Yo no sabía (1)
Papa me inició a mis 8 añitos.
Esta historia comienza hace muchos atrás, hoy día tengo 28 años, probablemente hace 20 años atrás, algo me sucedió que cambió mi vida para siempre. Sólo se que por esa época mis padres solían discutir mucho hasta que se separaron.
Todos los fines de semana, junto con mi hermano, íbamos a visitar a mi padre. Íbamos al cine, al zoológico, la playa, cualquier cosa que se le ocurriera. Ese fin de semana en concreto, mi hermano no pudo ir porque recién empezó a tomar clases de fútbol, por lo que no podía ir a ver a mi padre siempre. Sin embargo, yo si iba. Él vivía en un apartamento no muy lejano de donde teníamos la casa con mi madre por lo que ella se encargaba de llevarme. Me dejaba los viernes por la noche y me recogía los domingos por la noche también.
El fin de semana que todo comenzó, papá y yo habíamos ido a pasar el día a la playa, me estaba enseñando a nadar, era un sábado. En el agua, ahora entiendo que no solamente me sostenía para que yo hiciera los movimientos correspondientes de los brazos, agarrándome por el tronco, no. Una de sus manos se posaba en mi pecho y la otra estrujaba mi coñito cuando me movía de una lado para otro. Pero claro, yo no lo sabía, notaba algo raro pero era normal. Así pasamos varias horas entre las clases de nado y la arena donde jugaba conmigo a construir un castillo o enterrarnos con ella. El atardecer se estaba acabando y mi padre decidió que ya era hora de irnos. Pero como era tradición, siempre me compraba un polo de colores, a cuál color un sabor diferente, era nuestro preferido, papá siempre me sonreía cuando me miraba comerlo y chuparlo. Como él era más rápido terminando el suyo, y debido que el mío se estaba derritiendo todavía cuando llegamos a la casa me ayudó a comerlo, dejaba sus babas en el polo y quedaba pegajoso pero me daba igual seguía sabiendo rico. Mis manos estaban pringosas del helado y mi boca brillosa también. Papá me dió un pico, me dijo que sabía rica mi boquita, que le sabía al polo.
Acto seguido me llevó al baño donde nos desnudamos para bañarnos juntos, también era algo normal para los dos. Normalmente el se ponía en un extremo y yo en otro, pero ese día al sentarnos papá quería abrazarme, mientras el agua estaba a un poco menos de la mitad de la bañera, sentada en sus piernas empezó a lavarme las manos pegajosas y luego comenzó a hacerme cosquillas. Nos movíamos mucho ya que yo intentaba esquivar sus manos y no podía parar de reír, hasta que de espaldas a él, consiguió agarrarme por la cintura y poco a poco fue tirándome hacía sí mismo y soltando un poco. Tirando y dejándome ir, notaba como contra mi chocho y culo el mastodonte que tenía por polla se hinchaba y se ponía dura. Me agarraba duro restregándose contra mi inocencia, yo no sabía que hacía, solo notaba la presión entre mis muslos, resbaladiza.
Mi padre respiraba fuerte pero no paraba de movernos. «Sí, cariño eres muy buena niña, le estas haciendo cosquillitas a papi tu también aggh, vamos a seguir jugando, ¿Te gusta? Es como jugar al terremoto, chapoteando… sí uff… todavía tenemos muchas horas»
«Papi, es muy raro este juego y se siente apretado ahí abajo… Y tu cola se ha hecho muy grande»
«Vamos a probar otra cosa, gírate hacia mi, y ahora tienes que intentar aplastar mi colita con tu chochito, el juego se llama ‘matar al gusano’, lo vamos a pasar bien, si ganas te dejo cenar otro polo»
Escuchar la palabra polo en ese momento solo hizo que quisiera comerlo a cualquier coste, decidida me senté a horcajadas, mis rodillas me dolieron un poco por la superficie de la bañera, pero enseguida comencé a saltar con mi cadera y aplastar la polla ,al principio solo saltaba pero después de unos minutos, comencé a deslizar mi chochete, estaba cansada pero también comencé a sentir un cosquilleo rico, en mi clítoris prematuro. Papá me agarró con fuerza las nalgas y me las estrujó fuerte.
» Te voy a ayudar un poco, para que termines de matar al gusano» decía, mientras me sonreía de una manera que nunca antes había hecho. Me miraba la cara arrugada que ponía cuando sentía las cosquillas, y se relamía los labios.
» Venga nena, cabalga el gusanito, sé que te gusta, sientes rico en el chochete, ¿ verdad? De eso se trata este juego, de sentirse rico en la cola y en el chochito. Síi..uff, estás apunto de ganar, mi nena, eres una campeona, ¿Verdad? Una campeona que quiere chupar su heladito»
» Sí papi,…ugh, quiero mi cena , quiero chupar mi polo, quiero matar ya al gusanote, uuugh..»
Empezó a estrujarme duro contra su cadera, mi padre moviéndome de manera vertiginosa, yo ya quería acabar con la presión de mi coñito, y sus cosquillas y comerme la cena. Sin quererlo comencé a suspirar fuerte, sentía que se me cortaba la respiración y que me quemaba el coño. Pero se sentía muy bien. Y las ganas de mearme encima, no las pude aguantar y empecé a soltar el líquido caliente de la orina mientras mi padre cogía la punta de su nabo y lo apuntaba a la entrada mi cueva, apretando fuerte, me dolía, y lo escuchaba gruñir como si de un animal se tratara. Su boca dibujaba una «O».
» Sí, sí, sí….ooh oooh mmmunnjjj, qué chochito qué chochitooo joderrr, vamos…solo la puntita para que mates al gusanito, aaahh sí, que calentito, sigue con la pipí…báñame, limpia a papito con tu liquidito, vamos dime que te gusta, dilo, aquí viene, ¿Quieres heladito para chupar? Si quieres, di que te gusta el gusanito.»
» Papi duele…papi, papi, aggh, la cabecita del gusanito esta dentro de mi chochete, no se muere aay ayyyyyyy duele duele aggh aggh mi pipí…mi pipiiiiii…»
Mis ojos solo veían blanco, sentía el dolor de la cabeza de su polla, abriéndome la cueva pero a la vez la sensación de mearme era placentera. Se me salieron las lágrimas, pero mi boca abierta del gusto, solo balbuceaba «muere gusanito, mueeeere, muere gusanittt..o agh agh agh gusanito aasgh sí muerete ay ay quiero polo polo vamos gusanitoooo….ay ay ay ayy agggh…»
Me desplome en su regazo, cuando de repente mi padre dejó de moverse, cuando alcé la vista en mi cansancio, la cara de mi padre desformada del placer, era irreconocible. Miraba hacia el techo y su boca abierta. Sentí como la cola de mi padre se encogió, y salió. No me la metió entera, solamente su cabezón. Cuando salió, mi agujero estaba rojo he hinchado, salian burbujas y me dolía como infierno. Mi clítoris (por aquel entonces no sabía lo que era), vibrante …me había dado el gusto en toda la sesión del jueguito. Estaba sensible y la sensación de mear no se fue, empecé a sacar las últimas gotas de meada encima de la polla encogida de mi papá.
Él regresó de su paraíso y me acercó a él, me dió un beso en la boca y me lamió la cara.
«Déjame limpiar esa carita lagrimosa, mi niña es toda una campeona, le ganó al gusanito, al rabo de papá…esta noche mi nena se merece su helado»
Empecé a sonreír de alegría, mi cara llena de babas y pegajosa de su lengua, mi papá me había limpiado la cara llorosa y me iba a dar mi polo.
» Estás muy guapa así» me miraba. «Vamos a por el helado». Nos salimos, secamos, trajo una crema y me la restregó por el chocho. «Qué rico lo tienes… tranquila, ésto te va a aliviar» Echaba mucha, se pasó restregándola como 5 minutos, desde el clítoris pasando por mi vagina, hasta mi agujero del culo. A veces apretaba su dedo índice contra éste, abriendo un poco. Luego seguía arriba, y de nuevo abajo, entraba un poco en mi cueva… para dejarla bien llena de cremita. Todo muy suave.
Al ver que sus babas, que me habían limpiado la cara se secaron por la toalla, me dijo que quería ponerme guapa. Así que procedió a escupirme la cara y pasar su lengua por todos lados desde mi boca, párpados, agujeros de la nariz hasta las orejas. «Así, mi princesa». Era raro…pero no dije nada.
No nos vestimos, seguíamos desnudos cuando llegamos a la cocina, abrió el congelador y sacó mi polo preferido. Lo desenvolvió y me lo dió, le daba lengüetazos y el no paraba de mirarme y yo de mirarlo. No entiendí porque me mirada así intensamente, pero me gustaba el sabor de mi helado así que seguía. Acto seguido, poco a poco vi como el rabo empezaba a ponerse tieso, yo solo esperaba que no jugasemos más al gusanito.
«Ven, hazlo así… así como te voy a enseñar para que puedas saborear todos los colores del helado, déjame probar» Cogió mi helado y se lo metió todo en la boca sacando y metiéndolo, lento al principio. «Papi…¡ok, lo hago así pero no te lo acabes!!» Cogí el helado y me lo chupé como me enseñó. Adentro, fuera, adentro, afuera.
«Así mi nena, mírame cuando lo haces y cuando te metas el helado en la boca, que no te toque lo dientes solo los labiesitos»
No podía saborearlo bien, pero seguí así un rato, papá cogió su polla y empezó a sacudirla, al ritmo que yo me comía el helado. Antes de acabarlo, agarró el helado y lo bajo hasta su entrepierna y empezó a llenarlo de leche. Era muy espesa y abundante y acto seguido lo guió ha mi boca.
«Abre, tómalo con este nuevo sabor, te va a gustar y mírame»
Así lo hice, estaba asqueroso. Pero no quería decepcionarle y no quería que dejara de traerme helados para cenar en el futuro. Me lo comí.
«Buena niña, vamos a la cama, ya es hora de dormir»
En el cuarto, me acosté boca arriba junto a una almohada a mi lado. Papi trajo una manta enorme y me arropó.
«Cierra los ojos he intenta dormir, papi te va a hacer mimitos de sueño»
Mientras se metía debajo de la manta, y comencé a notar como mi chocha empezaba a humedecerse y a ser absorbida, chupada y lamida. Intentaba cerrar los ojos, pero mi cabeza daba vueltas, habían sido demasiadas sensaciones por ese día.
«Papii… así no puedo dormir, uuh..»
«Tu intenta tranquilizarte, deja que tu cuerpo haga lo que quiera, deja que se mueva si quiere hacerlo, solo cierra los ojos y piensa en el heladito dentro de tu boca»
Así seguimos durante un largo tiempo, mis caderas se movían solas buscando su boca, pero a la vez esquivándola cuando el estímulo era muy fuerte. Me agarraba a las mantas y me retorcía como una posesa.
«Papaaa que es esto, es muy raroooo aaaaah gh gh ghgh..uhh, ayy, no puedo dormir con tu boca en mi chochito, que es ésto ayy ayy ayyy…»
Gritaba mientras levantaba la cadera contra la boca, su lengua me estaba poniendo como una cerda y me gustaba, esa sensación nueva. Mi papi me limpiaba el chocho como me había limpiado la cara. Me quede quieta de repente y una sensación de rigidez se apoderó de mí para acto seguido liberar toda esa tensión, mi cuerpo se sentió relajado. Mi coño resbaladizo, estaba hinchado…y rojo. Mi culo, rasguñado y el ojete medio abierto de su lengua y dedo. Él siguió escupiendo, llenando de saliva y babas la zona pero sin chupar.
«Así mi niña esta bonita y guapa…¿Te gustó?»
Yo no dije nada…lo mire bajo la manta, sonriendo, sus dientes blancos y sus labios y cara mojados de chocho y culo. Olía a sucio, no sabía a qué pero era un olor abrumador y pesado. Asentí, estaba cansada y quería dormir.
«Quédate así…ya vamos a acabar»
Salió de debajo de la manta, me envolvió en la manta bien fuerte, estaba calentito y empezaba a sentir como mis ojos se cerraban. Sentí un peso a ambos lados de mi cabeza y de repente algo se posaba en mi cara. No podía moverme mucho ya que sus piernas aguantaban la manta que me arropaba. Al abrir mis pesados ojos, vi su garrote largo y gordo restregándose en mi cara, algo se estampaba contra mi barbilla y cuello, mi cara viscosa de los escupitajos y «limpieza» que me había dado con su lengua. Olía asqueroso, como el sabor de la leche que puso en mi helado, en toda mi cara, pero papá estaba feliz.
Su cola golpeaba mi cara y su cabeza champiñón se acercaba a los agujeros de mi nariz para que apreciera la esencia. Agarró fuerte su polla y levantó sus huevos , los puso en mi boca y me ordenó a chupetearlos como si fueran caramelos y lamerlos. Con su movimiento, estaban rebotando encima mío y a veces no los alcanzaba. Me los ponía encima de los ojos, y yo los cerraba rápido.
«Así… ésto es lo que tienes que ver y desear. Mi campeona, te gusta ganar y chupar tu polo, éste polo pronto empezarás a quererlo también.. sí… así, que guapa y hermosa eres. Venga saca la lengüita y muévela, mama los huevitos, son ricos … sí así, aprende rápido. Ufff pero qué….aggh que guarrita es mi nena siii …papi te va a dar lechita de buenas noches, sí. Haz a papi feliz, así sí… Venga uugh aaaaghhh!»
Su polla se estampó fuerte contra mi cara, sus huevos se aplastaron contra mi barbilla de nuevo. Papa empezó a mover su cadera como un loco, se me dificultó respirar. Solo podía oler a polla viscosa, y maloliente. Pero mis cabeza iba al compás de él, el estaba feliz y yo me alegraba por él. Quería que papi se sintiera feliz, con ese pensamiento y sus movimientos locos, abrí más mi boca y sacaba mi lengua esto era lo que le hacía feliz así que chupaba fuerte y lamía. No me llegaba a meter la polla dentro, solo la restregaba fuertemente por mi cara y labios. Mi rostro estaba hecho un desastre de saliva y precum.
» Ésta es mi niña…ésta es mi niña ricaaa, saca lengüita saborea tu heladito nuevo, que rico!»
Así acabaría cuanto antes. Mi cara estaba llena de pelos pegados de mi cabello, el semen espeso se esparcía hacía todos lados, entrando en mi boca, alguna gota en la entrada de mi nariz y en mis párpados. Estaba mareada pero sabía que todo había acabado, mis ojos luchaban por cerrarse, del mareo y del sueño, pero yo no quería.
Mi papi seguía encima mío, sentí una luz apuntando a mi cara era molesta. Sacó una cámara de vídeo.
«Mira arriba, dime que me quieres, mi nena»
«T- te quiero…papi»
«Dime qué quieres ser feliz y hacer feliz a papi»
«Quiero hacerte feliz papi» repetía adormilada.
«Dime que te gusta los jueguitos con papi y su rabito»
«Si…me gusta, mucho. Pero si me da polito…»
» Claro tu polito también, siempre que quieras polito papá te lo va a dar» me dió un golpecito con su polla en mis labios dejando la puntita en la entrada.
Sonreí cansada con los ojos cerrados. Papá dejó de grabarme, movió la punta de su polla flácida por la entrada de mi boca un ratito y luego se acostó a mi lado. Se metió debajo de la manta y me acurrucó, me beso la boca y el semen de mi cara.Y me dió las buenas noches.
«Otro día seguimos donde lo dejamos» me beso la frente. Y me dormí finalmente.
Nuestras aventuras siguieron adelante. Papá me enseñó a amar su polla por encima de mi helado preferido. Y nuestros juegos se intensificaron con el tiempo.
¡Ufff1 Me ha hecho sentir cómo si fuera el pensamiento de mi hija Lolita, la primera vez que nos lamimos, penetré todos sus huequitos y nos embarramos de semen, sangre, sus fluidos y mucho morbo…terminé la lectura con el glande mojado y muchas ganas…