AMBOS FINGIMOS NO SABER NADA *
Un secreto del cual mi esposa no quería revelar y lo descubrí por mi mismo..
Hace un tiempo, en una platica mi esposa decía que no se atrevía a confesarme algo porque yo la dejaría. Tiempo después lo descubrí y me encantó.
Liliana. Mi esposa mide 1.68, caderas amplias, nalgas redondas, pechos medianos, cara bonita y algo llenita de cuerpo, por lo que se le ven unas piernas nada despreciables. De piel morena clara.
Yo soy Luis. Moreno claro y delgado.
Por azares del destino, estaba en la parte sur de la ciudad, cuando pronto veo pasar a una mujer en mini falda, unas piernas muy lindas, trasero amplio, cabello largo, con las puntas rubias y pechos medianos. Se veía muy atractiva por eso me fije bien. Jaja.
A la esquina siguiente se abrazo con otra chica, la cual iba de leg jeans y playera blanca, no muy formal. Hasta parecía haber salido del gym.
Por la distancia no podía ver con claridad a la otra chica. Pero si vi que estaban besándose.
Por seguir viviendo la escena de dos chicas besándose, decidi seguir ahi.
En un rato llego un taxi de aplicación y se subieron.
Aquí haré un pequeño paréntesis para decir que si se imaginaron de quien se trataba. Están en lo correcto.
Prosigo.
Al regresar a casa. Me llevé una gran sorpresa.
¡La chica de los leg jeans y playera blanca, era mi mujer!
Exactamente la misma vestimenta de la mujer que parecía haber salido del gimnasio.
Eso me puso muy cachondo, por lo que quise retozar con Lili.
Cuando ella finalmente accedió.
Su vagina estaba mojada y no era por el manoseo que le metí previamente.
Aquello hizo que casi le arrancará el clitoris a chupadas. Liliana estaba a punto de estallar y así fue.
En cada estocada que le daba, recreaba la escena de su beso con la otra chica.
Aún imagando su encuentro lesbico en la intimidad de algún hotel.
Subiendo sus piernas a mis hombros, podía contemplar esa vulva semi depilada que horas antes debió haber sido mamada por una boca femenina.
Sus pezones estaban erectos cuando pasaba mi boca en ellos e imaginar el sabor de los labios de la otra, y seguir recreando aquel encuentro. Haciéndome temblar por el repentino orgasmo que llegó por saber que mi esposa tenía una amante.
– Llegaste muy caluroso. ¿No habrás visto viejas, o si?
– Hasta cierto punto si, pero no duro mucho el show.
Al pasar los días, iba al lugar donde las había visto. A la misma hora y nada.
¿Que pasaría? ¿Mi socia no es de la zona? ¿Cambiaran de lugar cada vez para no ser descubiertas?
Como podía le revisaba el celular a Liliana y nada. Sabía esconder bien aquel romance.
Yo, por mi parte. Al hacerle el amor pensaba en su amante. Por lo que me esforzaba en hacerlo mejor y así tal vez convencerla de hacer un trío con su amiga.
Cuando le propuse hacer un trío mhm, solo me dijo que dejara de ver porno, que ya me estaba enfermando de tanta porquería, etc. No le quedaba hacerce la santa.
A dos meses de seguir intentando espiarla. Llegó lo que tanto esperaba.
Un mensaje en su celular, avisando que iría a visitarla.
Ya se. Podría ser alguien más, pero no.
Algo me gritaba que era Amanda; que era el nombre que apareció en el mensaje, seguido de la palabra besos al final del aviso.
Como yo trabajo para una agencia de equipos de seguridad, era evidente que tenía algunas cámaras de vigilancia.
Sin que Liliana se diera cuenta, coloque la cámara más discreta que tenía.
En un costado de la cama; bien escondida, para así disfrutar del show.
Mi corazón latía a mil por hora.
Me urgía ver si la tal Amanda ya había llegado a la casa para retozar con mi esposa en nuestra cama.
¡Que ansiedad y estrés a la vez!
Tuve que esperar a que llegara el domingo para ver el vídeo.
Liliana. Como de costumbre fue a casa de sus padres, pero esta vez no iría por cuestiones laborales. Le dije.
La televisión ya estaba lista y yo ansioso por echar a andar la grabación.
Despues de adelantar la grabación por casi cuatro horas desde que me había ido para el trabajo.
Se ven a las dos mujeres entrar.
A Liliana caminando abrazada de Amanda, quien iba hacia atrás. Beso y beso, así fue como llegaron a la cama.
Lili puso las manos de la otra a los costados, sin soltarla y así se podía apreciar los besos de lengua que se daban.
Al soltar las manos de Amanda. Esta pronto comenzó a desnudar a mi esposa. Empezando por su blusa azul y de su brasier para colgarse de sus senos.
Siguió bajando las manos para acariciar su trasero y sus piernas.
Liliana, bajo a a cintura de la mujer para quitar su pantalón de vestir negro.
Besando sus muslos, lamiendo su vulva por encima de lo que era su ropa interior.
Al sacarle la prenda, hundió su cara en aquella vagina.
Amanda la jalaba del cabello y se retorcía por sentir sus mamadas.
Sentando a Amanda. Liliana le quito su camisa dorada, como no llevaba sostén, mi mujer se prendió de sus pechos.
Volvió a bajar a su vulva, luego subió de nuevo para que su amante la montará.
Simulando cabalgar a un hombre, las dos se masajeaban los pechos, para luego restregarselos y así Amanda puso en cuatro a Liliana, besando sus nalgas y su coño. Bueno. Por lo que se podía observar en sus movimientos.
Luego fue hacia su bolso y sacó un dildo con vibrador, el cual lo metió en la vagina de Lili. Haciendo que aullara de lo lindo.
Luego fue el turno de Amanda.
Haciendo el 69. Liliana encima de su amante, le metía aquel consolador y a su vez chupaba el clitoris de ella.
La mujer se convulsionaba, por tal cosa.
Luego Lili volvió a hundir su cara en su concha. Después, hacía como si se limpiará la boca y fue a besar a mi socia.
Sacando un cinturón con dildo. Amanda puso en cuatro a mi mujer e irle introduciendo el juguete.
Luego la volteo, subiendole las piernas al hombro.
Despues en posición de misionero, ella la seguía penetrándo y besando, tal como si estuviera con otro hombre.
Ahora Liliana cabalgaba a Amanda como lo hace conmigo.
Para la siguiente posición vinieron las tijeras. Vulva contra vulva en una fricción llena de calor y lujuria.
Se podía apreciar como las dos mujeres en celo se empezaban a retorcer debido a un gran orgasmo.
Para el postre. Ambas volvieron al 69 para limpiarse y quedar abrazadas en la cama, como si fueran una pareja estable.
De ahí ya no paso más que unos besos y unas cuantas caricias más.
Durmieron un poco, al despertar, se vistieron y salieron de nuestra recamara.
Esta demás decir que me hice tremenda paja viendo aquel video.
Al llegar mi esposa. Le ofrecí de cenar, nos bañamos juntos y le hice el amor un tanto parecido a lo que Amanda le hizo.
Intente hacer las tijeras, la cual le cayó de raro a Liliana, pero sin duda le gustó mucho.
Sin querer le había dado una idea para practicarla con su amante.
O tal vez ya lo habrían hecho. Quien sabe.
Así. Liliana sabe que yo no se nada. Yo le hago saber que todo está normal, pero la verdad es que si se. Y así ambos fingimos no saber nada.
Y yo seguiré disfrutando de sus videos en mi cama.
Vladimir escritor.
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