Clases de Educación Sexual con mi Bully
Un muchacho ve como su peor enemigo corrompe a la mujer que ama frente a toda la clase.
Mi nombre es Benjamín. No soy el chico más popular y eso se nota en el colegio. No tengo amigos, las chicas ni me dan bola y los varones me molestan. Sobre todo Brian, lo detesto tanto. No hay un día que no me cargue o me meta un golpe. Me canse de acusarlo con los profesores, pero siempre lo mandan a dirección y después no pasa nada. Pensé que no le importaba a nadie, hasta que la conocí a ella. La profesora Margarita, que empezó a enseñar biología a mitad de año ya que la profesora anterior se jubiló.
Margarita fue la única profesora que me preguntaba como estaba, se interesaba en mis hobbies y, lo más importante, siempre regañaba a Brian cada vez que quería molestarme.
Ella nos doblaba en edad pero, aun así, yo fantaseaba con escenarios donde ella era mi novia, que vivíamos juntos, nos casábamos y hasta teníamos hijos. Por suerte, nunca dijo algo sobre un esposo o un novio, así que mi sueño no era imposible.
Ya que era la profesora de biología, quedaba a su cargo darnos el taller de Educación Sexual, pero al contrario de lo que creí, no fue nada divertido. Solo había un montón de información de los sistemas reproductores, el ciclo menstrual y métodos anticonceptivos. Obviamente, se me cruzaba la idea de perder mi virginidad con la profe Margarita, pero nunca le daría bola a un pendejo de mi edad. Así que lo único que me quedaba era fantasear. ¿Cómo era su cuerpo desnudo? ¿Haría lo mismo que las chicas en las películas XXX? Mi fantasía se cortó cuando sonó el timbre de salida. Como todos los días que teníamos biología, fui a saludar a Margarita personalmente. Estaba tan concentrado en hablar con ella, que no me percaté de que Brian estaba detrás mío listo para atacar. De un movimiento limpio, me bajó los pantalones y luego gritó: “Ese sistema reproductor es más chiquito que el de las imágenes” y todos empezaron a reír. Todos mis compañeros, pero por suerte Margarita no. Ella se tapó la boca con asombro y luego le empezó a gritar a Brian. No pude saber que decían, solo atiné a correr mientras me subía los pantalones. La vergüenza era tal que las lágrimas caían de mis ojos y me fui directo a mi casa. Estuve con una crisis de nervios que me duró todo el día.
Al atardecer, mi mama me dijo que alguien me llamaba por teléfono. No quería saber nada obviamente. Pero cambié de parecer cuando me dijo que era Margarita. Salí corriendo de mi habitación y atendí el teléfono. Me llamó para ver como estaba. Me dijo que se había quedado preocupada y que si quería no vaya al otro día. Además, que no me haga drama por Brian. Ella iba a tener una buena conversación con él con respecto a lo ocurrido así no volvía a molestarme. Se que por más que hablaran con él, no iba a pasar nada, pero apreciaba el gesto.
Cuando corté el teléfono me sentí aliviado, seguro y protegido. Margarita era la mujer perfecta para mí. O eso creí.
Después de un día libre, que desperdicie jugando videojuegos en casa, volví a clases. Pero a diferencia de otras veces, Margarita ya no se mostraba tan cercana a mi. Me saludó como si fuera cualquier alumno, pero sin el rastro de calidez que la caracterizaba. Incluso pude notarla desanimada y hasta algo triste, cosa que me ponía triste también a mi. Seguro algo le había pasado.
Por otro lado, si bien ya no contaba con la buena onda de Margarita, durante la semana siguiente tampoco vi a Brian en el curso. Imagino que lo habrán expulsado o al menos suspendido. La verdad no pregunté ni me interesaba, lo importante es que estuve mas que tranquilo y me sentía seguro. Pero todo cambió el día que se fue todo a la mierda. Si pensaba que el día que Brian me expuso fue el peor de mi vida, era porque no me imaginaba lo que estaba por venir.
Lo primero que me llamó la atención de ese día, fue que los vidrios de las puertas y las ventanas del salón estaban tapadas con diarios. Cosa de que no se pudiera ver nada desde afuera. Estaba algo intrigado, pero al entrar era el mismo salón de clases de siempre. Me senté en mi lugar, abrí mi libro de biología, mi cuaderno para hacer mis anotaciones y esperé como el resto de mis compañeros. Ya habían pasado 30 minutos de que tendría que haber empezado la clase y no teníamos noticias de Margarita. La verdad me empecé a preocupar, así que iba a preguntar a la preceptoría si había avisado algo. Pero cuando llegué a la puerta me topé con ella. “Hola Benja” me saludó con la calidez que tanto añoraba y pensé que había perdido. Me sentí muy contento de repente, pensé que las cosas estaban volviendo a como eran antes. Con una sonrisa, me fui hasta mi lugar como ella me lo indicó. Se dirigió al pizarrón y escribió bien grande “Taller de Educación Sexual”.
¿Pero de nuevo? Si ya lo habían hecho hacía semanas. Bueno, me da igual, siempre que sea Margarita hablando yo la iba a escuchar con atención. Empecé a copiar el título de la clase en el cuaderno cuando de repente empiezo a escuchar expresiones de asombro de la boca de mis compañeros. Miro a los costados y me doy cuenta de que todos miran hacia el frente. Yo también lo hago y me quedo boquiabierto. Margarita se había desabotonado la camisa y se la estaba quitando. Sus enormes pechos apenas eran contenidos por el corpiño negro con detalles en rojo que llevaba. Estaba anonadado, si no fuera por eso hubiera prestado atención a lo que estaba diciendo. Pero básicamente, dijo que esta sería una clase de Educación Sexual muy especial. Y por el momento estaba en lo correcto. Luego de que se quitara la camisa, siguió por su falda. La lencería que usaba abajo era del mismo diseño que el de su corpiño. Se quitó los zapatos y se empezó a pasear semidesnuda frente a su escritorio mientras repetía los mismos datos aburridos de siempre. Yo no podía quitar la vista de su busto, sus piernas regordetas y de sus anchas caderas. Por más que intentara mirarla al rostro, era imposible. Sus pechos blancos rebotaban cada vez que daba un paso. Eran simplemente hipnóticos. Por suerte para mi, empezó a hablar sobre las glándulas mamarias. Una vez que llevó las manos detrás de su espalda ya me estaba anticipando. Había fantaseado demasiado con un momento como este. Unos segundos después, se quitó el corpiño y liberó sus gordas tetas para que todos pudiéramos apreciarlas. El blanco de sus pechos era mucho más claro que el del resto de su piel, y sus pezones eran rosados con enormes areolas. Los como con ambas manos y los enseñaba mientras hablaba sobre las funciones del mismo. Pero yo no podía escuchar nada. Estaba muy ocupado tratando de ocultar la erección que estaba teniendo.
Parecía que estaba viviendo un sueño. Pero supe que la clase se pondría mejor cuando empezó a hablar sobre el Sistema Reproductor Femenino.
Margarita quitó todo lo que había sobre su escritorio. Se puso frente a él y se bajó la bombacha quedando completamente desnuda, salvo por sus lentes. Me sorprendí al ver el grueso y negro vello púbico que contrastaba con su piel blanca, como ella era rubia, creí que lo seria tambien en su entrepierna. La profesora se sentó sobre el escritorio y se abrió de piernas de par en par. Su rosada vagina era mucho más hermosa de lo que imaginaba. Nos mostró detalladamente su vulva, los labios mayores y menores, la uretra, el canal vaginal y el clítoris. Jamás había visto una vagina con tanto detalle, solo a través de algunas revistas porno que tenía guardada en mi habitación, pero la experiencia de ver una en vivo no se comparaba en nada con eso. Tal así fue que mientras Margarita seguía con su clase, una catarata de placer recorría mi cabeza y así tuve un orgasmo que me sacudió todo el cuerpo. Creo que mis compañeros ni siquiera lo notaron ya que estaban muy concentrados en lo que ocurría al frente, pero mis pantalones quedaron empapados por mi joven semen. Cruce mis piernas y rogué porque se secara antes de que alguien lo notara.
Lamentablemente me olvidé de mi accidente una vez que la profesora empezó a hablar sobre el Sistema Reproductor Masculino. Casi me desmayo cuando vi como Brian se iba encaminando hacia el frente de la clase, pensé que no lo vería nunca más. El muy forro caminaba con una sonrisa en el rostro y me miraba solamente a mi. Cuando llegó al frente de la clase, Margarita se bajó del escritorio, puso una silla al lado y ayudó a Brian a subirse al mismo. Mientras lo ayudaba a desvestirse, la profesora explicaba como nuestro compañero se había ofrecido para ser sujeto de esta demostración. Lo ayudó a quitarse las zapatillas, medias y hasta su chomba. Luego le quitó los pantalones quedando vestido solo con su bóxer. Era de color blanco y contrastaba con su piel trigueña. “Cuando estés listo” le indicó la profesora. Brian, de pie sobre el escritorio y con una sonrisa en la cara, empezó a despojarse de su ropa interior, quedando completamente desnudo al igual que Margarita.
Se oyeron muchas expresiones de asombro, para la mayoría de mis compañeras seguramente esta es la primera vez que veían un pene, estaban anonadadas, algunas parecían maravilladas con el miembro que el joven exhibía orgullosamente. Luego de que el alumno se quitó la última prenda, la docente continuó con la clase. Explicando las partes del aparato reproductor masculino mientras, sin ningún tipo de pudor, manoseaba la entrepierna de mi compañero. Señalando sus testículos, escroto, tronco y glande del pene.
Tambien nos explicó que para que ocurrieran las relaciones sexuales, el miembro del hombre debía estar erecto para poder entrar dentro de la vagina. Y mientras lo hacía, tomó el pene de Brian y lo empezó a acariciar con su mano con movimientos arriba y abajo. A medida que lo hacía, la profesora remarcaba como el órgano del muchacho iba creciendo en tamaño por la estimulación manual que estaba recibiendo. Pero luego nos dio un ejemplo de estimulación oral llevando su boca a la entrepierna de Brian. Previamente le había pedido a su voluntario que se pusiera de perfil para que el resto de la clase pudiera observar con detalle. La mujer apoyó sus manos en las nalgas del muchacho y con movimientos hacia adelante y hacia atrás estimulaba su miembro con sus labios, succionándolo y produciendo sonidos nuevos para muchos de los presentes.
Algunas compañeras expresaban asco por las acciones de la profesora, otras estaban intrigadas, pero la mayoría de los varones estábamos hirviendo de envidia por la suerte de Brian quien no hacía ningún esfuerzo por esconder el placer que le provocaba la boca de la profesora. Luego de un minuto, de lo que la profesora luego llamó Sexo Oral, la docente se apartó del miembro del alumno que habia aumentado de tamaño considerablemente. Estaba completamente hinchado y goteaba saliva. Margarita tomó una regla y con ella midió el pene erecto del joven resultando en unos 18 centímetros de largo. Y resaltó lo impresionante que era, ya que el pene normal erecto mide entre 11 y 14 centímetros, catalogando a nuestro compañero como alguien con un “miembro dotado”.
Sin indicación de la docente, Brian se bajó del escritorio y se paseó desnudo entre los pupitres para que mis compañeros, sobre todo mis compañeras, pudieran ver de cerca su dotado miembro erecto. Algunas hasta tuvieron el atrevimiento de pedirle permiso para tocarlo. Pero esto no pudo ser ya que Margarita estaba nuevamente de piernas abiertas sobre el escritorio pidiendo ayuda a su voluntario. Ahora tocaba la estimulación vaginal. Ella no tuvo que indicarle nada al alumno, el muchacho enterró su cara en su vagina peluda sin dudarlo. El blanco rostro de Margarita se estaba tornando rojo, se la notaba acalorada, sudada y su respiración estaba agitada, todo esto eran síntomas de la estimulación sexual, y un indicador de que el voluntario estaba haciendo bien su trabajo.
Le pidió una pausa al muchacho para demostrar al resto de la clase la humedad vaginal que surgió producto de la estimulación. Este era un indicador de que la vagina estaba lista para ser penetrada. Así que sin más preámbulos, Margarita abrió paso a la etapa final de la clase: La fertilización.
La mujer, de piernas abiertas sobre el escritorio, esperaba ansiosamente por su amante. Brian, sin despegar su vista de mi, empezó a enterrar su largo miembro dentro de la vagina húmeda de la profesora mientras esta emitía un gemido de placer. Una vez que estuvo adentro, le pidió que empezara a moverse y así lo hizo.
Durante los 10 minutos que duro la penetración, la profesora intentaba explicar el proceso de fertilización, pero le era imposible ya que a cada rato se interrumpía con gemidos, jadeos y hasta alguna que otra grosería. El único ruido constante de la clase era el golpeteo que producían los testículos de Brian cuando chocaban en las gordas nalgas de Margarita. Produciendo un sonido parecido a un aplauso. Ya para el final, los dos parecían algo cansados, tenían el cuerpo caliente, colorado y cubierto de sudor.
“¡Me vengo!” exclamó el muchacho mientras su cuerpo se sacudía con violencia. La mujer se pellizcaba los pezones, luego entendí que era para llegar al orgasmo juntos. Unos momentos después Brian sacó su miembro, ahora flácido, de la vagina de la profesora Margarita. La cual nos mostró cómo el líquido seminal se escapaba de su interior. Incluso tomó una muestra con los dedos índice y pulgar, y empezó a jugar con ella para demostrar la consistencia del semen. Remarcó que el de Brian parecía bastante normal, ni muy líquido, ni muy espeso. Y que, si todo salía bien, dentro de 9 meses ella daría a luz a un hijo suyo.
De todas las cosas que ocurrieron hoy, oír eso último me partió el corazón. Con un hijo de Brian, Margarita le pertenecería de por vida, o al menos eso creí.
Por supuesto que no volví a ver a Margarita. Cuando se supo lo que había pasado ese día en el salón de clases, la expulsaron inmediatamente. Estaba seguro de que todo fue idea de Brian, de alguna manera la convenció de realizar ese acto. Pero como él era menor, no era considerado perpetrador, sino una víctima inocente de una degenerada sexual. He escuchado rumores de que el embarazo llegó a término y ahora es madre soltera del hijo de Brian, con su carrera arruinada para siempre.
Si bien no volvimos a saber nada de ella, sus acciones repercutieron en el salón de clases por un tiempo. La curiosidad sexual de los alumnos se había disparado. Brian nos acompañó hasta el final del año y nunca más supimos de él, pero era fácil darse cuenta cuáles de mis compañeras lo habían conocido en la intimidad, ya que 4 de ellas se presentaron a la fiesta de fin de año con pancitas de embarazada y eso sin contar a todas las que perdieron la virginidad con el. Se había vuelto un chico muy popular dentro y fuera de la escuela.
Por mi lado me mantengo soltero, y virgen, hasta el día de hoy. Decidí concentrarme en el estudio y en mi carrera. No me interesan las mujeres, y siempre que alguna quiere acercarse la termino alejando. No se sabe, siempre tengo miedo de que aparezca un Brian que las robe de mi vida.
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