Y ASÍ SUCEDIÓ CON MI HERMANA…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sanos, muy sanos ambos, y fuertes. Yo, un chico -modestia aparte- hermoso y muy varonil siempre, y dueño de un extraordinario poder seductor con el sexo opuesto, que fue una característica que siempre me marcó.
Ella, hermosa también, y siempre fue algo más robusta y hasta algo gordita aunque siempre, muy hermosa.
Un fortísimo caracter competitivo siempre nos enfrentó, y una muy pareja pugna siempre nos mostraba como empatados en tales disputas. En el colegio siempre igualábamos resultados esforzándonos al máximo por superarnos, pero la paridad siempre resultaba imperando en nuestros deseos de imponernos.
Así fuimos creciendo hasta que llegó la edad adolescente en la cual los desarrollos se exacerban, y yo comencé a mostrar un adicional encanto en mi yá característico "poder seductor", y mi hermana a mostrar, a su vez, una exuberantísima figura donde ese límite entre la exuberancia y la gordura, pero esa gordura bella y no fea, la mostraban como una muchacha por demás imponente. Nos mirábamos…yá, nos mirábamos…no nos decíamos nada, pero ardorosamente yá…nos mirábamos.
La pugna competitiva entre los dos no cesaba, y …llegó un día en el cual, nuestra paridad mostró un denivel donde mi hermana, consiguió un avasallante triunfo sobre mí, que me hizo encender en un ardor inesperado donde lo erótico, se coló en mi sentir asociado a esa derrota ante ella. Desesperado, traté de inmediato de huír de ese sentimiento, tratando de sobreponerme a aquel traspié, y no volver a permitirle que volviera a humillarme como lo había hecho.
Mi hermana…notó éso. Entonces, nuestra pugna cobró un ardor aún mayor, y ambos acentuamos nuestros empeños en demostrar supremacías, y en una verdadera especie de "guerra sin cuartel", comenzamos a luchar para avasallar al otro.
Nuestra madre gozaba con nuestros empeños y pugnas, y neutral pero presta a inclinarse a favor de quien sacara ventajas, nos azuzaba en esa disputa.
Entonces…ocurrió otra zozobra en mi competencia con ella, y otra vez mi hermana vuelve a someterme a otra atróz paliza que volvía a encender aquella loca hoguera que en mí no se había apagado del todo en absoluto, y mi hermana que sabiéndolo, subrepticiamente gozaba mofándose con velado doble sentido, mostrándome sus burlas y mofas, bailando brazos en alto ante mí, haciéndome morisquetas, y haciendo una y mil cosas que me ponían endemoniadamente caliente, y viendo encima a mi madre que hasta aplaudía a mi hermana en su victoria monstruosa.
Fué, el comienzo de mi debacle! La balanza comenzó a inclinarse como precipitadamente en favor absoluto de mi hermana que comenzó como a "amasarme" lentamente, y aquéllo derivó en una total turbación absoluta en mis rendimientos ante su arrolladora manera de vencerme una vez tras otra, hasta que quedé como poseído por un loco deseo atróz de entregarme a mi hermana que días atrás, me había así dicho en una charla casi silenciosa pero al erótico rojo vivo total, así diciéndome:
-"Vas a caer a mis pies rendidito y caliente, y te voy a hacer mi esclavo, y voy a hacerte saltar ríos de leche haciéndote cosas que te van a volver loco por mí, y deseoso de vivir por siempre bajo mis pies..!"
-"Nunca, cerda..!" recuerdo que le respondí en un desesperado intento por mantener mi resistencia, y su respuesta fue aquella mueca burlona con sacada de lengua y morisqueta, acercando su naríz casi contra mis labios.
Otra nueva victoria había ahora ella cosechado sobre mi derrumbante estabilidad perdida, y encerrado en el baño mientras volcanes de lava parecían arder dentro mío al tiempo que la oía largar sus socarronas carcajadas desde afuera, encuentro allí recién dejadas por ella aquellas medias empapadas en su sudor así olorosas y ante mí, y…no lo dudé ni un momento: tomándolas, comencé a olerlas…restregarlas por toda mi cara…y a chuparlas.
Y en esa tarea de chupar sus medias yo estaba ahí eroticamente extasiado, cuando repentinamente mi hermana abre la puerta del baño, y…¡así me sorprende! Queda tres segundos mirándome con una silenciosa risa, que enseguida estalla en carcajada estridente. Sin respeto ya ninguno por mí me captura atrapándome de un brazo con fuerza dominante, y me saca de adentro del baño llevándome más que rápido hasta su dormitorio en un acto de dominación absolutamente total. Debo decir que estaba yo completamente desnudo y con mi pene erecto en medida sorprendente, y así marchaba yo llevado por mi robusta y hermosa hermana que me llevaba largando las carcajadas, mientras en el trayecto gritaba diciendo a voz en cuello para que mamá oyera:
-"Lo agarré chupándome las medias en el baño!!!"
Las carcajadas de mamá, no podían ser más agudamente estridentes, centuplicando una calentura erótica en mí que yá, era a esa altura bestialmente monstruosa.
mi hermana me llevó casi arrastrándome los últimos tramos hasta su dormitorio, donde con fuerza me arrojó sobre la cama para enseguida arrojarse ella encima mío así completamente desnudo como yo estaba, comenzando aquel impúdico manoseo total sobre mi desnudéz, para acomodarse encima mío masturbándome y felándome con pasión alocadamente frenética. Lo confieso: yo…gritaba y aullaba desesperadamente inmerso en un placer como demencialmente propio de un monstruo poseídamente loco de calentura bestial. Mi hermana se había levantado su cortísima minifalda dejándome con mi cara metida entre sus gordas nalgas y su culo, mientras en un 69 perfecto ya me pajiaba y mamaba haciéndome explotar en orgasmos que me avanzaban en avalanchas.
Zampándole sonorísimos besos continuos a mi empinada y gruesa polla dura y empalmada mi hermana me hacía gritar de placer, y en el preciso momento en que me hacía ella acabar haciéndome saltar la leche como a chijetazos interminables que le regaban la cara mientras sus labios le zampaban besos fortísimos, mi madre abría la puerta viendo aquéllo, y otra vez sus agudas carcajadas se repetían haciéndome arder de una manera todavía más atróz sintiéndome completamente perdido ante mi hermana, que contaba con la cómplice y zafada aprobación de nuestra madre que éso y lo que vendría en más, desde yá lo avalaba.
Aún en la atróz excitación del orgasmo que me estaba haciendo dar monstruosos gemidos de loco placer, mamá se acerca a mi cara, y riéndose con la más cochina de sus sonrisitas y guiñándome al mirarme, me pregunta burlona:
-"¿Pero qué te pasó con tu hermana..?" Ambas…reían a carcajadas.
Era entonces recién el comienzo de una relación entre mi hermana y yo, donde con la total aprobación de mamá y hasta de sus sugerencias hacia mi hermana, ésta comenzó a hacer conmigo cuanto quería, haciéndome el centro de las más gordas y lujuriosas cosas teniéndome como su caliente esclavo sexual exprimiéndome ahora de contínuo así día tras día y día y noche, en una cadena orgiástica contínua donde sus ocurrencias y mi calentura constante, hacían de lo nuestro una contínua orgía en la cual era yo objeto, y ella dominante absoluta.
Por cualquier parte de la casa me atrapaba para "cocharme" como así me decía ella cada vez que me agarraba para hacerme el centro de los más variados vejámenes lujuriosos a los que me sometía, y yo llegaba a enloquecer gritando de desesperado placer viéndome así rendido en cuerpo y alma a mi hermosa hermana que había sabido hacerme suyo por completo.
Mi hermana me follaba, me mamaba, me pajiaba y me hacía chuparle desde los pies hasta cuánta anatomía tuviese;mi lengua vivía pasando yá por sus pies, por su culo y su coño, por sus axilas y tetas, al tiempo que sus dedos vivían enloqueciéndome con aquellas cosquillas que electrizaban mi eroticidad de macho domado.
Completamente desnudo y siempre caliente, vivía yo llevándola sobre mis hombros así por ella montado con su robustéz acaballada encima mío en esa cosa de hacerme sentir como su caballo y ella mi dominante amazona.
Sentirla así sobre mí, con aquélla su hermosísima robustéz y sus piernazas gordas y grandes colgando desde mis hombros y sintiendo su peso imponente en mi calentura bestial, eran como una motivante cosa que aún más todavía me encendía en aquella cosa que entre nosotros, había comenzado.
Y en aquella inmensa casa donde vivíamos solos los tres, aquéllo pasó a ser una cosa que jamás la había yo siquiera sospechado. Yo: esclavo de mi hermana..!
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