Yo de 16 y mi tia de 29
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ghonas.
A esta edad tuve que mudarme a otro municipio para poder estudiar el bachillerato, me mudé como a 8 horas de mi casa, lo cual solo viajaba a casa cada dos meses. Así prácticamente me mudé con mi tia, ella se llam Maritza, tiene dos gemelas de 13 años, ella es alta, a comparación de mi, delgada, pechos medianos, cadena mediana, pero en general su cuerpo es envidiable. Como para ponerla en cuatro sin dudarlo. Actualmente tiene 29 años, se embarazó a los 16 de sus hijas, vivió 4 años con su marido y luego éste cabrón las dejó.
En fin, cuando me mudé a su casa, me mostró los deberes que tenía que hacer para ayudarla, además de que cuando pudiera ayudara a mis primas en sus tareas y demás cositas que ella me solicitara hacer. Ella era enfermera de turno completo, así que salía a trabajar a las 6am y regresaba como alas 10:30pm–11:00pm. Descansaba los domingos, y así es como empecé el bachillerato, yo estaba feliz, mis primas eran a todo dar, me confundía con ellas un poco al principio, pero después ya no (más a delante les contaré como me las cojí a cada una, y no por separado sino en un trio).
Pasaron 3 semanas para que me acostumbra más al hogar de mi tia, debo aclarar que para algunos, pensarán que cuando mencione el tamaño de mi miembro será muy exagerado sobre todo porque tenía 16 años cuando esto pasó, sin embargo los invitó a leer mi primer relato en el que explico el por qué del tamaño de mi miembro http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-27201.html.
En las primeras semanas noté que mi no tenía novio o pretendiente, ya que nadie iba a dejarla a casa, o nadie que llamara preguntando por ella, simplemente parecía que ella se había dedicado por completo al cuidado de sus hermosas hijas. No era para menos, después del abandono del padre de Ana y Andrea, no le quedó de otra que ser el padre y madre de ellas dos.
Cada noche, yo me quedé despierto hasta que ella llegara, cuando ella llegaba yo me hacía que aún estaba en la cocina, le preparaba café, calentaba la comida, y cenábamos, ella me platicaba cómo le fue en su día, las travesuras de sus compañeros de trabajo, en fin, así transcurrieron las primeras tres semanas. Además me gustaba en el ambiente, su casa estaba rodeado por dos casa que no estaban habitadas, en la parte de atrás, estaba un terreno comunal lleno de árboles, era como una zona protegida más o menos. De tal modo que aunque alguien estuviera pidiendo auxilio, las probabilidades de que alguien alcanzara a oir eran pocas.
Una noche de viernes, como a las 10:46 como era de costumbre de sus llegadas, yo estaba viendo una película de acción. Cuando ella llega, me da un beso de bienvenida, y me dice que si podía prepararle un café, a lo que contesté que sí, que sí podía hacerlo, – en lo que yo me iré a bañar – me dijo, bueno, hasta entonces, yo no tenía ningún morbo por mi tia, no solo por la diferencia de edad, sino porque era más alta, mucho más alta. En el fondo recordaba como mi tia anterior borracha me hizo cojermela, pero pues no tenía pensado que podría pasar algo así de nuevo.
Cuando ella baja del segundo, traía puesta una toalla en el cabello, y una bata semi-transparente que dejaba ver su depilada vulva, (ahora sí ya pensaba en cojermela ahí mismo) disimulé lo más rápido que pude para evitar que notara que la estaba observando, le di su taza de café y se sentó en el sofá que quedaba justo en frente del mi, cruzó las piernas y me pregunto :
Ella: qué película estás viendo.
Yo: Una de acción, que trata sobre la guerra
Ella: mejor dejame elegir yo una que posiblemente te guste
Yo: adelante,
Ella: pero antes, vamos haber si hay algo bueno en esta, y cuéntame, tienes novia ?
Yo: no, al parecer nadie quiere algo serio conmigo, mi anterior novia me dejo por otro chavo que venía de visita por unos meses.
Ella. Pues creo que esa chica no supo lo que dejó pasar
Yo: por qué lo dice tia, sabe algo que yo no? (comenzó a reír, y se paró y se dirigió hacía la cocina, dejando ver su escultural cuerpo, completo, incluso podía ver sus hermosos senos desnudos, obviamente, todo esto lo veía a través de la bata transparente)
Ella: (desde la cocina ella me dijo) lo digo por lo de tu pene..
Yo: me sonrojé, a pesar de que ella no estaba cerca de mi, y yo me acordé del accidente de mi pene. Bueno, tia, tampoco es para tanto, además, no habías tenido sexo, supongo que si o hubieramos hecho antes de que ese chico llegara a lo mejor no se hubiera ido con él.
Ella: como se que haya sido, sin embargo no debió haberte dejado. Y de qué tamos tienes tu pene ahora?
Yo: no pienso decirle eso tia, además, es mi tia, y me da un poco de pena decirle.
Ella: es normal que tengas pena, no te preocupes, es más te contaré algo para que entremos en confianza. Hace 6 años que no tenido sexo como debe de ser, y digo como debe de ser, porque no lo hecho con ningún hombre desde hace seis años, solo me satisfago sola, y no es que no haya hombres, sino que no me hacen sentir lo que yo quiero. Anduve con varios compañeros de trabajo, hace unos años, pero ahora y ano se me da hacer eso. Es más, ni siquiera tengo pretendientes, o a lo mejor los tenga pero no sé ni me interesa. Te seré sincera, cuando tu mamá me pidió permiso para que te quedarás aquí, lo hice precisamente porque tenía curiosidad por saber el tamaño de tu verga sobrinito chulo. Ya lo sé, sueno pervertida, pero
No sabía, si dar crédito o no lo que acaba de escuchar, digo al fin de cuentas ya me había cojido a una tia, y unas cuantas primas, pero a ninguna de 29 años, tampoco era la gran cosa, sin embargo se me hacía algo realmente fuera de lo normal, a pesar de haberme iniciado ya en esto del incesto.
Ella: entonces que me dices?
Yo: tia, está bien, ese accidente pues fue afortunado y desafortunado al mismo tiempo, sin embargo ahora tengo una verga como dice usted, de 17-18cm, aproximadamente creo y unos 3-4cm de grosor o no lo sé, no mido constantemente.
Ella: (se ríe un poco apenada) a qué sobrino tan chistoso, y no me digas tia, o me trates de usted, me haces sentir muy señora, mejor dime Mari.
Yo: está bien Mari, como digas, ahora veamos la película
Ella comenzó a secarse el pelo, y caminó de nuevo hacía la cocina, regresó y sentó en el sofá, la luz del televiso quedaba justo en frente del sofá en donde ella estaba sentada. Se acomodó un poco y de pronto, se sentó con las piernas abiertas, como tratando de llamar mi atención (o al menos eso pensé), lo hacía una y otra vez, abría las piernas de manera lenta, y se pasaba la cuchará del café por lo labios (labios de la boca), tomaba su café lentamente, de pronto abrió las piernas que me dejó bocabierto, pude ver lo más claro posible su vulva completamente depilada.
A lo ella me agarró sorprendido, y me dijo – te gusta lo vez? – lo que yo respondí, claro que sí, a cualquier chico de mi edad le fascinan las vulvas depiladas, se depila muy seguido – claro que sí, soy enfermera y me gusta estar bien aseada y tu depilas? – yo contesté, sí, de hecho hoy me depilé, y le hice una pregunta, y a todo esto de saber sobre mi verga (pene), para qué quería saber?
Ella: que bueno que preguntas, creí que no preguntarías nunca, la razón por la que pregunté, es porque a partir de cuando llegaras a mi casa, serías mi hombre todos los domingos, y sí, ahora mira, detenidamente.
Ella se paró del sofá, caminando hacía mi, seduciendo incluso con el airé que circulaba por las ventanas logrando tocar parte de su cabello, dejó caer la bata, la cual se deslizó suavemente por su cuerpo hasta caer al suelo. Avanzó hacía mi, que estaba acostado boca arriba en el sofá, sin moverme ni nada, solo observando aquel sublime momento, del que podría bien ser un sueño, pero no quería perderme ni un momento. Una vez que estaba cerca de mi, se agachó sobre mi y alcanzó con una manó la lámpara de mesa, la encendió y pude ver mucho mejor esa vulva, con labios carnosos, un poco colgados, su clítoris parecía estar de lo duro que se veía, yo aún estaba quiero, ella se levando y puso un pié sobre el sofá a un lado de mi, y el otro sobre la alfombra. Haciendo una curvatura perfecta para penetrarla ahí mismo, sin embargo no lo hice.
Me miró y dijo, — sé que lo estás disfrutando, yo ni se diga, ya estoy más que mojada, y tu, veo que tienes una erección descomunal, me fascina que traigas puesto un short. Y ahora quiero ver que es lo que se esconde ahí abajo, que está loco por salir… — diciendo esto, baja su pie pasándolo por encima de mi, como diciendo dale un vistazo a lo que te vas a comer en un momento. Se puso de espaldas a mi, y se agachó, observé desde la partidura de su hermoso hoyo hasta la terminación de su culo. Acarició su hermosa vulva por debajo de su estómago, abriendo sus labios vaginales son sus dos dedos de la mano derecha, abriéndolos para mi, mostrándome su entrada a la pasión y deseo desenfrenado que tendríamos en los próximos meses.
Y ella se para, se voltea y me dice, — y sabes qué es lo mejor? Que no me puedo embarazar más, puedes cojerme y dejarme todo dentro, tener tus fantasías más locas conmigo, puedes hacerme tuya en la cocina, en el baño, en el cuarto, en el jardín con una perrita en celos y no pasaría nada. Quiero ser tu putita, única y exclusivamente tu putita. — yo ya no soportaba la erección que tenía, ya quería solo cojermela y terminar de una buena vez, con tantos juegos previos ya ni siquiera aguantaría más de dos minutos dentro de ella, y sería una decepción para mi tia. No quería eso, así que hice fuerza de voluntad para no terminar incluso antes de que me lo chupara.
Se agacha, me baja el short con dodo y boxer, y sale a la luz mi gran pene, ella dice —WOW WOW WOWO, ese es un pene de verdad, no lo puedo creer, en verdad tienes una verga enorme, ni siquiera un adulto de mediana edad tiene algo así. Bien decía tu mamá que lo tenías muy grande — No sé, ni me interesaba saber ahora cómo lo sabía mi mamá, pero yo solo quería su concha, su vagina, su hoyo. Lo tomó de las manos y se agachó, se lo llevó a la boca, y comenzó el martirio de no quererme correr, cada mamada, cada succionada que nada me daba, sentía que me sacaba el escroto por el pene, sabía que no era posible, sin embargo eso sentía. Sabía mamar como no tienen idea, era magnifica, como si fuera maestra en eso.
Ella me dice, — o sí, qué rico pene me voy a comer hoy, no cabe duda que valió la pena esperar por ti, ni siquiera sabía aque vendrías, pero valió la pena, prometo que te haré sentir como nadie más en tu corta vida sobrino, no importa si corres ahora, estaré esperando para tu gran debut cuando estés listo. – Me lo mamaba sin remordimiento alguno, ahora métemelo por favor sobrino, hazme tuya sin misericordia, rompe me de nuevo, como si fuera la primera vez después de seis años. — ella, se sentó sobre mí, tomando mi pene con su mano derecha, y viendo a los ojos, se lo acomodó en sus labios vaginales, ella no podía ocultar su satisfacción facial, sus ojos brillaban, sus labios y su vagina estaba más que mojada, sus fluidos olían delicioso, sus líquidos corrían desde su vagina hasta sus muslos, realmente estaba excitada, y quién no?.
Tomando mi pene lo frotó por su vagina por unos segundos, diciéndome — oh sí, oh sí, oh sí, sobrino, así se hace, es delicioso y ni siquiera me lo he metido, es enorme tu verga sobrino, me encanta, aguanta solo un momento más, y nos correremos juntos, yo también ya estoy por venirme, y quiero hacerlo junto contigo, no temas, puedes correrte todo lo que quieras dentro de mi. Sí, sí, así es, oh, si. — Diciendo esto, se metió mi pene en su interior de un solo golpe, todo mis hermosos 17cm, de erección, solo hizo una mueca de dolor, pero no le importó, su cara reflejaba la satisfacción y culminación de la unión de nuestros sexos, ella decía, — quiero gritar, cojeme más, por favor, dame más, dame más, dame más, no te detengas, — obviamente no me iba detener, por fuerza de voluntad aún podía aguantar por lo menos unos 5-6 minutos solamente, ya no más.
Estaba a unos segundos de terminar, ella, se paró y se lo sacó, se puso de 4 sobre el sofá, ahora así me dice, se lo acomodé y se lo inserté todo de golpe, sin compasión ni lastima, todo mi pene dentro de ella. En ese momento ella cayó al sofá, dejándome parado, le pregunté si estaba bien y me dijo, – mis piernas me tiemblan, mejor vamos a mi recamara, levantamos todo de la sala y subimos a su recamara, se botó a la cama, con las piernas abiertas, al más antiguo modo de cojer, al puro estilo misionero, me monté sobre ella, pero no quiso así, levanté sus piernas y lo coloqué sobre mis hombros, una cada lado, y la penetré con toda la fuerza que aún me quedaba.
Me la cojí por unos minutos más, y llegó la hora de terminar, y sentir esa sensación única que se siente cuando uno termina dentro de una vagina, cuando estaba el climáx de todo esto, sentía cómo su vagina succionaba mi pene, como si lo exprimiera desde adentro, ella me dice, — ahora, hazlo rápido, muévete, más, más, más, me vengo sobrino, me vengo — , gritando esto, hace no solo que se viniera ella, sino también yo, ve vine como nunca dentro de ella, mi semen aún no salía de su vagina, pero podía ver lo rojo que había quedado. Ambos, suspiramos y nos quedamos viendo uno al otro, y ella me dice – pues ni modos sobrino, a partir de ahora, me tendrás que dar cojidas como ésta cuando yo quiera — a lo que yo contesté, no importa, siempre y cuando me dejes terminar dentro de ti. — ella: claro que sí, cuando quieras —
Me quedé sobre ella como unos minutos, hasta que ella se levanta, se limpia, y me limpió, con su boca, quedé limpio, y me dispuse a salir de su recamara, ella me dijo, a dónde vas? A mi cuarto, no puedo quedarme aquí, las niñas podrían despertarse, — ella: tienes razón, que descanses, — me dió un gran beso en la boca y me retiré.
Así es como inicie con mi tia de 29 años, le cojí todos los domingos sin falta durante 3 años del bachillerato. Por cierto, dentro poco les contaré, cómo me cojí a Ana y Andrea, las hijas de mi tia.
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