Casado Infiel C-2

La aventura se repite. .
Un número desconocido, que raro, todos mis contactos aparecen con nombre.

– Aló?  –

– Hola, soy yo, cuando nos vamos a ver de nuevo? – me quedé helado, en qué momento le di el número de mi teléfono. Ése capítulo lo había borrado. Ahora mi corazón late asustado.

– Hola, cómo estás?  – dije normalizando la conversación.

– Caliente y con ganas de verte  – estaba sólo en el auto, miré para todos lados por si había alguien escuchando. Me estacione para hablar tranquilo pero me sentía como si me hubieran descubierto robando. Habían pasado sólo un par de semanas, ya me había recuperado. Pero tenis todo el cuerpo revolucionado recordando esa noche. Estaba ebrio, me justifiqué  a mi mismo.

– Mira, no sé, déjame ver que puedo hacer y te llamo  – tratando de eludir una respuesta sin ser muy categórico.

– Pero llámame que deseo verte , ojalá este viernes  –

– Por lo mismo, tengo que ver qué puedo hacer –

– Ya, espero tu llamada  –

– Si, no te preocupes, te llamo  –

– Bueno, pero no me dejes esperando  –

– No, si te llamo,  cuídate  –

– Tu también, chao  –

– Chao.

Me quedé pensando, ahora qué hago, la verdad es que me asustaba tener una relación así pero tenía ese gusto de aventura que me sacudía todo mi ser, si hasta sentí cosquillas en mi ano de sólo pensar lo que venía.

El viernes por la tarde me prepara para irme a mi casa, los viernes salgo a las 2 pm cuando recibo una llamada, Mauricio, no lo había llamado porque no sabía qué decirle.

– Hola, todavía espero tu llamada –  dijo él.

– Si, es que he tenido mucho trabajo  – dije.

– Pero vas a venir al departamento? –

– Y tú donde estás? – le pregunté buscando una excusa.

– Aquí, esperándote  – no sabía qué decirle, si no voy capaz que me llame el fin de semana cuando esté en la casa  –

– Dame media hora  –

– Ok, te espero  – colgué, estaba nervioso, voy a tener que ir, por suerte tengo algo de tiempo, pensé. Me subí al auto y me dirigí al departamento, estacioné en el lugar de las visitas y tomé el ascensor, estaba nervioso, las manos me sudaban, sentía un calor en todo el cuerpo. La puerta se abrió y estaba él completamente desnudo y con una erección. Me abrazó sin decir nada, sentí la presión de su miembro contra el mío, ahí me di cuenta de que también tenía una erección. Me saqué el vestón mientras él se encargaba de mis pantalones, en un par de minutos estaba de rodillas en la alfombra con mi miembro en su boca, después se paró me dijo que me sentara y puso el suyo en mi boca.

– Qué rico, no sabes cuanto te he extrañado  – dijo acariciando mi cabeza.

– Ah, pero debes tener sed y no te he servido nada  – dijo retirando su miembro de mi boca. Realmente necesitaba un trago para relajarme. Fuimos a la cocina y sirvió dos whiskolaa. Me tomé la mitad del vaso, una que tenía sed y la otra para relajarme.

– Oye, cuando fue tu última relación con un hombre? – me preguntó mientras me masturbaba lentamente. Yo hacía lo mismo con el vaso en la otra mano.

– Hace muchos años, en ese tiempo tenía 16 – le dije dándo otro trago.

– Qué rico debes haber sido a esa edad  – dijo él, yo me encogí de hombros.

– Y él qué edad tenía? –

– 20 – le respondí.

– Y te gustaba? – si, pero nadie sabía que teníamos una relación.

– Y cuanto tiempo duró? –

– Como dos años  – seguíamos parados en la cocina tomando y masturbándonos.

– Vamos a la cama  – dijo dejando el vaso en la mesa, hice lo mismo y lo seguí, me llevaba de la mano a lo que sabía a que había venido.

– Acuéstate  – me dijo. Él se acostó  a mi lado pero al revés, el 69. Mientras me lo cupaba acariaba mis nalgas y mi esfinter, todo se sentía rico, mojó mi ano con su lengua y metió dos dedos, lo sentí genial, me acordé de mi pareja de juventud. Sus dedos entraban y salían de mi ano produciendo esa sensación especial.

– Ponte boca abajo  – se me subió y poniendo su miembro en mi ano me penetró profundamente con sus más de 18 cm. Me quejé de dolor y de placer. Durante 5 minutos estuvo dándome hasta que me llenó, se quedó acostado sobre mi aplastándome.

– Que rico eras  – me decía mientras me daba besos en el cuello. Yo no había acabado por la que estaba muy sensible.

– Ahora da.la vuelta – sacando su erección de mi  ano. Me acosté de espaldas con las piernas levantadas, metió su miembro nuevamente pero sin dolor, solo placer. Y comenzó el mete y saca lentamente lo que lo hacía más rico.

– Y porqué terminaron? –

– Yo me vine a estudiar acá y él se quedó trabajando allá. Los dos sabíamos que esa relación se iba a terminar por lo que la última vez estuvimos toda la noche en un motel y sin dormir – le conté.

– Que rico, me gustaría estar toda una noche conmigo  –

– A mi también  – le dije sabiendo que eso era imposible. Mientras me penetraba, con su mano me masturbaba al mismo tiempo. Casi se me había olvidado esa sensación tan agradable. Su pelvis chocaba contra mis nalgas una y otra vez.

– Espera, no me toques más que me vas hacer acabar y no quiero todavía  – soltó mi erección y apoyándose en mis piernas siguió con sus metidas a fondo,  cada vez más fuerte y ya no pude aguantar más, mis chorros de semen salía al mismo tiempo que me penetraba, uno tras otro fueron cayendo sobre mi estómago.

– Que rico, me gusta verte acabar  – dijo, pero el no acabó, siguió penetrandome 10 minutos más antes de acabar dentro de mí.

Después de la ducha nos fuimos a la cocina a tomarnos otro trago, el sexo da sed.

– Cuando fue tu primera vez? – preguntó después de un trago, también me tomé un trago y esperé un momento mientras ordenaba mis recuerdos.

– Tenía 10 años, una noche que se quedó mi primo a dormir, él tenía 12 años, mi hizo que se lo tocara y después me dijo que me diera vuelta y me penetró –

– Te dolió? –

– No, nada  –

Y te gustó? –

– Si,  y me lo hizo varias veces esz noche  –

– Después,  cuando fui scout en un campamento tuve que dormir con otro niño, yo tenía 11 y el 13, me cogia todas las noches durante casi un mes –

– Oh, que sensacional ! – dijo él.

– Después de que terminó el campeonato, en mi cama me masturbaba pensando en él,  me costó asumir que ya no pasaría nada más.

– No lo volviste a ver ? –

– No, pero ahora vamos a la cama  – dije yo tomándolo de la mano y llevándolo al dormitorio. Se acostó en la cama y yo de rodillas entre sus piernas metí su miembro en mi boca y lo disfruté hasta que lo monté sentándome en su miembro. Lo cabalgué con diversos ritmos hasta que acabé sobre su estómago . descansé unos minutos sintiendo su erección dentro de mí que me llegaba al estómago. Después continúe cabalgando.

– Qué hora es? – le pregunté en un momento de descanso.

– Van a ser las ocho  –

– Tan tarde?  – pregunté levantándome rápidamente y metiéndome a la ducha. Salimos de la ducha, nos secamos y me vestí. El se quedó desnudo, me acompañó hasta la puerta en donde nos besamos y salí del departamento.