Viviendo con mi novia y su hermana menor
¡Hola! Les contaré lo que viví con mi novia y mi cuñada..
Soy Julián, tengo 24 años, mido 1,80 cm, soy bien parecido, siempre me ha ido bien con las mujeres, no voy al gimnasio pero estoy en forma… aunque tengo un poco de panza. Mi pene no circuncidado, es tamaño promedio, pues mide 15 cm pero es cabezón y bastante ancho / grueso y mis testículos son gordos, por ende siempre me es difícil disimular mi bulto.
Mi novia se llama Gabriela, tiene 20 años, dulce y sumisa, mide 1,62 cm, es una morena hermosa, flaca, con cara angelical, cabello liso y labios gruesos, piernas lindas y culo grande, pero su principal atributo son sus pechos, en su familia todas las mujeres tienen senos muy grandes y ella al ser flaca le resaltan bastante. He sido su único novio, desvirgué su vagina a los 15 años y desde entonces nos apareamos día y noche.
Hace cinco meses vivimos juntos, solo los dos, pues compré un apartamento para ambos. Yo trabajo desde casa y Gabriela aún está buscando trabajo en su área. Siempre he sido muy caliente, desde que tengo memoria busco cómo drenar mi semen, mis bolas siempre están llenas y Gabriela lo entiende a la perfección, por tanto me ordeña cada que yo lo quiero, dice que le encanta la forma de mi verga y el sabor de mi esperma.
Gabriela tiene varias hermanas, entre ellas, su hermana menor: Mariana. Mariana tiene 16 años, una cara dulce y una personalidad muy tímida, es un poco rara, le gusta el anime y casi no tiene amigos. Mide 1,58, cuerpo aún en desarrollo, es más flaca que Gabriela y al igual que su hermana tiene unas tetas enormes. Por cuestiones familiares, Mariana peleó fuertemente con su madre, por tanto tomamos la decisión de que viniera a vivir con nosotros, a cambio de ocuparse de las tareas del hogar. Sinceramente me dió igual, Mariana siempre me ha caído muy bien, es muy amable conmigo pero nunca había sentido atracción por ella.
Al principio, a Gabriela y a mí nos daba vergüenza que Mariana escuchara nuestros gemidos, pero al pasar los días nos dejó de importar y nos comenzó a exitar… tanto que lo hacíamos con la puerta de la habitación abierta para que Mariana pudiera deleitarse con nuestros sonidos lascivos.
Cómo era de esperarse, Gabriela habló del tema con Mariana:
G- Mari, yo sé que nos has escuchado
M- Si Gabi, todos los días
G-¿Y qué piensas al respecto?
M-Pienso que es normal, no me incomoda, al contrario
G-¿Al contrario?
M-Es imposible no exitarme Gabi, perdón, en serio
G-Está bien Mari, no te preocupes, a tu edad yo ya tenía la verga de Daniel en el útero, no me imagino tú aún siendo virgen
M-Me gustaría ser tu
Gabriela no esperaba esta respuesta, así que solo se dio vuelta y se fue.
La confianza en el apartamento era mucho mayor, así que empecé a andar en ropa interior, sentir las miradas de Mariana hacia mí verga me encendía, y le dejaba ver mi erección obviamente. Me abrí de piernas en el sofá y Mariana pasaba disimuladamente fingiendo limpiar o recoger algo para ver de reojo. Sentí su incomodidad pero al mismo tiempo su curiosidad.
Un martes, estábamos solos Mariana y yo, me levanté a las 7 de la mañana, fui a la cocina a buscar mi desayuno y mi sorpresa fue ver a Mariana en la zona de lavandería olfateando y lamiendo mi ropa interior. Desde los trece, mancho mi ropa interior con pre-cum, todos mis boxers tienen manchas ya que cuando tengo una erección automáticamente mi pene empieza a lagrimear. Ver esa escena fue hermoso, pero no dije nada, solo me fui en silencio y Mariana no me vio. Cuando Gabriela llegó me descargué en su boca, bastaron unas pocas chupadas para darle a tragar los mocos de mi pene.
Un jueves, Gabriela recibió una oportunidad de trabajo muy buena, con un salario alto, pero tenía que irse a otra ciudad por periodos, ir allá por 15 días y volver a trabajar desde acá los otros 15 días y así.
Aceptamos la propuesta, pero ella era consciente de que mi necesidad de ser ordeñado era importante, y no aguantaría 15 días sin eyacular, y masturbarme no era una opción. Así que después de una larga charla, Gabriela accedió a la idea de pagarle a Mariana para que se hiciera cargo. Nos reunimos los tres y las condiciones eran claras:
-Solo puedes ayudar a Julián con mamadas, nada de penetración, solo sexo oral, una sesión en la mañana y otra en la noche.
Mariana después de pensarlo un rato, después de un show de nervios y de negación, aceptó.
Gabriela se iba ese mismo día, así que al día siguiente empezaría nuestro acuerdo…
Lo primero que sentí ese lunes en la mañana fue la mano de Mariana en mis genitales. Al verla le sonreí, pero ninguno dijo nada. Estaba con su pijama enteriza de niña y unas medias rosadas con muñequitos, muy poca piel a la vista. Ella solo me masajeaba los testículos por encima de mi ropa interior. Mi pene estaba muy duro y sentía como fluía el semen por mis bolas. Después de un rato ella se acercó a mi entrepierna, y empezó a olfatear, olía y olía, yo ya podía sentir su calor en mi glande. Después de un rato se animó a quitarme mis calzoncillos, muy lentamente, sin quitar su mirada, lo primero que vio fue mi mata de pelo púbico, pues nunca me ha gustado afeitarme, Gabriela acepta muy bien esto, le calienta sentir mi pene peludo, tanto que ella tampoco se afeita y al aparearnos nuestros pelos se juntan.
Mariana se sorprendió pero tampoco dijo nada, solo siguió por mis genitales. Dejando al descubierto mi verga y mis bolas. Hizo cara de asombro y sonrió, se acercó para apreciar mejor lo que iba a empezar a comer y me dijo:
-Que huevas tan grandes, eres muy peludo
Acto seguido, me dio un beso en los testículos, y luego otro y otro y otro. Parecía enamorada de mis bolas.
-Son muy calientes y pesadas, acá guardas tu semen?
Solo asentí con la cabeza, maravillado por lo que estaba pasando.
Ella siguió besándome, luego empezó a lamerlas y a chuparlas, era su primera vez haciendo esto, pero dejó la pena a un lado y aceptó su papel, lo hacía muy bien, tal vez por el porno que ha visto.
Abrí las piernas para facilitar su trabajo, mi escroto ya estaba lleno de babas. Al parecer salió del trance y levantó su mirada a mi verga, no lo dudó y pasó su lengua desde debajo de mis bolas hasta la cabeza de mi pene, donde encontró una gota de pre-cum en mi uretra, la comió y empezó a lamer mi glande, haciendo círculos con su lengua, lamió por todos lados, concentrándose en mi frenillo. Intentó agarrar mi verga y meterla en su boca pero con dificultad solo pudo meter la cabeza. Mientras masajeaba mi pene de arriba a abajo chupaba con fuerza mi glande. Así pasaron unos minutos y yo sentí el cosquilleo característico de la eyaculación en mis testículos, sentí subir mi semen por mi pene y sin pensarlo me vine mucho. Llené la boca de Mariana con los mocos de mis bolas, a medida que disparaba los chorros de semen podía sentir como Mariana iba tragando, semen caliente de mis testículos directamente a su garganta.
En todo el acto, Mariana no me miró a los ojos, ni siquiera cuando dijo:
-Listo, gracias por el desayuno Juli
Se levantó y se fue. Dejándome exhausto y en otro mundo luego de semejante placer.
Continuará…
Interesante y excitante historia, espero la continuación.
Esta rico el relato, quieto leer la continuación me encanto
Qué excitante, espero con ansias la continuación
Definitivamente morboso y excitante tu relató, la forma en que expones tu necesidad de vasiarte todo el tiempo es dominante y arrechante, y esa forma de escribir esos orales Ufff morbosaaaa