con una nueva erección imaginándola en la regadera; me masturbo lo más rápido que puedo, pero al escuchar que ella sale de la sala de baño me tapo con una toalla, con un rubor que siento en mi rostro ingreso a bañarme; allí dentro miro mi pene, en su máxima expresión babeando con el sentimiento que ella me ha provocado. Uso el agua más fría que se puede para bajar el calor de mi sangre, saliendo del baño abro la puerta muy lentamente, y la veo vestida para salir en la noche a bailar cómo habíamos querido. Respiro profundo y salgo.
Vannessa camina junto a mi en la calle , se menea al ritmo de la música de las discotecas que hay a lo largo de la vía y yo embobado con la preciosa mujer a mi lado, hablamos de todo, reímos, bebimos ligeramente y bailamos casi hasta las 4 de la mañana. De regreso al hotel, tal vez el licor, tal vez la situación; la abrazo, la miro a los ojos y le doy un beso. Ella se deja, la beso suavemente al inicio y según pasaba el tiempo la pasión va tomando fuerza, el deseo va tomando forma, nos lanzamos sobre la cama sin dejar de besarnos. Empiezo a besar su cuello, acaricio sus caderas sin aún llegar a sus nalgas; pero mi pene nuevamente empieza a tomar el control la desea, y yo sigo sus indicaciones y empiezo a despojarla de sus ropas; ella entre temblores y deseo se deja hacer de todo, empiezo a besar y succionar su duros y rosado pezones, la libero de su falda y su tanga; queda totalmente desnuda ante mi, empiezo a lamer su peluda pero bien cuidada vagina disfruto de su sabor mientras ella apenas acaricia mi cabeza y disfruta del regalo pasional que le estoy dando.
Vannessa abre sus piernas y empieza tomar ritmo según mis lenguatazos, siento como se ha venido por segunda vez. Me levanto y pongo mi dura verga a la altura de su rostro, ella lo mira y lo disfruta; de manera inexperta, demostrando su virginidad, empieza a querer succionar mi pene, le enseño que primero debe lamerlo, lo hace, lame de arriba a abajo según sube empieza a meterse la cabeza y vuelve a lamer, no sé cuanto tiempo ha pasado pero es una delicia sentir su boca en mi verga. Empieza a meterse mi verga en su boca, succiona una y otra vez; no puedo más y estallo en su boca, se queda quieta sin estar segura de que sigue, saborea, le gusta; empieza a volver a succionar hasta dejarme seco, cansados nos dormimos abrazados.
Nuevamente me despierto abrazado, pero esta vez al estar desnuda puedo disfrutarla entera, abre sus hermosos ojos y me besa. Nos bañamos juntos y decidimos quedarnos el día en la habitación, pedimos el servicio a la habitación. Hemos pasado desnudos todo el tiempo, nuevamente los besos, nuevamente exploro su vagina y la disfruto, ella hace lo mismo con mi pene, lo lame una y otra vez. Pero esta vez deseo penetrarla; ella lo duda pero insisto, acepta. Empiezo a lamer su raja hasta dejarla totalmente húmeda, desea estar arriba y mi duro pene se acomoda en la entrada de su vagina, ella tiene el control disfruta por cada milimetro de verga que penetra, veo cómo hilos de sangre corren entre sus piernas y mi verga siente cómo destruye su virginidad, se acomoda y empieza a bombear, disfruto de sus hermosos senos, lamo y muerdo cómo un salvaje, entre gemidos siento que se viene siento chorros líquidos originados en su dulce caverna mientras que mi poderosa verga explota dentro de ella, nos fundimos en un beso mientras nuestros líquidos se mezclan.
Sin salir de su vagina me acomodo sobre ella, la tomo por sus caderas y empiezo a bombear con fuerza, la escucho gritar y sus uñas se clavan en mi pecho, eso me exita y la sigo penetrando. La levanto y pongo en cuatro, la vuelvo a penetrar vaginalmente pero uso una de mis manos para acariciar con mi dedo medio la entrada de su culo, ella se sobresalta, me dice que tiene miedo, pero la calmo diciendo que solo es una caricia que aún falta para poder penetrarla por ahí. Vuelve a tomar el ritmo que mi verga a impuesto sobre su vagina, lo disfruta una y otra vez siente cómo mi pene entra y sale hasta que vuelvo a estallar, lo hago lo más profundo de su interior, ella puede sentir mi leche inundándola, nos acostamos nos besamos y vuelva a lamer y chupar mi verga, la disfruta, nuevamente la vuelve a dejar seca.
Al siguiente día volvemos de nuestro viaje, entre disimulos el viaje de regreso me la pasó mamando, no me dejaba acabar, pero me lo provocaba a cada rato.
En casa de mi tía, le digo a mi tía que la devuelvo sana y salva. Ella sube a su habitación, al marcharme mi tía una mujer de 46 años, muy atractiva toma de mi mano y me sienta en la sala de estar, necesita hablar conmigo. Me cuenta la historia de que en su juventud, se enamoró de un hombre casado, el cual sin pudor se la cogía cada vez que quería, fruto de aquella relación nació Vannessa. Le dije que no debía preocuparse por ella, que yo la cuidaría. Ella con lágrimas en los ojos me abraza y me dice: «Qué buen hermano que eres». Luego de eso me indicó que el hombre del cual se enamoró era mi padre, que hasta el día en el que murió nunca le dijo que Vannessa era su hija.
Sin palabras que decirle, quedé impresionado. No sabía cómo reaccionar, cómo decirle que me la cogí, a mi hermana…..
Si recibo suficiente apoyo, tal vez les cuente lo que ha pasado después…..
Rico
Buen relato