YO Y MIS PEQUEÑOS SOBRINOS Pt.4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ScullyMortalis.
—————————————————————-CAPITULO IV———————————————————-
————————————————————–“Llenar el vacío”——————————————————–
Un día desperté y Daniela no estaba, mi madre había ido de compras y se llevó a Daniela, yo tenía ganas de descargarme un poco, pero estaba desesperado y no quería aguantar tanto tiempo, entre al cuarto temporal de mis sobrinas y estaba mi cuñada durmiendo con Gabriela, Me acerque me puse a pensar, será lo mismo si lo hago con Gabriela?, o talvez ella sea menos tolerante, me acerque un poco más y la toque, ella hizo gestos y movió la mano, al parecer era de sueño ligero, entonces es mejor que no lo intente porque si se despierta también despertara a su mama, mi cuñada estaba acostada volteando hacia mí, nuevamente mis pensamientos de perversión volvieron: “Si Daniela estuviese ahí dormida, estaría cogiéndomela como una puta en frente de su mami”, al pensar eso no pude evitar excitarme, me baje el short que tenía puesto y comencé a masturbarme cerca del rostro de Gabriela, cada vez lo hacía más rápido, estaba tan caliente que comencé a quitarme toda la ropa hasta quedar completamente desnudo, masturbándome frente a Gabriela y su mama, dentro de mi pensaba: “Mira cómo voy a rociar mi esperma sobre la cara de tu hija, le dejare una mascarilla hecha de semen”.
En ese momento eyacule sobre la cara de Gabriela, fue tanto semen que empapo la sábana, todo mi esperma escurría por el rostro de Gaby, ella movió su mano hacia su cara para rascarse pero en ningún momento abrió los ojos, pensé en limpiarle el rostro, pero solamente por la excitación y maldad que sentía, la dejé así.
Esa tarde llegaron de improviso mi hermana con su hijo y esposo, habían decidido quedarse, a mí no me importaba del todo tener más personas en la casa viviendo, siempre y cuando pudiese lograr mis fantasías sexuales con Dani, se quedaron por 3 días y precisamente en el tercer día paso algo que nadie esperaba.
Yo baje las escaleras y escuche que mi madre y mi hermana discutían sobre algo, puse atención y logre escuchar que mi hermana insultaba refiriéndose a una mujer, la llamaba “Puta, maldita perra desgraciada”, yo me asuste, pensé que se lo estaba diciendo a mi madre, después de escuchar toda la conversación me di cuenta de la verdad.
Mi cuñada había acusado al esposo de mi hermana de haber tocado a mi sobrina Daniela, según lo que había escuchado, Daniela le dijo a su mama que su tío le tocaba las nalgas y la vagina, en seguida me puse a pensar que talvez Daniela le confeso todo a su mama, pero sin mencionar mi nombre y mi cuñada pensó que se trataba del esposo de mi hermana, no sabía qué hacer, al parecer cuando Daniela escuchó a su mama alterada, talvez se asustó y decidió no mencionarme y seguir la corriente.
Evidentemente estaba en graves problemas, no obstante porque me podían descubrir, sino porque estaban culpando erróneamente a mi cuñado, la familia estaba a punto de quebrantarse y yo no sabía qué hacer.
Eventualmente hubo conflictos entre mi familia y mis cuñados, ante la acusación de Marisol hacia Luis no llego demasiado lejos, debido a que no se encontraron pruebas de violación ni nada parecido, mi hermano se separó de Marisol mientras se resolvía legalmente quien tendría la custodia de mis sobrinas, según sé, mi hermano tenía pensado separarse de su esposa desde ya hace tiempo debido a que le era infiel, pero aun así, esa no era razón para que me alegrara, había destruido una relación que parecía estable y tampoco estaba seguro de si volvería a ver a mis sobrinas.
El tiempo paso y yo estaba por cumplir 18 años, habían pasado más de 2 años y medio, y aun no había visto a mis sobrinas.
Mi hermana venía muy seguido y traía a su hijo Leo, con quien a menudo jugaba, pero intentaba tener distancia, aquello que deseaba al principio, ser como un hermano mayor para mis sobrinas, se esfumó, sin embargo Leo era un niño muy alegre e hiperactivo, y cada vez que podía subía a mi cuarto a pedirme los juguetes que tenía cuando era niño.
Un día de mayo finalmente volví a ver a mis sobrinas, ahora tenían 8 años, habían cambiado mucho en tan poco tiempo, me acerque y las abrace.
Pasaron algunos días y todo estaba completamente normal, ellas me hablaban acerca de la escuela y cosas que veían en la tele, al parecer Daniela no recordaba nada de lo que hacíamos, o por lo menos eso es lo que yo pensaba.
Un día conversé con Daniela acerca de cuando estaba más pequeña, evadiendo totalmente las interacciones que teníamos, difícil fue para mí contenerme de recordarle ese tema, pero fue ella quien lo recordó:
Daniela: Se acuerda tío, que jugábamos a los papas.
Yo: Cuando?
Daniela: Cuando jugábamos en su cuarto a que éramos amantes.
Yo me quede en shock, puesto que no sabía si lo recordaría, solo me quedaba aceptarlo ya que, tiempo ha pasado, y por alguna razón ella no le ha dicho a nadie acerca de nuestros supuestos juegos.
Yo: Si ya recordé, nos besábamos y jugábamos a que éramos novios.
Daniela: Si, y también jugábamos al caballito.
La conversación acerca del tema quedó ahí, no volvimos a tocar ese tema hasta que una acción de parte mía le daría vuelta a la rueda nuevamente.
Un día ella acababa de tomar un baño, salió y comenzó a arreglarse el cabello frente al espejo, yo entre al baño después que ella saliera, no podía evitar masturbarme con la ropa interior que ella había dejado dentro del baño, esa acción la lleve a cabo durante algunos días, ella terminaba de ducharse, mientras yo entraba y me masturbaba con su ropa, a veces lo hacía antes de que entrara al baño, me masturbaba como loco con su ropa interior limpia, sabiendo que pronto la usaría aun estando empapada de semen.
Uno de esos días al salir del baño, ella estaba frente al espejo peinándose, yo al pasar por detrás de ella, pude sentir un leve roce entre mi pene y su culo, ella solo me miró por el reflejo del espejo, y sonrió, yo excitado, volví a frotarme contra ella tomándola de la cintura y ella solo sonreía, empecé a tocarle los senos y sus piernas, ella giro un poco su cabeza solo para recibir un beso de parte mía, yo sabía que ella no había olvidado lo que sentía por mí, quitando el hecho de que hubiese sido real sus sentimientos o solo un simple juego, sentía que a ella le gustaba esa sensación de hacer lo indebido.
Cada encuentro que teníamos, se convertía en momentos de lujuria, siempre sin llegar a la penetración, yo intentaba que ella me hiciese sexo oral, pero siempre se negaba, hasta que un día decidí hacérselo a ella y esperar que me devolviese el favor:
Yo: Daniela, si te hago sentir bien ahí abajo con mi boca, tú me lo harías a mí también?
Daniela: No sé, me da vergüenza.
Yo: No te preocupes, tú solo cierra los ojos o cúbrete la cara con una almohada.
Daniela: Esta bien, pero no me vallas a lastimar.
Yo: Ok
Ella abrió sus piernas y comencé a lamer, poco a poco empecé a usar mis manos, primero un dedo, lo metía lentamente hasta que ella me detuviera, al parecer no sentía dolor, así que decidí usar ahora dos dedos, sentía como su vagina me apretó ambos dedos y en ese momento ella me dijo que parara, después que se relajara aún más, puse mi pene en su vagina, empecé a empujar poco a poco, ella me dijo que se sentía raro, que no le dolía pero, que sentía extraño, talvez se refería a la primera sensación que experimente al tocarme la cabeza del pene, era obvio que no se había tocado esa parte y la experiencia fue genuina, empuje y empuje hasta que me dijo que me detuviera, diciendo que sentía un poco de dolor, yo le dije que se relajara y pensara en otra cosa, esta vez había llegado muy lejos y no podía detenerme solo ahí, había llegado la hora de tener sexo.
Ella comenzó a relajarse mientras yo empujaba cada vez más, pude percatarme de que la presión que ejercía su vagina a mi pene, era cada vez menor, por lo cual accedí a metérselo completamente de un empujón, ella solo intento gritar, pero fue lo suficientemente rápida para cortar dicho grito sabiendo que mi familia estaba en casa, le susurre al oído que me sentía muy contento de que mi primera vez fuese con ella, lo cual era una mentira, ya que el año pasado recién había perdido mi virginidad con una novia que tenía, pero lejos de ser algo que me alegrara, fue algo poco satisfactorio debido a la rapidez del acto y el poco cariño que la chica sentía hacia mí, esta vez sentía que mis fantasías se cumplirían y de ahora en adelante tendría sexo con ella siempre.
Esa tarde, mientras teníamos sexo, decidí utilizar la misma forma que cuando perdí mi virginidad, no usé condón y tuve que eyacular fuera de ella, sí.
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era demasiado arriesgado, pero si ya había funcionado la primera vez, talvez podría intentarlo nuevamente, yo estaba metiéndoselo continuamente, rápido y fuertemente, ella gemía, aunque yo estaba tan caliente, que no logre descifrar si eran gemidos por placer o por dolor, en ningún momento ella me pidió que me detuviese o trató de quitarme de encima, solo me miraba fijamente a los ojos, me acerque y la besé, lo hicimos por un par de minutos, hasta que me dio la sensación de querer eyacular, le dije aceleradamente que quería venirme en su boca, ya que yo le hice sexo oral y ahora le correspondía a ella hacerme sentir bien, ella abrió su boca mientras yo lo introducía, justo en el momento que metí mi pene, salió disparada una gran cantidad de esperma, ella comenzó a toser mientras aún seguía con mi pene dentro de su boca, en ese momento saque mi pene mientras que ella se paró rápidamente a escupir el semen en un cesto de basura que tenía en mi habitación, ella volteo limpiándose la boca y me dijo: “Sabe asqueroso!”, solo me reí y le dije que con el tiempo le gustaría, ella un poco disgustada me miró y me dijo: “Ya no voy a dejar que lo metas en mi boca”, yo solo respondí: “Esta bien, pero ahora tendré que meterlo en tu boca mientras duermes”, ella solo sonrió de forma sarcástica.
Lejos de sentirme satisfecho por lo que había logrado y dejar de sentirme con ganas de llevar a cabo más perversiones, aquel suceso desató un monstruo lujurioso en mí, al punto de que veía a mi hermana con lujuria, la cual siempre ha tenido pechos grandes y eso me excitaba, no podía evitar espiarla mientras se cambiaba o verla caminar con un escote y admirar esos enorme senos.
En una ocasión, estaba mi hermana dormida en el sofá, no había nadie en casa más que ella y su hijo Leo, quien en ese entonces tenía 5 años, Leo estaba jugando al lado del sofá con unos juguetes, yo no podía dejar de ver los senos de mi hermana, podía ver sus pezones a través de su blusa, comencé a tocarla poco a poco para comprobar que tan dormida estaba, vi que tenía la boca abierta y asumí que se encontraba totalmente dormida, comencé a tocar sus pechos por encima de su blusa muy lentamente, intente jalar un poco hacia abajo dicha blusa y logre descubrir su sostén casi a la mitad, decidí bajar un poco su sostén hasta lograr ver sus pezones, tuve la idea de lamerlos, pero creo que era arriesgarme demasiado, así que me baje un poco el short y comencé a masturbarme frente a ella, acerque un poco mi pene a su rostro para sentir su exhalación, froté un poco mi pene en sus labios y alrededor de su rostro, luego de eso toqué y acaricie suavemente sus senos evitando tocar demasiado los pezones, ya que sabía que las chicas son muy sensibles ahí y tal vez despertaría.
Continué masturbándome hasta que al darme cuenta, estaba mi sobrino Leo mirando lo que hacía, él se acercó y se sentó a un lado de su mama con un auto de juguete en la mano, yo seguía muy excitado, incluso no podía dejar hacer gestos de placer frente a mi sobrino, nuevamente mi lujuriosa y enfermiza mente comenzó a actuar, pensando cosas pervertidas como “Mira como baño en leche esas increíbles ubres que tiene tu mami”, luego de pensar en esas cosas perversas, termine encima de los senos de mi hermana, el semen le escurría entre sus grandes ubres, le acomodé el sostén y la blusa sin limpiar ni una sola gota de esperma, al lado de ella coloque una mamila con leche, así si se despertaba, pensaría que fue mi sobrino quien lo derramo entre sus senos, solo esperaba que no le llegase el olor a semen.
Esperé en el sofá de enfrente a que despertara, solo para ver su rostro y darse cuenta de que tenía algo pegajoso entre sus pechos, y efectivamente despertó, solo se sacudió un poco la blusa y después de eso se fue al baño, tardo unos minutos ahí adentro, después de eso me dijo que si Leo había jugado con la mamila y le respondí que no sabía nada, simplemente yo acababa de bajar de mi habitación, ella menciono que no había traído ropa ya que solo se quedaría un par de horas, al escuchar eso me excite sabiendo que tendría mi semen impregnado en sus senos el resto del día.
Mis perversiones no terminaron ahí, ya que esto solo era un simple pasatiempo, lo divertido estaba por venir.
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