Como comencé a serle infiel a mí esposo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Vivo en un conjunto residencial y en el piso del edificio hay dos apartamentos y un hall de entrada que comunica el ascensor con la puerta de los apartamentos, yo vivo en un octavo piso, después de tanto luchar me dejaron colocar una matera en el hall la cual cuido con mucho esmero.
Con mi esposo tuve una vida sexual bastante pobre diría yo después de haber experimentado lo que he experimentado ahora, tenemos dos hijos una mujer de 19 años y un hombre de 22, en familia nos llevamos bastante bien.
Mi esposo desde hace bastante tiempo solo tiene sexo conmigo de cuando en cuando, la verdad es que yo me había refugiado en otras cosas y por eso no le daba importancia, ahora después de lo que he experimentado he tratado de llevar la iniciativa en materia sexual y estoy logrando que tenga sexo conmigo más seguido.
La historia es la siguiente, una tarde estaba arreglando la mata del hall y entraba el hijo del vecino que es como de la edad de mi hijo, con el problema de convivencia de las ciudades yo no me había dado cuenta de quienes eran nuestros vecinos de piso.
El me vio tratando de correr la matera y me dijo permítame señora yo le ayudo, corrió la matera y yo me puse a desmanchar el piso que con el agua se había manchado, me agache, me puse en cuatro a restregar el piso y él se quedo ahí parado mirando mi cola, cuando me percate que él me miraba le dije que tranquilo que se entrara que yo lo llamaría cuando necesitara ayuda, pero él insistió en quedarse y quedarse mirándome, eso me puso algo incomoda, de pronto agarro la escoba y comenzó también a cepillar el piso, yo le dije que no hiciera eso y trate de quitarle la escoba pero en este forcejeo él se pego a mí y sentí que estaba erecto, fue bastante incomodo para mí, lo deje que siguiera cepillando, pero no sé que me paso, porque mi mente revivía cada instante la sensación del roce que él me hizo con su verga, cuando terminamos de limpiar corrimos la matera y yo me puse a limpiar las hojas y él se me arrimo y me dijo, que linda está la mata, pero con esos cuidados suyos todo debe ser precioso, pero eso me lo dijo recostándose contra mí y sobando disimuladamente su verga contra mis nalgas, yo seguía muy incómoda no sabía qué hacer o decir, sin embargo ahora que analizo las cosas el debió interpretar que a mí me gustaba lo que él hacía por que no proteste.
Cuando terminamos él se entro a su apartamento y yo me entre al mío, me dijo antes de entrar me llamo Carlos y estoy a su disposición para lo que necesite, le conteste el mío es Maritza y me entre. Y en mi apartamento me sentí rara, estaba excitada, en mi mente brotaba el recuerdo de los roce, y me decía yo todavía soy capaz de producir excitación y un joven, fue tanta la excitación que me masturbe.
Otro día nos tropezamos en la recepción y subimos juntos en el ascensor platicamos un poco, pero él se me volvió a arrimar y volví a sentir su verga erecta, volví a sentirme incomoda, pero mi mente trabajaba muy rápido en vía contraria ya que me daba alegría que yo pudiera excitar así a alguien sin proponérmelo.
Una tarde que estaba sola en el apartamento, como hacía bastante calor vestía ropa ligera, un vestido talego sin mangas con un escote bastante pronunciado y solo debajo mi brasier y mi tanga, cuando timbraron a la puerta, observe por la mirilla y vi que era Carlos le abrí y le invite a seguir, me dijo que necesitaba que le regalara un poquito de azúcar pero que viéndome así vestida necesitaría más bien otra cosa, me pareció demasiado atrevida la observación, pero no sé si por mis periodos largos de abstinencia y el hecho de sentirme deseada, mi libido se alboroto y me excitaba, lo invite a que se sentara, y yo me senté en un sillón al lado, el saco un pretexto de mirar la música que teníamos y cuando se volvió a sentar lo hizo enfrente mío, y note que dirigió su mirada a mis muslos que se veían porque tenía cruzada las piernas, en ese momento me puse a mil y no pude controlarme, le pregunte que si el siempre andaba así, me respondió así como doña Maritza, erecto a toda hora, me dijo que no, que lo que pasaba era que yo le atraía mucho y el solo verme lo excitaba y hacia que se le pusiera dura, le conteste que porque, si yo podía ser su madre, me dijo que en la atracción el problema no es la edad si no la química que se produce entre las dos personas.
La verdad es que sentí humedecerse mis partes intimas y mis pezones se me pusieron duros, el noto los de mis pezones y me dijo descaradamente si ve doña Maritza que usted también se excita, no supe que responder, me pare y le dije voy a buscarte la azúcar, me siguió a la cocina, cuando yo estaba para frente a la alacena sentí sus manos en mis caderas, sentí un escalofrío pero me deje llevar por el impulso y me quede quieta, sentí como se apretaba a mi espalda y movía su cintura para que yo sintiera el roce de su paquete en mis nalgas
Cuando saque la azúcar me corrí hacia el otro lado pero él me siguió y me dijo muestre y le ayudo doña, pero intencionalmente con su brazo rozo mis pezones, casi exploto, me contuve y le dije que era muy lanzado que guardara la distancia, me dijo que él no quería ofenderme ni fastidiarme que solo quería disfrutar conmigo porque lo traía loco, se volvió a colocar detrás mío y puso sus manos en mi caderas y sobo su verga nuevamente, no sabía ni que pensar ni que hacer, mi cuerpo me decía que si, pero mi mente me decía que no, cerré los ojos y me dije hace quince días mi esposo no me toca, entonces porque no disfrutarlo y afloro en mi la hembra que soy y ya fui yo quien comenzó a mover las caderas, el entendió que era mi aprobación y comenzó a besarme el cuello en la nuca, me erice toda, me contraje, sus manos poco a poco fueron levantando mi vestido en la medida que me sobaba, con el vestido a la cintura saco su verga y la coloco entre mis piernas y una mano me acariciaba la concha y la otra manoseaba mis senos, seguía besándome el cuello, me di vuelta y quede frente a él, lo comencé a acariciar, agarre su verga que estaba bien dura y era bien grande y gruesa, era como el doble de la de mi marido, lo desnude lentamente, lo mismo hizo el conmigo, beso todo mi cuerpo, jamás me habían lamido mi concha y mucho menos mi ano, me hizo explotar de placer con su lengua recorriendo todos los rincones de mi vagina, su lengua pasaba por mis labios vaginales, se detenía en mi clítoris, mis jugos resbalaban hasta mis nalgas y el aprovecho e introdujo un dedo, después dos, yo gemía, casi gritaba de placer, nunca había sentido algo así.
El se fue acomodando hasta que dejo su verga frente a mi cara y seguía deleitándose con todos mis jugos, yo no era muy experta en chuparlo, a mi marido se lo había hecho algunas veces pero él me decía que lo lastimaba, por eso tenía miedo de lastimar a Carlos
El no protesto para nada, antes me decía que se la lamiera toda, que así, que se la chupara, que hiciera de cuenta que era una golosina, que la lamiera como una paleta, seguí sus instrucciones y le pasaba la lengua por todo el palo, llegaba a la punta y me extasiaba pasando mis labios por esa punta, tomando con la punta de la lengua sus líquidos preseminales, cogía su verga y me la pasaba como un labial, el me fue acomodando me dijo que me pusiera en cuatro como un perrito que quería deleitarse con la visión de mi raja y mi hoyito, me arrodille, puse la cabeza en el piso y levante las nalgas, el lanzo un, eres espectacular, que linda se ve tu pera y ese huequito tan cerrado, comenzó a pasar la punta de su verga por toda mi raja hasta mi hoyito una y otra vez, me volvía loca ese contacto, hasta que sentí que su verga entraba en mi vagina, metía la puntica la sacaba la sobaba y volvía a meter un poquito más, así sucesivamente, metía sobaba y volvía a meter, tuve como dos orgasmo y eso que no me la había metido toda, no me la volvió a sacar pero la metía muy lentamente hasta que sentí que la tenía toda adentro y yo movía mis caderas para disfrutarla, chorreaba líquidos, gemía duro y él se apretaba mas y mas a mí, se separo un poquito de mi recogió con su mano mis líquidos vaginales y los unto en mi hoyito, irresistible ese placer, sentía que me faltaba el aire, su verga toda dentro de mi vagina y sus dedos jugueteando en la entrada de mi ano, de pronto sentí que me metió un dedo lo disfrute al máximo, de pronto otro más, y otro más en ese momento me dolió un poco, pero fue más la sensación de placer que hizo que desapareciera el dolor.
Me acostó boca arriba puso mis piernas en sus hombros, me puso un cojin debajo de mis nalgas y me la metió todita por mi vagina, el con una mano sobaba mis jugos vaginales en mi ano y con la otra acariciaba mis pezones, siguió metiéndolo y sacándolo hasta que empujo mis rodillas hacia mi pecho me saco la verga de la vagina y la puso a la entrada de mi ano, hizo la misma operación metía la puntica la sacaba y me la sobaba por la raja, se quedo quieto un momentico sentí que escupió bastante sobre su verga y la empujo, no sé que tanto entro pero casi que me desmallo del dolor, grite, trate de salirme pero como estaba me fue imposible, el rápidamente acaricio mi clítoris y mis pezones y eso me derroto ya que el dolor se volvió a convertir en placer, el debió notarlo porque siguió empujando su verga hasta que la sentí toda adentro y sus testículos golpeando mis nalgas en cada arremetida
El seguía escupiendo sobre su verga y mi ano, y gritaba que delicia de mujer es usted señora, espectacular, yo gemía de placer, en ese momento no sé cuantos orgasmo había tenido, perdí la cuenta, solo sé que sentía un máximo placer, el siguió metiéndola y sacándola de mi culito y sus dedos explorando mi vagina, mi clítoris, hasta que lo sentí agitado, la saco y la puso entre mis senos y los apretó contra su verga y comenzó a masturbarse en ellas, su punta llegaba a mi barbilla, me acomode para que su punta llegara a mis labios en cada embestida le pasaba la lengua o la chupaba sabia rico, hasta que sin avisarme exploto en mi cara, nunca había saboreado semen, me pareció delicioso, tome todo lo que pude, recogiéndolo con los dedos y chupándolos, se la volví a chupar hasta que quedo limpia, yo quede exhausta de placer y él me dijo que era el polvo más rico que había echado hasta ese momento.
Nos abrazamos, nos acariciamos, nos vestimos y quedamos en seguir viéndonos cuando pudiéramos o tuviéramos ganas, la verdad es que todas tardes pasa por su tacita de azúcar.
Además prometimos que nuestra relación iba a ser solo sexual, para evitarnos inconvenientes. Sin embargo cuando lo veo con su novia me dan unos celos, supongo que a él le pasara igual cuando me ve con mi esposo.
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