Viviendo en Incesto, Capítulo 1: Mi Hermana Ebria/Dormida…
Mi hermana melliza se pasa de copas en una reunión familiar, me toca a mí llevarla a acostar..
Respecto a todo lo que ha pasado en mi vida hay mucho que contar. Desde que tengo memoria he sabido lo que es el sexo, nunca tuve un momento en el cual lo «descubriera», siempre lo supe.
Empezar desde el principio sería un poco inútil para el punto desde el cual quiero empezar hoy, por lo cual vamos a tratar de ir sin demasiados preámbulos.
Romina y yo somos mellizos. Nacimos juntos y siempre fuimos muy unidos. Entre nosotros nunca hubo algún tipo de pudor, éramos como mejores amigos, estando al tanto incluso de nuestras vidas sexuales. Ella siempre supo las cosas que a mí me gustaban, desde inocentes fetiches y fantasías, hasta cosas que no serían digeribles para muchos.
En particular a ella siempre le llamó la atención mi atracción hacia los pies femeninos. Recuerdo una vez que íbamos a salir, unos días después de contárselo. Yo ya estaba listo, sentado en su cama mientras ella en una esquina se vestía. Ella comenzó a tocarme la pierna, más en específico cerca a mi pelvis (con sus pies, claro), mientras buscaba en mi rostro alguna reacción.
Este mismo acto se repitió durante muchas veces. Ella ponía sus pies en mi muslo, pero cada vez se atrevía a más. Una vez los puso sobre mi entrepierna directamente, en la cual ya se había formado un bulto, ella solo me lanzó una pequeña sonrisa burlona…
Entonces una vez llegó a poner sus pies sobre mi cara… Todo con la única intención de provocarme para molestarme. En una ocasión incluso me quedé dormido en el sofá y ella me despertó poniendo sus pies sobre mi cara. La vez más vergonzosa fue una tarde que estábamos en la sala con nuestra mamá. Denisse (mi hermana menor) había salido apurada y se tropezó sobre lo pies de mi mamá, aplastándolos.
«Oye! Cuidado con mis pies» reaccionó mi mamá, pero Romina inmediatamente dijo: «Ma! No digas pies, que Lucas se excita!»
Yo no sabía dónde meter la cara. Romina sentía un gusto por molestarme con mi gusto hacia los pies.
Sin embargo, esta historia no se limita a mi hermana fastidiándome con sus pies…
Lo siguiente sucedió un fin de semana. Una tía nuestra había decido hacer una reunión por el simple gusto de hacerla. Mi mamá, mis hermanas y yo fuimos, llevamos incluso ropa de cambio ya que sabíamos que una fiesta en casa de la tía Johanna implicaba quedarse a dormir.
Tratando de no enredarme demasiado, en la fiesta Romina comenzó a tomar más de la cuenta, todo normal, estábamos en familia, pero de todas formas no me gustaba ver a mi hermana así… Recuerdo que incluso se besó con nuestra prima Aznaila como parte de un reto delante de todos, pero como todos estaban en el cachondeo de la fiesta las aplaudieron y celebraron.
Un poco más tarde ya se estaba poniendo bastante ebria, tanto que fue al baño a vomitar. En ese momento decidimos que sería suficiente. Mi tía nos dio un cuarto en el cual nos quedaríamos los dos. Sacamos la ropa de la mochila y nos cambiamos.
Ella estaba bastante ebria. Al dormirse quedó prácticamente inconsciente. Yo me encontraba a su costado…
Entonces fue ahí, en ese momento, donde por alguna razón sentí una tentación la cual nunca antes había experimentado. Tenía a una hermosa chica, de pechos muy grandes, cabello ondulado hasta los hombros color negro teñido de rojo fuerte en las puntas, de piel mestiza clara… Talvez era mi hermana, pero también era esa chica sexy e inconsciente.
Nunca me habría aprovechado de una chica ebria, pero algo hizo click en mi cerebro y me lanzó la iniciativa de hacer algo…
Justo cuando me estaba armando de valor para actuar… Mi mamá entró a la habitación. Yo cesé todo tipo de intento de hacerle algo a mi hermana.
– Me quedaré con ustedes… Denisse está con tus primas.
Respondió mientras comenzaba a vestirse (la luz estaba apagada).
Entonces se recostó al centro de la cama, quedando Romina entre nosotros. Se podría decir que mi mamá arruinó el momento en el cual iba a cometer una inmoralidad… Pero eso no me detuvo.
Pasaron minutos cuando noté que mi mamá ya se había dormido. Fue ahí donde aproveché.
Romina estaba de espaldas a mí. Yo lentamente bajé mi mano bajo su pantalón lleno de nervios y… Poco a poco, hurgando de a pocos… Entré bajo su ropa interior.
Hice algo que solo en sueños había imaginado. Mi mano estaba sobre su trasero, sintiendo sus nalgas. Mi corazón se aceleró en ese momento en una mezcla de excitación y adrenalina.
Tras darle un apretón seguí bajando y metí mi dedo entre sus nalgas… Al ver que no reaccionaba decidí atreverme a más. Saqué la mano y mojé mis dedos con saliva para luego volver al sitio que estaba profanando.
Mi dedo medio bajó hasta llegar a encontrarse con su ano. Nunca en mi vida creí que sentiría el ano de mi hermana. Sentí el impulso de hacerlo, no debía, pero lo necesitaba.
Mi dedo comenzó a entrar en su ano. La presión y el calor eran maravilloso ahí adentro, y me sorprendí por qué mi dedo pueda entrar sin problemas. Aparentemente ya esa zona había sido estimulada antes.
Entonces hice eso. Mi dedo entraba y salía de su ano con cada vez menos cuidado.
Mi corazón se llenó de una sensación indescriptible cuando escuché como comenzaba a dar leves gemidos…
– Mmm~
Gemía ella muy despacito. Entonces no pude resistirme más. Bajé por completo la parte trasera de su pantalón junto a su tanga, dejando su culo expuesto.
– Lo siento…
Susurré. En el fondo si sentía algo de culpa, pero no la suficiente para impedirme hacer lo que iba a hacer.
Sobra decir que mi pene ya estaba erecto hace rato. Entonces lo saqué y lo direccioné debajo de las nalgas de Romina, entre sus piernas, llegando a su vagina.
No tienen idea de todo lo que sentí cuando mi pene estuvo adentro de mi hermana. Fue algo increíble, culposo, excitante…
Comencé a penetrarla lentamente. Podía oírla lanzar pequeños gemidos. En ese momento no reparé en que su forma de gemir era como si estuviera moderando su voz (cosa que solo puede hacer alguien consciente…).
Así fue como me cogí a mi hermana, fue así como sentí mi polla dentro de su coño. Todo iba bien, excitante, perfecto, hasta que algo hizo que deme suba el corazón a la boca como nunca nada lo había hecho.
– OYE!
Gritó ella. Yo rápidamente saqué mi miembro de ella estando bastante cerca del orgasmo. Guardé mi pene e hice como si recién me despertara…
– Que…? Que pasó…?
Mi mamá se despertó dando un salto también.
– Romi, que pasó!?
Mi hermana nos ignoró y lo único que hizo fue subir su pantalón de pijama y taparse toda.
Mi mamá yo nos miramos (claro que yo haciéndome el que no sabía nada).
Al día siguiente… El día siguiente fue como si nada hubiera sucedido. Romina despertó igual de juguetona y cariñosa que siempre.
– No recuerdas nada de lo que pasó ayer?.- Le pregunté actuando intrigado.- No recuerdas que estuviste vomitando y que bailaste sexy con Aznaila?
Le pregunté riéndome. Le había preguntado si recordaba algo de la fiesta.
– No, nada!.- Respondió entre risas.- Solo recuerdo que luego de el cuarto vaso de cerveza ya estaba descontrolada.
Ella usaba un tono de voz bastante normal y cotidiano en ella.
– Ah ya… Oye y tampoco recuerdas que en medio de la noche gritaste de la nada…?
– Que? En serio? Te juro que no recuerdo nada jajaja.- Respondía ella incrédula.
– Si! Mamá y yo nos miramos confundidos…
– Vaya… Si que estaba grave… No debo tomar así otra vez…
De verdad no recordaba nada…? O… Se estaba haciendo? Fue una pregunta la cual tuve en la cabeza durante un buen tiempo…
Pues en realidad no quise revelar mi secreto, pero en la pubertad aún dormía con mi hermana 2 años menor, una vez de madrugada me levante bien arrecho con la verga bien parada y allí dormía mi hermana, allí se me metió el diablo y fije, ¿tendrá su sueño pesado?, entonces intente mover la cabeza ver si despierta, a lo que seguía dormida, entonces lo que dice es bajar despacio su pijama, lo hice lentamente hasta bajarle y dejarla en calzón, como dormía de cuchara dándome la espalda, toque sus nalgas y era delicioso, me empezó a invadir más la lujuria y la adrenalina, era dar el siguiente paso, bajar lentamente su calzón hasta dejar su culito desnudos totalmente expuesto a su hermano mayor, que rico fue tocar su culo, acariciarlo, entonces me bajé la pijama y dejar mi verga bien parada y untar con saliva mi verga y apuntarle en el ano, empujé despacito, hasta que entró la cabezita, ella dio un respingon y casi despierta, en la velocidad del rayo le subí a medias su pijama y calzón incluido, solo se movió y poco a poco se volvió a quedarse dormida, fue maravilloso ese pequeño instante tener la cabeza de mi verga metida en su ano, de una manera nos desvigamos ambos, fue al baño a acabar con una monumental paja.
Esperando segunda parte…