colegila de la bancaria (UABM)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ColegialaUBAM.
Hola, ¿qué tal?, mi nombre es Eryka y quiero compartir con ustedes lo que me pasó no hace mucho, la verdad es que no me animaba a escribirlo pero con el paso del tiempo y leyendo a estos increíbles autores, me animé a hacerlo. Primero que todo, quiero describirme, soy una chica muy liberal, muy sexy, atractiva, coqueta y muy vanidosa, la verdad es que estoy buenísima, nadie se puede quejar, mis tetas son algo grandecitas y respingonas, con un par de nalgas que uufff, cualquier hombre quisiera acariciar y una panochita increíble, muy linda y bien cuidada, en el sentido del higiene. La verdad, estoy muy guapa y no me puedo quejar. Todo comenzó cuando entré al colegio, la preparatoria se llama UBAM, Estado de México, para los que la conocen y ya desde un buen tiempo atrás, había descubierto mi sexualidad y comencé a sentirme extraña, me masturbaba por las noches o me tocaba mi sexo en la calle, o en el transporte, la verdad, eso me gustaba. Siempre uso ropa pequeña y atractiva, me gusta provocar a los hombres con mis diminutas tangas, o había veces que no usaba ropa interior en las calles y en el transporte público y claro, el colegio no sería la excepción. Entré al colegio a mis 18 años, a una institución digamos un poco adinerada o de paga y la verdad, las relaciones sexuales con mi novio eran en cada noche pero quería experimentar cosas nuevas y cuando ingresé al colegio, me encantó el uniforme desde el primer momento en el que lo vi y se me vino a la mente un sin fin de formas para diseñarlo y vestirlo, ¡wow!, solo de pensar que me iba a ver como una puta, con ese uniforme, me mojaba y quería sentirme penetrada en ese mismo momento pero tenía que aguantar mis ansias. Cuando ingresé a la UBAM, me sentí rara, era otro mundo al que yo no estaba acostumbrada pero la verdad es que me adapté muy rápido al estilo de vida que se llevaba ahí adentro, las fiestas, los fines de semana, el alcohol, las drogas, el sexo en su amplia definición, etc. Entré dos semanas después de que iniciaron las clases y me sentía la extraña del salón, todos me miraban como diciendo "¿ya vieron a la nueva?, nos la vamos a coger" y la verdad, me gustaba el morbo y la curiosidad con la que me miraban, me sentía atraída y excitada; como sea, me adapté tan rápido que hacer amigos no fue difícil y menos aún, las enemigas y la envidia. El tiempo pasó y alrededor de un mes, mi novio iba por mí al colegio y eso me gustaba, que miraran a mi novio con recelo, que lo vieran como enemigo y que me hiciera sentir más deseada, eso me encanta. Como decía, el tiempo pasó y los profesores eran simpáticos y muy atractivos, bueno, uno que otro, había dos en especial y para ser sincera, me sentía atraída por uno de ellos y fue tanto el gusto que sentía por él que no me di cuenta en qué momento comencé a coquetearle y por qué no decirlo así, insinuándomele. Claro, él no se podía resistir a mis puterías que hacía, pues me alzaba la falda, que de por sí ya era muy corta y abría mis piernas mientras él explicaba algún tema de la clase, mirándolo fijamente a los ojos, invitándolo a observar ese bello panorama que tenía reservado en mi entrepierna para él. El profesor se llama Luis y la verdad, no tengo por qué ocultar su nombre, pues me hizo sentir toda una mujer, más que mi novio. Con el paso del tiempo, él se dio cuenta de mis insinuaciones y un día, me dijo mientras caminaba por el pasillo "disculpe, señorita Reyes, ajá, mmm, no sé cómo decirle pero quiero que le pare a sus jueguitos y a sus insinuaciones"; la verdad, no sabía qué decir, me sentía como una estúpida tonta, tratándome de tirar a un profesor de mucha clase y más porque creía que no podía fijarse en mí, a pesar de lo linda que estoy, no sabía cómo actuar, así que decidí seguir mis instintos y le pregunté mientras le tocaba su pecho "¿por qué, profe?, ¿acaso no le gusta que se la ponga dura, o no quiero tener problemas por el simple hecho de pensar que si lo sigo haciendo, usted y yo podemos terminar en la cama?". Ahora fue él quien se quedó sin palabras y solo contestó con un “lo discutiremos después, señorita ” y se alejó pero la verdad, me sentí excitadísima de pensar que me podrían haber visto, o de imaginar que hubiera hecho mi novio si se enterara pero eso no me importó y seguí haciéndolo toda la semana hasta que por fin, me decidí a dar el paso que me llevaría a la gloria. Por fin, llegó el lunes y después de tanto pensarlo, le dije a mi novio que no fuera por mí, que me iba a regresar con unas amigas después del cole, él aceptó y no puso peros, ya que le prometí que saliendo, lo iría a ver para que me diera una buena cogida y claro que se la hubiera dado, si no fuera porque mi profesor se animó a cogerme por fin pero les contaré cómo sucedió con detalles. Llegado el lunes, me levanté en mi casita, hice un poco de tarea y un poco de mi quehacer, claro, como toda una buena niña de casa hasta que las 11, me metí a bañar y cuando sentí el agua tibia rozando mi cuerpo, imaginaba que eran los dedos de mi profesor tocándome suavemente y no sé por qué razón, me excité y decidí dedearme mientras me duchaba. De esa manera, tuve un orgasmo tan maravilloso que ya quería llegar al colegio, para descargar toda esa excitación en un solo hombre, en mi profesor, por cierto, de cómputo. Salí de asearme, me dirigí a mi cuarto y mientras miraba mi ropa interior y pensaba cuál le gustaría más y cómo me iría vestida, vi una tanga que unas semanas antes me había comprado mi novio para que la usara con él pero el tiempo no lo permitía, así que decidí ponérmela, era una diminuta tanga color rojo, muy sexy y provocativa. No sabía qué ponerme encima, si un short o una panty, así que me fui por la salida rápida y decidí no llevarme más que la tanga y encima, mi falda corta de cuadros blancos con líneas azules, ¡vaya, qué bonita falda era! y dije era porque a la fecha, no la utilizo más. Seguí con la parte de arriba, no sabía si llevar bra o no, así que de igual manera, decidí ponerme sólo mi blusa y sentirme como toda una putazorra, eso me fascina, pensar de esa manera, deseada, sucia, me excita. También, no sabía cómo pintarme, así que eso fue lo de menos, un trazo por aquí, otro por allá y ya estaba lista aquella princesa putona para una buena cogida; afortunadamente, mis padres no estaban en la casa, así que me di el lujo de tomarme mi tiempo, solo estaba mi abuelita pero era X. Así pues, me despedí de mi abuela y antes de irme al colegio, me paré frente a mi espejo, me miré y me dije “Eryka, qué puta te ves, qué cogida te van a dar” y miles de cosas pasaron por mi cabeza en ese instante. Por fin, decidí irme y caminé a la esquina, a esperar mi colectivo pero en el camino, los amigos de mi novio que estaban en la tienda me decían “hola, Erykita, ¿a dónde tan sola y tan bella?, te van a robar” y solo les respondía con una sonrisa, incluso uno de ellos se atrevió a gritarme “¿todo eso se está comiendo tu novio?”, ¡wow, eso me prendió! y sólo me giré, contestándole “sí, ¿qué envidia, no?” y se quedó callado, aunque debo aceptar que eso me puso cachonda. Después, abordé mi transporte y me senté en la parte de atrás, ya que hay más posibilidad de robar miradas, me estaba poniendo más cachonda y por fin, llegué a donde tenía que bajarme, así que pagué pero mi falda se alzó, dejando ver un poco de mis piernas ricas y firmes a los chicos y a los señores que iban conmigo, ¡wow, qué miradas!. Bajé y caminé un tramo de siete u ocho minutos hasta que abordé el siguiente transporte, que me lleva directo al colegio, a donde llegué rápido, no tardé mucho, enseguida saludé a mis amigas y a mis compañeros con un gesto sincero y coqueto, como diciendo “ay, amigas, si supieran lo que me espera, ja, ja, ja”. Seguimos caminando, entramos al aula y tomamos clase hasta que por fin, llegó el turno y la hora de cómputo, mmm, no me gusta mucho pero el profe ¡uuufff!, es guapísimo, alto, de 1. 72 m de estatura más o menos, de tez clara, ojos negros, cabello lacio, unos labios que uuufff, se me hacía agua la panocha de imaginar que me iba a besar todo el cuerpo y también, mi sexo, que estaba húmedo y esperaba por él. Durante toda su clase, no le coqueteé ni me le insinué, tenía todo planeado, solo me hice la que me sentía mal, la que no ponía atención y la que no lo pelaba para nada; obvio, él se dio cuenta de eso y unos minutos antes de terminar la clase, se dirigió a mí y me preguntó "señorita , ¿se siente usted bien?”, le respondí “no, la verdad no, me duele la cabeza y me siento un poco extraña”. Enseguida, él dio la clase por terminada y me dijo que me iba a llevar a la enfermería, lo que acepté y caminamos hacia allá pero en lo que llegábamos, le iba platicando que me sentía mal y que la verdad, no sabía si iba a poder seguir en clases, entonces me propuso que pasáramos a enfermería y según lo que me diagnosticaran, veríamos qué hacer, le respondí “ok”. Llegamos, esperamos un tiempo y después pasamos, ahí la doctora me revisó y me dijo que tenía un poco de fiebre, no sé cómo era posible eso pero me hubiera diagnosticado calentura, ja, ja. Enseguida, la doctora dijo que les iba a marcar a mis padres, para que fueran por mí pero le señalé que podía irme sola pero ella insistió. De repente, el profe la interrumpió, diciéndole “ajamm, am, si gusta, doctora, puedo llevarla y explicarle a sus padres lo que ocurre, usted sabe que lo principal es el resguardo de nuestros alumnos”. Con una voz no muy satisfecha, la doctora aceptó pero me insistió que le explicara a sus padres y que además, no se presentara hasta que se sintiera mejor, él aceptó, indicándome “ande, señorita, la voy a ir a dejar” y llena de alegría por dentro, no podía creerlo, mi profesor, aquel que tanto había deseado, por fin sería mío y sólo para mí, contestándole “vamos”. Entonces, caminamos a su auto, me abrió la puerta muy caballerosamente y nos dirigimos a mi casa, que estaba a un par de horas del colegio. No pasaron ni 15 minutos y yo ya estaba muy caliente, así que aproveché el momento y el lugar, diciéndome “ahora es mi oportunidad” y le comenté “ay, profesor, la verdad es que ya me siento mejor, si usted desea, de aquí puedo irme sola y usted regresarse a sus deberes”. Al momento, me contestó "de ninguna manera, señorita, acepté el compromiso de llevarla y eso haré", le dije “ok” mientras le tocaba su pierna, quedándose mudo hasta que luego de un rato, afirmó "señorita, usted es muy traviesa y esas manos nunca se quedan quietas, quisiera saber por qué hace todo esto". De inmediato, le contesté “¿qué no es obvio, no lo puede ver?, estoy que me muero por usted pero ni me toma en cuenta” y desconcertado, me señaló “aaahhh, ¿entonces es por eso?”, luego adicionó “la verdad es que siento mucha atracción por usted, señorita pero usted tiene novio y yo soy casado”. Rápido, le comenté “¿y eso qué?, ellos no están ahorita para vernos, ¿o sí?”, quedándose paralizado y le dije “no lo guarde más, quiero que me haga suya, profe, quiero que me de eso que tiene entre sus piernas” mientras le tocaba su miembro, ¡wow, lo tenía erectísimo, durísimo!. Ya no pude más, enseguida le bajé su cierre y se la saqué, dándole una buena mamada mientras manejaba hasta que él me dijo en voz excitante “¡qué puta eres! pero ¡qué puta eres!, seguro tenías todo planeado, ¿verdad?”, le respondí “sí, profe, quiero que me lleve a donde usted quiera” mientras lo miraba a los ojos como la puta que soy, añadiendo “quiero ser suya y que me coja ya”. Íbamos por Cuautitlán centro cuando se desvió hacia la plaza San Marcos, ahí cerca hay un hotel, que fue testigo de mis puterías, pues enseguida entramos y luego, luego, lo desvestí y le di unas buenas mamadas a ese pene grandote, me lo metía sin remordimiento. Mientras lo hacía, él me dijo “¡qué puta te ves con ese uniforme!, ¡qué bella estás!, ¡qué puta eres, mi amor!, te voy a coger como tu novio nunca lo ha hecho” y le respondía “sí, métemela ya, ya que estoy ardiendo, papi, ya, profe, quiero ser su puta siempre, métamela”, pues estaba a punto de tener un orgasmo cuando me dio una lamida en mi panochita, uuufff, fue genial, sólo solté un grito lleno de placer. No lo podía creer, me estaba cogiendo a un verdadero hombre y él, al igual que yo, lo estaba disfrutando, ¡wow!. Después, me ensalivó aún más mi conchita, preguntándome “¿esto quieres, nena?, ¿esto querías?, pues ahora lo tendrás y te lo comerás todo, por puta”. Enseguida, le respondí “sí, mi amor, cógeme ya, quiero tenerla adentro” y sin piedad, me la dejó ir de un solo golpe, ¡vaya que me dolió! pero me fue gustando tanto que decía algunas cosas, ya fuera de mí, como “sí, profe, cójame así, rico, ¿le gusta que me le insinúe en clase, profe?”, contestándome “sí, puta, me encanta y ya no aguantaba más, también quería ya cogerte desde cuándo”. A continuación, le comentaba “sí, profe, pues ahora haga conmigo lo que quiera, soy solo de usted”, luego me preguntó “¿qué tu novio no te coge rico?”, le respondí “sí, profe pero no tanto como usted, usted me moja cuando lo veo, cuando me roza y cuando me mira, ¡qué rico es coger con un hombre como usted!, mi novio no tiene que darse cuenta de mis puterías que hago con usted”, señalándome “aaahhh pero claro que se enterará”. Al momento, me di cuenta que el muy desgraciado me estaba grabando con su teléfono celular, al principio me sentía rara y ofendida pero no me importó y le dije “sí, profe, que se entere lo puta que soy con usted y con todo el salón, me gusta andar de provocativa con todo aquel que me guste, ja, ja, bien traviesa”. Él me cogió por todos los lados de la habitación, hicimos y deshicimos hasta que me dijo “ahora sigue este ano tan rico”, enseguida le dije que no porque ya me la había metido mi novio y me había dolido mucho pero insistió y al punto de lo caliente que estaba, termine aceptándolo y me señaló “ya ves, puta, como bien que quieres” y le susurré “sí, profe, métamela pero ya”. De esa forma, él me la metió, al principio despacio y después, con movimientos duros hasta que tuvimos un grandioso orgasmo, se vino en mi anito y me sentía morir pero me gustó mucho sentir esa lechita tibia en mi interior, fue genial, nadie me lo había hecho así. Estuvimos así un rato hasta que me dijo “¿ya ves como sí tenías calentura, puta?, ya te di tu dosis y te la seguiré dando cuando quieras”. Posteriormente, salimos del hotel y me llevó a mi casa hasta unas cuadras antes, de ahí seguí a pie pero antes, pasé por la casa de mi novio, aunque no tenía ánimos para saber de él, solo de la buena cogida que me habían dado. Claro, al día siguiente, él se molestó porque no le di lo que le prometí pero luego lo recompensé y desde ese día, mi profe y yo cogemos, o más bien, cogíamos porque tuve que salirme de la escuela por problemas familiares. Luego les contaré de mis demás aventuras con los amigos de mi novio. Espero que les haya gustado mi relato, escríbanme.
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