Cogiendo a doña Lorena a la cama junto a su cornudo marido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Quiero indicar que yo estaba haciendo mi práctica de Médico y Cirujano en una comunidad lejana, que tiene un Centro Médico tipo A y me enviaron para alli.
Tuve que buscar donde vivir y el presidente municipal me ubicó en una casa como huesped, la casa era de don Liberato un señor de cincuenta y tantos años, que le gusta libar mucho y su esposa doña Lorena una madurita de cuarenta años o cercano a ellos, ella era dominada completamente por Don Liberato, no la dejaba ni ir a la puerta, ella casi siempre vestía vestidos largos, pero aún asi se notaba que estaba todavia muy buena, con una tremenda cola, buenas caderas, muslos grandes y unas tetas de miedo.
Estando en la casa no podía dejar de ver a doña Lorena y en mi cama me la jalaba pensando en ella.
Doña Lorena es el tipo de mujer sumisa de su esposo, hace todo lo que el dice y no le discute nada, solo se dedica a la casa y la cocina.
Si tiene que ir a hacer un mandado, Don Liberato la envía con alguien cuidándola o le mide el tiempo cuando va sola.
Yo soy muy calentón y me gusta el sexo en todo su esplendor y comencé a relacionarme con Doña Lorena, al principio me esquivaba, pero su vida solitaria hizo que me fuera hablando más y más, claro que esto era no estando su marido presente.
Don Liberato era un buen bebedor y la edad ya lo traicionaba, pues se quedaba dormido en la sala bebiendo, le gustaba el tequila y el ron.
El siempre me invitaba a beber, pero yo me tomaba dos o tres y alli me mantenía.
Una noche como varias, estabamos bebiendo en la sala de su casa, la sala es como las casas de antes, inmensa, Doña Lorena nos sirvió alli de comer y luego botanas, ella se sentó con su marido, que por enésima vez se quedó dormido.
Entonces me levanté y me senté con ella.
Charlamos mientras oíamos roncar a don Liberato.
Alli fue cuando la tomé de las manos y le dije que era una mujer muy atractiva, ella se sonrojó y me dijo que no dijera eso,
-Nunca te has portado mal siendo esposa de él?- le pregunté
-ayy no, ni dios quisiera- me dijo ella
-vamos, eres muy hermosa y acuerdate que el cuerpo se va deteriorando con el tiempo- le insistí yo.
La tomé de las manos y la acerqué y le di un beso en el cuello.
-ay no Doctor Carlos, que esta haciendo?-
-Vamos Lorena, se que te gustaría pasar un buen momento, a mi me gustas mucho- le dije
-no, no, mi marido se puede despertar en cualquier momento- dijo ella sin quitarme de su cuello y mejilla.
Metí mi mano desde abajo de su vestido y comencé a acariciar sus piernas, ella me decía que no a cada momento, pero no me quitaba la mano ni lo evitaba.
Acaricie sus muslos internos y llegué a su chuchita, le acaricie sobre su braga que era inmensa.
Ella me pedía que parara, pero yo ya no oía nada.
Meti mi mano dentro de su calzón y pude tocar toda su pelambre, tenía un parche de pelos grande, al estilo antiguo.
Acaricie sus labios vaginales y pude sentir que estaba muy mojada.
Todo lo hacía con su marido casi al lado de nosotros.
Ella me puso su mano sobre la mía para que me detuviera, pero solo era apariencia, pues no ponía fuerza en lo que hacía, yo exploré su raja, acariciaba sus labios vaginales, su clitoris entre la masa de pelos y ponía la punta de mi dedo en la entrada de su vagina.
Ella comenzó a agitarse y a dar uno que otro gemido reprimido.
Se que estuve a punto de provocarle algo, pues se levantó del sillón y me dijo, -ya no por favor Doctor, mejor ayúdeme a llevar a mi marido a la cama-.
Con mucho trabajo lo llevamos, pues don Liberato es algo regordete.
Lo depósitamos en la cama, ella le quitó los zapatos y a los poco segundos comenzó a roncar de nuevo.
Me dijo que me fuera que ella se iba a dormir.
Le dije -cambiate y ponte bonita, yo vendré en quince minutos a verte-.
-ay no, por favor Doctor, dejémolo asi- me dijo ella.
Yo me fui a mi habitación, me cambién, me puse un boxer flojo y una camiseta.
Me la jalé un poco pensando en la señora Lorena.
Esperé veinte minutos y luego tomé camino a la habitación de ellos.
Abrí la puerta, la habitación estaba semioscura, solo la lampara de noche de Lorena estaba prendida.
Don Liberato seguia roncando y ella alli estaba con un camisón de noche blanco, flojo, se notaba que debajo no tenía sostén.
Ella estaba nerviosa y me acosté a su lado.
Tomé su rostro y la besé, ella primero me separó, pero insistí dos veces más hasta que nos dimos un rico beso, mi lengua y su lengua se entrelazaron de forma deliciosa por varios minutos.
Mis manos se metieron de nuevo debajo de su ropa para llegar a su chuchita, ahora su ropa interior era más pequeña, metí mi mano y acaricie de nuevo sus labios vaginales entre toda su pelambre, la acaricie hasta que comenzó a dar sus gemidos reprimidos, pero no me detuve hasta meterle un dedo dentro de su raja, ella gimoteaba, pero se ponía la mano en la boca, no quería despertar a su marido.
Para estar más cómodos, le quité su camisón, ella intentó detenerme, pero se lo saqué, solo quedó en calzón.
Sus tetas era grandes y comencé a chuparlas, le comía sus pezones, un dedo en su raja entrando y saliendo, la puse a ella mu caliente y ella tapandose la boca tratando de evitar dar gemidos sonoros.
Su marido aún roncando a pierna suelta.
Luego comencé a sacarle su calzón, pero ella me lo impedía, entonces vine y lo rompí en pedazos para sacarlo.
Me fui poniendo encima de ella, busqué su boca para calmarla, estaba moviendose mucho, el besó sirvió para tranquilizarla le dije que todo estaba bien, fui colocando mi verga en la entrada su peluda vagina y la penetré.
Ella se tapó la boca, pero aún asi se oyó su quejido.
La fui clavando hasta el fondo, su vagina estaba hecha una sopa de lo mojada.
Le fui levantando las piernas y aferrándome bien, comencé a bombearle mi verga, entraba y salía suave de su chuchita, ella me decía que no con boca y la cabeza, luego me decía a voz baja -mi marido y si despierta?-.
Yo la seguía cogiendo rico y le decía -no te preocupes, ni cuenta se dará-.
Segui dándole verga, cada vez con más fuerza y más profundo de su raja.
Ella comenzó a excitarse y me buscó la boca.
Nos besamos de lengua y mi cadera no dejaba de moverse, con mi verga dentro de su vagina, poco a poco ella comenzó a gemir con más tranquilidad, se abrazó a mi y pegó su cuerpo, estabamos cogiendo de mejor forma, a señora estaba muy rica.
En eso sentí que me mordió el hombro y comenzó a dar respiraciones como ahogándose, estaba teniendo un orgasmo.
No dejé de moverme dentro de ella para que se maximizará su corrida.
Terminó y yo seguía cogiéndola ahora más duro.
Luego la puse de lado, su marido le quedaba enfrente.
Me puse atras y puse mi verga entre sus buenas nalgas, fui buscando la entrada de su raja, la encontré por lo caliente que estaba, fui colocando mi verga en su chuchita y la penetré de nuevo, fui moviendo mi verga ritmicamente adentro y afuera, me aferraba a su cintura y se la metía duro, la cama se movía y don Liberato igual se movía, pero para él era como arrullarlo.
En eso veo que de nuevo Lorena se tapa la boca y comienza a emitir gemidos reprimidos, se está corriendo de nueva cuenta.
Yo también ya no aguantaba más pues sus nalgas ocasionaban que estuviera más cerradita y le anuncie mi corrida.
-te vas a venir adentro?- me preguntó ella.
Le dije que si, la tomé de la cintura le hundí profundo mi verga en su raja y comencé a eyacular, varios chorritos de semen salieron de mi verga y se quedaron dentro de ella.
Luego de varios latigazos de leche, por fin terminé y di un gemido de satisfacción.
Me desprendí de su raja.
-será mejor que te vayas a dormir- me dijo ella, tomé mi boxer con la mano y salí de alli con mi verga semierecta con la punta goteando de leche todavía.
Me la había cogido con su marido al lado, que locura.
Yo solo desperté a la bestia, porque ahora ella me llamaba al Centro de Salud y me decía que su marido no estaba, que había ido a tomar con sus amigos, entonces yo llegaba a la casa, ella mandaba a la sirvienta a hacer algun mandado y entrabamos a mi habitación y yo la desvestía y le chupaba todo su cuerpo, le mamaba sus tetas y pezones hasta ponerlos colorados, luego ella me mamaba la verga muy rico, me decía que tenía años que no se lo hacía a su marido.
Luego la puse en cuatro y primero le chupé la raja y el culo por atras, luego la cogí al estilo perruno, hasta que la hice correrse entre gritos y gemidos.
La cogí esa segunda vez en varias posiciones.
Luego le la cogí al estilo misionero y mientras la cogía y le chupaba las tetas al mismo tiempo comencé a eyacular adentro de nuevo.
Fueron como 40 minutos de sexo intenso, cada vez me gustaba más follar a doña Lorena.
La tercera vez fue en mi consultorio, convencí a don Liberato de hacerle exámenes a su esposa.
Cancelé todas mis consultas y recibí a ella.
Alli la puse en la camilla, le quité sus bragas y le hice sexo oral de entrada, yo metía mi lengua entre su amplia pelambre, ella daba de gemidos, pero yo ya había sacado a las enfermeras, asi que sus gemidos no fueran escuchados solo por mi.
Pero yo ya había premeditado algo, rasurarle su raja peluda, saqué una resuradora nueva y se lo dije.
Ella no estaba de acuerdo, porque me dijo que su marido se daría cuenta, le dije que le aseguraba que ni cuenta se daría su marido.
Asi que en mi consultorio le quité como el 50% de sus pelos púbicos, su raja quedó muy bonita, más atractiva, se la mamé de nuevo y la hice correrse con mi lengua en su raja y en su clitoris.
Luego la cogí levantandole las piernas y poniéndolas en mis hombros, le di duro hasta que ambos llegamos juntitos al climax, de nuevo le llené su rica chuchita de lechita caliente.
Su marido me preguntó como habían estado los exámenes de su esposa, le dije que necesitaba hacerle otros análisis pues miraba algo malo en su matriz, él se preocupó, pero era falso.
Solo quería tenerla de nuevo en mi consultorio.
Cuando ella llegó, le dije a una enfermera que me preparara a la paciente, que necesitaba hacerle un lavado gastrico (un enéma), asi que la enfermera se lo aplicó, luego la llevó a mi consultorio y la puse en cuatro, le lamí el culo y la raja hasta ponerla sumamente excitada a Lorena, ella me dio también una recordada mamada de verga y luego le dije que se pusiera en cuatro, tomé un anestesico local y se lo puse en su ano, con los dedos la penetré por el culo para meterle el anestesico, le pregunté -te la han metido por el culo?-, ella me dijo que nunca, -entonces yo quiero se el primero-, le puse mi verga en la ranura de su culo y la fui cogiendo, por el anestésico ella casi ni sintió dolor, la fui penetrando lentamente hasta metersela toda, luego la follé rico por el culo, ella comenzó a excitarse y daba gemidos luego.
Me la cogía hasta que eyaculé dentro de su recto.
A ella le gustó también y me dijo que su hoyito era solo mio.
Claro que me la cogí varias veces más, hasta que seis meses después terminó mi práctica, le dije que la visitaría de vez en cuando, porque ella sería dificil que me buscara.
Lo cual no sucedió nunca, solo me quedaron esos ricos recuerdos de su enorme cola.
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