Víctima o cómplice – Secuestro con papá-
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Quería que esto fuera un relato pero la verdad no tiene mucho de erótco así es que lo cuento como pasó.
EL pedo es que a mi papá y a mí nos secuestraron y aparte de que a él lo golpearon y lo insultaton y le vaciaron las cuentas del banco, lo obligaron a que me cogiera.
Yo tenía 14 años, ya casí iba a cumplir 15, mi papá tenía 42.
Fue hace 7 años, era el verano de 2009, yo estaba por empezar la preparatoria.
Nos secuetraron 5 tipos y nos llevaron a una casa en la sierra, ahí a mí me pusieron sólo en un cuarto con un guey que me vigilara.
A mi papá lo tuvieron en un salón donde lo estuvieron interrogando y golpeadno.
Total, ya casi cuando terminaba el día lo trajeron al cuarto donde estaba yo y le preguntaron que si me quería, obvio les dijo que sí y que por favor no me hicieran nada.
Luego a mi me preguntaron que si yo quería a mi papá y les dije que claro, y me dijo el más moreno de lo sicarios, pues demuéstraselo.
Mámale la verga, no vez como ha sufrido el pobrecito
Mi papá les echó maldiciones y yo no me moví ni un milímetro.
No super qué hcaer.
Luego el que que me había estado vigilando me volvió a ordenar,; ¿Qué no oiste?, que chupes el pito que te hizo y acuérdate de lo que te dije.
Lo que me había dicho hacía rato es por qué estabmos ahí, ya conocían a mi papá y le habían pedido desde hace meses atrás derecho de piso, que es un tipo de tributo que cobran los mafiosos por no perjudicar a los comerciantes (tenemos ferreterias) mi papá se había negado a pagarles nada.
Mi vigilante también me había dicho que no nos iba a pasar nada siempre y cuando hiciera todo lo que me pedían, y en ese momento a eso se refería, querían que le mamara la verga a mi papá.
La verdad no tenía yo miedo, siemplemente seguí ordenes como si estuviera en una clase.
Me arrodille delante de mi papa, pero el empezó a moverse y me dijo que no lo hiciera, que no les hiciera caso a los sicarios.
Trate de abrirle la bragueta y por primera vez toqué el paquete de mi apá.
Como no se dejaba y me empujaba le volvieron a pegar delante de mí, y lo desvistieron, lo dejaron nomás en calzones, unos calzones blancos medio ajustados, y lo hicieron que se pusiera en cuclillas, me hicieron una seña para que otra vez intentara mamársela mientras ellos lo agarraban (dos, otro nomás veía y los otros dos no sé dónde estaban).
Mi papá empezó a llorar y me seguía diciendo que no lo hiciera, yo le bajé los calzones y que pinche vergota tiene mi papa, de muy buen tamaño y toda gorda, y unos huevos que parecen de toro.
Obvio jamás, había mamado ni vergas y a esa edad ni tetas ni panochas, asi es que primero lo lamí y mi papá empezó a llorar más y tratar de zafarse.
En eso uno de los sicarios, el más moreno, me jaló del cabello y sacó una navaja y me la puso en el cuello, y le dijo a mi papá que ya se dejara de pendejadas o que yo iba a valer madres, asi le dijo.
"o dejas de hacer pendejadas o tu mocoso va a valer madres".
Mi papà ya se estuvo quieto y entonces sí ya se la empecé a mamar bien, se le fue poniendo dura en mi boca hasta que ya no me cupo y entonces nomás le mama la cabeza y como la mitad del tronco que era lo que me cabiía.
El sicario moreno de repente me agarraba la cabeza y me empujaba contra la verga de mi apá, comásela toda putito, me decia, trágate la verga de donde naciste malagradecido.
Mi papá seguia maldiciéndolos y y seguía llorando pero super bajito, de cuando en cuando daba suspiros de la mamada que le estaba dando su propio hijo.
Ok, lo que pasó después es que me hicieron que me voltiera y a mi papá que me metiera los dedos al culo, me dolió mucho la verdad, y sobre todo sentí incomodidad.
Como se tardaba mucho mi papá, uno de los sicarios me metió dos dedos y me dio bien fuerte, respingué del dolor pero rápido agarré la onda, apreté los dientes y me aguanté, pasó pronto el dolor y luego sólo quedo un poco de incomodidad.
Luego le ordenaron que me mamara el culo, empezó despacito y yo de todas formas me movía mucho porque me daba cosquillas su barba, papá siguió metiéndome la lengua y dedeándome alternadamente, que demás esta decir que todo su cuerpo es proporcional, todo es grande y sus dedotes parecian salchicas de hot dog, con dos dedos que me estuvo dando hasta que me dejo bien abierto.
Y ahí fue cuando el que me había estado vigilando, se pasó al frente, se bajó el cierre y me hizo que le mamara la verga también.
Mientras mi papá me seguía dedeando, el guey no sé andaba por las ramas, me agarró bien fuerte de la cabeza y me mandó toda su verga hasta la garganta, tratré de moverme pero no podía, seguia con los dedotes de mi papá en el culo y el vato con su verga hasta los huevos en mi boca.
Cuando terminé de mamársela al vato sicario pasó lo que iba a pasar desde un principio, le dijeron a mi papá que ya me cogiera, se la volvì a mamar como 5 minutos quesque para salivarla y me entrara más fa?il y luego me puse acostado boca arriba, mi papá se me subió y se me fue el aliento.
Para esto el ya había dejado de lloriquear, pero tampoco se veía para nada contento, simplemente superserio.
Pues sin quitarme la vista de encima me acerco su verga al culo y empezó a hacer presión, hasta ahi todo bien.
Pero cuando me entró apenas parte de la cabeza sentí que me desmayaba, instintivamente traté de zafarme pero mi papá me agarro con sus dos manos de la cintura y me inmovilizó, tiene las manos tan grandes que me alcanzaba a rodear casi toda la cintura.
Pues no me puede mover y así me la fue metiendo toditita, yo no dejaba de pujar y de tratar de zafarme, obvio sn ningún resultado.
Aquí sí pensé que me iba a morir, como si me quemara por adentro.
Ya con la verga bien metida en el culo de su propio hijo, me la empezó a dar de a cachos, yo no hacía más que quejarme.
Sentí que me faltó el aire, el comenzó a sacarla casi toda y bien lentamente pero firmemente me la dejaba ir toda hasta el fondo.
Yo sentía cada milímetro de su pitote serruchándome, la cabezota revéntadome mi esfínter una y otra vez y tocando mis tripas por adentro.
Empecé a pujar más fuerte cada vez que llegaba hasta el fondo.
Me seguía doliento y traté en vano de parar la fuerza y profunidad de sus embestidas, le pusé la mano en el muslo como para impedir que me la ensartara toda.
Obvio la fuerza de un adolescente de 15 años no se compara con la de un hombre en plenitud, yo pesaba en ese entonces unos 60 kilos y mediá 1.
68 mas o menos, mi papà era un toro de 187 cms y 110 kilos de peso, sus piernas parecían dos pilares de edificio griego, sus brazos dos palancas de bulldozer.
Mi mano en su muslo tratando de detener la embestida no le hacían ni cosquillas, pero de todas formas como que no le gustaba que tratara de detenerlo.
Me quitó la mano del muslo y al mismo tiempo me metió su verga completita rápida y bruscamente, grité del dolor y la sorpesa.
Luego se regularizaba otra vez y las embestidas eran fuertes pero normales, no agresivas.
Después de algunos segundos insitintivamente volví a poner mi mano izquiera en su muslo, otra vez mi papá me respondió apartándome la mano y metiéndome su pitote hasta los huevos.
Esto paso dos veces más, y siempre la respuesta era la misma, me quitaba bruscamente la mano de su muslo y me metía la verga tan adentro que la sentía en el estómago.
Aquí me empecé a preocupar, claramente mi mano en el musloo de mi papá era para aminorar el dolor, pero el no estaba respondiendo a mis mensajes, por el contarrio, parecía entusiasmado dejándomela ir toda de repente y hasta el fondo.
La última vez que le puse la mano en el muslo en lugar de hacerla a un lado como lo había hecho las otras 3 veces, la junto con mi otra mano y con una sólo de sus manos me tomó las dos muñecas y me extendió las manos por arriba de la cabeza, otra vez las metidas de verga agresivas, rápidas y certeras, y mis pujidos ay ay ay.
No entendía nada, ¿por qué me hacía esto así mi papá? Yo sabía que estabamos siendo obligados los dos pero él parecía que quería hacerme daño también, como si se les hubiera unido a los sicarios.
Así, mirándome a los ojos, con las manos extendidas en el suelo y completamente inmovlizado, siendo partido en dos por mi propio padre, su verga gruesa y cabezona destrozándome el culo.
Sin poder respirar por su peso arriba de mí, parece que él era quien tenía un mensaje, y que era yo quien no lo entendía.
Acercó su boca a mí oído y mi dijo unas palabras que cambiarían todo, no nada más de los vergazos que me hacían pujar como puta, no nada más de esa cogida y el secuestro, sino quizá al punto de estar escribiendo estas líneas hoy.
Me dijo mi papá.
-Mijo, si ya la tienes toda a dentro, gózala!
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Luego levanto un poco la cabeza y me miro a la cara por apenas tres segundo, Ay ay ay, mis quejidos y sus metidas de verga no paraban apesar de lo serio del momento.
Luego me empezó a lamer la cara, sé que les parecerá asqueroso pero así fue.
Como hacen las vacas con sus crías, a mi todo me daba vueltas y decidí hacerme cómplice de todo aquello, a pesar del dolor me dejé llevar y deje de poner la más mínima resistencia.
Antes apenas si me había podido resistir fisicamente por la evidente fuerza dominante de mi padre, pero me di cuenta que de alma y de voluntad si me había estado resistiendo.
Así es que lo dejé, me dejé hacer completamente por mi padre.
Su verga en mi culo reclamando su territorio, desvirgando a su propio hijo, sus huevotes chocando contra mis nalgas rojas por el golpeteo.
Mis quejidos, el peso de mi padre que no me dejaba casi respirar, y el sentirme más seguro que jamás me sentí atrapado bajo su cuerpo.
Aplanado bajo su peso me di cuenta de otra cosa, que yo mismo quería que me la siguiera metiendo.
NO SE EQUIVOQUEN, no fue como dicen todos aqui que "el dolor se convirtió en un inmenso placer", NO, me siguió doliento siempre, cada vez que me retacaba su verga hasta los huevos me dejaba sin aire.
Pero también me di cuenta que cada vez que me la sacaba sentía yo un alivio enorme, y cada vez que que la cabeza de su pito vencía mis esfínteres sentía un cosquilleo agradable, y entonces estuve dispuesto y hasta esperaba con ansias sentir el dolor con tal de sentir también el alivió.
Sentír ese cosquilleo en el ano para inmediátamente sentir como si me diera un puñetazo en el estómago pero desde adentro.
Me sacaba el aire, los jadeos de mi papá cada vez que me hacía pujar más fuerte, como una confirmación de su triunfo.
Lo he pensado mucho desde un punto de vista psicológico, creo que su conducta aparte de dejarse llevar por la calentura y el placer que le daba mi cuerpo y mi culo cerradito, esa actitud agresiva también era una forma de revindicar su hombría, su calidad de macho que de alguna manera le habían quitado los sicarios a someterlo a que hiciera lo que ellos querían,
Así seguimos y luego nos indicaron que nos pusieramos de a perrito, cada embestida casi me hacía caer pero el mé agarraba de la cintura y no me deaba mover ni un milímetro, por el contrario cada vez que me la metia me jalaba hacía él como para asegurarse de tenerme bien ensartado, si yo no hubiera tenido el culo tan apretado seguro hasta los huevos me metía.
Luego me jalaba del pelo hacía atrás para que arqueara la espalda, me apretujaba las nalgas y me la dejaba ir completita, yo solo gemía.
Nos volvieron a indicar que nos pusieramos en misionero, estuvo mi papá dándome verga así, aquí su cara ya era de puro gozo, y jadeaba cada vez que me la mandaba muy fuerte yo por reflejo apretaba más el culo y las paredes calientes de mi orto le masajeaban más su pitote.
Así seguimos unos 5 minutos más hasta que me vine ¡SIN TOCARME!, como mi papá estaba echado encima mío con cada metida de verga su panza hacía fricción en mi pene.
Dos veces desde que empe?o la cogida tengo momentos en blanco, durante la penetración cuando me metió su cabeza enorme que me hizó que se me nublara la vista y me mareaba, y durante mi orgasmo, tuve como un ataque epilépsico lleno de convulsiones, más que nunca sentí el pito de mi papá y lo quise exprimir con todas mis fuerzas, obvio las fuerzas de su verga ganaron para disfrute de los dos, porque a pesar de los espasmos que hacían que cerrara mis esfínteres, la vergota dura de mi papá no cesó ni una vez de abrirse paso.
Me vine y casi al mismo tiempo se vino él.
Disculpas por el relato tan largo pero así fue como pasó, en ese momento no fue erótico pero los recuerdos sí son extremadamente morbosos.
Obvio nadie se dio cuenta de nada de lo de la cogida, dijimos que a mi no me habá pasado nada y que a mí papá lo habían golpeado.
El dinero lo recuperaron mediante los seguros del banco.
Como dos meses después mi papá trató de hablar del tema, nos fue a visitar y se las arregló para que fueramos a comprar helados solos é? y yo (al siguiente día de que pasó el secuestro nos mudamos al DF y mi papá se quedó sólo en nuestra ciudad), Aparcó el carro afuera de la heladería y me dijo:
<q>
Papá: Quiero hablar con tigo.
Yo: ¿De qué? (Me hago el desentendido auqnue ya sabía bien de qué)
Papá: De lo que pasó.
Yo: De pistacho,
Papá: me mira sin saber bien de qué voy.
Yo: Quiero un helado de pistacho.
Papá: Me mira fijamente y hace un gesto afirmativo apenas perceptible.
</q>
Nos bajamos del coche y jamás se volvió a intentar tocar el tema.
Hoy me parece demasiado tarde y aparte inútil tratar de hablar, no llevaría a nada.
Me queda claro que no me gustan los hombres, me queda claro que no volveré a coger con mi papá, es más, no quiero coger con él, me moriría de culpabilidad de que pase algo así sin que nadie nos obligué.
Pero no puedo evitar que estos años, sobretodo los últimos dos me gane el morbo recordando cuando mi papá me tenía bien ensartado con su pitote hasta los huevos, como me daba verga sobre la alfombra de la cabañucha esa, como sentía su cuerpo pesado arriba del mío aplastándome y no dejándome respirar, como me inmovilizó con las manos extendidas el el suelo arriba de mi cabeza mientras me dejaba ir hasta el fondo la verga me me hizo, de recordar morbosamente mis gemidos y mis pujidos cada vez que la cabeza de su verga me tocaba las entrañas desde el culo.
Porque es lo que hize, pujé, gemí, me quejé, porque es lo unico que un adolescente de 15 años puede hacer bajo el cuerpo de un hombre de 100 kilos.
Pujar y agunarle la verga gorda y cabezona al hombre que te dio la vida, Sentir el pitote esponjoso y duro de tu papá en tu culo y por cada metida de su pito también sentirle las ganas, la cachondería, la calentura de macho, que aunque es mi papá sigue siendo macho.
Morbo de recordar como puso sus piernas entre las mías y separando sus muslos me forzaba a que yo abriera las piernas y con su mano libre me manoseaba la nalga y me la separaba, dejándome bien abierto para derrepente metermme toda su vergota de un solo empujón, y otra vez mi grito de dolor mezclado con sorpresa mezclado con más mobro.
Me da un morbo infinito recordar cuando se corrió adentro de mí, la expresión de su cara, como se le tensaban los músculos, como se le contraían las pinches nalgotas que tiene con cada chorro de mecos que me depositaba bien adentro del intestino, los mismos mecos de los que yo nací, y mis gemidos, porque no hice otra cosa mas que pujar cada vez que el choque de sus huevos en mis nalgas me decían que mi papá me había metido su pito hasta donde podía llegar.
¡Eso hice, gemí y pujé y le aguanté la vergota dura y gruesa a mi papá.
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