AMANTE DE LA ESPOSA DE MI HERMANO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola compas, soy Samuel de 20 años.
Mido 1.
78 mt, soy delgado, cabello corto negro y ojos café claro, trigueño, y muy pero muy caliente.
A los 16 años, me desvirgó una maestra del colegio.
No soy mal parecido y me gusta hacer y ver sexo, soy adicto a eso.
Tengo un hermano mayor, Byron que tiene 27 años, él se casó con Cristina hace tres años, mi cuñada, que llamare Cris, de 23 es una bella mujer más blanca que morena, menudita, mide como 1.
60mt, de bello rostro, cabello negro, ojos negros, dos buenos senos que se juntan en su delgado torso dándole un toque especial a su cuerpo.
Por atrás ella tiene un buen trasero menudito paradito.
Ella es sonriente, siempre esta de buen humor.
Y por azar del destino yo llegué a trabajar a la ciudad donde viven y se me ocurrió llamar a mi hermano, no lo había visto desde que se casaron con Cris.
El me dijo que me quedara viviendo con ellos mientras me establecía y ganaba algo de dinero para independizarme.
Así que llegue con ellos, Cris me recibió muy bien y la primera impresión que tuve era que hacían una linda pareja.
Hasta que en una conversación con Cris, pues muchas veces cenábamos solos, pues mi hermano casi siempre estaba afuera de la ciudad, ella me confesó que a ella le gustaría mucho tener hijos, pero que mi hermano no quería tenerlos ya, me dijo que Byron no tenía todavía deseos de tener progenie hasta dentro de algunos años más.
Ella me dijo que pasaba mucho tiempo sola y no tenía muchos amigos, porque mi hermano era muy celoso, pero que ahora mi presencia la animaba más, ya podía platicar con alguien en el día.
Y al pasar las semanas, me di cuenta que la vida de Cris si era solitaria, asi que como yo soy muy alegre y me gusta tomar animar a la gente, yo comencé a alquilar películas o bajarlas de internet, en ocasiones con permiso de mi hermano la llevaba al cine y luego a cenar a algún restaurante de comida rápida, y es que Cris todavía era una mentalidad de adolescente, muy linda de sentimientos nobles.
Una adolescente en cuerpo voluptuoso de mujer.
Pero, con el pasar de las semanas, mi cuñada me empezó a gustar mucho y creo que yo a ella también, había cierta química entre ambos.
Cuando llegaba mi hermano la diversión se suspendía, él era muy serio y en ocasiones trataba mal a Cris, delante de mi.
Mi hermano me agradecía que estuviera en su casa porque asi podía “controlar a Cris”, ya que era muy celoso, no le gustaba ni que le hablara a los vecinos.
Lo cual me parecía muy exagerado de su parte, pero para no ponerme a discutir yo le decía que estaba bien todo.
Por esos días falleció el papá de Cris y yo la acompañé en todo, desde los preparativos del velorio hasta cuando se le enterró en el cementerio.
Cuando todo terminó, Cris me abrazó, pero no fue un abrazo normal, sentí todo su amor, sus bellos senos pegados a mi pecho, me dijo ella –como hubiera deseado que tu fueras mi esposo-, eso me dio esperanzas de tener algo con ella.
Mi hermano ni se apareció en esos días, sino hasta después.
Un día sábado, mi hermano no estaba, mis amigos me habían invitado a ir a una piscina cercana, y ellos iban a llevar a sus novias, me dijeron que llevara a alguna chica para no sentirme solo.
Asi que le dije a Cris, al principio ella se negó diciéndome que mi hermano no aprobaría tal cosa.
Yo insistí y la convencí diciéndole que él no se enteraría.
Llegamos con el grupo y la presenté a mis amigos, como una amiga, no como mi cuñada.
Y ella entró a cambiarse la ropa por un traje de baño, al salir del cambiador, no podía creer lo hermosa que era y su celestial cuerpo, a pesar que era un traje de una sola pieza, se le pegaba a sus curvas, caderas, a sus grandes senos y su lindo trasero.
Mis amigos se quedaron impresionados, pero no tanto como yo.
Era una hermosa hembra.
Yo la llené de atenciones todo el día y le repetía lo bella que se miraba.
Ella permaneció todo el tiempo a mi lado, en ocasiones abrazados dentro de la piscina, yo sentía su cuerpo pegado al mio y tenía erecciones, menos mal que debajo del agua.
En la tarde de ese día, llegamos a la casa, ella estaba feliz, se notaba en su sonrisa.
Ella no se había quitado la calzoneta, solo se había puesto un short encima y una chaqueta.
Ya en la casa, entró a su habitación, yo la seguía.
Entonces me dijo que se metería a la ducha y se pondría una ropa más cómoda.
–te agradezco mucho cuñadito, me divertí mucho, estoy en deuda contigo-.
En eso mi cerebro trabajo rápido y le dije, -se cómo me puedes pagar-.
Ella me contestó –lo que quieras Samuel pídemelo-.
Tragué saliva y le dije –quiero verte de nuevo con tu calzoneta puesta, antes que te la quites en la ducha, solo para ver de nuevo lo hermosa que eres-, ella se sonrojó y se quitó el short y la chaqueta.
Alli estaba solo para mis ojos, dio un par de vueltas, la tomé de la mano y la abracé, mi rostro quedó a centímetros del suyo, y la besé, ella correspondió un par de segundos, pero después me separó y me dijo –Samuel eso está mal-, yo agregué –si, tienes razón- diciendo esto último y ahora fue ella quien me jaló, me abrazó y me besó, ahora si fue un beso húmedo, nuestras bocas se devoraban como si fueran a comerse vivas.
Yo caí en la cama y ella encima de mi, sin separar nuestras bocas y lenguas.
Yo ya tenía una erección enorme.
Puse mis manos en sus nalgas sobre su traje de baño, se las apreté y estaban ricas y durísimas, luego ella me desabotonó mi camisa y me besó mis pectorales, sentí sus labios apresar mi tetilla derecha y yo di un gemido.
Y es que ella tenía más experiencia en el sexo que yo, obvio.
Luego yo me levanté un poco y quedé sentado en la cama y ella encima, seguimos besándonos con mucho deseo.
Entonces ella bajó los tirantes de su calzoneta y dejó libres sus monumentales tetas, yo me abalancé sobre ellas y comencé a mamarlas, eran grandes y de buena forma, sus pezones se pararon cuando los tomé con mis labios y los chupé, ella hizo su cabeza hacia atrás y gimió de gusto.
Me quedé un rato degustando su parte mamaria, apetaba la carne de sus tetas con mis labios y luego me quedaba chupando sus pezones parados.
Mientras ella movía su pelvis apretando mi verga entre mis pantalones.
Ahora fui yo quien tomó la iniciativa y le di vuelta y ahora ella quedó abajo, seguimos besándonos sobre la cama, tomé sus tetas en mis manos y las mamé otra vez, solo que ahora con mucha fuerza.
Luego, me deslicé hacia debajo de su cuerpo, le di varios besos a su panochita encima de su traje de baño, ella gemía y me comenzó a decir –noo, noo-, pero con la sangre caliente en mi cabeza, hice a un lado su calzoneta y descubrí su rajita, casi totalmente depilada, solo una línea de pelitos arriba en su pubis.
Me lancé contra su panocha y comencé a comérsela abundantemente, pasando mis labios y mi lengua casi al mismo tiempo por todas sus partes íntimas.
Le lamía sus labios vaginales y luego mi lengua pasaba sobre su clítoris, ella se comenzó a retorcer sobre las sabanas de la cama dando buenos gemidos de placer.
–ayy Samuel! como me comes mi panocha!- me decía entre gemidos mi cuñada Cris.
También utilicé mis dedos para tocar sus labios vaginales y su clítoris, inserté un dedo en su rajita mientras le lamía su clítoris y mi cuñada se corrió, gritó y gimió como una perrita, diciéndome que siguiera comiéndole su panocha, que le gustaba lo que le hacía, casi gritando.
Además me jalaba la cabeza con sus manos y me restregaba el rostro contra su panochita.
Tenía sus fluidos vaginales en todo mi rostro.
Volví a meter mi dedo y lo sacaba con rapidez y fuerza de entre su rajita.
Cuando se tranquilizó un poco, me dijo -sácatela y cógeme!!-, me puse pie y me bajé el pantalón, saqué mi verga que estaba empalada totalmente, ella se sentó en la cama y tomando mi pene lo acarició y lo metió en su boca, lo mamaba, lo succionaba y le daba lamidas a todo lo largo, yo me sentía en el paraíso, era un deliciosa mamada, sentía su boquita tibia que me provocaba sacar algunas gotitas de líquido preseminal que ella tragaba inmediatamente.
Luego de eso, ella se acostó y se quitó la calzoneta, pude ver su panocha depilada, ella abrió sus piernas mostrándome su fruta prohibida, con sus labios vaginales mojados de mi saliva y sus fluidos lubricantes, me dijo –quieres que lo hagamos?-, yo ya no contesté, terminé de quitarme toda la ropa en segundos, luego me metí entre sus piernas y colocando mi verga entre sus labios vaginales, empujé y penetré por fin su caliente raja, ella gimió cuando se sintió penetrada, me abrazó y yo se la metí hasta el fondo, fue lo más delicioso que había probado en mi vida, yo no era primerizo, pero cuando mucho solo una media docena de veces había estado con una chica, ella se entrelazó contra mi cuerpo, creando una sola carne, entonces comencé a bombear mi verga dentro de su vagina, -ohhh!! Era celestial!!, su panocha estaba muy mojada por dentro, se sentía muy húmeda y caliente.
Comencé a darle duro, entrando y sacando mi verga con rapidez, ella gemía y me arañaba los brazos, me estaba llevando al climax demasiado rápido, ella lo presintió, entonces me dijo –más despacio, Samuel, más despacio!-, entonces me detuve a tiempo, nos besamos y yo me movía ahora despacio dentro de su rajita.
Le mamé otra vez sus preciosos senos y mamé sus pezones, ahora era mejor, disfrutábamos uno del otro y yo la cogía rico, sintiéndonos un solo cuerpo, gimiendo y besando el cuerpo del otro.
En eso sentí que ella comenzó a convulsionar de nuevo, gemía y gritaba por ratos, era otro orgasmo, me sentí bien que ella gozara al máximo, oírla como gozaba su orgasmo me excitó y de nuevo empecé a darle duro con embestidas secas dentro de su raja, ahora sentí que no podía aguantar más y comencé a eyacular con latigazos fuertes de esperma, no la saqué de su vagina hasta que quedé seco, le llené de leche su panocha.
Quedamos asi un par de minutos, yo encima y mi verga perdiendo su erección dentro de su panocha.
-dios santo!, mira lo que hemos hecho?- me dijo Cris, mientras se despegaba de mi cuerpo.
Recogió su ropa y se metió a la ducha, diciéndome –vete por favor-.
Entonces tomé mi ropa y salí de su habitación.
Cenamos juntos, pero casi nadie habló durante ella.
Yo iba a tocar el tema y ella me interrumpió y me dijo que no tenía ganas de hablar del tema.
Cada quien se fue a su recamara y hasta el otro día.
Que al iniciar, lo mismo, al parecer ella tenía cargo de conciencia, en cambio yo quería hacerlo de nuevo.
Ese fin de semana se apareció mi hermano, y era menos prudente charlar con Cris de ese tema.
Y en la noche, fue fatal para mi, me levanté a la cocina buscando algo que beber, y pasé frente a la habitación de mi hermano y de Cris, y oí los gemidos de Cris, estaba haciendo el amor con mi hermano, sentí un puñal que atravesó mi corazón, estaba celoso, me sentí una mierda.
Salí de la casa y me senté en las aceras de la calle, si yo era el extraño en esa relación porque me dolía tanto.
Al siguiente día, salí y no quise desayunar, me disculpé con ambos.
Salí y no regresé a la casa hasta la noche.
Cris tocó la puerta y me dijo si quería cenar, le dije que no, que había comido algo en la calle, no abrí la puerta, solo contesté desde adentro.
Y asi lo hice los siguientes dos días, hasta que se marchó mi hermano de nuevo.
Entonces, ya bajé a desayunar, Cris y yo guardamos silencio.
Terminé y me iba a levantar y ella me preguntó si me pasaba algo.
Le dije que no, que todo estaba bien.
Me fui a dormir.
Asi pasaron varios días.
Hasta que una noche.
Estaba despierto a altas horas de la noche y en eso oí un grito, al rato tocaron la puerta de mi habitación, era Cris, me decía que había un hombre en el jardín de la casa, me levanté y cuando pasé por la cocina jalé un cuchillo, no tenía otra cosa, si había un hombre allí, de estrafalaria presencia, pero conforme me fui acercando gritándole, me di cuenta que era un indigente y estaba muy ebrio.
Le pregunté qué hacia, y cuando me vio el cuchillo, se puso nervioso y me juró que no hacía nada malo, que solo quería dormir en algún lugar.
Le dije que allí no podía hacerlo y le dije que se marchara, le dije que había un albergue a unas dos calles de allí.
Y se marchó muy lentamente.
Entre a la casa y me esperaba Cris en su habitación, con una bata.
Me dijo que había llamado a la policía, entonces le pedí que volviera a llamar para decir que era falsa alarma, ella lo hizo.
Cuando terminó me abrazó y me dijo que había estado muy angustiada por mi cuando salí.
Yo la abracé también le dije que no tuviera pena que yo siempre la protegería.
–lo sé- me dijo, me abrazó fuerte y levantando su rostro buscó mis labios.
Nos besamos fuerte, como si no hubiera mañana.
Luego ella me quitaba la ropa y yo la de ella, nos fuimos quedando desnudos.
Le besé sus senos y al mismo tiempo le apretaba las nalgas.
Ella tomó mi pene y también lo jalaba como masturbándome.
Luego ella se fue poniendo de rodillas frente a mi y tomando mi verga la llevó a su boca y la mamó muy rico.
La chupó como de campeonato, me la dejó bien parada, tuve que detenerme de algo para no caerme de la rica chupada de verga que medio en ese momento, luego yo la cargué en peso y abrazados la llevé a lo que tenía al alcance.
Que fue un sofá, me senté y ella quedó sobre mi paquete, nos besamos mucho y le besé el cuello y la orejas, ella comenzó a gemir, luego levantando un poco su trasero tomó mi verga con la mano y la puso en su panocha y lentamente se la fue metiendo mientras se sentaba.
Sentí su calorcito vaginal delicioso y al rato quedo bien ensartada en mi verga.
Ella se movía rico sobre mi verga, se movía arriba y abajo y luego cambiaba para adelante y atrás, mi verga se movía dentro de su vagina topando sus paredes flexibles, produciéndome un rico placer.
Cuando ella me veía que yo me entusiasmaba mucho yo, ella disminuía su ritmo, eso hacía que yo no acabara pronto y teníamos más tiempo para gozarnos.
Más adelante, ella se quitó de encima y frente a mi se puso de rodillas en el sofá, en cuatro como le dicen, enseñándome su bien proporcionado culo, verlo desnudo a la luz era todo un espectáculo, podía verle sus buenas nalgas, arriba su arrugado ano que se antojaba probarlo, y abajo sus labios vaginales mojados de sus jugos y de mis preseminales, y en el centro de ellos la entrada de su dilatada vagina.
Algo dentro de mi, me llamó a probar antes sus nalgas, asi que antes de cogerla, me puse a besarle sus nalgas, luego los besos fueron chupones de mis labios y luego le lamía el ojete de su culo, ella al contacto de la punta de mi lengua y su ano, se puso a gritar y me decía -ayy que rico papito, asi comete mi culo, comételo todo, ayyy!!- gritaba Cris eso me hacía hervir la sangre, y me provocaba que le chupara el culo con más intensidad como si fuera el platillo más exquisito.
-méteme los dedos!!- me decía Cris entre gemidos.
Yo le metí uno y luego dos dedos en la raja caliente, la hembra estaba mojadisima, entonces metía los dedos hasta lo profundo de su raja y luego los sacaba de su vagina, mientras mi lengua no dejaba en paz el aro arrugado de su culito.
Cris comenzó a quejarse como si le faltara el aliento, se estaba corriendo con tanta euforia que me puse de pie detrás de ella, puse mi verga en la entrada de su raja y sosteniéndome de su cintura la ensarté duro y mi verga se fue hasta que mis huevos rebotaron en sus nalgas, luego me puse como loco a cogerla, sacaba y metía mi verga intensamente, los dos gemimos y gritamos juntos, después de varios minutos asi cogiéndola, mi verga comenzó a echar chorros de semen dentro de su vagina.
Cada chorro era un grito que yo pegaba y ella también.
Hasta que después de cuatro o cinco gritos empecé a calmarme y ella se calmó.
Ella se acostó en la posición que estaba, boca abajo sobre el sofá, y yo me dejé caer encima de ella, con mi verga todavía adentro de su rajita, hasta que poco a poco fue reduciendo su tamaño hasta salirse sola de su panocha.
Nos quedamos acostados, cansados.
Fuimos a su habitación a ducharnos juntos desnudos, los besos continuaron en la ducha, incluso le mamé sus pezones allí.
Salimos envueltos en toallas y nos acostamos.
-estabas molesto conmigo?- me preguntó Cris
-un poco- le contesté.
-y por qué estabas molesto?- me volvió a preguntar ella
Solo moví la cabeza.
No contesté.
Hubo un silencio por unos segundos.
-fue porque el fin de semana lo hice con tu hermano?- insistió en preguntarme
Me quedé callado.
Y en fondo yo sabía que si había sido por eso.
Era una estupidez, pues mi hermano es su esposo, aquí el que sale sobrando soy yo.
-tontito, él es mi marido, y tu eres quien me gusta mucho, eres mi amor prohibido- me dijo ella, me tomó del rostro y me besó tiernamente.
La besé y luego se volvió en un rico beso de lenguas, jugamos con ellas, en su boca y dentro de la mía.
Ella tomó la iniciativa, aún besándonos se subió sobre mi, me quitó la toalla, y me besó desde la quijada, bajó por mi torso, lamió mis tetillas, eso me puso caliente.
Luego bajó por mi estómago, lamió mi ombligo, fue bajando su lengua por mi vientre y luego alcanzó mi verga, la lamió por todo su largo, luego metió el glande en su boca y lo mamó, lentamente fue deslizando mi verga por su garganta y la mamó profundamente.
Ya me tenía a mil, mi verga ya estaba de vuelta, dura como la madera.
-te tengo un regalito!- me dijo Cris, abrió un cajón a lado de su cama, saco un condón, no entendía todavía, hasta que se puso en cuatro bajando su cabeza y elevando su buen trasero, me dijo –lo haz hecho por la colita?-, ella se dedeo el culito con sus dedos, preparándolo.
Eso era perfecto.
Me puse de inmediato el condón y colocando mi glande en su ano, comencé a cogerla, su ano se dilató rápido, señal que lo utilizaba frecuentemente.
Le fui abriendo el recto con mi verga y esta se fue metiendo lentamente en su estrecho agujero.
Ella gimió todo el camino y cuando se la tenía a la mitad, comencé a bombear lento, tratando de meter más delo que sacaba.
Hasta que mis huevos pegaron en sus nalgas, la tenía bien ensartada.
Era mi primera penetración anal.
Delicioso.
La cogí con lentos bombeos, pero me apretaba tanto su culo que me sentía en el paraíso.
No pude aguantar más de diez minutos y comencé a eyacular.
Me disculpé, pero ella me dijo que estaba muy bien para mi primera vez.
En mi condón habían restos de sus heces fecales, pero lejos de ser un asco, era muy erótico.
Después de esa noche, yo cogía a mi cuñada, si podía, cada noche que no estuviera mi hermano.
Mejoré mucho en el sexo anal, pues tardaba más y aprendí a estimularla para que tuviera orgasmos por esa vía.
Si ensartar a mi cuñada era un sueño, cogerla por el culo era un paraíso.
Cris tiene un culito espectacular y tener mi verga entrando y saliendo de su recto es mi delirio.
En esos días, lo hicimos en casi todas las áreas de la casa, incluyendo la ducha, la sala, en la cocina y en la habitación de cada uno.
Me llamaba al trabajo solo para preguntarme como se lo iba a hacer yo al llegar a casa y si deseaba su culo.
La empresa para la que trabajo me trasladó con mejoras de puesto y salario a otro lugar, no aceptarlo me hubiera valido el despido y las dudas de mi hermano, asi que me tuve que mudar.
Cris hasta lloró frente a su marido él día que me fui.
Le dije hasta pronto y no un adiós.
La verdad es que aún no perdemos contacto (redes sociales) y me gusta mucho esa mujer, ella me dice que se quiere mudar a donde yo esté.
Que dirán en mi familia, por quitarle la esposa a mi propio hermano?
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