Agonía y excitación
La vida de un hombre atado al amor que siente por su esposa infiel se ve afectada por un nuevo nivel de traición del que no puede escapar. .
Éxtasis y Agonía
Eran las 12 y 40 de la noche y aún esperaba a Isabel, mi esposa, la cual se encontraba en una fiesta junto a mi hermana Alecia y mi mejor amiga Anyi. No había de qué preocuparse, o al menos eso pensaba, pues salieron juntas y debían llegar juntas. Y aunque era conocedor de las infidelidades de mi esposa, el hecho de que saliera con Alecia y con Anyi me permitían estar tranquilo de que no sucedería nada esa noche.
La única razón por la que las esperaba hasta tan tarde noche era por puro acto de gentileza para con ellas. Sé que llegarían a las 10pm juntas y luego mi hermana y Anyi partirían a sus respectivas casas, pero ya siendo casi las 1am y sabiendo que faltarían pocas horas para ir a mi trabajo, lo mejor seria irme a dormir y descansar para no tener un pésimo día en el trabajo.
Ya eran las 2am de la madrugada, yo dormía profundamente cuando se abre la puerta de mi cuarto y siento risas y susurros tras una mano que se posa sobre mi hombro. Despierto de golpe, tengo la vista nublada pero logro distinguir el rostro de isabel frente a mí, la cual escucho pedirme que despierte. Veo tras ella bajo el marco de la puerta de mi habitación tres figuras que se van aclarando conforme mi vista se adapta a la luz. Son mi hermana, Alecia quién se encuentra parada tras Anyi y mi jefe del trabajo.
La imagen que tenía ante mis ojos me llenó de terror e incredulidad, tanto que pensé que aún dormía y estaba soñando, una pesadilla nada más. Sabía que mi jefe había conseguido el número de Isabel, sabía bien que le había escrito y yo trataba de ignorar el hecho. Que Isabel me sea infiel me tiene acostumbrado, la amo y para mí es lo único que importa. Sumado a eso, aunque los celos me invaden siempre que me entero, la excitación que me provoca su atrevimiento y deslealtad me domina fácilmente. Lo que realmente me aterró de todo ello fue ver a mi jefe en mi casa junto con mi hermana y mi mejor amiga, las que según yo, no sabían nada de las infidelidades de Isabel.
Rogué porque fuese una pesadilla de la que pedía despertar, pero las palabras de Isabel me hicieron entrar en razon…
“Mira ya despierta, necesitamos el cuarto, sal un momento a la sala”
Realmente no estaba soñando, tampoco entendí lo que pasaba en ese momento. Me levanté aún somnoliento, escuché a mi hermana saludarme con tono de voy travieso pero no pude articular palabra alguna para regresar el saludo. Yo aún muy inocente de lo que pasaba, salí del cuarto y me giré para ver qué sucedía, esperando alguna explicación. Lo que veo es a mi jefe ya dentro de mi habitación y a mi esposa saltando a sus brazos y dándole un beso en la boca. Tras ellos mi hermana Alecia cierra la puerta mirándome con frialdad. Volteo a mirar a Anyi en busca de respuestas que estaba a pocos metros de mí sentada en la mesa de comedor. La observo en silencio mirándome mientras se encoje de hombros sin decir palabra alguna.
Yo también estaba enmudecido por lo que pasaba. La puerta aún quedaba entre abierta y me dispuse a volver a entrar a mi habitación en busca de explicaciones o al menos negociar. La respuesta fue clara, Isabel antes de lograr pasar a mi cuarto me paró con una seña realizada con la mano.
Isabel “Daniel, conchale te dije que salieras que necesitamos el cuarto”.
No pude decir nada, sólo salí y mi hermana que ya se encontraba sin franelilla y en sostén, volvió a entre juntar la puerta. Anyi aún seguía sentada en la mesa de comedor pero ahora su rostro se había enrojecido y su mirada había cambiado. Ya no me miraba, como si no se atrevía a mirarme, su vista se centraba en el piso de mi sala.
Sin darme cuenta, yo ya tenía una erección que iba creciendo conforme iba escuchando besos, murmullos, frotes de ropa y respiraciones aceleradas tras la puerta de mi cuarto. Estaba angustiado, celoso, desmoralizado, indignado, si, aún con la erección que tenía bajo mis pantalones que uso para dormir. Pero algo me brindaba fuerzas y era la presencia de Anyi, no me dejaría solo, me apoyaría sea como sea. Jamás estuve más equivocado…
No decíamos palabra alguna y los sonidos de mi recámara se iban intensificando. Hacía calor en el departamento, el olor a sexo se intensificaba. Anyi se puso de pie de un golpe y haciendo una pausa de unos largos segundos mientras me miraba con juicio, me dijo algo totalmente vacío de honestidad y sinceridad.
Anyi “lo siento…”
Sólo dijo eso, y tras decirlo, dio unos pasos a mi cuarto y desapareció tras la puerta que seguía entre juntada. Yo me quedé incrédulo, hasta mi hermana y mi mejor amiga sabían lo que sucedía en mi matrimonio y amabas se hicieron cómplices de ello.
Anyi entró a mi habitación tras pensarlo por algunos minutos. Tuvo que hacer una gran esfuerzo por no hacerlo apenas llegaron al departamento, pues estaba deseosa por estar presente. Al final, su deseo y morbo pudieron más que cualquier pensamiento o remordimiento. Su dese sexual siempre fue más fuerte que su amistad por cualquiera y eso lo descubrí en ese instante.
Yo me quedé sentado aún incrédulo de lo que acababa de pasar mientras que Anyi tras atravesar la puerta de mi habitación se encontraba frente a la escena de lo que parecía una película porno. Mi esposa completamente desnuda abrazando a mi jefe con sus piernas y sus brazos mientras lo besaba y éste aún de pie también desnudo y a mí hermana semi desnuda frotándose con sus dedos sobre su hilo. Los tres voltearon a ver a Anyi y se notó en sus miradas que estaban deseosos de que entrara a la habitación. Ninguno decía una sola palabra, tampoco hacía falta, el deseo y el apetito sexual eran el único lenguaje dentro de esa habitación.
Isabel bajó de los brazos de mi jefe, y se arrodilló frente a él tomando su pene con ambas manos, usando sus dedos para sostenerlo y acariciarlo, comenzó a darle besos a su glande, bajando por su tronco, llegando a sus testículos para luego subir por todo lo largo usando solo su lengua. Comenzó a acariciar su glande con la punta de su lengua haciendo que mi jefe se estremezca. A Anyi le gustó lo que estaba viendo, más allá de su gusto por ver, la escena era muy excitante y el hecho de que la protagonista de lo que veía fuese la esposa de su mejor amigo, le daba más picante al momento. Alecia por su parte no apartaba a Anyi de su mirada. Alecia no es gay ni bisexual, pero había algo en la feminidad de Anyi que le cautivaba y seducía sin control. La miraba fijamente mientras se frotaba suavemente con sus dedos.
Anyi seguía de pié frente a la cama mirando como mi Isabel le hacía un oral a mi jefe y mi hermana acostada mirándola fijo cuando decidió pararse y tímidamente, con miedo al rechazo fue acercándose a Anyi. Las manos le temblaban, su corazón latía con fuerza pero su cuerpo se movía como por instinto del deseo. Se paró tras ella y comenzó a oler su cabello, acariciar sus hombros, acercó sus labios a su cuello tras apartar su cabello suavemente y Anyi los sintió beso por beso haciendo que se le erizara la piel. Anyi había notado lo nerviosa y asustada que estaba y quiso sacar provecho de ello, volteó de golpe y la tomó del cuello y la pegó de la pared mirándola fijamente a sus ojos. Mi hermana tras ese momento sólo hizo un gemido fuerte que provocó las risas de Isabel y de mi jefe. Anyi la sostuvo así unos segundos sólo para probarla y lo consiguió, lo que tenía ante sus ojos era una chica llena de un deseo por ella tan fuerte que podría hacerla su sumisa. Tras tenerla así contra la pared unos segundos, Anyi sonrió y la besó en la boca acariciando su rostro con su mano derecha, mientras que con su mano izquierda iba bajando por su pecho, sus senos, y su abdomen… Alecia incrementaba el ritmo de su respiración conforme la mano de Anyi se acercaba a su monte de Venus. Sin previo aviso y casi al mismo tiempo que su mano llegaba a su destino, sintió los senos de Isabel pegándose a su espalda y casi al mismo tiempo sus manos posándose en sus senos tocando sus pezones. Mientras, Alecia soltó un gemido al sentir los dedos de Anyi explorar su clítoris y sus labios vaginales. Las tres de pie en la pared de mi recámara formaban una escena que disfrutaba como nunca mi jefe que ya estaba completamente desnudo en mi cama acariciando su verga.
Las tres fueron a la cama entre besos y caricias, mi esposa volvió a su juego con el pene de mi jefe cuando Anyi notó que el mismo no quitaba la mirada de ella, así que le provocó unirse a Isa en el juego que llevaba a cabo mientras se puso en posición en 4 para que Alecia le comenzara hacer un oral. Sólo tuvo que mirarla para que Alecia entendiera lo que Anyi deseaba y se puso en marcha como si ya lo hubiera hecho antes. Lamía como toda una experta lesbiana pero con nervios de hacer algo mal. Anyi lo estaba disfrutando mucho mientras lamía la verga de mi jefe a la vez que mi esposa también lo hacía. Ambas lenguas cruzándose entre sí con el pene de mi jefe mientras éste las disfrutaba a ambas.
Yo estaba afuera desesperado escuchando todo. No podía evitar la excitación que me causaba todo esto, producto de traumas de la infancia que me quedaron al verme rodeado de mucho sexo a temprana edad. No pude evitar ponerme de pié, ignorando todo el malestar que sentía, y acercarme a mi cuarto para asomarme a ver por la pequeña abertura de la puerta. Lo que ví fue una escena que jamás imaginé que vería en ese contexto. Apenas pude ver asomado, tanto Isabel cómo Anyi se dieron cuenta de mi presencia. Ambas cruzaron miradas conmigo mientras lamían el pene de mi jefe y una pequeña mueca se dibujó en el rostro de ambas, como tratando de no reír. Volvieron a centrar su atención en mi jefe y yo sin darme cuenta, casi inconscientemente ya tenía mi mano en mi verga acariciándola de arriba abajo. Estaba como una piedra y al mismo tiempo me sentía sólo. Mi esposa, mi mejor amiga y hasta mi hermana confabulado como si yo no importara.
Mi jefe se incorporó para ponerse tras Anyi y comenzó a penetrarla en 4. Su pene entró muy fácil en su vagina, sus labios estaban muy mojados y suaves gracias a la lamida que le dio mi hermana con tanto deseo. Anyi comenzó a gemir con cada embestida que le daba mi jefe mientras mi esposa lo besaba en los labios y lo acariciaba. Mi hermana sólo centró su atención a besar a Anyi por todo su cuerpo. No perdía oportunidad de acariciar, besar y observar cada centímetro del cuerpo de Anyi.
Mi jefe sacaba su pene de Anyi de vez en cuando sólo para que Isabel lo lamiera y besara probando así mismo los fluidos de Anyi. Mi hermana aprovechó que esto pasaba para unirse a la limpieza de esa verga que tenían dispuesta a ellas. Lo que escuché mientras esto pasaba me dejó atónito…
Alecia “te gusta más su verga que la de mi hermano?”(Preguntó con un tono de burla)
Isabel “mil veces más”(respondió seguido de risas)
Anyi “mételo, mételo, rápido…” (dijo con la respiración acelerada)
Tras esto, mi jefe comenzó a penetrar nuevamente a Anyi mientras que ésta tomó a Alecia de del brazo, la tumbó frente a ella y tomándola del cabello le dio un beso y la puso a besarle sus pezones. Isabel a su vez comenzó a lamer la concha de mi hermana mientras le decía…
Isabel “mmm que rica estas cuñada”
Para luego continuar lamiendo y chupando su clítoris y labios vaginales. Tras minutos de esto, mi jefe dejó de penetrar a Anyi para ponerse a penetrar a Isabel que ya se encontraba acostada boca arriba. Mi jefe la sostuvo de sus caderas levantando sólo su cintura para penetrarla con fuerza mientras Anyi aprovechó esto para sentarse en la cara de mi esposa y frotarse con su boca y lengua haciendo que se trague todos sus fluidos mientras mi hermana besa sus pezones.
Yo estaba a punto de llegar, ya no aguantaba más el ver todo, no podía participar, la impotencia y humillación me afectaban emocionalmente pero en lo sexual era como un afrodisíaco. A pensar de todo me gustaba ver a mi Isabel siendo una zorra conmigo, sin escrúpulos, atrevida, traviesa, sin límites. Ver a mi mejor amiga dejarse llevar por sus instintos carnales y caer en la tentación por su adicción al placer. Ver a mi propia hermana traicionarme por descubrir su nuevo deseo sexual y experimentar lo nuevo. Todo junto estaba por causar quizá el mejor orgasmo de mi vida. Justo en ese punto sonó mi alarma para irme a trabajar…
Isabel “callen eso, que fastidio “
Tuve que pasar a apagar la alarma, mi jefe se me quedó viendo jugando. Me dijo que cuando llegue al trabajo les dijera a mis compañeros que él iría más tarde porque estará ocupado en la mañana. Mi esposa se echó a reír y lo besó en la boca muy apasionadamente. Yo tuve que vestirme rápido, todavía con una erección mientras ellos continuaban cogiéndose entre los 4. No conseguía mi billetera y tuve que preguntar…
Daniel “han visto mi billetera?”
Isabel “no es esa?” (mientras señalaba con su dedo índice)
Mi billetera estaba bajo las caderas de mi hermana la cual se encontraba en 4 recibiendo el pene de mi jefe y a su vez le hacía un sexo oral a mi esposa mientras Anyi se sentaba en su rostro. Tuve que acercarme mientras todo eso pasaba y meter mi brazo entre las piernas de Alecia para alcanzar mi billetera. Mi rostro a centímetros de la vagina de Alecia bañada por sus fluidos mientras el pene de mi jefe la tenía abierta.
Pude sentir la mirada juzgándome de mi jefe, no sé si por burla o lástima. No quise mirar y me retiré de sin volver la mirada. Cerré la puerta tras de mí dejando los gemidos y golpeteos tras ella. Me fui a mi trabajo agotado, con sueño, sin haber podido dormir, con desdicha y con una erección. Es parte de lo que es ser un cornudo pero ahora a un nuevo nivel en el que hasta mi mejor amiga y mi hermana ya no me valoraban. Llegué a mi trabajo y sentí la mirada extrañada de mis compañeros al verme en un estado espantoso de decadencia. Me adelanté a decirles que no pregunten, pues no tenía ganas de inventar alguna excusa y menos les iba a contar la verdad.
Pasaron 6 horas para que mi jefe llegara al trabajo y para mí sorpresa fue junto a mi esposa, la cual al verme me saludó como si no hubiera pasado nada, muy cariñosa y me dio un beso en la boca, tenía un aroma y sabor a sexo, no quise pensar en ello. Se fue a la oficina de mi jefe tras decirme que Alecia se quedó durmiendo en casa junto a Anyi, “dormir” repitió haciendo seña con sus dedos a modo de broma. Mi jefe de quedó un rato hablando con nosotros sobre las cosas que teníamos que hacer y en una oportunidad me miró y me preguntó delante mis compañeros “te ves cansado, no dormiste bien?” en tono de broma. Sé que no lo hizo por burla, si no más por romper el hielo y tratar de no liberar tensiones en nuestra relación empleado/ jefe. Creo que se dio cuenta que no funcionó en absoluto.
Tras eso, se fue a su oficina y pidió que no lo molesten, lo cual me alarmó por pánico a que mis compañeros comenzaran a sospechar y a hablar a mis espaldas, pues todos sabían que ahí estaba mi esposa.
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