AÑO NUEVO, NUEVA VIDA
Salir de la rutina por un pequeño retoque .
AÑO NUEVO, NUEVA VIDA
Me aferraba a su espalda caliente y suave, apretaba
por mis manos hasta clavar mis uñas, su pecho
húmedo junto al mío, y la fuerza de sus piernas
impulsando sus caderas contra las mías, fue algo
salvaje paro tan lindo y sensual sentir como él se
vaciaba dentro de mí, mientras gemía extenuado
Por fin he vuelto a vivir como mi cuerpo
apretaba aquella verga dura, sentía su palpitar dentro
de mi y de nuevo, otro orgasmo, hacia bastante
tiempo que no los había tenido seguidos mientras
hacia el amor con un hombre. He comenzado por el
final, un final feliz que no creáis que me ha costado
poco conseguirlo
Me llamo Anabel, tengo cincuenta y cuatro años,
mi marido cuatro más, él siempre se siente con
ganas de sexo, siempre activo, cuidando su cuerpo y
su imagen, y no dejando escapar una mirada y un
deseo a cualquier mujer que se cruza, yo desde la
menopausia, había perdido el interés por el sexo,
cada día sentía más molestias cuando me penetraba,
resistía como podía con lubricantes hasta que él se
venía dentro, aun así siempre con ganas de terminar
rápido, después a la ducha y a otra cosa, sin más.
Mi marido había ascendido profesionalmente y lo
trasladaron, cambiamos a una gran ciudad, una
nueva casa, en uno de esos barrios nuevos con todo
tipo de espacios y servicios, entre el grupo de su
empresa conocí a la esposa de otro directivo,
Bea me hizo descubrir la gran ciudad, salíamos de
compras, aperitivos, gym y alguna cena con o sin
maridos. Después de un tiempo conseguimos una
confidencia entre las dos, me confesó que era algo mayor que yo,
aunque se mantenía perfecta, ropa justada, siempre
de peluquería, profesor de pádel, yoga etc. etc, le había comentado de mi
problema vaginal, me sentía con ganas, me atraían
muchos hombres, algunos más jóvenes que otros,
pero solo de pensar en el momento de penetrarme, se
me quitaban las ganas, me recomendó una clínica
ginecológica donde ella y algunas amigas que habian pasado con el
mismo problema se lo habían tratado, me dijo:
-Veras como tu vida cambiara, mientras se reía
En nuestra complicidad, una tarde mientras
tomábamos una copa, me contó algo que me
sorprendió, era una práctica habitual entre los
directivos de la junta de la compañia, tener aventuras esporádicas
con chicas, tienen contacto con una madame que se encargaba de
seleccionar y enviarles chicas, se lo había confesado un antiguo ex
compañero de su marido con el cual mantuvo una
aventura, en ocasiones se inventaban reuniones fuera
de la ciudad o viajes al extranjero donde acaban en
verdaderas orgias, contratando chicas de agencias o
llevando las habituales. Yo estaba segura que mi
marido formaba parte de ese grupo, seguro que ante
esas jóvenes y con cuerpos lindos, que le estaban
dando lo que yo no le ofrecía no se podría resistir.
En alguna ocasión volvía tarde, o tenía que
pasar una noche fuera, le revisaba la ropa para
intentar detectar un rastro de perfume, o cualquier
marca de carmín en la ropa, incluso en su cuerpo
pero no la encontré, aun sabiendo que si tenía esos
encuentros.
Me había propuesto solucionar este apartado de mi
vida, le dije que me quería hacer chequeo medico,
que Bea me había recomendado una clínica, a lo
cual él se mostró de acuerdo, si decirle que
realmente me realizarían un tratamiento de
estrógenos para volver a tener actividad sexual
En pocas semanas me sentí mejor, llevaba
cuatro meses en el gym con un entrenador personal,
mi cuerpo se mostraba mejor, mis brazos se
fortalecieron, reafirme mis glúteos y mis piernas se
veían más atractivas, cambie mi estilo de vida, con
la ayuda de Bea y la tarjeta de crédito de la empresa
comencé a vestir algo más casual, ropa mas ajustada
y corta, corté mi melena, y aunque seguía sin
mantener relaciones con mi marido, si usaba mis
juguetes, noté que ahora me los podía introducir sin
apenas lubricante, mi interior se iba recobrado.
Y ocurrió que conocí al alguien, un chico más joven
que yo, aun sin llegar a los cincuenta, con un cuerpo
atlético, no era ese musculoso adicto al gym, sino
alguien que se mantiene en forma, dieta equilibrada
y vida sana y con el cual podía hablar, es cierto que
me ponía algo nerviosa cuando estaba frente a él, me
trataba con bastante cordialidad y camaradería, sin
dejar de mirarme de una forma sensual, en alguna
ocasión me dediqué a excitarlo, no usando bra
deportivo bajo el top, o incluso un día no llevé
pantis bajo el pantalón de yoga, se marcaba e
incluso del esfuerzo se humedeció de sudor.
El vivía cerca del gym, a dos cuadras, en un
departamento construido en una antigua fábrica, ese
sitio que acostumbras a ver en las películas, de un
soltero y todo con un toque industrial, en ocasiones
me invitaba para que pasara a tomar un café después
de salir del gym o incluso a fiestas que organizaba
con más amigos, al principio lo evitaba, pero cada
dia me sentía con mas confianza y ganas, hasta que
un buen día mi cuerpo dijo:
-hasta aquí hemos llegado.
Era el tercer día del año nuevo, nos había
despedido cinco días antes en la puerta del gym, él
se marchaba a ver a sus padres y nos deseamos un
feliz y cambiado año nuevo.
De nuevo nos encontramos en año nuevo en el
gym, y desde que nos volvimos a ver, notamos la
necesidad que sentíamos el uno por el otro, me
preguntó como me había ido en fin de año, yo a él lo
mismo, en mi interior tenía celos de pensar que me
dijera que había conocido a una chica o que se había
acabado acostando con una antigua novia,
respondió:
-Lo he pasado pensando en ti.
Quise aceptarlo como una broma o un
cumplido, pero seguidamente allí, entre la zona del
vestuario de hombres y mujeres, me besó, me quedé
de piedra, he de confesar que no hice intención de
separarme, volvió a besarme y yo a corresponderle,
al momento éramos como dos hierros al rojo vivo,
tiró de mi diciendo: vamos
Y allí me encontré, en aquella casa con paredes
de ladrillo y columnas de hierro, abrazada a él, me
despojo de la ropa, yo aun con el pelo mojado y me
lanzó contra la cama, en medio de un espacio
diáfano, montó sobre mi, nos besamos, nos
tocábamos, le cogía del pelo, saqué su sudadera y su
pantalón, queríamos hacerlo todo en un instante,
mientras me besaba sus manos recorrían mi cuerpo,
sentí como acariciaba mis labios vaginales, comenzó
a tocar e introducir, me excitaba tanto sentir de
nuevo, estaba siendo egoísta, dejando que el hiciera
sin yo corresponderle, abrí mis piernas y me ofrecí a
su antojo, era su hembra y el mi macho, me
dominaba, me manejaba como una marioneta.
Después lo volteé y quedó boca arriba, me arrodille
entre sus piernas y comencé a jugar con mi lengua
en la punta de su verga, la humedecí y acabé
tragándola, tenía muchas ganas, y comenzó un mete
y saca bien salivado, yo nunca me había mostrado de
esa forma, con ese ansia de sexo, el pedía que
despacio o no tardaría en venirse, pero la que se vino
fui yo, no entiendo como en tan poco tiempo había
llegado a tener un orgasmo, y mientras mi cabeza
intentaba asimilar la rapidez de mi orgasmo, por
sorpresa sentí su semen caliente en mi boca, mi acto
reflejo fue retirarme, pero su mano solo retuvo mi
cabeza para descargar todo dentro de mi, el seguía
descargando en mi boca, por primera vez no sentí
ese sabor acre y acido que había percibido con mi
marido, del único que había tragado su semen, y
emulando una escena porno, le mostré lo que había
dejado en mi boca, dejé caer por mi cuello y por mis
tetas, y seguidamente lo tragué, después le volví a
mostrar mi boca vacía, entonces el me besó y besó
mis tetas, chupaba su propia leche en mis pezones.
Me dejé caer y el abrió mis piernas, yo sin
pudor alguno sentía el placer de su boca en mi
clítoris, estaba consiguiendo mantenerme excitada,
notaba como mi interior se humedecía, su lengua
insistía mientras sus dos dedos entraban con
suavidad, hacia adentro y arriba, me aferré a las
sabanas y mi cuerpo explotó dejando una sensación
de relax, casi lloré, nos besamos sintiendo su cuerpo
junto al mío, su verga se abrió paso y se introdujo,
era la prueba final y estaba aprobada, le pedí con
suavidad, y así lo inicio, aunque no tardó en cabalgar
sobre mí, pensé que mi cuerpo acabaría lleno de
moratones, me daba igual, estaba entregada
totalmente a él, no quería que acabara y el placer de
volver a tener una verga bien dura dentro de mi sin
sentir la incomodidad de tiempos atrás, noté su
cuerpo tenso seguido de una nueva descarga en lo
más profundo de mi, el tiempo se detuvo y nos
mantuvimos abrazados, besándonos, ahora si se
escapó un lagrima que el limpio con su lengua
cuando caía por mi mejilla.
No sé cuánto durará esta aventura, mi marido sigue
ocupado, le he dicho que he contratado un
entrenador personal que me ocupa una o dos
mañanas por semana, a lo que esta de acuerdo,
incluso cuando sé que va a hacer uno de esos viajes
de empresa que realizan cada dos o tres meses, me
he llevado a Jaime a casa, y me ha hecho el amor en
todos los sitios, igual que una joven pareja hace en su nueva casa, en la cama que compartia con mi marido o en el baño, en el sofá del salón, en la
encimera de la cocina, en la terraza por la noche,
ahora vivo solo para nuestros encuentros, mis compras siempre tiene como fin el ofrecerme a Jaime, y miro
porno para darle algo nuevo en cada encuentro.
Mi ropa para el gym es de lo más sensual, el me
pide que no lleve nada bajo ella, le excita que me
muestre sensual, le gusta ocupar la cinta de jooging tras de mi para ver como algunos socios me miran, incluso una mañana temprano, me
colé en el vestuario de hombres e hicimos el amor
bajo la ducha, nos jugamos que nos expulsaran
como socios, pero ya no puedo parar, estoy queriendo recuperar el tiempo perdido.
Algún día se tendré que hacer el amor con mi
marido, seguro que me nota cambiada, pero para eso no hay prisa, los dos estamos bien
ocupados en lo nuestro.
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