Abandonada y de puta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
De niña me decían Lola, entonces asi me llamaré. Ahora tengo 32 años. Soy bajita de apenas 1.60 mt, pero siempre he tenido buen cuerpo, grandes bubis y un muy deseable trasero. Los amigos de mi esposo le han dicho que estoy mejor que sus viejas. Además siempre he sido muy fogosa en el sexo, me gusta que me cojan bien, que sean delicados y románticos al principio y luego que me den duro.
Volviendo al relato, ya habían pasado seis meses desde la ida de mi marido y nada de él. Yo no trabajo, me he dedicado al hogar desde que me casé. Asi que empezaron a escasear las cosas en la casa y las cuentas aumentaron. Al primero que le conté todo fue al compadre Timoteo, él había sido mi novio antes de ser novia de mi ahora marido, y luego me había dicho que se había arrepentido de no formalizar conmigo. El compadre Timoteo tiene un almacén y me dijo que me ayudaría y me dio un empleo de medio tiempo en su almacén (de medio día en adelante), yo atendería un mostrador. El compadre conforme pasaban los días comenzó a insinuarseme, cuando yo estaba atendiendo el mostrador me tocaba las nalgas o aveces me decía al oido que yo seguía estando muy buena y que tanto tiempo sin hombre como era posible eso. Yo me mojaba de ganas por estar con un hombre y a Timoteo lo conocía bien, siendo novios tuvimos muchas veces relaciones sexuales.
Un día, me pidió que me quedara mientras el cerraba el negocio, los demás empleados se fueron, solo me quedé con el compadre, entonces él me llevó a la parte de atras, alli había una cama, era del velador o el de seguridad, me dijo que no aguantaba más y que me deseaba, además que no aguantaba la idea de yo estuviera pasando penas por un capricho de mi marido de quererse ir a los Estados Unidos. El se sentó en la cama y yo me senté en sus piernas, charlamos un poco de mis penas, y él me fue acariciando las piernas con deseo, yo comencé a mojar mi chuchita, luego como no puse resistencia dejó ir su mano por mi entrepierna y me acarició mi chuchita sobre mi braguita, -qué buena estás Lola, no entiendo que más quería el compadre-, seguimos charlando y su mano se coló adentro de mi braguita y tocó y acarició mi coñito, lo hacía de forma suave y delicada, sabía que asi me gustaba, sus dedos jugaban con mis labios vaginales y yo estaba ardiendo, ya no pude más y lo besé, luego nos besamos los dos muy rico, yo abrí mis piernas para que pudiera meter bien su mano y el compadre Timoteo tenía acceso a toda mi chuchita, yo me mojaba toda y el lo sabía pues sus dedos estaban empapados de mis juguitos.
De repente yo ya estaba acostada en la cama con las piernas abiertas y levantadas, el compadre me estaba comiendo la chuchita bien rico, me sacaba gemidos de placer, su lengua estaba llegando bien profundo y me tenía toda excitada y ardiendo de deseo, creo que ayudó mucho que tuviera varios meses sin relaciones. Sin quitarme el vestido ni los zapatos, el compadre se subió encima y me la metió, ufff qué rico sentí que me penetrara, hasta un poco cerrada estaba, pues sentí como una verga me iba abriendo mi vagina de nuevo, sentí como si me hubieran desvirgado de nuevo. El compadre se puso a moverse encima de mi con profundas y secas embestidas, yo me puse casi a gritar de gusto, le pedía que me diera más y más, yo estaba muy encendida. Yo veía que la frente del compadre se llenaba de gotas de sudor y era que el le ponía bastantes ganas y me penetraba bien duro y rico, no tardé en llegar a una corrida, chillé del gusto y el aceleró sus movimientos y de nuevo sentí algo caliente dentro de mi chuchita, era todo el semen que el compadre depositó en mi interior. No había para cuando acabar, sentí como su lechita salía de mi coñito y me caía por mi culito, una sensación muy rica.
Nos vestimos luego de este palito tan rico, claro yo me puse como arrepentida y le empecé a decir que no había estado bien, pues mi marido era su compadre. El se disculpó como un caballero y me dijo que no volvería a pasar, lo cual no fue cierto. Después de esa noche, en los días siguientes el compadre cuando me miraba en el mostrador se arrimaba conmigo y me ponía su pene contra mis nalgas y me decía que esta deseoso de volver a tenerme. Lo cual no tardó mucho en suceder, a las dos semanas, de nuevo me llevó a la cama del de seguridad y volvimos a tener sexo, esta vez me desnudó toda y me besó todas las piernas, se comió mi chuchita como quiso, me lo hizo hasta que me vine en su boca y el se tomó todos mi jugos, también me comió las tetas hasta que me dejó los pezones colorados de tanto mamarlos, luego me cogió tan fuerte que yo creí que la cama se quebraría. Yo también le mamé la verga, de nuevo tuve una verga en mi boca después de mucho tiempo, asi también me subí sobre él y lo cabalgué hasta que lo hice acabar adentro de mi en esa posición, el me tomaba de las nalgas y me metía un dedo entre mis nalgas buscando mi culito. A diferencia de la primera vez, ahora duramos más de una hora cogiendo duro. La verdad es que esta segunda vez me dejó muy satisfecha sexualmente.
El compadre Timoteo quería sexo frecuentemente y yo le decía que tuvieramos cuidado porque él era casado. El me dio que lo hicieramos en mi casa, pero yo no quise llevarlo alli, asi que fuimos a un motel en las afueras del pueblo, alli entre espejos y luces el compadre me hizo suya de nuevo. El compadre me puso en cuatro sobre la cama y me comió las nalgas, la chuchita y el culito. Mientras me comia el culito me clavó dos dedos en mi chuchita y me masturbó rico, luego cambio de lugar sus dedos y su boca, me puso dos dedos en el culo y me mamó la chuchita, me hizo acabar como cuatro veces esa vez en el motel.
Casi al mismo tiempo, un amigo de mi esposo que llamaré Diego me visitaba a mi casa casi semanalmente, Diego había sido compañero de colegio de mi esposo, y trabajaba de vendedor rutero, siempre que me visitaba me dejaba un regalito. Diego no era mal parecido, al contrario, era un buen mozo, alto, fuerte, siempre bien vestido y arreglado, tenía una forma de hablar muy encantadora, mujeres nunca le faltaban, pues la verdad es que era un buen partido. Una noche lo invité a cenar, mis hijos se fueron a la cama y yo me quedé con él en la sala. Fue cuando Diego me dijo que yo siempre le había gustado, pero que nunca me lo había dicho por la amistad con mi marido. Esa noche yo me había puesto un vestido con amplio escote y mis senos se veían apetecibles, además era un vestido corto, dejaban ver mis piernas hasta los muslos. Me abrazó y nos empezamos besar despacio, la sala a media luz, muy romántico, nuestras lenguas se entrelazaban y lo hacíamos sin prisa dando tiempo a que se restregaran adentro de cada una de nuestras bocas.
El me besó el cuello al tiempo que sus manos manoseaban mis tetas, luego sus manos bajaron mi escote y su boca tomó mis senos para mamarlos uno por uno, sus labios y su lengua tomaron mis pezones y los chuparon hasta hacerme gemir de gusto. Luego me acostó en el sofá y me sacó mi vestido completo, luego mis bragas y después mis zapatos, me los sacó y me besó los pies, metió la lengua entre mis deditos y los chupó, fue algo muy sensual. Luego el se desvistió y cuando se iba meter entre mis piernas para comerme mi chuchita, le dije que yo también quería comerle su verga, entonces él invirtió la posición y se puso encima de mi en una 69, asi que mientras yo tomaba su buena verga y la metía entre mis labios pues Diego tenía una linda verga gorda y enorme, él se metía entre mis muslos y me comía despacio mi chuchita, yo le chupé su verga, le pasaba la lengua a todo lo largo y le mamaba hasta sus huevos, Diego emitía varios quejidos aún con su boca llena de mi chuchita, la que lamía como un perrito, estuvimos asi hasta que cada uno hizo llegar a un orgasmo al otro, fue un rico inicio.
Luego el me puso en cuatro sobre el sofá, me hizo levantar el trasero y me la clavó bien rico, me embestía lento y fuerte, Diego me tocaba las nalgas y las apretaba al mismo tiempo que me penetraba y me hacía gozar mucho, entrando y saliendo de mi vagina, no tardé en llegar a una nueva corrida. Diego me llenaba de besos las nalgas. Después el se sentó en el sofá y me hizo sentarme de frente a él y clavarme yo misma su grueso miembro, como estaba muy mojada su verga me entró hasta los huevos y me puse a cabalgarlo mientras el metía en su boca mis pezones. Estuvimos en esa posición un buen rato, yo montándolo y el comiéndose mis tetas. Diego me repetía que era una mujer muy bella y caliente. Llegamos a un orgasmo al mismo tiempo, gritamos cuando nos envolvió el gozo, yo me moví hasta que no le dejé una gota de semen en sus huevos. El quería más, pero le dije que no, que los niños estaban durmiendo y alguno podía despertarse, le dije que lo tomáramos con paciencia. Esa noche le fui infiel a mi marido en nuestra propia casa.
Los días pasaron y yo cogía con el compadre Timoteo y con Diego al mismo tiempo, Semanas después, Diego me dijo que él se encargaría de los gastos de la casa, pero con dos condiciones, la primera era que dejara de trabajar en el almacén de Timoteo, pues le había llegado rumores que yo tenía que ver con él, y la otra era que cuando el viniera de sus recorridos de ventas, quería quedarse a dormir conmigo en la casa. Diego era muy guapo y era muy bueno en la cama, asi que me decidí a sus condiciones. Al compadre Timoteo no le agradó la noticia y estuvo averiguando por que yo había tomado esa decisión, pues yo le había dicho que un pariente lejano me estaba ayudando económicamente.
Diego llegaba una o dos veces a la semana, cenaba con nosotros y cuando mis niños se iban a dormir, me lo llevaba a mi habitación y dábamos vueltas en la cama besándonos, nos desvestíamos uno al otro y le gustaba empezar que yo me comiera su verga hasta ponerla tiesa, luego le gustaba empezar comiendose mis nalgas, las abría y luego pasaba su lengua por mi ano y por mi chuchita, yo me mojaba mucho con ese tratamiento, luego me cogía en dos o tres posiciones, le gustaba mucho la posición perruna, por mis buenas nalgas, le gustaba comerse mi culito hasta hacerme gemir de gusto, luego me ensartaba y se movia dentro de mi. No tardó mucho en pedirme mi ojete del culo, yo se lo dí con gusto, me metió su grueso pene en mi culito me hizo dar vueltas en el cielo, mi marido me cogía por alli también o sea no era una novata en eso, pero no se si por lo largo de su verga o por lo gruesa, pero Diego lograba hacerme llegar a una corrida cogiendome por el ano, lo cual no lo había logrado mi marido. Diego me dejaba agotada después de hacer el amor conmigo y yo estaba feliz con él, crei que alli reiniciaría mi vida sentimental pero no fue asi.
Pero como todo lo bueno termina. De repente Diego ya no se apareció, los hombres suelen ser muy inconstantes. Pasaron dos meses y medio y nada de Diego. Regresar con el compadre Timoteo pues no era una buena idea, pues el estaba muy molesto conmigo por haber dejado de trabajar con él. Pero la verdad es que a su esposa ya le habían contando que el tenía que ver conmigo, asi que regresar con él no era buena idea.
Una conocida mia, me dijo que algunos narcos de que vivían en algunas casas lujosas de la sierra, llegaban al pueblo buscando muchachas para sus fiestas privadas que tenían frecuentemente, la ventaja era que pagaban muy bien por una o dos noches y les daban bonitos regalos a sus chicas. Era una forma de prostitución que había en el pueblo y de la que no se hablaba mucho. Yo con la necesidad y debo decir también con la curiosidad y con lo cachonda que me mantenía acepté ir, no era para un fiesta en esa primera ocasión, era solo para pasar la noche con alguno de los narcos.
Me recogieron en una camioneta de doble tracción, caminamos en la sierra como dos horas y por fin llegamos a una casa enorme cuidada con hombres con armas. Eramos solo 3 muchachas, a las otras no las conocía afortunadamente. De pronto salió un hombre de unos 35 años, con barba en forma de candado, alto, era muy guapo y luego de revisarnos a una por una, nos daban una vuelta y nos tocaban las nalgas, él me escogió a mi. Me llevó a su habitación y bebimos algunas copas, Luego me puso a bailar para él, le hice un baile privado mientras me iba quitando la ropa, él no perdía atención en mis pompas, al terminar el se puso detras de mi y comenzó a besarme las nalgas, luego buscó mi orto y lo lamió como lo hace un niño con un dulce, su lengua arremetía contra mi ano y mi chuchita, yo a pesar que había estado nerviosa todo este tiempo, me estaba pegando una buena mojada de coño, le movía el trasero y el frotaba su rostro entero entre mis nalgas.
Me llevó a la cama, se acostó boca arriba y me hizo sentarme en su rostro, metiendo su boca y lengua entre mis nalgas y lamiendo mi chuchita y mi culito, me movi y froté todas mis partes en su cara y se las deje impregnada de mis jugos vaginales. Luego de eso, se montó sobre mi y me penetró sin contemplaciones, tenía una buena verga el tipo, me cogió como desesperado, no se si tenía mucho tiempo sin coger, pero el hombre me cogió salvajemente en la cama, me lo hizo encima de mi, luego dábamos vueltas en la cama y yo quedaba arriba, luego volvíamos a rodar y quedaba abajo y seguía moviéndose entrando y saliendo de mi vagina, me hizo llegar rapido y él también llegó rapido, él se vació en mi chuchita. Me fui a limpiar y al regresar me hizo comerle la verga hasta que de nuevo se le puso dura, ahora él me puso en cuatro y me dijo que me iba reventar mi culito, mordí los labios y sentí cuando el me embistió el culo sin piedad, me la metió sin ningún cuidado, su verga fue abriendo mi recto con dureza y no terminó hasta que me la tuvo toda metida en mi culo, luego se puso a darme duras embestidas hasta que minutos después el tipo se corrió en mi recto.
Después de eso, nos quedamos en la cama bebiendo. De repente el tipo salió un rato de la habitación y regresó a los diez o quince minutos, me llamó afuera, yo estaba desnuda y me dijo que solo me pusiera una bata, salí y pude ver a unos hombres que eran más corrientes, posiblemente sus empleados de seguridad, pues todos estaban armados. Le dijo a uno que le llamó Paco, -aqui tienes Paco para que te diviertas un poco esta noche-, me jaló y me entregó a Paco, entre risas de los demas y del mismo Paco, me llevó a otra habitación más sencilla, me encerró con otro que llamó Inocente y supe que ahora debía tener sexo con otros dos hombres.
Me pidieron también que les bailara, mientras ellos en calzones se masturbaban en la cama, al rato uno de ellos me llamó con el dedo y me dijo -ven putita, ven a comerte esto- señalándome su verga erecta, me fui subiendo a la cama y me metí entre sus piernas y comencé a mamarle la verga mientras el otro seguía acariciandose y miraba todo. Me estaba comiendo la verga de Paco cuando el otro se puso atras de mi, y sin más me empezó a coger por la chuchita. Los tipos eran poco delicados, eran rudos y rústicos. Luego fue al reves, me comia la verga de Inocente y el otro me cogía también por la chuchita. Los tipos eran poco creativos pues fue la única posición en que me cogieron hasta que acabaron, solo se turnaban los momentos para cogerme y chuparles las pollas. Me comí tres vergas en esa noche. Al otro día regresé a mi casa.
Frecuenté ese tipo de vida, siendo puta de los narcos de la sierra. En una ocasión cuando hubo una fiesta en la sierra traté de pegarme al de mayor rango, yo iba mas que provocativa, él me llevó a su habitación esa noche y yo decidida le hice de todo en la cama, lo dejé encantado, agotado y me volví su chica preferida, nadie más que él cogía conmigo, ese tiempo no pasé penas económicas.
Con el tiempo me fui del pueblo y me fui a la casa de mis padres, de donde escribo yo este relato.
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