Cogida por mi vecino
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Andrea y con dos amigas hemos escrito los relatos más calientes que nos han sucedido, nos atrevemos por el anonimato que existe en estos espacios.
Estudié decoración de interiores, estoy casada desde hace cuatro años, no tenemos hijos aún, mi edad es 27 años. En el año 2006 nos mudamos a un apartamento más espacioso con mi esposo, ese mismo año empecé a trabajar y me ha gustado realizarme en lo que me gradué. En cuanto a mi vida sexual quiero indicarles que soy muy caliente en la cama, me gusta hacer de todo, ya no soy virgen de mi culito ya que desde la universidad me lo rompió mi novio de turno y desde entonces lo he practicado y me gusta.
En uno de los apartamentos aledaños vivía Carol y su marido Marcos, quien es un hombre de 1.75 de estatura, con tatuajes en sus brazos y es poco desalineado en su forma de vestir y de actuar, se notaba también que era un picaflor, ya que desde que me lo presentó mi amiga, Marcos casi me comía con la vista, yo sentía que sus ojos siempre estaban sobre mis tetas y mi trasero. Cierta ocasión que mi marido y yo los invitamos en pareja a cenar, estando yo recogiendo algunas cosas, Marcos me tocó el culo, yo cuando sentí su mano, la esquivé, y le hice una mirada seria. El solamente se limitó a sonreir picadamente. Ese día yo vestía una mini (me gusta mostrar mis piernas) y durante la noche varias veces lo sorprendí viendome las piernas, claro que era un elogio que un hombre se fijara en mi figura, pero, era embarazoso que fuera frente a mi marido, pero a Marcos parece que no le importaba.
Antes de continuar, quisiera describirme, además de las bonitas piernas que dije tener, mi busto también es prominente sin ser exagerado, mi nalgas son paraditas y amplias y mi cara es atractiva, según me dicen mis amigas. Total que no soy mal partido para ningún hombre.
Bueno, luego tantos antecedentes, pasemos a la acción. Ese día como siempre, mi marido se había ido al trabajo, me di un baño, comí un poco de cereal y estaba saliendo del apartamento, cuando Marcos (parece que me estaba esperando), se apareció y me dijo que quería que viera un arreglo que hizo en su apartamento, me traté de negar diciéndole que tenía una cita con un cliente, pero Marcos insistió, me tomó del brazo y me llevó a su apartamento, me invitó a sentarme en el sofa, pregunté por Carol, Marcos me comentó que no se encontraba en ese momento, me enseñó una cortinas de la sala, diciéndome que quería mi opinión en cuanto al color y los detalles, le dije que estaba muy bien y que se armonizaba con los otros colores, pero observé que Marcos estaba más interesado por el escote de mi blusa (ese día no me puse sujetador), que enseñaba una buena parte de mis tetas; asi también llevaba puesta una mini de jeans y zapatos altos.
Por un momento quise salir de allí, le dije que otro día vendría con más tiempo, pero el insistió que me quedara un rato más, Marcos no era un hombre feo, es más tenía pelo castaño claro y se veía que hacía gimnasio, sus musculos eran atractivos, ese día traía puesta una camiseta sin mangas, un short camuflajeado tipo de ejercito, se sentó cerca de mi sin dejar de ver mi escote y mis piernas. Luego me tomó la mano, me dijo que yo lo había dejado impresioando la noche anterior, era demasiado hermosa y que era una diosa cuando usaba mis minis, yo entrecortadamente le dije que agradecía sus comentarios, pero que tenía que salir de allí e irme a mi cita. De repente Marcos me tomó de la mano y me jaló hacia su encuentro su boca buscó la mía, traté de volverme a separar, pero su fuerza era mayor, sus labios recorrían mis labios, su lengua acariciaba también mis labios, poco a poco le di espacio para que metiera en mi boca su lengua que se movía sin cesar para todos lados.
No se en que momento, su habida mano derecha, se coló por debajo de mi mini y dentro de mis bragas, yo sentí sus dedos acariciar mi panocha recien rasurada, -qué me está pasando??- me pregunté, en dos minutos el esposo de mi amiga me estaba acariciando la cuquita y tenía su lengua restregándose a la mia dentro de mi boca. Por qué no lo abofetee cuando me besó por primera vez?.
Estaba pensado eso, cuando siento que uno de sus gruesos dedos penetraba mi vagina, luego empezó a pajearme con su dedo en forma ritmica y fuerte, claro que eso me estaba excitando, empecé a jadear fuerte, pero no le decía que se detuviera, Marcos abandonó mi boca solo para buscarme las tetas. –Sabía que tenías buenas tetas Andrea, ahora son mías!!- mientras tomaba una de mis tetas con su boca para mamarla, su mano dejó mi raja solo para quitarme con mucha experiencia mi blusa, quedé sin nada de la cintura hacia arriba.
-Sabia que en el fondo eras tan caliente como yo!!- me decia Marcos
Nuevamente su mano se metió en mis bragas, para meterme su dedo y masturbarme, yo gemía de placer, su boca y lengua hacían un gran trabajo en mis tetas, las chupaban, les mamaba los pezones, mientras su dedo se metía en mi mojada vagina. Un segundo dedo ingresó en mi interior y siguió moviendolos rítmicamente. Yo estaba por llegar a un orgasmo, sentí que me mareaba y que me llegaba un climax impresionante, Marcos lo sintió porque aceleró el movimiento de sus dedos y apretó mis pezones.
-La estas gozando verdad Andrea?, eres toda una linda putita!- me dijo.
Después de mi orgasmo, Marcos se hincó en el piso y me sacó la mini con toda la experiencia del mundo, casi no sentí cuando la tuve toda afuera, luego jaló mis bragas y en segundos estaba yo toda desnuda en el sofa de su casa, solamente me quedaron mis zapatos. Abrió con suficiencia mi piernas y su boca buscó rápidamente mi raja, con los dedos abrió mis labios vaginales y puso su lengua y su boca sobre mi bollito, -ohhh- sentí su lengua trabajando mi panocha, con la punta de su lengua jugaba con mi raja y con sus dedos empezó a estimular mi clítoris. Yo me retorcía sobre el sofa, me estaba portando como él me había dicho, como una putita.
Luego con su boca tomó mi clítoris y lo comenzó a acariciar con su lengua, sus dedos nuevamente penetraron mi vagina, sentí al rato un nuevo climax, -será posible que tenga otro orgasmo- pensé, si mi marido lo más que me había sacado en un sesión de sexo eran dos orgamos, y yo ya sentía venirme por segunda vez y no había sido siquiera penetrada por su pija. Cuando sentí la corriente eléctrica bajando de mi cabeza, me vine a chorros, lo tomé de la cabeza y le restregué mi cuca en toda su cara dejándosela llena de brillo, debido a mis eyaculaciones.
Me quedé quieta un rato posterior a mi venida, Marcos se puso de pie y se quitó toda su ropa, me quedé impresonada por su falo, era bien grueso y largo, mi marido tiene seis pulgadas de verga y era pequeña comparada con la de Marcos. Se paró frente a mi y casi me ordenó que le mamara la pija.
Sentada en el sofa, le tomé su preciosa verga con mis manos y la llevé a mi boca, la lamí y le chupé primero su enorme glande, le pasé la lengua desde allí hasta sus huevos, Marcos comenzó a gemir y me tomó por el cabello, me obligó a engullirla toda, apenas pude con ella, luego empezó a moverse dentro de mi boca, como si me estuviera follando la boca, cuando la metía sentía que me llegaba hasta las amigdalas, casi me hizo vomitar. –Te gusta tragarte mi verga verdad Andrea!!- me decía a cada rato.
Yo le frotaba el tronco de su verga y me metía su enorme glande en la boca para acariciarla con la lengua, eso le empezó a excitar a Marcos.
-Sigue asi mi putita!, sigue asi..-
-Dime que te gusta mi verga??- me empezó a repetir.
Hasa que le respondi –Sii, me gusta tu verga-, se lo dije sacándome un segundo su verga, y la verdad es que su verga era bonita, gruesa, dura y rosada la punta!-
Era la primera vez que le era infiel a mi marido. Tuve anteriormente oportunidad de pegarle los cuernos, pero no quise, y hoy no había podido hacer nada ni oponerme. Y además el agravante de que era el marido de mi vecina.
Luego de darle esa mamada de campeonato. El se sentó en el sofa y me ordenó que lo montara de frente a èl, lo hice, me monte sobre esa preciosa y enorme pija, su cabezón abrió mi vagina al máximo, luego me deje ir con mi peso para que me la clavara totalmente. Su pija me llegó hasta los lugares que nunca otra verga había tocado en mi vagina. Me sentí una muñeca de trapo clavada en un palo, casi de inmediato empecé a moverme y a saltar sobre su gran cosa. Empecé lento pero en pocos segundos me daba unos grandes sentones sobre esa vergota, era deliciosa la sensación en mi raja, me hacía sentir sensaciones nunca vividas en el sexo, su grueso tronco me aperturaba al máximo todas las paredes de la vagina. Anteriormente claro que sentía placer cuando tenía mis orgasmos, pero estaba sintiendo mis preorgasmos como nunca.
Los gemidos que yo emitia eran más parecidos a chillidos que gemidos, Marcos me apretaba las tetas y los pezones mientras lo cabalgaba duramente.
-Te gusta una buena pija, verdad!-, -Sigueme cogiendo toda la verga, te la estoy metiendo hasta los ovarios! Me gritaba Marcos.
Estaba por llegar a mi tercera venida y yo controlaba los tiempos, quise acelerar mi llegada y aceleré el movimiento de mis caderas, sentía bien como se movía ese pedazo de carne en mi vagina. En un minuto estaba pegando nuevamente unos quejidos que evidenciaban el gran orgasmo que me embargaba.
Sin esperar mucho, Marcos me tomó y me puso en cuatro sobre el sofa, se hincó en el piso nuevamente para que mi trasero le quedara a la altura de su cara, su boca jugó con mis nalgas y sentí su lengua lamer mi panocha, luego subió por mi rayita, apretaba fuertemente mis nalgas con sus manos, cuando llegó a mi hoyito del culo. Lo empezó a lamer con energía, parecía que se lo quería deborar.
-Que culo tan rico tienes Andreita, por eso es que ya te han dado por allí!- me dijo.
Diciendo eso y hundiendo su lengua en mi ojito del culo, luego se puso de pie y tomó su pija con la mano guíandola a mi trasero.
-Papi dame suave, nunca me han metido una tan grande!- le dije a Marcos.
Sin hacer caso, su glande se hundió en mi colita de un solo golpe. Me quejé para que supiera que me había dolido un poco, pero Marcos no dio importancia y siguió empujándo su verga en mi ano, con pequeños movimientos de su vientre me la fue clavando toda, hasta que finalmente se perdió todo su tronco en mi recto. Sentí que me destrozaba mi culito, nunca me había penetrado una pija tan gruesa. A pesar que la primera sensación fue de dolor, poco a poco se me fue aliviando, hasta que el placer la fue reemplazando. Además fui notando que Marcos estaba gozando mucho, ya que mi recto apretaba más a su vergota, dándole un mayor goce.
El ritmo del sexo anal fue tomando mayores dimensiones, los dos estabamos muy excitados, gemíamos conjuntamente, Marcos me tomaba de los hombros para sujetarse y clavarme hasta el último centímetro de verga en mi colita. Yo ya sin sentir ningun dolor, comencé a mover mi trasero hacia arriba y hacia abajo, jalándole todo su miembro, eso le hacía casi bufar de placer. Finalmente entre bombeos, gemidos y jalones Marcos emitió un quejido y aumento el ritmo de la culeada, yo también estaba por llegar, en pocas ocasiones los hombres me habían sacado un orgasmo por el ano, esta era una de esas veces, primero Marcos eyaculó y siguió bombeándomela, para que yo lo alcanzara también, grité y jadee varias veces, pude sentir mojado mi culito, era todo el esperma que Marcos estaba soltando a chorros. El resto de semen, me lo echó en las nalgas cuando sacó su pija aún erguida. Entre quejidos nos venimos como animales allí en el sofa.
-Que rico culo tienes Andrea!!- -Me sacaste toda la leche!!– me decía Marcos. Mientras aminoraba sus movimientos pelvicos.
-Y tu papi, que delicioso me hiciste el amor en mi colita!!-
Mientras Marcos recogía sus ropas, yo tomé las mías y me metí al baño de su casa para vestirme, ya se me había hecho tarde para mi cita de negocios. Sali casi sin despedirme, no daba credito a lo que había sucedido, todo había sido tan rápido.
Para no cansarlos, Marcos se volvió mi amante ocasional, siempre tomé todas las medidas para no ser descubiertos en nuestra aventura. Hasta que se daban las condiciones pactaba con Marcos vernos para fornicar, siempre me lo hacía divinamente por mis dos agujeritos. Esto duró casi seis meses, hasta que con mi marido nos mudamos a una colonia a nuestra propia casa.
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