Viviendo en el incesto
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamaré Jaime en este relato, ahora con 41 años.
No puedo negar que el sexo es mi debilidad, lo supe desde los 14 años. En ese entonces me excitaba ver revistas pornográficas, no podía estar un día sin verlas, llegué a tener más de 50 de ellas. Luego vinieron las peliculas VHS, tuve una enorme colección, ahora con la red, tengo más de 2,000 peliculas o clips de peliculas porno. No puedo estar un día sin verlas. Me pajeo viendolas y todavía puedo follar a una mujer ese mismo día y darle una buena cogida. Asi he sido yo. Me casé hasta los 30 años y crei que alli dejaría de ver cosas eróticas, pero a los pocos años mi mujer no aguantaba tener relaciones diarias, pues yo era incansable sexualmente, fuimos con un consejero y él mismo le dijo a mi mujer que era la primera vez que tenía un caso asi, casi siempre era porque el esposo ya no quería tener relaciones con la esposa. Finalmente nos divorciamos y volví a mi adicción a la pornografía.
A los 35, yo tenía tres amantes, una secretaria de la empresa donde laboro, una amiga con derechos y la esposa de un comerciante que no se mantenía en casa, ellas tres mantenían saciado mi fuego interno, o bien en ocasiones pagaba a una empresa de damas de compañia. No se porque yo era tan caliente. Debo indicar que he buscado ayuda profesional, pero lo único que había conseguido era tomar depresivos, que me mantenían con un animo de porquería.
Pero yendo al relato que indiqué al inicio. Conocí a Alejandra en una fiesta, ella de 37 años tenía mala reputación, además de dos hijas, Ivonne de 17 y Luisa de 15 años, de diferentes padres. Esa noche me la llevé a mi casa y tuvimos un excelente sexo, lo cual se volvió a repetir varias veces, ella era igual de caliente que yo, podíamos coger los 7 días de la semana, le gustaba la lectura erótica y ver dvd´s antes de coger, me quedaba como anillo al dedo. Asi que un año y tres meses después nos casamos. Ellas, es decir Alejandra y sus dos hijas se pasaron a vivir a mi casa.
Todo empezó de maravilla, al fin podía compartir con una sola mujer mi vida. A mis hijastras las trataba como hijas de sangre. Ivonne era algo llenita, para su corta edad tiene unos senos bastante grades, es de pequeña estatura, su rostro es precioso y tiene dos tremendas nalgas muy sugestivas. En tanto Luisa es delgada, pequeños senos, dos ojos verdes muy lindos, piernas largas y delgadas.
De pronto, de la noche a la mañana comencé a tener pleitos con Alejandra, al parecer la vida de ama de casa y de mujer casada la empezó a desesperar, yo le dije que buscara un trabajo y que no me importaba que ella trabajara en lo que le gustara, para estar tiempo afuera de la casa. Al principio lo hizo y se calmó un rato, pero al poco tiempo volvimos a los problemas. Asi que un día, aunque no lo crean, ella no volvió a casa, al principio creimos en un accidente, un secuestro o algo parecido. La policía intervino y el principal sospechoso fui yo. Pasaron días y semanas sin saber de ella, mis hijastras pasaron malos días.
Finalmente, recibí un correo electrónico de ella, casi a los dos meses, ella estaba en el estado de Michigan, estaba trabajando allá, me puso que no había aguantado más y se había marchado, que sabía que yo y las niñas lo habiamos pasado mal, pero que la perdonaran, que no sabía cuanto tiempo estaría en el norte, yo le di ese correo a la policía y me dejaron en paz. Ahora yo estaba solo otra vez, pero ahora con dos hijastras, pues no podía dejarlas desamparadas. Aunque pronto sabría que las dos habían heredado de su madre, lo cachonda.
Yo en lo personal, me puedo describir como un hombre que le gusta el deporte, no tengo estomago para mi edad, practico joggin, eso me hace estar en forma, mido 1.78 mt, y no soy feo.
Una noche en la cual tenía insomnio, me levanté para tomar algo en la cocina que está en la planta baja, al pasar por la habitación de Ivonne oí gemidos, me acerqué y los gemidos fueron más audibles, se oía como una mujer en pleno sexo, al principio pensé que mi hijastra había metido a algún amigo suyo, fui abriendo la puerta de su habitación y la vi masturbándose, la luz estaba prendida y ella tenía puestos sus audífonos del teléfono, por eso no me oyó abrir la puerta, tenía dos dedos metidos en su chuchita y estaba llegando a un sonoro orgasmo. Por supuesto que la verga se paró totalmente, vi que ya tenía cuerpo de mujer.
Un lunes, ella se estaba duchando temprano, yo tenía que ir a trabajar y entré al baño y le dije que me metería a bañar con ella, yo ya tenía cierta obsesión por ella, tenía muchas semanas sin sexo. Ella me dijo que estaba bien asi ahorraríamos tiempo, me metí a la ducha con ella, estábamos desnudos ambos, sus senos me llamaron la atención y su chuchita semi depilada. Al verla mi verga se puso erecta, yo estaba excitado. Le pedí que me enjabonara y después de enjabonarme la espalda y el torso, tomó mi verga y comenzó a enjabonarla con sus manos, mi verga se puso durisima, ella levantó su mirada y me vio a los ojos, no se que vio en mi mirada y reclinándose comenzó a chupar mi verga, me pajeaba, chupaba mi glande y luego lamía el largo de mi falo, a pesar de su poca experiencia yo sentía delicioso, luego la tomé de su cabeza y comencé a meter y sacar mi verga de su boquita, como si la estuviera follando de alli, cuando estuve a punto de eyacular la hice contra mi y exploté dentro de su boca, ella recibió mi leche y la tragó casi toda.
Luego ella se limpió y salio de la ducha, no sin antes regalarme una sonrisa. Esa mañana volvió a cambiar mi vida. Esa misma noche, estabamos viendo tv los tres, es decir yo y mis dos hijastras, la pequeña se fue a dormir, dijo que tenía colegio temprano y se marchó, solo quedamos Ivonne y yo. Ella rompió el hielo y me preguntó si me había gustado lo de hoy por la mañana, le dije inmediatamente que había estado fabuloso, que ella era ya toda una mujer y muy bella, ella se recostó sobre mi hombro (estando acostados) y poco a poco nuestras bocas se unieron, nos besamos primero timidamente, pero conforme pasaban los segundos nuestras lenguas se tocaron dentro de su boca y de mi boca, mis manos recorrieron sus turgentes senos sobre su ropa, después metí mi mano debajo de su blusa y luego debajo de su sostén y palparon sus sedosas tetas y sus pezones que se pusieron erectos, levanté su blusa y los mamé delicadamente, en ese momento sentí raro, estaba mamando los senos de mi hijastra, es cierto que no tenemos la misma sangre, pero ya llevababamos más de un año conviviendo como padre e hija, lejos de que esto me sirviera para detenerme, la sangre se me calentó más y segui besando su cuerpo bajando hasta la altura de su chuchita en su falda, la levanté y con mis propias manos fui bajando su braguita.
Encontre una rajita preciosa, de labios rosados, la chuchita semidepilada, no pude evitar besarle desde su pubis hacia su chuchita, le abrí las piernas ella emitía pequeños gemidos, me fui colocando en medio y comencé a lamer sus labios vaginales y ella me tomó de los cabellos y se quejaba de placer, mi lengua recorrió entre sus labios vaginales y lamí su clitoris, luego con mis dedos le abrí su rajita y pude ver la abertura de su vagina, cerradita, era muy posible que fuera virgen o con poco uso, metí mis manos debajo de sus buenas nalgas y la levanté, lo que quería en ese momento era probar el aro de su arrugadito ano, lo lamí y ella pegaba pequeños brincos, Ivonne estaba muy excitada y se retorcía en la cama. Mi verga iba a estallar sobre las sabanas si no la penetraba. Me subí y abrí aún más sus piernas, divisé su vagina y tomando mi pene con la mano se la puse en la entrada y se la fui metiendo.
Ivonne gimió y me tomó de los brazos apretándo su cuerpo, mi verga se deslizó con dificultad, comprobé que no era virgen, pero que aún estaba bien cerradita, fui empujando a la vez que dejaba caer lentamente mi cuerpo sobre su cuerpo, cuando calculé que le había metido un poco más de la mitad de mi verga comencé a moverme adentro y afuera de su chuchita, lo hice lento, apenas llevaba un minuto haciéndoselo cuando ella tensó su cuerpo, la pequeña estaba teniendo un orgasmo, la chica parecía que estaba teniendo un paro respiratorio, pues empezó a respirar con dificultad, era un tremendo orgasmo al parecer. Eso me excitó mucho, asi que le di bombeos más rapidos y secos.
Luego la dejé un rato para que se repusiera. Un rato después, me coloqué ahora boca abajo casi acostado, la invite tomándola de la mano a subirse sobre mi, ella se fue colocando sobre mi verga, yo la puse en posición vertical y ella se la fue clavando poco apoco sentándose encima, pude sentir todo el recorrido de su vagina, pues estaba muy caliente alli dentro y mojadito. Ella cerró sus ojos y siguió ensartándose mi falo, pude sentir su chuchita sobre mis huevos, es decir la tenía toda clavada. Entonces la tomé de la cintura y la fui moviendo con movimientos laterales primero, luego con movimientos hacia arriba y hacia abajo, ella entendió bien y se empezó a mover por si sola, yo sentía como mi verga entraba y salia de su estrecha rajita, era increíblemente delicioso. La nena con tanto movimiento llegó otra vez bastante rápido a una nueva corrida. Aún asi ella se siguió moviendo muy bien. Tuve que detenerla pues si seguía asi otro minuto me iba a hacer llegar a mi. Y yo quería cogerla al estilo perruno que es una de mis posiciones favoritas.
Asi que la puse en cuatro, Ivonne tenía un bello trasero tal como me lo imaginaba y lo había visto. No pude evitar primero besarle las nalgas abrírselas y lamer su agujerito negro, luego sin vacilar se la puse en la entrada de su vagina y la penetré hasta el fondo, su basta lubricación facilitó que se metiera casi totalmente. Luego la empecé a embestir como un toro, metiendola y sacándosela con fuerza, Ivonne chillaba de gusto, hasta temí que se fuera a desmayar, la follé de lo lindo, incluso uno dedos, lo ensalivé y se lo metí en su culo y eso aceleró su nueva corrida, la chica se corría rápido y eso era genial. Ahora si no pude evitar llegar y la saqué y me derramé en las nalgas y espalda de Ivonne. Ella tardó un tiempo en reponerse, luego me confesaría que fue la primera cogida formal que había tenido en su vida. -Quiero tomar el lugar de mamá- me dijo antes de irse.
A partir de ese día, comencé a tener relaciones sexuales con Ivonne, cada vez más frecuente, mi hijastra resultó ser igual de caliente que su madre.
Yo estaba bien con Ivonne, quien por esos días cumpliría los 18. Lo que no tenía planeado era coger con Luisa. Veníamos en el auto una noche, yo la había llevado a los quince años de una de sus mejores amigas, esa vez Ivonne no nos había acompañado. No se como salió el tema de mis hijastras, Luisa me dijo que yo tenía preferencias por su hermana, yo le dije que no, -yo los he oído haciendo "cositas" en tu cama-, me dijo Luisa. Yo me quedé callado, sin saber que decir. Ella tomó mi mano derecha y se la llevó a su entrepierna, -yo también quiero que hagas "cositas" conmigo- me dijo ella. Mi mano hurgó sus muslos, ella llevaba un vestido de fiesta cortito, y toqué su chuchita sobre su braguita, luego mis dedos entraron por debajo de prenda de ropa y toqué los pelitos que cubrían su rajita. Comencé a jugar con sus pequeños labios vaginales, ella se acomodó en el sillón y cerro sus ojitos.
Como iba al volante, no podía hacer ninguna cosa bien. Asi que me detuve estacioné el auto, puse la luces de emergencia y nos pasamos para atras con Luisa, ella se montó sobre mis piernas, de frente los dos. Le besé la frente, las mejillas y finalmente la boca, nos chupamos los labios y la lengua como si fueramos viejos enamorados, la nena tenía ganas de experimentar su sexualidad, pues se notaba el deseo. Mis manos recorrieron su delgada , espalda y mas abajo sus nalguitas duritas, las acaricié y las apreté. Los besos sonaban alli en el auto, mi verga estaba totalmente parada y ella movia su pelvis huesuda y me hacía excitarme mucho, tanto que varias gotas preseminales me salieron de la punta de la verga.
Mis manos no se mantuvieron quietas, metí mis manos dentro de las braguitas de Luisa y mis dedos ingresaron hasta tocar su ano redondito, luego las metí aún más abajo, ella ayudó levantándose un poco sobre sus rodillas, toqué su chuchita, pude sentir lo caliente y lo húmedo de su joven rajita, ella casi me muerde los labios cuando mis dedos jugaron con sus labios vaginales y ella se arqueo cuando uno de mis dedos intentó entrar en su chuchita y metí solo la yema de mi dedo. Ella estaba cerradisima.
Por lo cual desistí de meterselo. Le bajé los tirantes de su vestido que era de una pieza y le mamé sus tetitas, tomé sus pezones con mis labios y los mamé con la lengua, la nena comenzó a gemir y se quejaba. Entre mamada de tetitas, jugando con su culito y besos, la hice llegar a un rico orgasmo. Luego le dije que por hoy era suficiente, que tendríamos otros días para nosotros, nos compusimos la ropa y volvimos a los asientos de adelante del auto. Mi pantalón tenía un gran circulo de líquidos preseminales a un lado del cierre del pantalón.
No había porque apresurarse, Luisa de todos modos va a ser mía dentro de poco.
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