Vigilante nocturno 1ª Parte
Puse una pierna de la mulata encima de mi hombro y la otra la abrí más para que mi sobrina viera cómo entraba y salía mi polla del coño de su amiga que se masturbaba a la vez que la follaba..
Trabajaba de vigilante nocturno en un parking al lado de casa. Cada fin de semana veía a mi sobrina llegar de fiesta con su amiga de toda la vida, una jovencita latina de pelo negro rizado, un culazo espectacular y muy guapa. Se pasaban por la garita a saludar y a veces, a vestirse de forma más… convencional. A sus madres no les gustaba que fueran medio desnudas, así que les hacía el favor de usar la garita como vestuario. A veces salía por pudor hasta que la amiga de mi sobrina dijo que no hacía falta que saliera. Con lo cual disfrutaba de lo lindo viéndolas en ropa interior. Después me daban un beso y se iban.
Aquella noche llegaban más tarde de lo normal, así que mi sobrina se despidió de mí dejando a su amiga cambiándose en la garita. Se quedó en tanga y sujetador y se puso delante de los monitores, frente a mí que estaba en la silla. Tenía aquel culazo espectacular frente a mi cara prácticamente. Me dieron ganas de morderlo.
-Has tenido que ver cosas morbosas por estos monitores, ¿no? – Giró la cabeza y se dio cuenta de que mi mirada estaba absorta en su culazo. Sonrió esperando una respuesta.
-Sí… una vez vi a una pareja montándoselo en el asiento de atrás. Sólo se veía la silueta, claro, pero era evidente que la tía le estaba cabalgando. También he visto alguna que otra mamada entre los coches.
-Joder… qué morbo. ¿Y no te has pajeado mirando?
-Ya lo creo que sí…
Luego se giró y se sentó sobre la mesa abriendo sutilmente las piernas. Se pasó las manos por los muslos y me dijo;
-Yo hubiera hecho lo mismo. Me hubiera abierto toda de piernas – Se abrió de piernas y parte del tanga se le metió por la raja del coño- y hubiera comenzado a tocarme…así…mmmm
Se metió los dedos dentro del tanga y comenzó a masturbarse delante de mí. Luego se apartó el tanga mostrándome su chochito mojado y me invitó a comerlo. Cosa que hice con sumo gusto. Ella se quitó el sujetador y mientras mi lengua follaba su coño veía cómo se masajeaba aquellos pechos turgentes, con los pezones duros, pellizcándolos suavemente. Gemía de placer y me suplicó que la follara, que no aguantaba más y estaba a punto de correrse. Me levanté, ella clavó su mirada en mi paquete, deseosa de ver mi polla saliendo de su escondite. La saqué y dejé que la contemplara toda erecta, dura.
–Vamos… métela…ya…ya…mmmm
Me la agarré y la llevé hacia su coño mirando su cara de placer a medida que la iba penetrando. Después la agarré de los muslos y comencé a follarla más duro haciendo que gimiera más. Veía sus tetas moviéndose arriba y abajo con cada golpe de polla. Ella se las agarraba como deseando tener una verga dura que las follase.
-¿Venías caliente de la discoteca, zorra?- Le pregunté sin dejar de follarla.
-La verdad es que llevaba días pensando en este momento…ufff…dale…dale…mmmm
De repente la puerta de la oficina se abrió y me quedé congelado. Apareció mi sobrina que, sorprendida, se quedó mirando la escena con gran sorpresa. La amiga no se dio cuenta y me preguntó que por qué paraba. Al ver mi cara miró a la puerta y vio a su amiga que entraba cerrando la puerta tras de sí.
-Se me había olvidado que tienes las llaves en tu bolso, zorra.
-Pues cógelas y déjanos terminar, joder estaba a punto de correrme, tía.
Mi sobrina me miró y mordiéndose el labio inferior me dijo.
-Vaya, vaya… ¿Y la tita sabe lo que haces aquí, mmm?- Se puso a mi lado y me agarró del culo.
-Más de una vez me la he follado aquí también.
– Ya veo que no sólo a ella.- Miró a su amiga.- Quiero ver cómo te corres en su cara, siempre me ha dado morbo ver cómo los tíos se corren en la cara de las tías.
Puse una pierna de la mulata encima de mi hombro y la otra la abrí más para que mi sobrina viera cómo entraba y salía mi polla del coño de su amiga que se masturbaba a la vez que la follaba.
-Cómo gime la muy puta. ¿No temes que la oigan?
– A esta hora no viene nadie y siempre están los monitores para ver si hay alguien.
-Dios, vas a romper la mesa tito…qué bestia…
-Me da que no es la primera vez que folláis juntas…
-No… no es la primera vez…ufff estoy muy mojada.
Mi sobrina abrió su bolso, sacó un preservativo, lo puso sobre mi porra, se bajó los leggins y se la metió mientras nos miraba. Yo deseaba ver el culazo de la mulata así que la saqué cuando ella se corrió le di la vuelta y tras acariciarlo con mi polla y estrujarlo con mis manos se la clavé por detrás hasta los huevos. Ella gritó de placer, su coño palpitaba aún tras el orgasmo y mi sobrina se follaba el coño con la porra gimiendo como si un negro la estuviera rompiendo el coño. Tener aquellas caderas agarradas con mis manos, empujando con fuerza mi polla era de lo más excitante. Cuando me iba a venir el orgasmo la saqué y rápidamente ella se arrodilló para recibir toda mi leche en su cara. Después le repasé la polla por la boca y la cara, restregando todo mi esperma por su preciosa carita. Mi sobrina al verlo se corrió como una puta, cerró las piernas dejando dentro de su coño la porra y se apoyó en la mesa para no caerse. Tras unos segundos gozando de aquel placer, dejó caer la porra al suelo, se arrodilló y tras cogerme la polla aún dura se la metió en la boca.
-Sabe a una mezcla de esperma y coño…mmm
Y continuó chupándola mientras su amiga se limpiaba la cara con unas toallitas húmedas. Yo creía que enseguida mi polla se ablandaría, pero mi sobrina se notaba que era una excelente experta en mamar pollas y consiguió que siguiera dura. Cuando la amiga fue a probar mi sobrina la apartó y le dijo:
-Quita, zorra, tú ya has tenido lo tuyo.
Siguió mamando y la mulata se sentó en la silla abierta de piernas y se masturbó mirándonos.
-Puta…siempre la has chupado mejor que yo… mmm…ooohhh… Pero esa polla volverá a ser mía… mmm…
Mi sobrina la miró y le dijo:
-Pero la siguiente en tenerla dentro seré yo. ¿A que sí, tito?
Me preguntó picaronamente y acto seguido siguió mamando. Con una mano me pajeaba a la vez que su boca tragaba toda mi polla para después recorrer con su lengua mi glande, pajearla y volver a comerla.
-Sí… sí, pequeña puta…mmmm este será nuestro cuarto de juegos…mmmm… me corro, puta…puta…¡¡¡aaahhh!!!
Después las dos se vistieron y mi sobrina, antes de cerrar la puerta, me miró sonriendo y me dijo guiñando un ojo:
-Reserva fuerzas para el próximo finde, tito. He pensado en una sorpresa para ti.
Me lanzó un beso y se fue.
Las vi salir a través del monitor y me senté pensando en que por fin, aquel cuerpazo de mulata con el que tantas veces me masturbé, había sido mío. Sin lugar a dudas lo de mi sobrina no me lo esperaba y ya estaba ansioso por recibir aquella sorpresa.
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