26 años después
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
26 años después
Resulta que después de 26 años por casualidades del destino me encontré a Alex, como queriendo y no y gracias a las redes sociales de internet, un día apareció en una página, primero dude en contactarlo pero ya ven la calentura, durante casi un mes nos estuvimos enviando mensajes por este medio y por teléfono, la cosa se fue haciendo cada vez mas cotidiana, no había día en que no recibiera un mensaje que dejara en claro que aun me amaba, yo por mi parte deseaba ser cautelosa pero en el fondo me sentía inmensamente atraída por la idea de poder coger de nuevo su rica verga entre mis piernas. Entre que las cosas marchaban bien con mi esposo y a veces no tanto, yo me estaba entusiasmando con la idea de poder ver a Alex, sus mensajes cada vez más subidos de tono expresaban que él también estaba que reventaba.
Un día me envió un mensaje pidiendo le enviara unas fotos, lo estuve pensando y además pensando de qué tipo de fotos deseaba ver, resolví que le enviaría unas un tanto cachondas, donde lucia bien y además con poca ropa. Al día siguiente me dijo que el ya no podía esperar más. Me pidió que nos viéramos, yo aun estaba indecisa, pero en el fondo deseaba volver a coger como en mi adolescencia. Se presentó la oportunidad y es que pedí un día económico, le dije que me llevara lejos de mi casa, así que quedamos de vernos en el centro de la ciudad, ese día me arregle con mucha coquetería un sostén blanco y una tanga gris que había comprado para la ocasión, me puse una falda que me hace lucir un bonito y apetitoso culito así como una blusa pegada de color rojo que hace que mis senos luzcan hermosos, llegue un poco tarde pero él me dijo que no me preocupara que tenía todo el día para mí.
Caminamos hasta su auto y de ahí nos dirigimos a un hotel que está rumbo a la autopista de Pachuca, me besaba y acariciaba toda, yo ya estaba que reventaba de calor, me dijo que siempre había soñado con este momento, le comente las dificultades que había tenido últimamente, me abrazo y sólo mencionó que de ahora en adelante nunca más estaría lejos. Llegamos al hotel, entramos directo a la habitación, sin ningún reparo me comenzó a cachondear yo no hice más que seguir su ritmo y lo abrazaba con intensidad nuestros labios se trenzaron en un rico beso largo y decidido, me comenzó a quitar la ropa y yo hice lo mismo, me dijo que no habían dejado de ser hermosos mis senos y los beso con mucha pasión esto me prendió a un más, me desabroche la falda y la baje, al quedar sólo en calzones me agarró la panocha y la sobó con cierta fuerza pero muy rico, ensartó uno de sus dedos y comprobó que estaba realmente caliente que mi panochita estaba lista para su verga, me quitó el brasiere y los calzones, me observó con detenimiento, me dijo que no se había imaginado lo hermosa que podría estar, me acerque y le desabroche la camisa y enseguida el pantalón, él se quitó la camisa y yo le baje el pantalón al descubrir sus interiores me pude dar cuenta de lo grande que ya estaba su verga y aun cuando ya la conocía me intrigaba volver a verla, en los 26 años que habían pasado desde que la tuve en mis manos y vagina siempre había soñado con volver a verla y por supuesto a sentirla y ahora estaba a punto de ser mía nuevamente, me recostó en la cama poco a poco me recorrió lamiendo cada parte de mí, los senos, el cuello, las costillas y por último levantó mis piernas y miró detenidamente mi vagina, se acercó y me dijo que la extrañaba y que hoy volvería a ser suya, acerco su cara y su lengua raspo suavemente el clítoris, y de allí para abajo y arriba yo me moría de placer con las piernas apretaba su cabeza y con las manos acariciaba su cabello, le decía que no importaba el tiempo que le seguía amando, que él sería por siempre mi hombre, mi macho que este culo siempre estaría a su disposición, que era difícil poder estar con él pero que haría todo lo posible para hacer de cada encuentro un momento para recobrar el tiempo perdido, él continuaba mamando rico, come le decía yo cómelo todo es tuyo amor.
Se levantó y su verga ya asomaba fuera de su calzón, se me acercó y me beso con mucha pasión, se hincó y su verga quedo a la altura de mi cara primero sólo la mire como encantada, sentía que con esa herramienta me iba a partir en dos, nunca la había visto con detenimiento, hinchada, llena de venas y gruesa, además con una cabeza que seguramente me daría mucho placer, le pase la lengua con suavidad y me acomode para poder meterla en mi boca, parecía no caber pero poco a poco ya la tenía bien adentro y así estuve por un rato por su respiración cortada me di cuenta de que debía parar.
Cayo rendido sobre la cama boca arriba, me levante completamente él al verme exclamó vaya que eres una preciosa mujer, me acomode en posición de montar sobre él, puse su verga en el centro de mi placer y poco a poco me fui insertando su camote costo un buen de trabajo al principio, con cierto dolor ya que la expansión de mis músculos era por demás notoria, me detuve un momento y ya un tanto acostumbrada me comencé a mover lento primero y después con cierta rapidez él sobaba mis senos, los chupaba con ansiedad, tomamos ritmo y aun cuando no entraba toda sentía como en cada empujón entraba un poco más me sentía llena y plena, lo besaba y él me acariciaba todo el cuerpo, así estuvimos por un buen rato, él acariciaba mi cuerpo como nunca los hizo, me decía que le perdonara que quizá nunca debió dejarme tan sola, le conteste que eso ya no importaba que ahora podríamos amarnos como nunca, él me dijo, pero tú eres casada y no creo que te interese dejarlo por mí, tal vez no pero lo que sí quiero que sepas es que te amo y que él es sólo mi marido, a él no le amo, estoy con él porque las cosas a si se dieron pero hay una diferencia muy grande entre lo que siento por ti y lo que siento por él. Me tomó del talle y me recostó boca arriba, abrió y levantó mis piernas las empujo de las rodillas y mi panocha quedó a su merced él tomó su verga y apunto justo en el centro, con un poco de dificultad entro la cabeza, la sacó y le puso un poco de saliva, y lo intentó de nuevo esta vez empujando con más fuerza, ufff entro un buen pedazo él se acomodó y comenzó el vaivén primero suave y después con fuerza, yo empujaba la pelvis hacía arriba para recibirlo mejor él empujaba duro y me decía lo mucho que me amaba yo contestaba apretando su verga con fuerza hasta que se vino en mi interior sus contracciones me hicieron sentir lo potente de su venida la cual no dejaba de sentir como un calor de leche tibia. Se acostó a mi lado me abrazó y me dijo que después de esto ya no podría estar sin mí, yo igual conteste, pero las cosas no serán tan fáciles así que hay que tomarlo con calma, pero yo no sé si podre soportar que estés con él, que te haga el amor y se divierta con tu cuerpo, es decir con mi cuerpo, no amor espero que en poco tiempo esta situación se pueda resolver y no tenga que poder amarte a escondidas. Pero creo que tu también vives esa situación con tu esposa, si pero es diferente contesto, yo realmente me case con ella por mis hijos, ya te contare pero realmente no hacemos vida de casados.
Él se levantó y fue al baño, yo enseguida le acompañe al entrar al baño lo abrace por la espalda, se dejo hacer, me dijo que era una delicia sentir mis tetas calientes, baje mis manos y tome su verga, ni siquiera con las dos manos alcanzaba para tomarla toda, él me preguntó que si mi marido también la tenia grande, le conteste que no pero que era de buen tamaño, y te coge rico, si conteste, la verdad que muy rico, quizá es lo único bueno de nuestra relación. Él se dio la vuelta y nos abrazamos de frente, me beso dulcemente y me acarició las nalgas, acercó sus dedos hacía mi anito, y jugueteo un rato con él, me dijo si también me cogía por ahí, le comente que siempre había deseado pero no le había permitido, algo sintió que me beso con mucha pasión, le pedí que me dejara orinar, él permaneció en la puerta y desde ahí me observo, me dijo que era una escena muy erótica verme orinar y tener a la vista mi linda panocha.
Regresamos a la cama él se recostó con cierta pereza, yo en cambio me acosté sobre su pecho le bese y relamí cada uno de sus brazos y su fuerte cuello, nos besamos cuanto quisimos, su lengua se trenzaba con la mía como queriendo sujetarme, me preguntó si estaría dispuesta a vivir con él, por un momento me quede callada, y después con voz un tanto quebrada, le dije que me gustaría pero que la vida que tendríamos estaría llena de problemas, que además había muchas personas a las cuales podríamos dañar, él dijo entonces, estas preocupada por lo que pueda pensar tu esposo, un poco conteste, tengo una vida con él y aun cuando no siento el amor que siento por ti creo que por algo estoy con él.
Me abrazo y me dijo muy quedo piénsalo, yo estaría dispuesto a jugarme todo por tenerte siempre a mi lado y poder cogerte cada vez que quisiera, me levantó un poco y acarició mis senos los cuales enseguida respondieron a su caricias, me agarró la panocha y la sobó, metió un dedo y luego dos lo que me prendió enseguida le agarre su verga y la comencé a calentar, se sentía tan distinto a lo que comúnmente tocaba, esta estaba blanda y grande aun en reposo, me acerque y la bese le pase la lengua por los bordes del glande y luego la metí a mi boca despacio en un sube y baja la hice crecer, le acariciaba sus huevos, que por cierto también son grandes, se los bese y mordí, él se encontraba cerrado de ojos y solo decía que era una lástima haberme perdido, yo le conteste que no era así que ahora ya estaba con él que disfrutara de mi cuerpo que además yo también lo necesitaba. Me tomó de los hombros y me levantó, el se sobó la verga y le untó un poco de saliva y me empujo hasta quedar en posición de perrito, se volvió a untar saliva y me acarició la entrada de la vagina, yo me acomode mejor para poderlo recibir, se posicionó y su verga ya dura empujo ligeramente hacia adelante, mi vagina se abrió poco a poco con sus empujones hasta que el ritmo permitió que entrara y saliera a su antojo, aun cuando no entró toda si pude sentir que era muy poco lo que quedaba afuera, me dijo verás que entre más te coja mas te la vas a poder comer, y duro y dale yo empujaba mi culo hacia atrás para recibirlo, además de que apretaba mis músculos internos para que él sintiera rico, mi cuerpo no resistió más y se venció ante su peso, pero su verga no se salió un solo momento, así acostada boca abajo el siguió metiendo su deliciosa verga, no sé cuanto duramos pero fue algo cansado el momento, se zafó de mí y me volteó y de acomodo en medio de mis piernas y de un solo golpe me dejo ir una buena parte de su camote, ye le decía dámela amor párteme cógete a tu mujer a tu puta a la que siempre estará pendiente de ti, el me besaba y acariciaba lo que podía, me dijo ahora vas a sentir a un hombre de verdad, se hincó y levantó mis piernas tomándome de los tobillos las colocó sobre sus hombros y mi culito quedó más que expuesto a su verga él se acomodó y ensartó su miembro con cierta facilidad, por raro que parezca tenía casi toda esa carne dentro de mí, sus embestidas eran fuertes pero con suavidad, yo sentía que me moría de placer cada vez que la cabeza de su verga salía y volvía a entrar yo desfallecía de placer, él no dejaba de bombear, mis músculos internos comenzaron a experimentar una serie de contracciones estaba a punto de llegar, él al darse cuenta intensifico sus movimientos y durante unos 3 minutos todo fue plenitud, yo emitía pequeños gemidos, pero en un momento ya no pude controlar los sonidos y éstos se intensificaron al grado de que parecía me estaba volviendo loca, poco a poco él bajo la intensidad y cayó sobre mí, realmente me estaba sofocando se giró y sin haber sacado su verga ahora estaba ensartada de lado, me acomodó y comenzó de nuevo el mete y saca, era muy suave y relajado, en un arranque sus entradas se intensificaron, yo le acariciaba el pecho y le pedía que la metiera más, así amor dame este pedazo de carne que tengo mucha hambre, dale verga a tu mujer, siente tu panocha como te abraza y en muy poco tiempo su venida se dejó sentir, sus líquidos me llenaron sentía como en cada contracción salía un buen chorro de semen, se quedo tendido por un rato, yo necesitaba pararme estaba aturdida y me dirigí al baño para asearme, me mire al espejo y reconocí un rostro de alegría y terminé de asearme y volví a la cama, él ya estaba despierto, me dijo acércate, y me recosté casi sobre él, sabes nunca pensé que esto se haría realidad, realmente lo soñaba, pero ya ves otra vez eres mía, sí amor soy tuya y esto ya nadie lo cambiará, sólo espero que no dañe a nadie. Pero creo que ya no podría vivir lejos de ti, nos besamos y acariciamos como reafirmando este amor.
Él entro al baño aun en reposo su verga era imponente, le silbe el fiu fiu y le vi entrar al baño, mi panocha seguía escurriendo, me preguntaba si podría eliminar el olor tan característico de su semen, ya que seguramente mi marido estaría buscando indicios de mi aventura, poco me importó en ese momento me sentía realmente yo y nada arruinaría este momento. Salió de baño y me dijo vaya que eres aguantadora cogimos por casi dos horas, yo le conteste y podría cogerte otra vez, él comentó yo si quisiera que míralo a él parece muerto. Me acerque y me agache lo suficiente para quedar a la altura de su verga la tome con mis manos y la bese primero suave y después con ansia, esto nunca lo pude hacer hace 26 años ahora no estaba dispuesta a perderlo, él dijo para el pobre está muy cansado, me pare y lo abrace con todo el amor que podía manifestar, él se puso serio y me dijo, creo que no soportaré mucho tiempo sin ti, yo le conteste debes ser paciente ya verás que pronto estaremos juntos.
Me comencé a vestir, él no perdió tiempo y me cachondeo con solo el brasiere y la tanga, que por cierto estrene para él, me abrazo por la espalda y me dijo la próxima vez me dejaras probar por aquí refiriéndose a mi anito, yo conteste ya veremos.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!