…Y NADIE NOS VIO!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lovelittlegirls.
Esperando turno para entrar al túnel misterioso (su preferido del parque de atracciones) junto a mi sobrina Lucía, hija de mi hermana, me cuenta que su mamá le preguntó si yo la tocaba o le decía cosas cuando se queda en mi casa con mi hija.
Tomados de la mano le pregunto:
– Y tú que le dijiste?-
– Nada tío, le dije que no habías hecho nada de eso-
– Nadie puede saber nuestro secreto nena-
– No tío, nadie-
Llega nuestro turno y con la emoción propia de sus 9 años, sentada junto a mí, sube su falda y abriendo las piernas: – mira tío, jijijijijijiji, no me puse calzones-
Rápidamente le bajo la falda y miro a los lados, nadie la vio
–Nena te he dicho que no hagas esas cosas cuando hay personas, espera entremos al túnel-
-Bueno tío, pero cuando entremos quiero jugar a novios-
-lo prometo-
Apenas quedamos en total oscuridad, saco mi pene ya erecto por la excitación que siempre me produce su rico perfume, Laura se sienta sobre mí y mientras ella me masturba yo ensalivando mis dedos froto su cosita y la beso en el cuello.
Sus manitas expertas van y vienen, yo estimulo su clítoris y con la otra mano le tapo la boca para evitar que sus gemidos de placer sean escuchados por la joven pareja que va en el vagón delante.
Mientras van apareciendo los fantasmas, hombres lobo y demás monstruos, los gemidos de lucía son opacados por los gritos de susto de los otros vagones.
Frotando con una mano su bien dotado clítoris y pellizcando sus pezones con la otra, beso su cuello y siento su cuerpo temblar intensamente al tener un orgasmo.
Aún podía lograr satisfacerme yo y sin perder tiempo tomo mi erección y me masturbo frotándome en aquella húmeda vaginita.
Le susurro si me deja meterlo y responde que sólo un poco.
Sigo masturbándome y justo antes de correrme la penetro metiendo sólo la punta; mi sobrina suelta un quejido que detona una intensa eyaculación que termina casi toda dentro de su apretada y aún virgen cosita.
Antes de llegar a la salida, Lucía vuelve a su asiento, contenta por haber jugado su juego preferido con su tío.
Ese día eyaculé tanto que al levantarse veo que el asiento está lleno de mi semen.
Salimos y antes de salir del andén, mi sobrina brazos abiertos me dice: te quiero tío, me agacho para abrazarla mirando hacia el vagón que es abordado por un hombre y su hija que con los dedos toca mi semen y al olerlo dice: mira papi, huele como la cosa blanca que te sale a ti.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!